“Por ese gran argentino
que se supo conquistar
a la gran masa del pueblo
combatiendo al capital”
Estrofa de la Marcha Peronista.
Cristina
Fernández, en una de las recientes presentaciones de su libro definió a
su gobierno “como el más capitalista”. Y no solo eso, sino que además
presumió de capitalista y desafió al macrismo para ver quien lo era mas.
“Yo soy mas capitalista que ellos”, dijo orgullosa. “Conmigo en
Argentina había capitalismo”. Nadie lo duda.
La pregunta es
si sabe lo que significa el capitalismo para la clase trabajadora y más
todavía si tiene alguna idea de lo que es el capitalismo dependiente,
como el argentino.
Hay dos posibilidades: si lo sabe es de una
crueldad inconcebible presumir de semejante cosa. Si no lo sabe haría
bien en destinar algunos minutos para informarse, o en todo caso,
preguntarle al papa Francisco –sin ir mas lejos- con quien tiene tan
buena relación.
Precisamente el papa instó a unos luchadores
sociales que lo visitaron en el Vaticano hace un par de años en
insistir en su lucha para cambiar “este sistema económico que oprime y
somete al hombre”. Agregó, entre otras cosas, que el capitalismo es un
sistema que mata, y dijo que sabía que al decir eso lo iban a calificar
de comunista, cuando no es otra cosa que “la doctrina social de la
Iglesia”.
El capitalismo es desigualdad, no mas de 20
personas tienen más que la mitad de la humanidad. Es salarios de
miseria, es marginación, humillación cotidiana, explotación de los
trabajadores en beneficio de una minoría que acumula riquezas
obscenamente. Es destrucción del medio ambiente y la naturaleza, es
opresión de las mujeres, los inmigrantes, los diferentes. Como dijo
Julie Wark, coautora del libro Contra la caridad, de reciente
aparición, “el capitalismo es un problema grave para cualquiera que
quiera una sociedad decente”. Y en el caso del capitalismo dependiente
es sometimiento al imperialismo norteamericano y a los organismos
financieros internacionales como el FMI, por ejemplo.
Por
eso, por creer que el capitalismo es un sistema del que hay que
presumir, puso como garante de su futuro “buen comportamiento” con esos
organismos a Alberto Fernández, un personaje del capitalismo financiero
que ya anunció que pagará sus deudas al FMI. Una deuda ilegítima, ilegal
y odiosa como han demostrado abundantemente varios economistas
argentinos. Una deuda que contrajeron los ricos y obligan a pagarla a
los pobres. Ni un peso de esa deuda fue para el pueblo. Sirvió, eso si,
para la fuga de capitales y el pago de otras deudas privadas que se
socializaron. Es decir, una deuda que es una estafa y que por supuesto
si se cumple con esa supuesta obligación, no habrá margen para el alivio
que espera la mayoría. Salvo que de pronto creamos en la bondad del
Fondo Monetario. Ahí tiene Cristina una prueba, dolorosa, de lo que es
el capitalismo dependiente.
El capitalismo es incompatible
con la democracia por la desigualdad que genera y deja fuera de la
sociedad a millones de personas expulsadas del sistema, demonizadas y
reprimidas, como los pueblos indígenas.
Ya siendo presidenta
Cristina Fernández dijo que su objetivo era hacer un capitalismo serio.
Yo creo que quiso decir bueno. Es que el sistema cuenta con los medios
necesarios como para convencernos de que el capitalismo no es un sistema
más en la historia de la humanidad, sino algo natural, como el aire. Y
como un sistema mas, está agotado, no tiene respuestas para los
trabajadores y las capas populares, como dijo José Luis Sampedro, solo
responde a las minorías que siguen aprovechándose del esfuerzo de los
demás poniendo en peligro el futuro del mundo con la destrucción
irresponsable del planeta.
A Macri no le hace falta presumir
de capitalista. Es como si un elefante presume de ser elefante, ya se
sabe. Tiene el sello desde su nacimiento. Y lo ejerce con brutalidad y
sin complejos. Digamos que es el policía malo (el capitalismo duro).
Cristina quiere ser el policía bueno (el capitalismo serio). Ambos
cumplen el mismo objetivo. Uno con saña y la otra con disimulo y un
discurso obrerista y peronista. Eso si, olvidando esa maldita estrofa
que habla de combatir al capital.
El agobio, la angustia
permanente, la necesidad inmediata, la urgencia por deshacerse de un
Gobierno tan nefasto y despiadado como el de Macri, hace que mucha gente
prefiera a Cristina y con razón. Y cierre los ojos o mire para otro
lado ante barbaridades como esta de presumir de capitalista. Y es
comprensible, aunque haya otras opciones de izquierda. Pero nunca,
esconderle la verdad al pueblo ha dado resultado. No nos olvidemos de
otra frase de Perón, ya que estamos: solo el pueblo salvará al pueblo.
Mejor no engañarlo.
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