Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

jueves, 30 de noviembre de 2017

Del neoliberalismo precoz al neoliberalismo tardío




Emir Sader



Cuando se agotaba el ciclo largo expansivo de la economía capitalista de la segunda postguerra, se generó la situación que los economistas han llamado de estanflación, la combinacion de estancamiento con inflación. Los gastos estatales acumulados en la era de gran desarrollo económico y conquistas sociales pasaron a pesar sobre los gobiernos, que recurrirán a la inflación para atenderlos.

Fue en ese marco que empezaron a surgir elementos que más tarde se configurarían en el ideario neoliberal. Una especie de neoliberalismo precoz estaba contenida en las propuestas de la Comisión Trilateral, compuesta por Samuel Huntington, Michel Crozier y Joji Watanuki, (The Crisis of Democracy, New York, New York University Press, 1975), cuando proponen una democracia restringida. El Estado se volvería incapaz de atender las demandas de los distintos sectores de la sociedad que actuando en democracia, haría sobrecargar sobre las finanzas públicas, en la atención de derechos que ya no era posible satisfacer. Surge el tema de la ingobernabilidad, que se volvería pieza esencial en la centralidad de los ajustes fiscales en el modelo neoliberal.

En la misma América Latina, coincidiendo con las transiciones de dictaduras a democracias, Fernando Henrique Cardoso (Autoritarismo e democratizaçãoRío de Janeiro, Editora Paz e Terra, 1975) ha propuesto una versión precoz del neoliberalismo en su Teoría del Autoritarismo, que ha orientado gran parte de esos procesos de transición. En su visión, democratizar sería descentralizar el poder político alrededor del Ejecutivo y desconcentrar el poder económico alrededor del Estado. En las dictaduras, en su opinión, el sector hegemónico sería una especie de burguesía de Estado, a la que habría que desplazar para dar lugar a la democracia. Hay elementos claros que apuntaban hacia el Estado mínimo que posteriormente será clave en el modelo neoliberal.

A lo largo de las décadas siguientes, América Latina se ha vuelto la región del mundo con más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales. Se conocen los rasgos comunes de esos gobiernos y los personajes que los han protagonizado como presidentes eligidos, relegidos y posteriormente execrados.

Como herencia del agotamiento del modelo neoliberal, quienes lo siguieron sosteniendo fueron derrotados sistemáticamente en algunos de los más importantes países del continente –Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador. Hasta que, recién, producto de nueva ofensiva conservadora, explorando debilidades de algunos de esos gobiernos, una ola de restauración conservadora se expande, teniendo como ejes Argentina y Brasil.

Imponen el mismo modelo de hace décadas, como si nada hubiera pasado ni en nuestros países, ni en el mundo. Como si ese modelo no se hubiera agotado, como si no se hubiese instalado en el centro mismo del capitalismo una profunda y prolongada crisis recesiva. Se trata de un neoliberalismo tardío.

Flacso Argentina y el Centro Cultural de la Cooperación realizan esta semana, en Buenos Aires, el más importante y amplio encuentro sobre Estado y Políticas Públicas - El Neoliberalismo tardío. Un amplio abanico de ejes temáticos, que van de control y ética pública hasta políticas de género, pasando por políticas de educación, de salud, de cultura, entre otros, componen la agenda del II Congreso Nacional.

Descifrar el neoliberalismo tardío, con sus anacronismos y sus novedades, es condición indispensable para reactulizar la lucha en contra de ese modelo devastador para los derechos sociales, para la soberanía nacional y para la misma democracia.

Fidel y la democracia




Ángel Guerra Cabrera



Al escribir democracia no me refiero al concepto y la práctica dominante en el mundo occidental. Allí los candidatos, todos millonarios o ricos, son seleccionados por los partidos políticos periódicamente para disputarse los puestos de elección popular. Las campañas cuestan fortunas y ofertan a los candidatos mercadológicamente. Cuando surge una opción alternativa, se le intenta frenar mediante encarnizadas guerras campañas mediáticas combinadas con el fraude electoral. Más aún, esa democracia admite que mandatarios electos como Mel Zelaya, en Honduras; Fernando Lugo, en Paraguay, y Dilma Rousseff, en Brasil sean derrocados con nuevas variables de los golpes de Estado. Sin olvidar los fracasados intentos de golpe contra Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Ni el golpe continuado y permanente en Venezuela contra el presidente Nicolás Maduro.

No me refiero a esa democracia sin pueblo sino a la que se practica en otros países como Venezuela, Bolivia y Cuba, denominados dictatoriales o autoritarios. Pero me centraré en Cuba, en su singular democracia con pueblo, viva y directa, practicada por Fidel Castro y el liderazgo revolucionario cubano desde el triunfo mismo de la Revolución. Una democracia ejercida en medio de largos años de campañas terroristas de la CIA, graves acciones de guerra biológica, invasiones y amenazas de invasión y un férreo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos. Prefiero llamarle guerra económica, pues dura ya casi 60 años y su objetivo declarado siempre ha sido rendir a Cuba por hambre, aunque no lo haya conseguido. Pero ha constituido un serio obstáculo al desarrollo económico de la isla y ha tenido y tiene altos costos en sufrimiento humano.

La democracia fidelista ha consistido en gobernar con el pueblo y para el pueblo, en escuchar su opinión sobre los temas políticos y económicos más importantes siempre que las circunstancias lo han permitido. Y también, desde que fue aprobada la nueva Constitución en 1976 por más de 97 por ciento de los electores sobre una asistencia a las urnas de 98 por ciento, en periódicas elecciones para los órganos de gobierno municipales, provinciales y nacionales.

Justamente, el 26 de noviembre, un día después de primer aniversario del paso de Fidel a la eternidad, concurrieron a votar, en las elecciones a delegados a las Asambleas Municipales en la isla, más de 7 millones 600 mil electores, equivalente a 85.94 del padrón. Considerando los votos válidos, que representan 91.7 del total, puede afirmarse que cuando menos esa proporción votó por los candidatos de la Revolución. Ya expliqué la semana anterior que son los vecinos los que eligen a los candidatos y deciden luego por quiénes votar.

Pero en Cuba la democracia, sin ser perfecta, lastimada por incomprensiones de burócratas y los límites materiales a que fuerzan el bloqueo y los errores, es mucho más que los días de elecciones. Es imposible enumerar los ingredientes de la democracia cubana en este espacio. Pero tomo dos ejemplos. Uno, la revolución cultural y educacional iniciada con la misma guerra revolucionaria y continuada con la extraordinaria Campaña Nacional de Alfabetización, que erradicó el analfabetismo en un año mediante una ejemplar y masiva participación del pueblo y, sobre todo, de los estudiantes. Cien mil jóvenes, dispersados por llanos y montañas convivieron con los analfabetos en sus casas. Aprendieron los alfabetizados pero tal vez más sus alfabetizadores. La alfabetización dio un impulso descomunal a la creación del prestigioso sistema de educación de Cuba.

¿Por qué los gobiernos neoliberales no erradican el analfabetismo ni impulsan sistemas de educación pública gratuitos y universales como ha hecho Cuba? ¿Es posible siquiera hablar de democracia con pueblos ignorantes y marginados? Escuché muchas veces a Fidel hacerse estas preguntas, inclusive cuando estaba en sus preparativos la Operación Yo sí Puedo que erradicó el analfabetismo en Venezuela y Bolivia y ha alfabetizado a millones en el mundo.

Otro vibrante ejemplo de democracia participativa y protagónica es la consulta seria y organizada al pueblo sobre los documentos del más reciente Congreso del Partido Comunista de Cuba y los importantes cambios en la política económica y social del país desde 1992, práctica sistemática y contrastante con la de los gobiernos neoliberales, que han impuesto sus reformasestructurales mediante la manipulación, la fuerza y el engaño.

Twitter: @aguerraguerra

Argentina: sentencia ejemplar




La Jornada


El mayor proceso judicial en la historia argentina, llamado la megacausa de la ESMA(abreviatura de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada, en cuyas instalaciones miles de opositores fueron recluidos en secreto, torturados y asesinados durante la última dictadura militar en el país sudamericano), culminó con la condena a prisión perpetua para 29 ex militares represores, entre ellos Alfredo Astiz, conocido como El Ángel de la Muerte y Jorge Eduardo Acosta, alias El Tigre, por los delitos de secuestro, torturas, privación ilegal de la libertad, homicidio, sustracción y ocultación de identidad de menores. Otros 19 recibieron sentencias de cárcel de entre ocho y 24 años, en tanto que seis fueron absueltos, no porque se dudara de su culpabilidad sino porque resultó imposible sustentar las acusaciones con pruebas tras cuatro décadas de ocurridos los crímenes que cometieron.

Entre los condenados a cadena perpetua se encuentra el tristemente célebre Ricardo Miguel Cavallo Sérpico, quien tras el fin del régimen militar se dedicó a actividades delictivas en varios países latinoamericanos y acabó como director, en el nuestro, del extinto Registro Nacional de Vehículos (Renave) durante el gobierno de Ernesto Zedillo hasta que en 2000 la justicia española pidió su extradición bajo el principio de jurisdicción universal.

En la megacausa, que comenzó hace cinco años, en noviembre de 2012, declararon más de 800 personas, fueron imputados 68 represores –14 de los cuales murieron durante el juicio– y se examinaron delitos contra la humanidad perpetrados en contra de 789 víctimas, una pequeña fracción de los miles de argentinos que fueron conducidos a la ESMA entre 1976 y 1983 para ser obligados a trabajos forzados en el gobierno, sometidos a torturas y eliminados en los tristemente célebres vuelos de la muerte. Decenas de recién nacidos fueron sustraídos a sus madres presas para entregarlos a parientes de mandos militares.

El proceso y las sentencias confirman la efectiva separación de poderes y la voluntad del Estado argentino –más allá de los gobiernos en turno– de hacer justicia por las violaciones a los derechos humanos cometidas desde el poder público. Esa voluntad empezó a esbozarse desde 1985, cuando, tras el retorno del país sudamericano a la democracia, se sometió a juicio sumario a los nueve mandos castrenses que integraron las juntas militares de la dictadura, aunque por iniciativa del entonces presidente Raúl Alfonsín se aprobaron las leyes llamadas de Punto Final y de Obediencia Debida, con las que pretendía poner fin a más procesos y exonerar a los uniformados que alegaron haber actuado por órdenes superiores.

