La conferencia anual de la revista Materialismo Histórico (MH) en Londres se centró en la revolución rusa, así como en el 150 aniversario de la publicación del volumen I de El Capital de Marx. Por mi parte me concentré en las presentaciones sobre el segundo tema más que sobre el primero.
De hecho, el plenario principal de MH fue sobre teoría del valor y clase en Marx y el ganador del premio anual Isaac Deutscher que se anunció en MH fue para el libro Marx's Inferno, de William Clare Roberts que parecía ser una "teoría política" del capital visto a través del prisma del famoso poema de Dante. Tal vez hablaré de él más adelante.
Los ponentes del plenario fueron Moishe Postone, Michael Heinrich y David Harvey, una impresionante gama de académicos marxistas de gran prestigio. Postone es codirector del Centro de Chicago para la Teoría Contemporánea y miembro de la facultad del Centro de Estudios Judíos de Chicago. Su discurso de 30 minutos fue difícil de entender, redactado en una jerga académica polisilábica. Pero creo que el quid de la cuestión es que no podemos considerar la lucha de clases en el capitalismo sólo a la que enfrenta a los trabajadores explotados y los capitalistas, ya que ahora implica la raza, el credo y el género y un nuevo populismo de la derecha. Así que tenemos que repensar la teoría de las clases de Marx.
Por ello, el "marxismo ortodoxo" es un obstáculo. El concepto histórico de lucha de clases no es esencial. En cuanto a la teoría del valor de Marx, es específica del capitalismo, pero este ha cambiado y la explotación es ahora más sobre de la cantidad de tiempo que todos tenemos que sobre la producción de plusvalía. Creo que en esencia eso fue lo que dijo, pero, francamente, no puedo estar seguro porque la exposición de Postone fue bastante incomprensible.
El siguiente orador fue Michael Heinrich, el conocido experto alemán en El Capital de Marx y cuidadoso investigador de los escritos originales de Marx en el denominado proyecto MEGA. Mis lectores sabrán que Heinrich y yo hemos discutido antes sobre si la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Marx es lógica, y si el propio Marx la abandonó y hemos publicado sobre este tema.
En su presentación, Heinrich estuvo de acuerdo con Postone en que el valor es una categoría específica del capitalismo, pero cree que Marx cambió su concepción de las clases y del valor a lo largo de su vida. Por lo tanto, no es posible tirar de citas de Marx indiscriminadamente. Cada cita debe ser situada en su contexto y tiempo. Por ejemplo, la definición de Marx de la lucha de clases que se encuentran en el Manifiesto Comunista en 1848 difiere de sus definiciones posteriores de las clases al final del Volumen III de El Capital.
Del mismo modo, el concepto de valor de Marx cambió con el tiempo. Al principio, el valor parece originarse en el proceso de producción y la explotación de la fuerza de trabajo por el capital. Más tarde, Marx revisó este punto de vista para argumentar que el valor sólo se crea cuando se transforma en dinero. Del mismo modo, Marx pensaba que una creciente composición orgánica del capital llevaría a una caída de la tasa de ganancia, pero más tarde reconoció que más número de máquinas podrían elevar la tasa de plusvalía y por lo tanto que la tasa de ganancia no caiga.
Heinrich tiene la ventaja de que lee las palabras originales de Marx en alemán, pero siguen siendo sus interpretaciones de lo que quiso decir Marx. Heinrich, en efecto, sostiene que el valor no es una sustancia material, es decir, el consumo de energía humana en el trabajo, que se puede medir en tiempo de trabajo, sino que sólo existe en forma de dinero. En mi opinión y en opinión de muchos otros marxistas, esto niega el papel de la explotación del trabajo en la producción, que tiene lugar antes. Sí, sólo se puede ver el valor en forma de dinero, pero tampoco la electricidad hasta que la luz se enciende, pero eso no quiere decir que no existe antes de que brille la luz. (Para una excelente crítica de la interpretación de Heinrich de la teoría del valor de Marx, véase el libro de G Carchedi Detrás de la crisis, capítulo 2).
¿Qué importancia tiene todo esto, se podría preguntar? ¿No estamos discutiendo sobre el sexo de los ángeles como los teólogos católicos medievales? Bueno, sí. Pero creo que tiene algunas implicaciones creer que el valor sólo se crea en el intercambio y también que la lucha de clases no está realmente centrada (ya) en los trabajadores y los capitalistas en el proceso de producción. Para mí, estas teorías conducen a la idea de que las crisis en el capitalismo son causados por fallos en la 'circulación del dinero y del crédito' y no en las contradicciones del capitalismo entre la productividad y la rentabilidad de la producción de plusvalía, como creo que Marx argumentó. Y las revisiones de la naturaleza de la lucha de clases podrían conducir a la eliminación de la clase obrera como agente del cambio socialista.
