Ángel Guerra Cabrera
La Jornada
El informe de Michelle
Bachelet sobre los derechos humanos en Venezuela contiene todos los
requisitos para ocupar un lugar señero en una enciclopedia universal de
la infamia. Mucho más porque la alta comisionada de la ONU para los
Derechos Humanos se debe a un conjunto de mandatos emanados de la Carta
de esa organización, de los acuerdos de su Consejo de Derechos Humanos y
de otras de sus instancias que resultan pisoteados en este documento.
El informe no menciona apenas la guerra económica de Washington
contra Venezuela y sus terribles efectos en la población y mucho menos
exige que se ponga fin a esa brutal agresión. Omite innumerables hechos
de primerísima importancia. Entre ellos, la violencia feroz de la
oposición dirigida por Estados Unidos, tanto en marchas como en guarimbas
y en sus reiterados intentos golpistas, enmarcados en un contexto de
guerra híbrida cuyo fin desde 2002 es derrocar al gobierno bolivariano,
eliminar físicamente al chavismo y apoderarse de las enormes riquezas
naturales del país suramericano.
¿Golpismo? ¿Guerra híbrida? ¿Guerra económica? Qué va. Para Bachelet
lo único que existe en Venezuela son violaciones del gobierno a los
derechos humanos. Tampoco existe una grave crisis humanitaria ni de
derechos humanos en Haití, Honduras, Guatemala, Colombia, Yemen,
Somalia, Libia, Afganistán, Palestina ocupada por Israel. Ni las
políticas neoliberales que hunden hoy en la miseria a millones de argentinxs y brasileñxs
antes elevados a niveles dignos de vida por los gobiernos de Lula y
Cristina Fernández, acciones que constituyen violaciones masivas de los
derechos económicos, políticos y sociales de esas poblaciones. Ni la
campaña de terrorismo de Estado del gobierno de Trump contra millones de
migrantes, su exacerbación del supremacismo blanco, la xenofobia, el
racismo y la misoginia.
¿De qué país habla Bachelet? El que refiere en su informe no es el
que he visitado muchas veces durante el periodo revolucionario. No es el
de millones de personas marchando en apoyo a su gobierno, no es el de
la alta matrícula en todos los niveles de educación, no es el del
programa Barrio Adentro ni los Centros de Diagnóstico Integral, que con
médicos venezolanos y cubanos han hecho de la salud un derecho
universal, no es el de la igualdad entre hombres y mujeres ni el del
reconocimiento de la diversidad sexual, no es el de la menor desigualdad
en nuestro continente de acuerdo con datos de la respetada Comisión
Económica para América Latina de la ONU, no es el democracia
participativa y protagónica ejemplar, no es el de lxs jóvenes y el pueblo alegres y cultos. Tampoco el de los casi 3 millones de viviendas dignas.
El informe de Bachelet, en fin, parece redactado por Almagro. Tal para cual.
Twitter: @aguerraguerra
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