Más tarde, Carlos Menem otorgó el indulto y plena impunidad a los responsables del terrorismo de Estado y a partir de 2003, ya durante la presidencia de Néstor Kirchner, los procesos por crímenes de lesa humanidad fueron retomados y ampliados, y desde entonces la justicia argentina ha sido capaz de procesar y sancionar a ex gobernantes por tales delitos, un caso prácticamente único en el mundo.

El hecho contrasta con la incapacidad de impartir justicia que ha caracterizado a España tras el fin de la dictadura de Francisco Franco, en la cual se cometieron innumerables atrocidades; y contrasta también con México, cuyas autoridades no han podido o no han querido emprender procesos penales por las gravísimas violaciones a los derechos humanos cometidas durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y en el periodo de la guerra sucia (1970-1982), cuando las administraciones de Luis Echeverría y José López Portillo realizaron centenares de desapariciones forzadas y torturaron y asesinaron a centenares de opositores; algunos de ellos eran militantes de organizaciones armadas y otros, luchadores políticos, sindicales y agrarios.

El ejemplo argentino debe cundir en el mundo si es que se aspira a establecer la vigencia plena de los derechos humanos. Para ello, el primer paso es poner fin a la impunidad para garantizar que los atropellos y los crímenes perpetrados desde el poder público no vuelvan a repetirse nunca más.

Euforia en Argentina; dan cadena perpetua a genocidas de la ESMA


Alfredo Astiz, el Ángel de la Muerte, y Jorge El Tigre Acosta, entre los más de 50 sentenciados


La megacausa aglutinó 789 casos; en el centro de exterminio desaparecieron 5 mil personas


Alegría afuera del tribunal en Buenos Aires donde concluyó el juicio por crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la dictadura (1976-1983) en el centro clandestino de detención de la ESMA

Foto Ap

Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 30 de noviembre de 2017, p. 28
Buenos Aires.

En un día histórico para los derechos humanos, fueron condenados a prisión perpetua los principales responsables de crímenes de lesa humanidad perpetrados en el centro clandestino de detención y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la pasada dictadura militar en Argentina. Jorge El Tigre Acosta y Alfredo Astiz, el Ángel de la Muerte, están entre los 54 militares sentenciados, lo que hizo estallar de alegría a familiares y representantes de organismos humanitarios; hubo abrazos, llanto y un reconocimiento a los sobrevivientes que, a pesar de lo que significaba recordar una y otra vez el horror vivido, rindieron testimonio cada vez que se les citó.

Los genocidas fueron juzgados por 789 casos investigados en una megacausa, ya que la ESMA fue uno de los lugares donde desaparecieron unas 5 mil personas y ahí nacieron hijos de detenidos-desaparecidos que fueron robados por los militares en un plan sistemático, varios de los cuales han sido recuperados gracias al trabajo inclaudicable de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Durante casi cuatro horas, el Tribunal Federal cinco leyó por orden alfabético las condenas. Acosta, quien fue jefe del grupo de tarea y uno de los más temibles represores, Alfredo Astiz, Ricardo Cavallo y Juan Antonio Azic, son algunos de los 29 condenados a prisión perpetua.

También impactó la condena del médico militar Jorge Luis Magnasco, conocido como El partero de la maternidad clandestina de la ESMA, sentenciado a 24 años. Dos de los pilotos de los vuelos de la muerte cumplirán también la pena máxima.

Uno de ellos, Julio Poch, fue absuelto. Otro de los que se beneficiaron fue Juan Alemann, ex secretario de Hacienda de José Alfredo Martínez de Hoz, además de Ricardo Jorge Lynch Jones, Roque Ángel Martello, Ernesto Alemann y Rubén Ricardo Ormello, lo que desató fuertes polémicas.

Además de Acosta y Astiz fueron condenados a cadena perpetua: Randolfo Agusti Scacchi, Mario Daniel Arru, Juan Antonio Azic, Ricardo Miguel Cavallo, Rodolfo Cionchi, Daniel Néstor Cuomo, Alejandro Domingo D’Agostino, Hugo Enrique Damario, Francisco Di Paola, Adolfo Miguel Donda, Miguel Ángel García Velasco, Pablo Eduardo García Velasco, Alberto E. González, Orlando González y Rogelio José Martínez Pizarro. Otros 19 recibieron condenas de ocho a 25 años.

Este juicio de la ESMA III ha sido el proceso más prolongado en la historia del sistema penal argentino, el debate oral y público duró cinco años con 410 audiencias, tiempo en que fallecieron 11 de los 65 imputados originalmente y tres fueron apartados por razones de salud.

El primer juicio no llegó a su fin debido a que el único imputado, Héctor Febres, murió antes de conocerse la sentencia, en 2007, y el segundo finalizó el 26 de octubre de 2011 con 16 condenas a prisión perpetua, penas entre 18 y 25 años y dos absoluciones.

Hubo dolor entre los sobrevivientes por aquellos compañeros que vieron el comienzo del juicio, pero murieron por distintas causas. Aún así la decisión del tribunal superó las expectativas de buena parte de los familiares y los sobrevivientes. También han muerto Madres y Abuelas de Plaza de Mayo sin ver este momento histórico y hoy se les recordaba en medio de la alegría en tiempos en que se vive un retroceso en la justicia y los derechos humanos. Había temor de que declaraciones del gobierno de Mauricio Macri y de varios funcionarios influenciaran a los jueces.

El juicio de ESMA III comenzó en 2012 y se analizaron 789 delitos de lesa humanidad, entre ellos varios casos referidos a los denominados vuelos de la muerte.

Es la primera vez que la justicia de un Estado procesa una causa por crímenes de lesa humanidad de tal magnitud y duración, ya que para analizar casos como los genocidios de Ruanda y la ex Yugoslavia se constituyeron tribunales internacionales, señaló Alejandra Dandán, la periodista de Página 12 que ha seguido prácticamente todos los juicios.

En un fallo reciente, la Sala I de la Cámara de Casación liberó a ocho ex policías federales por crímenes de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1977, con el argumento de que pudieron no saber que integraban una estructura abocada a la represión ilegal.

En este juicio se probó el uso de aviones Skywan en los vuelos de la muerte, y que el 14 de diciembre de 1977 se realizó el vuelo desde el que arrojaron al mar, estando vivas y drogadas, a las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, y a las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco.

Durante el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) la ESMA fue recuperada para los organismos de derechos humanos y se transformó en un sitio de Memoria, además de preservar sus lugares, especialmente el que fue el Casino de Oficiales, donde funcionó la estructura más terrible de ese centro y decenas de detenidos murieron torturados. También el caso de Dajmar Hagelin, una joven sueca que iba a visitar una amiga que pertenecía a una organización política revolucionaria y fue asesinada por Astiz y desaparecida. Nadie olvida que Astiz fue quien se infiltró entre las Madres cuando daban sus primeros pasos de lucha por sus hijos en 1977 y las entregó besándolas una a una en la iglesia de Santa Cruz, de donde las llevaron para desaparecerlas.

Fue este un día muy complicado, ya que además el gobierno aumentó presiones sobre el juez que investiga el asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel, en Río Negro, y criticó su forma de dialogar con la comunidad indígena.

Lo que trascendió de Macri es muy grave, porque además dijo que los prefectos no deberían haber intentado llamar para pedir permiso antes de abrir fuego con balas de plomo: deberían haberlo hecho sin consultar. Hasta ahora las fuerzas de seguridad eran tan sospechadas como los delincuentes. Necesitamos correr esa raya cultural, aseguró el presidente.

Reclamó: hay que volver a la época en la que dar la voz de alto significaba que había que entregarse. Más grave aún fue conocer que el Ministerio de Seguridad emitió una resolución que permite a las fuerzas federales ignorar las órdenes de los jueces cuando consideren que no son legales. Esto constituye para los organismos de derechos humanos una forma de retorno al terrorismo de Estado.

Con una multitudinaria marcha que congregó a unas 300 mil personas frente al Congreso Nacional, las principales centrales sindicales rechazaron la reforma laboral, previsional y tributaria que impulsa el gobierno de Macri y propusieron ampliar la unidad para luchar contra el fuerte ajuste que intenta el gobierno y la nueva ola de despidos que anuncia.

La mañana de este miércoles juró como senadora, con otros 23, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al tiempo que continúa la búsqueda desesperada del submarino ARA San Juan, y el vocero de la Armada, Enrique Balbi, negó que haya sido localizado este miércoles, como aseguraron algunos medios.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Brennan: el legado criminal de Goldberg y el Imperio


Juan Ramón Quintana Taborga

Rebelión

El imperio contra el mundo

Se ha hecho un lugar común asistir al abuso de poder y la prepotencia de los EEUU a lo largo y ancho del mundo. Lo que es peor, observar con cierta indiferencia estas prácticas agresivas e impunes ejercidas contra pueblos y gobiernos que discrepan del unilateralismo hegemónico o que no comparten su escalofriante crueldad en procura de convertir al mundo en un teatro de marionetas.

La violencia de alcance global y el doble estándar con el que actúa el imperio más poderoso del planeta está vaciando el contenido elemental de lo que suele llamarse conducta civilizada de las naciones modernas. Custodiado en el lenguaje anodino de la “democracia occidental” prospera la mayor impunidad corporativa de la que tiene memoria la humanidad. El maniqueismo conceptual de democracia, expresada con tono casi místico por funcionarios norteamericanos a los que hacen eco sus bufones trasnochados en la OEA carece de sustancia. Esta, no tiene nada que ver con la libertad, la representación ni la participación ciudadana, peor aún, con la soberanía del voto popular o la capacidad de decisión que emerge de los electores con efectos en la esfera pública. Las mediaciones financieras, la manipulación mediática y la enajenación en la que vive la sociedad y que sustentan el poder político en Washington, han vaciado todo indicio de la cualidad democrática. En la patria de Lincoln la democracia es una quimera entretanto gobiernen magnates, corporaciones extractivas, bancos que encubren activos, santuarios financieros y mafias semioficiales que viven de la guerra.

