Desabasto de gasolina, víveres y gas en La Paz
“Hemos vivido 13 años en una dictadura, según dicen; ahora, en democracia, llevamos 25 muertos en una semana”: Gonzalo Quenallata
▲ Miembros de una central obrera argentina marcharon ayer al lado de
bolivianos residentes en Buenos Aires que respaldan a Evo Morales. En
otro orden, la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez suspendió un viaje
a la provincia de Beni, luego de recibir amenazas.Foto Ap
▲ Partidario de Evo Morales confronta a elementos de la policía en
Sacaba, poblado ubicado en las afueras de Cochabamba, bastión del
presidente derrocado.Foto Ap
Arturo Cano
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 19 de noviembre de 2019, p. 26
La Paz. La Biblia, dice el líder aymara Gonzalo Quenallata,
es un adorno en la manode las cabezas del gobierno de facto de Bolivia.
A nombre de Dios nos están matando, nos están baleando, están haciendo masacre.
Lo rodean decenas de ponchos rojos que avalan con consignas cada una
de sus palabras. Gritan contra los policías y los militares, contra el
ultraderechista Luis Fernando Camacho y contra la autoproclamada
presidenta Jeanine Áñez.
Los indígenas llenan las calles que circundan la Plaza Murillo, el
centro del poder político boliviano. Quenallata sintetiza lo que dicen
hombres y mujeres aquí y allá, terminada su marcha, cuando se reúnen en
pequeños círculos para deliberar y para hablar, tras las presentaciones
correspondientes, sólo con la prensa extranjera, porque no quieren saber
nada de los medios bolivianos.
Resume Quenallata:
“Estamos luchando porque nuestra whipala (la bandera multicolor que
representa la pluralidad étnica del país) ha sido quemada por la policía
nacional de Bolivia.
“Exigimos la salida de la supuesta presidenta…
Durante 13 años hemos vivido lo que ellos llaman dictadura y ahora, en plena democracia, en menos de una semana hay más de 25 muertos.
Se pregunta al líder aymara si detrás del golpe está lo que el vicepresidente en el exilio, Álvaro García Linera, define como
el odio al indio.
Asiente y sigue: “El gran problema de nuestro presidente ha sido ser
indio, por eso desde acá quiero decirles, los indios aquí estamos y
desde acá el mensaje a nuestro hermano presidente de que se cuide…
Agradezco a los hermanos mexicanos que lo tienen allá bien cuidado”.
La veintena de personas con las que habló este diario se emocionan
cuando hablan del mandatario en el exilio, algunas hasta las lágrimas.
Todos le llaman
el Evo, y le mandan decir lo que resume el hombre metido en el poncho rojo:
Con más de 80 por ciento que estamos a tu lado, hermano presidente, quisiera que vuelvas.
La mayor parte de las víctimas de la represión ha caído en
Cochabamba, el bastión de Evo Morales, mandatario de Bolivia en el
exilio.
En la capital han cesado los bloqueos que se mantienen en la
conurbada ciudad de El Alto, pese a los llamados al diálogo del gobierno
golpista. Llamados, claro, que se acompañan de amenazas a ex
funcionarios del gobierno, legisladores y dirigentes del Movimiento al
Socialismo, partido de Evo Morales.
Los efectos de las movilizaciones en otras partes del país, sin
embargo, llegan hasta la capital no sólo en la indignación de los
manifestantes, sino también en el desabasto que ha dejado a la ciudad
sin servicio de recolección de basura, a las estaciones de servicio sin
gasolina, a las fonditas sin gas y a las mesas de los paceños sin pollo,
carne de res y algunas frutas.
La crisis política también está en las paredes. Aunque sólo un bando
siga en las calles, las pintas recuerdan el choque que surgió con las
elecciones del 20 de octubre.
Mi voto vale, indios, se lee en una pared muy cerca de la embajada de México, donde se encuentran refugiadas 24 personas, entre ellas altos funcionarios del gobierno de Morales.
A unas cuantas calles, la llegada de un camión cargado de pollos
provoca una larga fila que da vuelta a la manzana. La gente seguía
formada pese a que evidentemente el producto no alcanzaría para todos.
Frente a la fila del pollo, como en toda la ciudad, perviven los
restos de la batalla callejera. Pintas y más pintas a favor y en contra
de Evo Morales.
Evo cabrón, “Evo narco”,
Evo ecocida, dicen algunas, y encima alguien pegó copias de la carta con la que Morales renunció a su cargo el pasado 6 de noviembre.
“Pacos de mierda”, se lee en las inmediaciones de una universidad, en el centro. Claro, una pinta anterior al momento en que los pacos (policías) se le voltearan al presidente Morales, preámbulo de la
sugerenciamilitar para que dejara el poder.
Del otro lado, los partidarios del gobierno del MAS dejaron sus huellas en la batalla:
Mesa miente, en referencia al ex candidato presidencial opositor.
Golpistas, racistas, cabrones, las tres palabras con una suástica tachada.
En el centro, los manifestantes que ingresan al Mercado Lanze, de
puros puestos de comida, tienen dificultades para sentarse: la mayor
parte de los negocios están cerrados sencillamente porque no tienen gas
para cocinar.
En el mercado negro, la gasolina se consigue (cada vez menos) a tres veces su precio normal y lo mismo ocurre con los alimentos.
En la radio, un programa de consejos de belleza y cocina es
interrumpido por anuncios de la alcaldía que piden a los habitantes de
la ciudad no sacar la basura de sus casas.
Luego, los locutores dedican un largo rato a pedir a los habitantes de Los Altos que denuncien a las personas que
los obligano
los amenazanpara asistir a marchas en favor de Evo Morales. Los conductores, entre risas, proporcionan el número telefónico 800 que la policía ha habilitado para tales denuncias.
El breve gobierno de Áñez se ha especializado rápidamente en el doble
juego. Mientras hace llamados al diálogo, asegura que está buscando
fórmulas para ir a nuevas elecciones sin acuerdo con el MAS, la fuerza
política mayoritaria (cuenta con dos tercios del Congreso).
Arturo Murillo, ministro de Gobierno, anuncia la creación de un
órgano especial de la fiscalía para ir contra los legisladores que
promuevan actos de
subversióny
sedición, al tiempo que dice que irán dando a conocer sus nombres.
Horas después, Karen Longaric, ministra de Relaciones Exteriores de
la autoproclamada presidenta, dice que otorgarán salvoconductos a 24
personas que se encuentran refugiadas en la embajada de México.
¿Viajarán a México? Puede ser, pero ayer al mediodía este diario
atestiguó el ingreso de un camión con víveres a la sede diplomática.
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