Hay un problema similar en la presentación de David Harvey. Una vez más, Harvey ha hecho una gran contribución a la hora de exponer y defender las ideas de Marx tal y como se expresan en El Capital para explicar el funcionamiento del modo de producción capitalista. He presentado mi crítica de las más novedosas propuestas de Harvey en mi blog antes y también él ha criticado mi punto de vista 'ortodoxo'.
En su presentación, Harvey nuevo parecía ser 'innovador' en su intento de plantear nuevas categorías en El capital. Sí, el valor es 'como un fantasma' (no se ve), pero objetivo (es decir, real) y sólo aparece como dinero. Pero Harvey quiere que consideremos nuevos términos como 'anti-valor'. ¿Qué quiere decir Harvey con ello? Al parecer, que el dinero y el crédito se pueden crear sin el respaldo de valor. Marx le llamó 'capital ficticio' porque no es capital real basado en la producción de valor y plusvalía mediante la explotación de la mano de obra, sino simplemente el derecho a unos de activos que pueden o no ser apoyado por nuevo valor. En ese sentido, la inversión en activos financieros produce ganancias ficticias.
Ahora Harvey quiere cambiar el nombre de esta categoría a 'anti-valor', porque cree que al hacerlo puede mostrar que existen obstáculos para el flujo de capital (valor) en la realización de valor. Por lo tanto las crisis pueden originarse o ser causadas por bloqueos en la circulación del capital fuera del propio proceso de producción. Del mismo modo, Harvey propone lo que llama 'regímenes de valor'. El 'dinero universal', representado por el oro, ya no controla el valor del dinero fiduciario (dinero 'impreso' y respaldado por los gobiernos), sobre todo después de que el dólar de EEUU abandonase el patrón oro en 1971. Así que ahora tenemos ''regímenes de valor" como el área dólar, el euro y, más recientemente, el yuan chino. Una vez más, creo que todo esto quiere decir que los diversas economías de los estados nación tratan de obtener la mayor parte del pastel del valor global y en la medida en que tienen éxito, sus monedas son más fuertes con el tiempo en relación con los demás. No alcanzo a comprender por qué necesitamos nuevos términos o conceptos para 'explicar' esto. Ahí estamos.
Por supuesto las cosas han cambiado en los últimos 150 años desde que Marx formuló su crítica del capitalismo y de su economía política y publicó El Capital. El capitalismo es global, el capital financiero se ha expandido dramáticamente, se han desarrollado bloques de poder imperialistas y el capital está cada vez más concentrado y centralizado. Pero me parece que las leyes del movimiento del modo de producción capitalista no han cambiado de manera tan fundamental para que necesitamos nuevas categorías para explicarlos; o tenemos que abandonar la teoría del valor básica de Marx o de su principal ley de la contradicción entre la productividad y la rentabilidad para explicar las crisis y en su lugar estaríamos obligados a buscar otras explicaciones en el circuito del dinero y de crédito.
Si hacemos eso, entonces también reducimos el papel del proletariado como agente principal del cambio revolucionario. Y en mi opinión, todavía lo es, aunque sólo sea por su ausencia de éxito en los últimos 150 años. Las revoluciones basadas en el campesinado (China) o aisladas en un país (Rusia) no han alcanzado el socialismo incluso si se han eliminado el capitalismo por un tiempo. Sólo el proletariado global unido puede hacerlo.
La idea de que la teoría del valor y de las crisis de Marx están obsoletas y se necesita modificarlas fue el tema de mi propia ponencia en MH. He citado el comentario de John Maynard Keynes sobre El Capital, en el sentido de que es "un libro de texto obsoleto que no sólo es científicamente erróneo, sino que carece de interés o aplicación para el mundo moderno". Quería defender a Marx contra este punto de vista de Keynes, que aún prevalece no sólo en el análisis burgués, sino también en las últimas biografías de Marx por parte de antiguos historiadores marxistas que afirman que Marx era un hombre del siglo XIX con poco que decirnos sobre el XXI.
Mi papel, por encima de todo, quería mostrar que las ideas keynesianas no tienen nada en común con la crítica del capitalismo de Marx y están diseñadas cuidadosamente para restaurar el capitalismo en crisis y hacer que funcione mejor. Creo que es importante, porque la teoría y las políticas keynesianas son dominantes en el movimiento obrero en todas partes, como si fueran una alternativa viable y radical, mientras que la teoría marxista se ignora.