La apelación a la defensa de los derechos humanos que discurre por el mismo camino desborda en cinismo. Bastaría observar con estupor las ejecuciones de ciudadanos en la silla eléctrica en pleno siglo XXI, las espeluznantes torturas cometidas por soldados norteamericanos en las cárceles de Abu Ghraib, en el Centro de Internamiento de Bagram o en el campo de detenidos de Guantánamo o los asesinatos inmisericordes de afrodescendientes o migrantes ejecutados a sangre fría por la policía blanca. Los Derechos Humanos no conjugan con los 50 millones de pobres que produce en su propio domicilio el sistema capitalista que permite que 250 personas ricas concentren el PIB de 30 países juntos. En éste contexto de sacralidad jurídica y de aparente independencia de poderes no se puede dejar de mencionar el tenebroso papel con el que la Asociación Nacional del Rifle (ARN), además de financiar campañas a demócratas y republicanos, promueve la industria de armas de todo calibre para todos los mercados existentes en el planeta. Estas, cierran el suculento negocio de la muerte abonada por masacres cotidianas contra sus propios ciudadanos, amén de los millones de víctimas que producen sus “guerras humanitarias”.

No es menos importante otra categoría venida a menos en la panoplia de la doble moral: la corrupción. Quienes pregonan ser los abanderados o los paladines de la democracia vinculada a la transparencia olvidan que en su territorio, y en otros en los que prima la ley de la selva, está incubada una de las causas más funestas de la codicia humana. En ningún otro lugar la corrupción tiene más adeptos que en el propio imperio cuando pasamos revista a la cuestión de los impuestos y a sus evasores congénitos, a los salvatajes financieros que obligan a pagar a los pobres la irresponsabilidad que producen los ricos, la colusión entre poder político y financiamiento proveniente de corporaciones, amén de los paraísos fiscales y su dolosa función de blanquear dinero del mundo turbulento y anónimo.

El imperio no anda con sutilezas. Gobierna sobre los escombros, el miedo, la muerte y el terror y lo hace con las tecnologías de poder más sofisticadas del planeta. Afortunadamente su vulnerabilidad es cada vez más evidente como consecuencia de la infidencia de sus propios agentes de seguridad que no resisten el silencio frente al inescrupuloso sistema de violación global de la privacidad.

América Latina bajo fuego cruzado

La cercanía geográfica, el valor geoestratégico del continente de cara al comercio del siglo XX y XXI así como la disponibilidad de recursos naturales incrementaron la vulnerabilidad de nuestra región frente a los EEUU, además de incitar al apetito voraz de sus capitales. La falta de unidad regional y su solapada desvertebración facilitaron el dominio extranjero.

Desde fines del siglo XIX, América Latina ha sido una víctima proverbial de los EEUU mediante intervenciones militares, injerencia en asuntos internos, invasiones sistemáticas, ocupaciones territoriales prolongadas, golpes de estado, instalación de bases militares y la ejecución de planes siniestros como el Plan Cóndor, cuyo objetivo, además de la eliminación física, el exilio, la tortura, persecución de opositores a regímenes militares apoyados por Washington, fue impedir conquistas democráticas, derechos civiles y la instalación de proyectos de liberación nacional.

La región adquirió una importancia geopolítica particular en la disputa ideológica durante la guerra fría y posteriormente un enorme valor estratégico en la provisión de materias primas así como en el control de rutas marítimas, canales, cuencas y mercados de ultramar.

Centroamérica se convirtió en un campo de batalla en los 80 y los 90 del siglo XX. Se perdieron miles de vidas ocasionadas por las “guerras de baja intensidad” impulsadas por la CIA y en algunos casos financiadas por el narcotráfico que la misma DEA promovía. ¿ Acaso se recuerda el caso Irán-Contras dirigido por el coronel Oliverth North?. Panamá, Haití y Granada fueron invadido por los norteamericanos entretanto impulsaban golpes de estado contra la Venezuela de Chávez y agudizaban el bloqueo genocida contra Cuba. Colombia y Ecuador se convirtieron en cabezas de playa del Comando Sur con sus bases militares, hasta la llegada de Correa y su revolución ciudadana, mientras el mundo andino era objeto de la fracasada política antidroga al amparo del Plan Colombia que ha permitido alojar en casa a sus propios verdugos. Hoy se repite la misma tragedia con el Plan Puebla Panamá y el Plan Mérida. Nuestras madres siguen pariendo los futuros muertos que los vivos y poderosos van matando cotidianamente.

La región fue minada de miedo para que las naciones más ricas, de la mano de sus oligarquías más serviles, resignaran sus recursos naturales a las empresas norteamericanas más prósperas del planeta, aquellas que extrañamente producen la mayor cantidad de energía fósil para dejar en la obscuridad a millones de seres humanos fosilizados por el hambre, la desnutrición y la barbarie capitalista.

Bolivia y EEUU: del trato cortesano a la rebelión indígena anticolonial

En lo que toca a la relación de EEUU con Bolivia no caben muchas conjeturas. Más de un siglo de intervención sistemática no sólo produjo una enajenante cultura de domesticación política y cultural sino también una suerte de dependencia adictiva. Por ello, el idilio entre las aguas del Potomac y el mundo andino-amazónico no ha sido propiamente la característica de ésta relación. Fue más bien la imposición y el chantaje, junto a la conducta cortesana de gobernantes previos a Evo, lo que facilitó su dominio, con excepciones honorables y patrióticas que concluyeron dramáticamente.

EEUU ha tratado a Bolivia como a una pequeña colonia enclaustrada e incómoda para su protocolo hegemónico arguyendo su falta de educación democrática, instituciones precarias e inestables, población pobre en un país desvertebrado e indígenas ignorantes e incultos pero imprescindibles para sostener su poderío militar, económico, político y financiero. Desde ésta perspectiva la “cooperación norteamericana” fue asumida como una manera de ejercer dominio mediante la civilización de los indios díscolos y disciplinando a obreros política y sindicalmente irreductibles o persistentemente insurrectos que interferían el saqueo extranjero de áreas estratégicas del país.

La victoria electoral del pueblo boliviano, en diciembre del 2005 cambió la historia: la sumisión a EEUU se convirtió en rebeldía genuina del pueblo boliviano cansado de ser humillado y ninguneado por su pobreza secular. No obstante, el país recuperó la capacidad de definir su propio destino. Con el ocaso de la relaciones carnales con EEUU, Bolivia pasó a constituir objetivo estratégico en los planes desestabilizadores del norte. En consecuencia, el proceso político liberador sufrió la mayor agresión imperial de la que se tiene memoria en estos casi 200 años de vida. La decisión de impedir la continuidad de la condición semicolonial del país fue respondida con el golpe cívico-prefectural, separatismo y secuestro aéreo del Presidente Evo Morales y su tripulación en pleno vuelo en 2013, para vergüenza de algunas potencias europeas.

Conviene recordar que la diplomacia norteamericana ni en sus mejores momentos de sometimiento del país se caracterizó por los buenos modales con sus homólogos bolivianos. Tampoco el respeto fue una norma de conducta en ésta controvertida relación asimétrica. Por el contrario, la sistemática violación de la Convención de Viena, que se supone regula la relación armónica entre estados parte, fue una constante a través de sus múltiples aristas injerencistas.

Derrotado el neoliberalismo desde las calles, y lejos de adaptarse a la emergente constitución de nuevos sujetos políticos que modificó la correlación de fuerzas internas, el gobierno norteamericano convirtió a Bolivia en cabeza del pelotón de países en los que debía reimplantar su tutela, es decir su excepcionalismo y supremacía cultural. Aunque políticamente los “populismos radicales”, como ellos llamaban a los procesos progresistas, jamás constituyeron una amenaza militar para la hegemonía norteamericana, su sólo discurso liberador advertía de su fuerte incidencia política regional con riesgo de contaminar la vecindad con el mal ejemplo.

En la lógica tradicional supremacista de EEUU el riesgo de contaminación provenía no sólo de la democratización del poder y gobierno sino de los procesos de nacionalización, recuperación de las soberanías hipotecadas por los regímenes neoliberales y de la puesta en marcha de proyectos económicos en los que el Estado pasaba a ser un actor estratégico, redistribuyendo excedentes y propiciando proyectos de industrialización. Por cierto, las grandes corporaciones multinacionales que se creían dueñas del país, frustradas por la imposibilidad de seguir alimentando su voracidad en el proceso de acumulación fácil y saqueo de nuestros recursos naturales, marcaron su impronta. El país se les escapaba de las manos y un indio rebelde e irredento, al que se lo intentó desaparecer físicamente, matar civilmente y exonerar de su cargo políticamente, liderizaba el proceso que entre otras cosas llevaba como marca la descolonización y el antiimperialismo.

El imperio mostró todo su poderío movilizando fuerzas conservadoras de la derecha nacional más reaccionaria, recuperó la plantilla de funcionarios amaestrados y dóciles que el neoliberalismo usó como su rostro modernizador, llevó a cabo maniobras mediáticas al límite de la grosería en su afán de frenar la fuerza irreversible del proceso político boliviano. La nación derrotada decidió convertirse en Estado Plurinacional dejando de lado el protectorado republicano. Como era previsible, a éste proceso de descolonización y de autonomía política le fue aplicada la política del garrote.

Apegado a sus intereses geopolíticos EEUU lanzó su mayor contraofensiva encarnando su tradicional papel de policía mundial. Cegados por la intolerancia e iracundos por haber perdido la mala costumbre de disponer del país a su antojo optaron por la estrategia de la restauración conservadora descargando su arsenal desestabilizador contra el gobierno, dirigentes y funcionarios públicos.

La pérdida de un eslabón clave como Bolivia en la cadena colonial suramericana conmocionó a Washington. El sentimiento de pérdida fue más dramático en tanto el país, desobedeciendo las recomendaciones y amenazas de la potencia, se integró a los mal llamados países del “eje del mal” como Irán, Irak, Libia o Cuba. Resultaba inadmisible que algún ciudadano del mundo – léase nación, país o estado - se atreva a desobedecer los designios imperiales, peor aún desde Bolivia, nación que estaba intervenida durante muchos años y que había sido objeto de domesticación laboriosa a lo largo de más de un siglo.

