CELAG
Incluso en las ágoras más conservadoras
se cuchichea sobre la mala puntería del FMI en sus predicciones
económicas. Tanto es así que un estudio de la mismísima Oficina General
de Contabilidad de los Estados Unidos ( GAO, en inglés, Government
Accountability Office ) señala que el FMI sólo es capaz de anticipar el
11% de las crisis económicas ocurridas a nivel mundial. De hecho, en
base a esos datos, para el caso de América Latina, no se acertó con
ninguna. Recuérdese, por ejemplo, que el FMI había pronosticado que
Argentina iba a crecer 3,7% en el año 2001 cuando finalmente la
contracción fue del 4,4%. Más recientemente, el FMI a mediados del año
2007, meses antes de que se viniera la gran crisis financiera global,
también nos dijo que no “había razones para preocuparse por la economía
mundial".
Con este telón de fondo, es preciso revisar lo que el
FMI, y el propio Gobierno de Macri han venido estimando para la
economía argentina en estos últimos años. Como en cualquier profesión,
la credibilidad se gana en base a aciertos. Es muy difícil tener fe en
quién no atina nunca. Si repasamos los datos, tanto el FMI como el
Gobierno macrista no han dado ni una en cuanto a la predicción de las
principales variables económicas. He aquí sus continuas desviaciones en
dos temas clave: crecimiento a través del Producto Interno Bruto (PIB) e
inflación.
1. En relación al PIB. Empecemos por el primer gran
error en el primer año de gestión de Macri, año 2016. En rueda de
prensa, el que fuera Ministro de Hacienda, Prat Gay, a inicios de año
estimaba un crecimiento del PIB entre 0,5 y 1%; por su parte el FMI
creía que el PIB decrecería en 0,7%. Finalmente, el valor real fue de
-2,1%. En año 2017, el FMI estimó bien pero no el Gobierno, aunque se
acercó al valor real (2,7%). Sin embargo, en el año 2018, nuevamente
hubo errores y muy grandes: el Gobierno estimó 3,5% de crecimiento; el
FMI lo dejó en 2,5%; y, por el contrario, el valor real fue de -3,5%. O
sea, en estos 3 años pasaos, el FMI se equivocó como promedio anual en
2,1 puntos; y el Gobierno en 3,5 puntos.
2. En relación a la inflación. No hemos querido usar las previsiones
hechas a inicio del año 2016 para los años siguientes porque, de haberlo
hecho, el ridículo aún hubiera sido mayor. Aclarado esto, pasemos a los
datos. Cada año existe desviación importante, pero el más significativo
tuvo lugar en el año 2018: el valor real de subida de los precios
triplicó la estimación del Gobierno y FMI (47,6% frente a 15,7% y
16,7%). Y puede que, en 2019, tal como viene el dato real, es probable
que el FMI repita su gran desatino.
Así
podríamos seguir y seguir demostrando con datos y hechos que el FMI y
el Gobierno tienen una pésima bola de cristal para el devenir de la
economía argentina. La evidencia es demasiado elocuente como para fiarse
de ellos en la conducción del futuro. No quisiéramos estar en las manos
de un médico que se equivoca tanto. Ni hubo estabilidad de tipo de
cambio, ni lluvia de inversiones, ni pobreza cero; nada de nada. Más
bien todo lo opuesto: desequilibrio macroeconómico con malestar
microeconómico; un modelo económico injusto al mismo tiempo que
ineficiente. Y no sólo lo dicen los números objetivos, sino que también
así lo remarca la percepción subjetiva que tiene la mayoría de la
ciudadanía argentina, como lo muestra la última encuesta de Celag: creen
que se está peor, que el Gobierno no sabe cómo controlar la inflación
ni el dólar, que se ha descendido socialmente, con un gran miedo a
perder empleo, y muy pocos quieren que todo siga igual.
Alfredo Serrano Mancilla, doctor Economía Aplicada (UAB). Director de CELAG (España)
Lucía Converti, licenciada en Economía (UBA) (Argentina)
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