Por supuesto, esto no es casual, porque si se acepta la crítica del capitalismo de Marx, ello implica luchar por una transformación revolucionaria del modo de producción capitalista - algo que sigue dando miedo, no sólo a los líderes del movimiento obrero, sino también a muchos activistas que temen los riesgos que comporta un cambio revolucionario.
Mi ponencia defendió que, contrariamente a lo que Keynes creía, la teoría del valor trabajo ofrece una explicación lógica y empíricamente verificable del modo de producción capitalista, mientras que, por el contrario, la teoría marginalista dominante es erronea e invirificable. El gran descubrimiento de Marx sobre el capitalismo es que es un sistema de explotación de la fuerza de trabajo para apropiarse al valor producido por los trabajadores como plusvalía o beneficio a través de la venta en el mercado de mercancias. Ese es el origen del. Keynes, como toda la economía dominante, niega que el beneficio es el resultado del trabajo no remunerado. Para él, el beneficio es el rendimiento marginal de la inversión y justificado del capitalista.
La teoría de las crisis de Marx explican como el crecimiento de la productividad del trabajo mediante el aumento de la inversión en medios de producción en relación con el trabajo produce contradictoriamente la caída de la rentabilidad, engendrando crisis recurrentes. Keynes, en cambio, vio las depresiones o crisis como resultado de un colapso de los 'espíritus animales' de los empresarios y/o unas tasas de interés demasiado altas de los financieros. Las crisis son un 'problema técnico' que puede ser corregido alentando la 'confianza' de los capitalistas y reduciendo las tasas de interés, o en casos extremos, haciendo que los gobiernos gasten para cebar la bomba de la industria privada.
Para Keynes, una vez que se utilizan este tipo de medidas para hacer frente a estas depresiones ocasionales, el capitalismo volverá a su curso hacia un futuro dorado en el que las horas de trabajo caerán dramáticamente gracias al uso de la tecnología; la escasez y la pobreza desaparecerán; y el principal problema será cómo utilizar nuestro tiempo de ocio. Pues bien, 80 años después de que Keynes sostuviera esto, más de 2 mil millones de personas están en la pobreza extrema, la desigualdad es mayor que nunca, la tecnología amenaza con hacer desaparecer muchos puestos de trabajo y la vida media de trabajo no ha disminuido en absoluto. Por otra parte, las recetas keynesianas de dinero fácil (QE, flexibilización cuantitativa) y el gasto público han fracasado rotundamente a la hora de revivir el capitalismo en las principales economías desde la Gran Recesión. La Larga Depresión, como la he llamado, se mantiene.
De hecho, en mi sesión, el veterano marxista francés Francois Chesnais presentó su libro, El capital financiero hoy, que fue preseleccionado para el premio Deutscher. Chesnais argumentó que la depresión actual no tendrá fin. La tasa de ganancia a nivel mundial sigue cayendo y la deuda global está en constante aumento. La gran recesión no ha 'limpiado' el sistema. Y ahora el calentamiento global amenaza con destruir el planeta.
No soy tan 'pesimista' (¿u optimista?) sobre que el capitalismo este en sus últimos estertores. Pero es posible que el capitalismo se hunda en la 'barbarie' o colapse los niveles de vida, como ocurrió en el esclavismo del Imperio romano después de 400AD, sin que sea reemplazado por un nuevo modo de producción. Como Carchedi escribió en un artículo reciente para la Conferencia Capital.150, 'lo viejo está muriendo, pero lo nuevo no puede nacer' (Gramsci). Pero el capitalismo también podría recuperarse parcialmente con un cierto resurgimiento de la rentabilidad después de nuevas depresiones y la oportunidad de explotar nuevas fuentes de trabajo en África y en la periferia. Se requerirá la acción de la clase obrera mundial para alcanzar el socialismo. No vendrá sólo porque el capitalismo se tambalee económicamente.
El capital de Marx nos ofrece el análisis más claro y convincente de la naturaleza del modo de producción capitalista y sus contradicciones irreconciliables, que de muestra por qué el capitalismo es transitoria y no puede durar para siempre, al contrario de lo que proclaman los apologistas del capital.
Creo que no necesitamos inventar términos o categorías nuevas, a menudo confusas, para explicar el capitalismo moderno 150 años después de la publicación de El Capital; o negar el papel de la explotación en la creación de valor en el corazón del capitalismo; o reducir el papel del proletariado mundial para acabar con el capitalismo.
Traducción: G. Buster
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