Comprendiendo el peso histórico en la formación social boliviana, atrapada en la humillante dependencia imperial, que desvertebró el país e impidió su desarrollo e industrialización, Evo Morales hizo posible el sueño de millones de bolivianos que aspiraban recuperar la dignidad nacional. Expulsó al embajador Goldberg por sus acciones desestabilizadoras y su injerencia en los asuntos internos, echó a USAID del país por su doble moral y su trabajo larvario contra el proceso, mandó de vuelta a casa a los agentes de la DEA por su largo historial de violación de los DDHH y su impostura en la lucha contra las drogas y puso cortapisas a las acciones siniestras de la CIA y sus adláteres.

A pesar de todas las amenazas que recibió el gobierno se recuperó la soberanía nacional teniendo en cuenta que cualquier acción contrahegemónica que surgiera en cualquier parte del planeta estaría condenada a ser sofocada por cualquier medio, incluso la destrucción del proyecto emancipador, el asesinato selectivo o el magnicidio, para satisfacer el imperativo del nuevo orden global. En consecuencia, el proceso político boliviano rompió la aparente barrera cultural aparentemente infranqueable que dictaba su corolario más abyecto – contra el imperio no se puede - para una nación empobrecida, sedienta de emancipación.

La historia nos recuerda cada día el terrorismo de estado forjado por los gobiernos de EEUU y sus agencias de inteligencia que operan planetariamente. Nadie olvida la invasión norteamericana en Playa Girón contra la revolución cubana, el pacto de sangre entre la CIA y los militares fascistas en Chile que terminaron con el gobierno socialista de Allende, el golpe de Estado contra Arbenz en Guatemala e incluso, el asesinato del propio Presidente Kennedy. Po lo tanto, la “rebelión” de los que apuestan por otro mundo o que desean liberarse de toda forma de opresión capitalista o imperial está preñada de amenazas o condenada a su sofocamiento. El llamado “poder blando” que no es otra cosa que la tercerización de los golpes de estado o el “poder duro”, invasión militar de por medio, continúa siendo reeditado en América Latina y contra el mundo.

Forma parte indivisible del injerencismo norteamericano la artera estrategia del miedo, canalizado por los grandes medios hegemónicos, convirtiendo a los países rebeldes o no alineado en “estados paria”, “narcoestados” o “estados fallidos” para legitimar su discipinamiento, producir violencia contra ellos y montar una gigantesca cortina de humo capaz de inocular la mayor de las ignorancias globales.

Esta concepción suprema sobre el mundo tiene una larga historia dirigida a frenar la rebelión popular o la disidencia antiimperial. Contra éstos opera la estrategia de siempre. Primero se busca su alineamiento sutil o se aplica el chantaje financiero, estilo D. Greenlee. En segundo lugar opera el mensaje extorsivo, la sanción económica y la producción de miedo colectivo, estilo Manuel Rocha. En tercer lugar, se criminaliza y junto al mensaje, se desencadena el bombardeo, la guerra psicológica, la muerte social y civil inmisericorde, hasta lograr la destrucción absoluta de los que osan enfrentarse a ellos, como sucedió en Bolivia contra el Gral. Torres, en Panamá contra Torrijos o en Ecuador contra Roldós, solo para mencionar algunos casos. Está claro que no hay imperio sin impunidad como no hay democracia sobre la punta de las bayonetas.

La pieza clave de la maquinaria planetaria: la “embajada” y sus embajadores

Para gobernar el mundo en simultáneo se requiere contar con una maquinaria planetaria demencial: 1) bases militares instaladas geográfica y geopolíticamente distribuidas con arreglo a la existencia de materias primas estratégicas, 2) flotas navales con poderío convencional o atómico para disuadir o intervenir, 3) agencias de inteligencia con capacidad de colectar megadatos de los ordenadores de todo el mundo, 4) embajadas que aplican mecanismo de poder blando y duro bajo el velo de la diplomacia y que actúan como plataformas de sostenimiento de su poder extraterritorial y 5) como operadores y soportes del poder extraterritorial disponen de un conjunto de medios hegemónicos de comunicación, encargados de censurar la información, manipular la realidad y mutilar todo aquello que se aproxime a la verdad: crímenes de lesa democracia.

En el caso boliviano, la tarea del sometimiento político del país fue cumplido, prioritaria y proporcionalmente por su embajada, agencias de diversa naturaleza, operadores especializados y oficiosos/soplones nativos. Un laborioso estudio de la conducta o comportamiento de cada uno de ellos en determinados momentos históricos en el país nos proporcionaría una asombrosa manera de acercarnos a los rasgos criminales del poder imperial, al prototipo de las operaciones encubiertas, - golpes de estado, conspiraciones e incluso magnicidios – a sus métodos de reclutamiento pero también nos conduciría a conocer los oscuros pasadizos y lógicas en las que fueron entrenados sus embajadores y funcionarios jerárquicos como sujetos de ésta maquinaria depredadora.

A pesar de su bajo rango en la escala política global, son proverbiales los embajadores asignados a “cumplir misiones” especiales en Bolivia en momentos claves de nuestra historia. Los tenemos de toda estirpe y calaña. Desde el célebre Stephansky (1961-1963) que ayudó a mejorar el montaje de la CIA en Bolivia a principios de los 60, pasando por Siracusa (1969-1973) que operó el golpe contra Tórres, instalando en el poder dictatorial a Bánzer en los 70s, el inefable Gelbart (1988-1991) hasta la petulante y poco graciosa Donna Hrinak (1998-2000) sin desmerecer las torpezas aberrantes de Manuel Rocha (2000-2002). No obstante, en éste largo listado de embajadores con poder virreinal también contamos con la sombra criminal de Goldberg, el oficioso separatista de la ex Yugoslavia cuyo mandato entre el 2006 y 2008 fue acabar con el gobierno de Evo Morales para ofrecer Bolivia como trofeo imperial y como festín a las corporaciones trasnacionales.

Las embajadas, mediante distintas modalidades de injerencia, constituyen los sujetos violadores del derecho internacional público y sus delitos son detestables como lo son sus operaciones encubiertas ejecutadas contra nuestros pueblos bajo el mando de sus embajadores. Estos últimos, ungidos por el poder casi absoluto de la metrópoli muestran su total desprecio por las leyes nacionales y su desdén por las normas básicas de respeto a la nación que los acoge. No es casual que EEUU no forme parte de ningún acuerdo, pacto, declaración, protocolo o convención internacional que fiscalice o condene sus abusos, mine su dominio, sea capaz de deteriorar su proyección global o lastime su liderazgo supuestamente “moral”.

Brennan y el legado de Goldberg

Forma parte sin duda de este elenco diplomático el ya célebre Peter Brennan, actual encargado de negocios en Bolivia, en cuyo desempeño mantuvo, con algunas variantes el guión central que diseñó Goldberg a su paso por el país. La continuidad del legado Goldberg lo demuestra elocuente y categóricamente los cables de wikileaks, vinculados a Nicaragua, firmados y rubricados por Trivelli (2005/2008), entonces embajador de EEUU y por el propio Brennan en su condición de Encargado de Negocios en ese entonces.

En el marco de la estrategia desestabilizadora y con experiencia previa, Brennan y su equipo político nunca dejaron de estudiar y privilegiar la volatilidad, la vulnerabilidad y la alta sensibilidad de una parte de la opinión pública nacional, cada vez más sometida a la infernal influencia de las redes sociales, como el núcleo fundamental del ataque contra el proceso de cambio. Si la impronta de Goldberg fue el golpe político, separatismo de por medio, acercándose peligrosamente al magnicidio, la impronta de Brennan es sin duda el golpe mediático, tan criminal como el primero, pretendiendo la muerte civil del proceso y sus dirigentes.

Por lo tanto, de Brennan queda poco por explorar en su sinuosa trayectoria diplomática y en su burdo desempeño político. Basta leer sus propios cables, escritos desde Managua al Departamento de Estado, para darnos cuenta de su refinado prontuario labrado a fuerza de corromper dirigentes sindicales, envilecer a comunicadores y medios de comunicación, pagar candidaturas de líderes políticos de la derecha nicaragüense, emprender una carnicería moral contra Ortega y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), incentivar conflictos entre el FSLN y los pueblos indígenas mizquitos o manipular a ONGs favoreciéndolas con gruesas sumas de dinero con el sólo objetivo de frenar el ascenso al gobierno de Daniel Ortega y el FSLN.

¿Le suena familiar al pueblo boliviano esta historia escrita por la propia mano del imperio?

Este personaje en esencia siniestro, que en la simple gramática política tendría el título de sicario, es el diplomático de carrera que el Departamento de Estado de los EEUU envió a Bolivia el año 2014 con el mismo mandato que recibió Goldberg para destruir el proyecto político boliviano el año 2006. Empero, habría que agregar a éste expediente indecoroso la íntima, atípica e inescrupulosa relación que mantuvo con un narcotraficante, torturador, testaferro y pseudoperiodista de Santa Cruz con el afán de cumplir su mandato desestabilizador. No fue menor su acendrada capacidad para alinear a su proyecto a un entusiasta coro de bufones maquillados de analistas políticos y adiestrarlos para sus fines arteros.

El servicio de inteligencia y el Departamento de Estado, que asignaron a Brennan el triste papel de conspirador del proceso nicaragüense y boliviano, tendrán que repensar sus próximas misiones para evitar la ridiculización del excepcionalismo norteamericano. Por cierto, nuestros testaferros nativos también tendrán que replantearse cierta flexibilidad en sus tarifas.

Y no se crea que Brennan o el imperio operan en la soledad de su miserable poder subterráneo. Estos prosperan en la carroña que hace posible su impudicia pero también en la nuestra, en la carroña criolla que hace posible que una nueva rosca encomendera tenga la oportunidad propicia para asestar el puñal artero y traidor contra su propia patria. Es una historia que lastimosamente se repite. No hay Brennan sin los “comensales de la patria” como diría el extinto Gonzalo Ruiz Paz como no hubo Goldberg en su momento sin su Rubén Costas y sus secuaces separatistas. Basta verlos en la tele, leerlos en la prensa o escucharlos en la radio preñados de odio digitado y entusiasmo servil. Bajo el “Método Brennan/Goldberg” cualquier ira ciudadana se galvaniza, cheques/contratos/becas/viajes de por medio, para convertirse en “causa justa” y democrática y de ello pueden dar fe algunos conversos.

