Cientos de efectivos de la Guardia Nacional rodearon ayer
el campamento de migrantes instalado en Matamoros, Tamaulipas, con la
intención de evitar que crucen a nado el río Bravo y expongan sus vidas
al pretender internarse sin documentos en territorio estadunidense.
Unos 300 uniformados se apostaron en los alrededores del campamento,
cercano al Puente Nuevo de Matamoros, y bloquearon con malla ciclónica
los accesos al río, mientras que patrullas de militares rodearon el
espacio donde los migrantes se alojan en casas de campaña.
Este miércoles se cumple un mes de que los cuerpos del migrante
salvadoreño Óscar Martínez Ramírez y su hija Angie Valeria fueron
hallados en la orilla del río Bravo luego de que murieron ahogados.
Mejor suerte corrieron el lunes dos migrantes guatemaltecas que
pretendieron cruzar el río Bravo bajo el Puente Nuevo de Matamoros y
estuvieron a punto de ahogarse, pero efectivos de la Guardia Nacional
las rescataron.
También se salvó de morir otra migrante guatemalteca, que ayer fue
arrastrada por la corriente del Bravo, a quien rescataron agentes
adscritos a la Unidad Marítima de la Patrulla Fronteriza Sector Laredo.
Se ofreció atención médica a la mujer, pero ésta la rechazó, y a
continuación fue trasladada a una estación de la Patrulla Fronteriza.
Julia Le Duc y Carlos Figueroa
Corresponsales
Periódico La Jornada
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