Luvis Pareja
Este domingo 24 de noviembre los uruguayos elegirán presidente en un
balotaje por cuarta vez desde que se aprobó la reforma constitucional en
1996, que implica que si en el último domingo de octubre ningún
candidato logra superar el 50% de los votos emitidos, los dos candidatos
más votados deberán competir en una segunda vuelta el último domingo de
noviembre
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo se
dilucidará en un escenario de polarización política y disputa cerrada,
en la que los medios hegemónicos de comunicación y las encuestadoras
insisten en crear un imaginario colectivo sobre un ligero favoritismo
del derechista Luis Lacalle Pou sobre el frenteamplista Daniel
Martínez.
Pero en una sociedad con enorme tradición de estabilidad partidaria e
ideológica como la uruguaya, la aritmética encuestadora no siempre es
relevante
Hay 2, 7 millones de ciudadanos habilitados para votar en 7.122
circuitos. Se elige entre dos fórmulas: Daniel Martínez y Graciela
Villar (Frente Amplio) y Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimón (Partido
Nacional). El presidente y el vice serán elegidos por mayoría simple de
votos. Es decir, el que tenga más votos gana.
Si bien las empresas encuestadoras dan sus proyecciones a partir de
las 20.30 en los canales de televisión, la Corte Electoral entiende que
cerca de la medianoche ya tendrá el resultado completo, dado que se
trata de una elección muy simple con solo dos hojas de votación.
En la primera vuelta, Daniel Martínez le sacó más de 253 mil votos de
diferencia a Lacalle Pou sobre un total de 2,4 millones de votantes.
Lacalle, líder del partido Nacional, llega a la segunda vuelta al frente
de una coalición multicolor de todos los partidos de la derecha contra
el centroizquierdista Frente Amplio, que gobierna el país por tres
mandatos consecutivos, desde hace casi 15 años.
En la elección de 2004, cuando fue elegido el hoy otra vez
presidente Tabaré Vázquez, el Frente Amplio interrumpió 170 años de
gobiernos de los partidos tradicionales, blanco o nacional y colorado.
En
el mapa de la votación del 27 de octubre, el Frente mostró la pérdida
de votos en departamentos fronterizos con Brasil y hubo traspaso de
votos identificados tradicionalmente con la centroizquierda para la
extrema derecha, con agenda fanático-evengelista, pero también a la
militarista y reaccionaria presentada por el nuevo partido Cabildo
Abierto, encabezado por el exjefe del Ejército Guido Manini y apoyado
por Jair Bolsonaro, que sorprendió al sacar más votos que el partido
Colorado.
Todas las formaciones opositoras –casualmente de derecha y
ultraderecha- que obtuvieron representación parlamentaria el 27 de
octubre, a excepción del Partido Ecologista Radical Intransigente
(PERI), acordaron apoyar al candidato del PN con vistas a la segunda
vuelta. El acuerdo programático “Compromiso País” consta de 12 puntos en
los que se tratan asuntos como la educación, la seguridad, las
relaciones exteriores, el empleo y el desarrollo social.
El llamado bloque “multicolor” no es otra cosa que la conjunción de
los sectores oligárquicos con el neoliberalismo de los Chicago boys y
una ultraderecha con fuerte arraigo militar, incluyendo componentes
fascistas en su interior. La derecha liberal, una vez más, vuelve a
hacer alianza con sectores filo-fascistas a la hora de ordenar la casa,
Un eventual triunfo del bloque multicolor de Todos contra el Frente,
significará la pérdida de conquistas populares, laborales y sociales.
Tiene y tendrá como una de sus principales armas al poder mediático,
portavoz del poder fáctico, y el punitivismo judicial, muy intrincado
con lo social.
Uruguay tiene como vecinos al Brasil de Bolsonaro y a la Argentina
que recupera el aliento tras cuatro años de pesadillas del gobierno
neoliberal de Mauricio Macri, con la elección de Alberto Fernández. El
brasileño ya mostró su apoyo a la ulktraderecha, Fernández dejó en claro
que espera que gane el Frente Amplio.
La segunda campaña
El
candidato del FA sacó un as bajo la manga al anunciar en esta segunda
campaña que el ex presidente José Mujica (2010-2015) sería ministro de
Ganadería en un eventual Ejecutivo frenteamplista. En la apuesta por la
“vieja guardia”, también incluyó a Danilo Astori, quien sería titular de
la cartera de Relaciones Exteriores.
Las protestas que viven actualmente países como Bolivia o Chile
apenas se mencionaron en el debate que ambos candidatos protagonizaron
el pasado 13 de noviembre en cadena nacional, pero sí han estado
presentes durante la campaña.
El Gobierno del FA calificó de “golpe de Estado” lo sucedido en
Bolivia y el canciller Rodolfo Nin Novoa, aseguró que su país solo
reconoce “a presidentes surgidos de elecciones”, en referencia a la
proclamación de Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia. Por su
parte, el senador electo por el PN Juan Sartori afirmó que “Bolivia
tendrá elecciones libres gracias a la OEA y la presión internacional”.
Una de las mayores dificultades por las que atraviesa Uruguay es su
déficit fiscal, que actualmente roza el 5% del PBI. Para acabar con este
problema, el aspirante oficialista propone capacitar 80.000
trabajadores cada año en la próxima legislatura y fomentar el desarrollo
de pequeñas y medianas empresas. Desde la oposición defienden un “shock
de austeridad”, aunque prometen que se hará sin afectar las políticas
sociales.
Más allá de las especulaciones y las encuestas, los uruguayos saben
que este domingo se define lo que vendrá en los próximos cinco años y
también un estilo de vida y convivencia, conquistado en casi quince años
de gobiernos frenteamplistas..
*Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
No hay comentarios:
Publicar un comentario