De la rosca encomendera nos encargaremos luego. Por de pronto, Brennan regresa sin bandera aunque con un pequeño trofeo pírrico al núcleo vital de su poderosa maquinaria que lo protegerá por el resto de sus días. Como lo hicieron con Goldberg, - a quien asignaron a su retorno de Bolivia la tarea sanguinaria de seguir degollando naciones desde sus agencias de inteligencia-, Brennan estará esperando el próximo de la lista. Pero los próximos están advertidos del método Brennan y de su tutor emblemático, Goldberg.

Nota:

El presente artículo es de responsabilidad exclusiva del autor y su opinión no compromete al Estado Plurinacional de Bolivia

Juan Ramón Quintana Taborga. Embajador de Bolivia en Cuba

Honduras tiene nuevo presidente


El pueblo unido jamás fue vencido



Elizabeth Ponce

Rebelión

La utopía parece que ayer en Honduras encontró su lugar. Antes nos habíamos persuadido que entre más caminábamos en pos de ella, con más prisa huía, y era como un duende saltarín que se movía en el espesor de nuestros ojos pero no podíamos asirla, definirla y atraparla. Ayer esta categoría dialéctica de la historia de los imaginarios sociales tocó la gloria de un pueblo hondureño sabio, que ha tenido la suficiente madurez para soslayar la sarta de mentiras oficiales que se han tejido en los medios corporativos nacionales, que en este momento actual desorientados de perder sus canonjías económicas, le dan respiración boca a boca a un candidato oficial que en realidad padece de un muerte tormentosa, difícil de asimilar cuando se ha concentrado tanto poder, y de la noche a la mañana se cae postrado y vulnerable frente a una victoria popular, impensable dentro de los parámetros de manipulación de dígitos y porcentajes, que en la elemental operación de sumas y multiplicaciones le ha otorgado la confianza democrática a la Alianza Contra la Dictadura liderada por el estratega y ex presidente de Honduras Manuel Zelaya Rosales con Libre un partido de izquierda, y conformada también por el Pinu, un partido social demócrata, y un abanderado de la lucha contra la corrupción que se ha convertido por veredicto popular en el virtual presidente de Honduras, el Presidente Salvador Nasralla.

El pueblo estaba escéptico con la elección, pues la Alianza contra la Dictadura pese a tener entre sus filas al Partido Libre, que resultó ser la segunda fuerza política en las elecciones pasadas no cuenta con un representante en el Tribunal Supremo Electoral, pero paradójicamente dos partidos pigmeos que ni siquiera obtienen en cada elección más de 3 mil votos, si cuentan con sus representantes, y siempre han resultado ser comparsas de quienes tienen la deferencia y la generosidad de otorgarles la representatividad sin más méritos que el servilismo. Además, la maquinaria económica y logística con que se enfrentaba, era una lucha desigual de pulgarcito contra un cíclope, para no mencionar las hazañas de los David talmúdicos. Fue preciso armar comandos antifraudes, colocar en el epicentro de la opinión pública el tema de fraude para arrinconar las artimañas y dilucidar sus artilugios, y sobre todo que el pueblo saliera de sus anonimatos familiares, de sus guetos a que los ha abismado la miseria, y hablara con voz potente en las urnas que según resultados del Tribunal Supremo Electoral le da una ventaja de más de 4 puntos a Salvador Nasralla, porcentaje irreversible a menos que las caudalosas lágrimas de los derrotados sumen a los votos restantes, y el pueblo ha castigado una administración prepotente e impopular para dejar constancia que en donde manda capitán, no maúllan los grumetes.

La reelección del actual presidente Juan Orlando Hernández, no sólo era inconstitucional porque es absurdo declarar anticonstitucional un artículo de la Constitución Política, sin embargo, en ello no estribaba la esencia del reproche popular, sino sobre todo que su senda de orientación política buscaba reelegir el despojo de nuestra soberanía territorial, la privatización de las empresas nacionales, la lógica del extractivismo en territorios indígenas, la profundización del neoliberalismo a través del endeudamiento acelerado de nuestra economía, la atomización del territorio a través de ciudades modelos, la renuncia al control de los recursos estratégicos, la cesión de nuestra soberanía jurisdiccional en materia penal, la criminalización de las conquistas sociales, la estigmatización de la reivindicación de la tierra y la satanización de los elementales derechos nacidos de la ilustración. En fin, la reelección llevaba en sus pies de barros la marcha acelerada de una administración reducida al más mínimo protagonismo, creadora de una geografía hipotecada a la especulación mercantil, en que desparecen los valores antropológicos del ser humano, su axiología y sobre todo sus derechos, y se instaura una democracia como procedimiento desprovista de significado.

Ayer en Honduras ganó la esperanza. Ayer en Honduras los mártires del golpe de Estado reivindicaron sus nombres, y nos dieron una gran lección en torno a que la sangre sembrada en las luchas por la patria tarde o temprano florece en el terreno fértil de los sueños, y al fin después del espacio aparente de la intrascendencia da sus frutos milagrosos e imperecederos. Ayer esa bellísima canción del grupo sudamericano Quilapayún con el coro de que “el Pueblo Unido Jamás será Vencido”,que nos había llenado de agnosticismo porque aun unido el pueblo en las luchas pasadas, siempre teníamos la percepción de sufrir derrota tras derrota frente al sempiterno rival, nos sugiere que el pueblo cuando tiene la voluntad de unirse en esos momentos dialécticos que la historia acumula de saberes, de lecciones, de retornos, de fracasos, de angustias y de leves esperanzas, es cuando los cambios cualitativos tienen lugar, y ayer, el pueblo se cargó con toda la conciencia de amor por su país, de darse un espacio para la esperanza y su liberación, de creer en un proyecto histórico construido fuera de la lógica en que nos han tenido relegados los aparatos ideológicos, y todas esas instituciones de la superestructura que tienen la costumbre de esbozar refinados y persuasivos discursos para engañarnos en torno a la mecánica de la producción, y de la reproducción de las relaciones económicas.

Ayer Honduras dijo basta, y el régimen conservador tendrá que acatar la sentencia de un pueblo que merece el más gentil de los respetos. Ha prorrogado el plazo de la aceptación de la derrota en busca de garantías y negociaciones que blinden a algunos de sus personajes, pero más temprano que tarde tendrá que soportar el trago amargo de lo evidente, ante la opinión internacional que no en vano nos atribuyen conductas de repúblicas bananeras, y comportamientos de trogloditas, y el peso de un pueblo que se ha unido y que no parece tolerar la defraudación de su voluntad.

"Enfrentamos una estrategia de desestabilización y hostigamiento regional hacia los avances alcanzados en los gobiernos de las fuerzas populares"

Declaración Final – Reunión del Grupo de Trabajo del Foro de São Paulo en Montevideo 2017



Rebelión

En el año en que se conmemoran los 50 años de la caída en combate del Comandante Ernesto Che Guevara, y los 100 años de la Revolución Rusa, enmarcado en una brutal ofensiva de las fuerzas de la derecha y la oligarquía conservadora, aliados al imperialismo, las fuerzas progresistas y de izquierda latinoamericanas enfrentamos los desafíos de continuar impulsando el ciclo de acumulación política en beneficio de nuestros pueblos. Reafirmamos el análisis realizado en el Documento del XXIII Encuentro del Foro de São Paulo de julio de 2017 en Managua, Nicaragua.

Esta ofensiva se presenta en diferentes contextos según el marco de la correlación de fuerzas dentro de cada país, pero tenemos claro que enfrentamos una estrategia de desestabilización y hostigamiento regional hacia los avances alcanzados en los gobiernos encabezados por las fuerzas populares.

Desde la última reunión del Grupo de Trabajo del Foro de São Paulo en el marco del XXIII Encuentro de Managua, donde asumimos el documento programático denominado “Consenso de Nuestra América”, vemos que algunas realidades políticas se han agravado y otras han mostrado que es posible mantener la iniciativa política con la estrategia adecuada para avanzar sustancialmente y derrotar la ofensiva restauradora de la derecha. Aconsejamos continuar con el proceso de diálogo, debate y divulgación del documento “Consenso de Nuestra América” como instrumento para fortalecer la unidad de nuestros pueblos y la lucha en contra del neoliberalismo.

Debemos identificar todas las estrategias que están utilizando la derecha y los sectores conservadores en esta etapa histórica de crisis global, para contrarrestarlas y hacer posibles nuevos avances de las fuerzas de izquierda, populares y progresistas latinoamericanas. Continuamos disputando los gobiernos, y a través de estos el poder que nos permita continuar el cambio de época política de la región, reconociendo las victorias obtenidas y defendiendo los avances alcanzados por nuestros gobiernos Asimismo, debemos analizar autocríticamente nuestros errores en aquellos procesos donde la derecha ha conseguido desplazarnos del gobierno, generando las condiciones que nos permitan nuevamente alcanzar los niveles de acumulación política y social, que nos permitan gobernar y continuar profundizando los cambios estructurales alcanzados.

Geopolíticamente, la región es un escenario de fuerte disputa contra los proyectos imperialistas. La Administración Trump del Gobierno de Estados Unidos redobla el hostigamiento contra la República Bolivariana de Venezuela, así como vuelve a amenazar a Cuba congelando el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas. Así como contra gobiernos progresistas y de izquierda: Bolivia, Nicaragua y El Salvador. En paralelo a esto, también aplica la presión sistemática contra el pueblo hermano de México, así como redobla la persecución a los migrantes provenientes de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, con una clara violación a los derechos humanos de los trabajadores, trabajadoras y sus familias.

Reivindicamos una vez más la Declaración de la II Cumbre de la CELAC de La Habana de “América Latina y el Caribe como Zona de Paz”. En ese sentido vemos con honda preocupación los incumplimientos por parte del Gobierno de Colombia de los acuerdos de Paz de La Habana, que pusieron fin a más de 50 años de conflicto armado colombiano. Además del peligro que representa a la seguridad de los que confiamos en este proceso, también pone en riesgo el éxito de las negociaciones de Quito con el ELN.

Conmemoramos recientemente, los 12 años de derrota del proyecto anexionista e imperial del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), en la Cumbre de Mar del Plata, que fue posible gracias a la articulación política del liderazgo progresista de la región, que derrotó el proyecto de Bush, con la acción decidida de sus gobiernos y movimientos sociales, reafirmando la visión estratégica de Fidel, quien denunció desde el primer momento que la “Iniciativa para las Américas” y el ALCA serían -en el caso de prosperar- el fin de la soberanía, el desarrollo y la dignidad latinoamericana y caribeña.

Además de todos los mecanismos señalados en el XXIII Encuentro del Foro de São Paulo en Managua, vemos que la derecha continental se está agrupando en torno al eje de un ataque directo a los derechos de la clase trabajadora y la pequeña y mediana producción orientada a los mercados internos de nuestros países. Este nuevo ajuste neoliberal, más agresivo en lo económico, político y social del vivido en la década de los 90, se expresa en reformas que barren con los derechos laborales de trabajadores y trabajadoras, disminuyen los derechos previsionales, enajenan el patrimonio público a través de la privatización de áreas estratégicas, y endeudan una vez más a los países condicionando la soberanía sobre decisiones futuras.

Este recorte de derechos viene acompañado de darle a las corporaciones transnacionales y centros de poder financiero nuevos privilegios y herramientas para asegurar su acumulación de lucros, por la vía de los acuerdos comerciales de nueva generación como los contenidos en las negociaciones del colapsado TPP y en el TISA.

Alertamos sobre la pérdida de soberanía, de integración, de diversificación productiva y el recorte de los márgenes de maniobra en la aplicación de políticas de desarrollo para nuestros países y el hecho que los gobiernos de derecha en Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Paraguay quieren transformar los procesos construidos durante los últimos quince años en nada más que acuerdos de libre comercio. En el mismo sentido, vemos con preocupación el rumbo que podrían tomar las decisiones de la Cumbre Mundial de la OMC a realizarse en Buenos Aires, Argentina del 10 al 13 de diciembre próximos y llamamos a rechazar todo acuerdo que no contemple los reales intereses de nuestros pueblos.

El enfrentamiento a estos planes de ajuste requiere disponer de amplios frentes sociales y políticos que integren a los sectores afectados por las medidas neoliberales, dado que la disputa política y social no se agota en el plano de la legislación laboral vigente sino en el avasallamiento hacia toda clase de derechos.

Consideramos fundamental la unidad de las fuerzas de izquierda y de los pueblos latinoamericanos y caribeños para enfrentar la ofensiva imperial, y a la carrera guerrerista que quieren instalar en nuestra región, en espejo a otras zonas del mundo, y que se manifiesta con nuevos ejercicios militares conjuntos y presencia de fuerzas armadas de Estados Unidos en nuestro continente.

Saludamos la reciente Jornada por la Democracia y Contra el Neoliberalismo realizada en Montevideo y apoyamos sus planteos y el seguimiento de los mismos.

Reafirmamos la vigencia plena del Foro de São Paulo como espacio de articulación, discusión y fortalecimiento de las izquierdas, y nos proponemos realizar un gran XXIV Encuentro en La Habana, Cuba en el 2018.

Montevideo, noviembre de 2017

¿Son compatibles el capitalismo y la democracia?



Alejandro Nadal


La estabilidad social y económica bajo el capitalismo afronta dos problemas esenciales. Por un lado, las continuas crisis y la feroz competencia inter-capitalista hacen de la acumulación de capital un proceso inseguro. Por el otro, el conflicto en la distribución del ingreso constituye una permanente amenaza de ruptura social. La democracia está en el corazón de estas dos fuentes de tensiones sistémicas.

Para introducir un par de definiciones operativas, aquí entendemos por democracia un sistema en el que todos los ciudadanos adultos tienen el derecho al voto (sufragio universal) ), hay elecciones libres y se protegen los derechos humanos bajo el imperio del estado de derecho. El capitalismo es un sistema en el que una clase dominante se apropia del excedente del producto social ya no por la violencia, sino por medio del mercado.

El surgimiento del capitalismo se llevó a cabo en un entorno de estados monárquicos y autocráticos, por no decir dictatoriales. La necesidad de preservar los derechos de propiedad de la clase capitalista era una de las prioridades de esos estados. El movimiento de ideas comenzó a cambiar con la sacudida de las revoluciones en Estados Unidos y en Francia. Aún así, la constitución de Estados Unidos (1787) no menciona el sufragio universal y en cambio otorgó a cada estado la facultad de regular el derecho al voto. La mayoría sólo otorgó ese derecho a los propietarios. No fue sino hasta la décimo quinta y décimo novena enmiendas (1870 y 1920 respectivamente) que se garantizó el voto universal. En Francia la revolución terminó con la monarquía pero el sufragio universal se otorgó hasta 1946.

La palabra democracia fue utilizada hasta principios del siglo veinte en un sentido peyorativo o como sinónimo de un sistema caótico en el que las clases desposeídas terminarían por expropiar a los propietarios del capital. La clase capitalista pensaba que detrás del sufragio universal se ocultaba el peligro de que la mayoría democrática pudiera abolir sus privilegios. Pero gradualmente la presión de una masa que aunque no tenía derecho al voto sí formaba parte de la economía de mercado se hizo irresistible. También la perspectiva de la clase capitalista fue transformándose: un régimen monárquico parecía ser cada vez menos adecuado para garantizar el cumplimiento de los contratos y los derechos de propiedad. A pesar de todo, capitalismo y democracia siguieron siendo vistos como procesos antagónicos hasta bien entrado el siglo veinte.

Al finalizar la primera guerra mundial la reconstrucción de las economías capitalistas en Europa no permitió consolidar un orden social adecuado para el capitalismo y en varios países se abrió paso al fascismo. La Gran Depresión debilitó al capital y generó un sistema regulatorio en el que una adecuada distribución del producto se erigió en prioridad del estado. Ese sistema permitió el crecimiento robusto y la distribución de beneficios a través del estado de bienestar durante las tres décadas de la posguerra. La clase capitalista aceptó a regañadientes la regulación del proceso económico por el estado. La legitimidad del capitalismo se fortaleció a través de una menor desigualdad y un mejor nivel de vida para la mayor parte de la población. En ese período democracia y capitalismo parecían marchar de la mano en sincronía.

Pero en la década de 1970 resurge la tensión por la disminución en la rentabilidad del capital, una caída en la tasa de crecimiento, nuevas presiones inflacionarias y otros desajustes macroeconómicos. La política económica que había mantenido el estado de bienestar fue desmantelada gradualmente, al mismo tiempo que se declaraba la guerra contra sindicatos y las instituciones ligadas a la dinámica del mercado laboral. En ese tiempo comenzó también el proceso de desregulación del sistema financiero. Se acabó por destruir el régimen de acumulación basado en una democracia que buscaba mayor igualdad y se reinició el ciclo natural de crisis que siempre había marcado la historia del capitalismo. El neoliberalismo es la culminación de todo este proceso.

Hoy la democracia se encuentra más amenazada porque la vía electoral no parece permitir cambios en las decisiones fundamentales de la vida económica. Las cosas empeoraron al estallar la crisis de 2008. Los mitos sobre equilibrios macroeconómicos ayudaron a imponer políticas que frenan el crecimiento e intensifican la desigualdad. La austeridad fiscal y la llamada política monetaria no convencional son los ejemplos más sobresalientes. Si a esto agregamos la incompetencia de los funcionarios públicos, su entrega a los intereses corporativos y del capitalismo financiero, así como el tema de la corrupción, tenemos una combinación realmente peligrosa.

El capitalista puede despedir a un obrero, pero no al revés. Por eso capitalismo y democracia no son hermanitos gemelos. Más bien son enemigos mortales. Por eso Hayek, uno de los ideólogos más importantes del neoliberalismo, no titubea en recomendar la abolición de la democracia si se trata de rescatar al capitalismo.

Twitter: @anadaloficial

Argentina: el submarino desaparecido no era amarillo



José Steinsleger


We all live in the yellow submarine! / yellow submarine!... La contagiosa melodía que aún entusiasma a quienes la oyeron por primera vez hace 50 años, ya no será, con toda seguridad, la de los niños de los 44 tripulantes del submarino argentino San Juan.

El último informe de su posición data del 15 de noviembre, cuando a las 7:31 am se perdió contacto con el sumergible. Pero nueve días después, totalmente insensible a los familiares de la tripulación que vivieron en vilo la tragedia, la Armada conjeturó que el San Juan habría implotado tres horas después, en aguas del Atlántico sur.

¿Qué pasó con el submarino? Ni el presidente Mauricio Macri (quien durante más de una semana guardó silencio) ni el aguado ministro de Defensa, Óscar Aguad, ni los jefes militares del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas expresaron algo más que remilgados reportes del tipo por ahora nadie sabe nada. Como quien dice: nadie sabrá nada para siempre.

El uso del pronombre indefinido nadie, es un modo artero y coloquial para tratar el asunto. Porque en un mundo donde a diario se cuadricula milimétricamente el fondo de los océanos, y en el que fácil es sorprender al malísimo del mes en una cueva recóndita del planeta, la desapariciónde un submarino de guerra suena a montaje de propaganda diseñada por el Departamento Orwelliano de la Opinión Pública Mundial (DOOPM).

No queda más, entonces, que remitirnos al cuaderno de bitácora de Macri, cuando al asumir el cargo en diciembre de 2015, aprovechó el receso legislativo para expedir un decreto de urgencia que ajustaba la estrategia de seguridad y política exterior, a las nuevas amenazas promovidas por Washington: narcotráfico, terrorismoy participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interior, que por ley están prohibidas.

Una iniciativa que, faltaba más, contó con el entusiasta respaldo de Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña. Por consiguiente, en la primera semana de septiembre pasado, el macrismo logró que el Senado aprobara el ingreso de tropas extranjeras para el ejercicio conjunto denominado Cormorán, y un paquete de 22 ejercicios militares más, con participación de naves yanquis en la llamada zona económica exclusiva, fuera del mar territorial argentino.

Sin embargo, para convertir tales iniciativas en ley, Macri necesitaba los dos tercios necesarios en la Cámara de Diputados. Cosa que no ocurrió porque el bloque kirchnerista, y en particular la diputada Nilda Garré (ex ministra de Defensa), interpuso a finales de octubre un proyecto para prohibir maniobras de tropas extranjeras. Y así, en medio de fuertes debates parlamentarios que los medios hegemónicos silenciaron, se produjo 15 días después la misteriosa desaparición del submarino.

¿Casualidad? Como apuntó el sagaz periodista argentino Juan Salinas, piensa mal y acertarás. Porque en octubre, la US Navy y la Armada de Chile habían realizado en el golfo de Arauco el ejercicio Chilemar VII, complejo simulacro de rescate de uno de sus submarinos, el O’Higgins, sumergido a 80 metros de profundidad con 40 tripulantes sin posibilidad de emerger.

Primero de su tipo en aguas sudamericanas, el ejercicio resultó exitoso, y Macri lo usó de pretexto para pasarse la ley por el arco de triunfo. Rápidos y felices, los mismos técnicos de la US Navy fueron al rescate del infortunado San Juan. Ayuda humanitaria que, casualmente, se complementó con el aterrizaje de un avión militar inglés en la ciudad patagónica de Comodoro Rivadavia, el primero desde la Guerra de Malvinas (1982).

¿América del Sur zona de paz? Olvídese. Argentina (y Brasil) vienen destruyendo aquel utópico Con­sejo de Defensa Suramericano, propues­to por Lula, Chávez, Correa, Evo Morales y los Kirchner, cuyos ideales consistían en construir una visión común en materia defensa, fortaleciendo la cooperación entre las fuerzas armadas de distintos países, con intereses comunes.

La nueva versión de la doctrina de Seguridad Nacional quedó simbolizada con la desaparición del San Juan, y el proyectil que en días pasados mató por la espalda el Rafael Nahuel, de 22 años. Asesinato de Estado que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, justificó insinuando que el joven militaba en una internacional terrorista (sic), en la que participarían comunidades mapuches de la Patagonia argentino-chilena, junto con las FARC, el temible ISIS, la ETA, los separatistas del Kurdistán, y poco le faltó incluir en la nómina a la populistaCristina Fernández de Kirchner.

We all live in the yellow submarine?No todos. Además, el color del submarino San Juan era negro como el destino que, a mediano plazo, aguarda a millones de argentinos. Por otro lado, yellow submarine fue el nombre que, en su época, los hippies daban a las drogas duras. Aunque menos tóxicas que el periodismo amarillo inventado en 1897 por el magnate de la prensa Randolph Hearst, y que él mismo practicaba para justificar el periodismo cruel y cobarde.

De la impostura del 11/9 a Trump: o la destrucción del mundo por el Pentágono, según Thierry Meyssan

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

El presidente Donald Trump durante una reunión con indígenas navajos en el despacho oval de la Casa Blanca en WashingtonFoto Ap
El escritor galo Thierry Meyssan, director del portal Réseau Voltaire –que pregona los valores laicos y libertarios de la revolución francesa–, presentó en la FIL Guadalajara su perturbadora obra De la impostura del 11/9 a Trump (https://goo.gl/F3dfdk).
Conocí a Thierry Meyssan en su plena acción investigadora en los barrios chiítas del sur de Beirut y, luego, en Damasco, bajo los bombardeos yihadistas.
A Thierry Meyssan le fascina estar en el epicentro de la acción: sea en Teherán, sea en Beirut, sea en Damasco, sea en Trípoli (Libia), sea en los Balcanes.
Me confió que, después de su estrujante libro La terrible impostura (https://goo.gl/9CC3vi)”, la CIA puso precio a su cabeza al haber osado desmontar la teatralidad hollywoodense del 11/9, donde denunció el golpe de Estado de los Bush y Dick Cheney, quienes desplegaron el operativo global de las guerras permanentes con un saldo de más de 3 millones de muertos, en el Medio Oriente ampliado. Por mucho menos que eso la CIA ha asesinado.
En una diacronía de 16 años iniciada el 11/9, epitomiza un extenso recorrido que desemboca en la unción tectónica de Trump.
Meyssan exhibe que Trump es un especialista de las relaciones públicas, pero que es víctima de las técnicas de la propaganda que monopolizan los multimedia de Occidente.
Explaya todo el montaje de las revoluciones de las primaveras árabes, preparadas por los anglosajones desde 2004 usando la carta de los Hermanos Musulmanes y organizadas desde EU por el Pentágono como redición de la Gran Rebelión Árabe de 1916 y su figura romántica de Lawrence de Arabia.
Explica en su libro que “Alain Juppé (nota: primer galo) y François Hollande (nota: presidente) contrajeron compromisos internacionales secretos (sic) que no pudieron cumplir. Sintiéndose engañado, Recep Tayyip Erdogan (nota: primer y luego presidente turco) ordenó los atentados de París y el de Bruselas e incluso se felicitó por ellos de antemano. Esas dos operaciones fueron realizadas por dos comandos diferentes, aunque Mohamed Abrini, del MI6 británico, participó en los dos.
Esta sola exhumación de los atentados terroristas en Francia vale el libro cuando la verdad pesa mucho en esta etapa de Fake News y post-verdad.
Para Thierry Meyssan ni existe choque de civilizaciones ni guerra contra el terrorismo, sino la guerra de un imperio, en manos del Deep State y sus súbditos, contra los pueblos del Medio Oriente ampliado y del Donbass (rusófilos/rusófonos de Ucrania oriental), que a su vez es dirigida política y logísticamente desde la sede de la ONU por el israelí-estadunidense Jeffrey Feltman, segundo de a bordo detrás del secretario general, y connotado instrumento de los neoconservadores straussianos.
Identifica que el choque de Trump contra las élites europeas y sus gobiernos proviene de que estos últimos se alinearon a la oposición estadunidense encabezada por Obama –por cierto, gran aliado de la canciller alemana Ángela Merkel.
Un axioma que se puede desprender de su reciente libro es que no existen atentados sin su inextricable propaganda subyacente.
Thierry Meyssan delata los secretos de la operatividad de los yihadistas con bendición israelí-anglosajona.
No falta el sarcasmo, cuando Laurent Fabius, entonces canciller del presidente socialista François Hollande, exultó que Al-Qaeda está haciendo un buen trabajo en Siria. Es cuando Thierry Meyssan revela que Francia envió municiones a Al-Qaeda en Siria.
En el tercer capítulo merecen mención especial los subcapítulos de la teopolítica, El papel del MI6, El tándem israelo-saudita, El oportunismo de Qatar, La inestabilidad en Turquía y Ucrania, y la Aplicación del plan Feltman.
Un servidor ya había abordado el plan Feltman para Siria, que se cotejaba con el plan B de Kerry que versa(ba) sobre la balcanización de Siria: tenía por objetivo dividir a Siria en tres grandes pedazos, con cinco grupos étnico-religiosos: alauitas, sunitas, chiítas, kurdos y cristianos (https://goo.gl/Bgwcg9), lo cual favorecía los esquemas de división de todo el mundo árabe por Israel: Del plan Yinon al esquema Yaalon: balcanización de Libia, Irak y Siria (https://goo.gl/DQAVPi).
Su subcapítulo, el plan Feltman, es luminoso.
Thierry Meyssan comenta que Obama rechazó el plan de marras, que gozaba del apoyo de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton y del ex director de la CIA, general David Petraeus.
Vale la pena citar los siguientes párrafos: La secretaria de Estado cayó gravemente enferma justo después de la relección de Obama, y se vio incluso imposibilitada de ejercer su cargo durante el periodo de transición.
“La FBI no logró explotar las relaciones que el general Petraeus había mantenido con muchachas menores (sic) de edad durante el ejercicio de sus funciones en el extranjero.Pero el general fue finalmente arrestado. (…) Al día siguiente del escrutinio y la relección de Barack Obama. Después de una transacción entre las partes, Petraeus fue reconocido culpable sólo de haber entregado información secreta a la autora de su biografía, Paula Broadwell –agente de los servicios de inteligencia del ejército que le habían metido en la cama–, y condenado al pago una multa de 100 mil dólares”.
El general Petraeus halló entonces refugio en el fondo de inversiones KKR, de Henry Kravis. Este multimillonario y su esposa, la economista Marie-Josée Drouin, son la única pareja en el seno del Grupo de Bilderberg.Relacionado con el banco turco Kuveyt Turk Katilim Bankasi (KTKB), KKR pasó a desempeñar el papel anteriormente reservado al banco paquistaní BCCI: el pilar financiero de los yihadistas. ¡Tremendo!
Para el general Petraeus y el grupo financiero que preside el verdadero enemigo no son los yihadistas, sino Irán, sentencia en forma perentoria el investigador galo, quien comenta que alrededor de Petraeus se movían varias trasnacionales que ya estaban implicadas en la guerra contra Siria, como Lafarge-Holcim, que tenía como abogada a Hillary Rodham Clinton…
Revela que la trasnacional francesa Lafarge-Holcim construyó los inexpugnables búnkers de los yihadistas y la estadunidense Carterpillar/Lovat sus túneles, mientras que la japonesa Toyota los equipó con miles (sic) de vehículos del modelo Hilux.
Concluye con los subcapítulos de las intervenciones de Rusia (decisiva) y China (incisiva) que yugulan el yihadismo en el Medio Oriente ampliado.
Una frase de Thierry Meyssan que anuncia el futuro que ya es presente: Mientras Rusia se ha convertido en la primera potencia mundial en materia de guerra convencional, China es ahora el primer inversionista del planeta. EU está perdiendo terreno.
Ahora Thierry Meyssan expone la letal teoría sobre la destrucción del mundo por el Pentágono que explaya Thomas Barnett en El nuevo mapa del Pentágono (https://goo.gl/BkJZNP) en el que divide al planeta en dos bloques: 1. El núcleo funcional de interdependencia económica encabezado por EU; y 2. La brecha no-integrada destinada a ser destruida (https://goo.gl/FdAgnT).
Falta saber si Trump adoptó el nuevo mapa del Pentágono de destrucción de los países débiles, entre los cuales obviamente no se encuentran ni Rusia ni China.
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martes, 28 de noviembre de 2017

Fidel filósofo. El eslabón más alto de la dignidad


Fernando Buen Abad Domínguez • Mexico
lajiribilla@lajiribilla.cu

Recuerden que el eslabón más alto que puede alcanzar
la especie humana es ser revolucionario.
Che
 
Es preciso estudiar el carácter filosófico de la obra revolucionaria de Fidel de la mano de su pueblo. No por ambiciones museísticas o enciclopédicas, sino porque la humanidad vive una crisis de dirección revolucionaria donde son indispensables los aportes y los debates posibles que su pensamiento y su obra fecundan permanentemente. Siempre creyó Fidel que es posible cambiar al mundo, porque es insostenible e insoportable la aberración oligarca que hace de la vida un esperpento desolador donde se destruye a la especie humana y al planeta entero.
 



  Entre todas las dimensiones revolucionarias de Fidel, la de “filósofo” tiene brillo y definiciones propias. En su pensamiento, y especialmente en su praxis, fijó coordenadas clarísimas para entender su inteligencia y su vigencia revolucionaria capaces de superponerse al paso del tiempo y a toda forma del olvido. Fidel, por ejemplo, prestó carne al pensamiento de José Martí, lo hizo suyo y lo profundizó. Fidel trabó litigio permanente contra la realidad miserable que carcomía al pueblo no solo bajo la dictadura de Batista, sino mucho antes. De aquel Martí y de ese litigio contra la injusticia emerge la certeza definitiva de un filosofar en lucha que asciende hacia la praxis revolucionaria y que por cumplirse como ejemplo y con lealtad durante toda una vida, derrota a la muerte y derrota al olvido. Porque las ideas revolucionarias son ideas que deben perfeccionarse permanentemente.

Contra la operación mediática o psicológica imperial que ha tratado de convencernos de que muerto Fidel está muerta la revolución, tenemos por herencia el bastión de su Filosofía crítica, que supo ser vertedero ético mundial, que supo ser luz de dignidad a prueba de todo. Que supo llamar por su nombre a cada una de las virtudes de los revolucionarios y también a cada uno de sus errores. Que supo ser visionario ejemplar y estudioso riguroso de las luchas (y de las amenazas contra esas luchas), gracias al privilegio de su inteligencia creadora en pleno uso del método de Marx y Engels en la acción directa. Supo esclarecer la premisa más importante en una Revolución que no es “propiedad” de Fidel sino del pueblo revolucionario de Cuba.

En el repertorio de las ideas filosóficas de Fidel destaca su preocupación esencial por la humanidad, especialmente por el carácter revolucionario de la humanidad, y destaca su siempre ejemplar confianza en que es posible e irrefrenable el ascenso de los seres humanos hacia una sociedad superior. Por eso Fidel está presente en toda rebeldía, a pesar de los debates, las contradicciones y los retrocesos que la humanidad sufre. La filosofía socialista de Fidel, su filosofar la sociedad superior y los caminos hacia ella, continua su marcha y perfeccionamiento en manos del propio pueblo cubano. “Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che!”

Pero la consigna es defenderlo de ser Dios, tal cual Feliú lo invoca pensando en el Che. Como todo ser humano revolucionario hay en Fidel errores —que él mismo reconoció y faltantes que él mismo admitió—, en la dinámica misma de su formación o de las tensiones mundiales que Cuba tuvo y tiene. “He cometido errores, pero ninguno estratégico, simplemente táctico. No tengo ni un átomo de arrepentimiento de lo que hemos hecho en nuestro país”, dijo en una entrevista.

Fidel incubó en su pensamiento la certeza de que una Revolución (que alguna vez pareció imposible) debía realizarse (hacerse realidad) convirtiendo su teoría y su método en acción concreta. Todo a pesar de las amenazas y los ataques del imperialismo norteamericano… había una revolución en marcha. Confianza en la humanidad, desconfianza en el imperio. El pensar filosófico de Fidel, que no es obra decorativa, está impregnado de verdades humanas y eso es lo que lo hace, junto a su raíz revolucionaria, materia contagiosa.

Eso contagió a millones de seres humanos, e hizo a Fidel madurar como líder al mismo tiempo que se hizo educador popular y estadista de nuevo cuño, alejado de las formas políticas acartonadas, diluyendo las veleidades diplomáticas convencionales y pariendo el nuevo orden de la fraternidad revolucionaria con todos los pueblos y la unidad de la Revolución al Socialismo con la liberación nacional. Pieza clave de su filosofar la Revolución —como revolucionario— se expresa en el pensar de su pueblo, que se transformará a sí mismo para ver nacer una nueva conciencia que es logro epistemológico, ético y estético. Todo ello filosofado en clave de humanista, de nuevo tipo, forjado en la lucha revolucionaria. Fidel siempre audaz y fraterno. Su pensamiento ha trascendido las fronteras. Fidel supo darse tiempo para reflexionar profundamente, sin dejar las urgencias y sin frenar el combate. Especialmente la “Batalla de las Ideas”. Filósofo sin dejar de ser soldado, pensador en acción para la libertad y la justicia. Soldado de las ideas y de la moral de la práctica. Exigió, junto a Chávez, la existencia de una Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.

Fidel, desde su altura y anchura intelectual, desde su envergadura moral y política, tenía entre sus preocupaciones el problema permanente de hacer conocer las ideas, trasmitirlas, contagiarlas. Dilema de todos nuestros frentes y nuestras luchas. Apelaba Fidel a cuanta gracia y a cuanta audacia hicieran expandir (con claridad) los idearios revolucionarios (su Filosofía) madurados por los pueblos, con sus sueños de justicia y de igualdad; con sus planes de equidad y de felicidad. Estaba Fidel dispuesto a admitirlo todo, sin confundir la táctica con las estrategias, porque su ética tenía también claridad meridiana, márgenes irrefutables y solvencia a toda prueba. Su ética humanista… su ética en pie de lucha. Su consigna filosófica vigente: “Dentro de la revolución todo; fuera de la revolución nada”. Está claro.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez


Universidad de la Filosofía





@FBuenAbad


Un poquito de veneno sí mata…

Luis Casado

Politika

¡Cuan difícil es dar lecciones en política! Nos equivocamos una y otra vez, y finalmente la cuestión reside en saber si somos capaces de recapacitar, de reexaminar todo, para alcanzar la tan ansiada y escurridiza lucidez de los sabios.

Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, fue un alquimista, médico y astrólogo suizo conocido entre otros por una aseveración que hizo escuela: “Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis”.

El resultado de la primera vuelta de las presidenciales chilenas nos entrega una brillante ilustración. La involución provocada por la dictadura cívico-militar fue tan radical en todos los ámbitos, que un poquillo de aire fresco le hace correr un peligro mortal al “modelo”.

La radicalidad de un programa político ya no se mide en el extremismo de sus proposiciones, sino en los átomos de aire fresco que hace entrar en un sistema que respira aire viciado. El entorno natural de la muerte cívica es la oscuridad: el Nosferatu criollo no soporta ni siquiera media docena de fotones.

La reforma del sistema electoral, diseñada con la ayuda del cálculo diferencial para introducir reformas micrométricas, terminó siendo un veneno mortal. El monstruo no soporta la luz, ni siquiera en dosis propias de la mecánica cuántica.

Curiosa época en la que la radicalidad de un programa político reside en su moderación. Una sola reforma en serio, desestabiliza mortalmente un modelo diseñado para servir de ejemplo en el mundo. Nosferatu no soporta la luz. Ni siquiera dosificada a la escala del lúmen.

Osvaldo Rosales –jefe programático de Guillier– y José Antonio Kast –hijo putativo de Jaime Guzmán– lo saben. Coinciden.

El primero se pone el parche antes de la herida descartando el fin de las AFP en el caso que Guillier lograse el milagro de llegar a La Moneda. En otras palabras, Rosales crea condiciones de posibilidad ahuyentando a manotazos la idea de que Guillier pudiese hacer algo útil para millones de ciudadanos. Una herida mortal para un sistema en el que el ahorro obligado de millones y millones de ciudadanos financia el sojuzgamiento y la sumisión de esos mismos ciudadanos.

José Antonio Kast tampoco se equivoca –hay que reconocerle la virtud de la clarividencia– cuando señala que el Frente Amplio “está tratando de ponerle requisitos populistas a Guillier”. Populismo, etimológicamente, viene de pueblo. Para Kast la noción de pueblo equivale a una fuente luminosa lanzada al rostro de Nosferatu. Kast es lúcido, dispone de la virtud de la presciencia y el vaticinio. No se equivoca. No le cree a Diderot –un tanto escéptico en este caso– quién aseguraba que “Introducir un rayo de luz en un nido de lechuzas solo sirve para enceguecer a sus habitantes”.

Cualquier reforma significativa desestabiliza el sistema. Kast y Rosales lo saben. Camilo Escalona, Osvaldo Andrade, Andrés Zaldívar, Fulvio Rossi, Lily Pérez y unos cuantos otros, también.

Lo propio del cogobierno practicado de 1990 en adelante por la Concertación y Democracia y Progreso (devenidos respectivamente Nueva Mayoría y Chile Vamos) es no apartarse del sendero del Gattopardo: cambiar lo ancilario para que nada cambie en el fondo.

Las fallidas reformas micrométricas anunciadas por Bachelet, con el apoyo incierto de parte de su coalición, alertaron a los más conservadores más lúcidos. Il y avait péril en la demeure. La prueba: la noción de gratuidad en la Educación terminó por imponerse universalmente, –incluso a Sebastián Piñera–, como en su día se impuso en la consciencia nacional la nacionalización del cobre que fue aprobada por la unanimidad del Congreso.

Debatir de las cuestiones de fondo que interesan el devenir nacional y la suerte de millones y millones de compatriotas es el verdadero desafío. Entre la luz y la oscuridad, la ciudadanía no tiene donde perderse. Por algo el lema original del emblema patrio fue Post tenebras lux.

Para la Nueva Mayoría y Chile Vamos el sendero se hace cada vez más estrecho: las tensiones provocadas por 44 años de reacción y conservadurismo hacen que un poquito de veneno sí mata.

Para oponerse a la oscuridad que nutre al Nosferatu nacional, a Chile hay que prescribirle un tratamiento de luminoterapia. Intenso, el tratamiento.