Desde el retorno a la democracia,
Chile ha sido uno de los países con más alta institucionalidad de la
región (sólo comparable a Uruguay), gracias a un Gobierno de alternancia
entre un espacio socialdemócrata/demócrata cristiano y la derecha
heredera del modelo pinochetista. En sus distintos matices el Gobierno
viene alternando entre un abanico de grises: derecha popular, derecha
conservadora, derecha liberal, derecha económica y “nueva derecha”.
Desde 2005 Chile ha estado gobernado por la Concertación, luego por
Nueva Mayoría, y la Coalición por el Cambio, y después Vamos Chile.
Sólo cambió el nombre de los frentes, pero
Bachelet-Piñera-Bachelet-Piñera han alternado la casa de la Moneda los
últimos 13 años.
No es justo decir que fueron lo mismo;
Bachelet incluyó cierto reformismo institucional que dio una bocanada de
aire fresco, si bien su aporte fue más en términos simbólicos que
concretos. También estuvo impulsado por la oleada rosa y al giro a la
izquierda, con quien compartió bloques regionales progresistas. Este
viraje tuvo momentos virtuosos para la opinión pública en su primer
mandato, aunque con un mayor agotamiento en el segundo. Según los datos
del Centro de Estudios Políticos (CEP), en términos de destreza y
habilidad, la diferencia es significativa: Bachelet la tuvo y la perdió y
Piñera nunca pudo convencer a la mayoría de ser un político hábil. El
pico positivo de Bachelet es claro: agosto de 2009 con la Nueva Ley de
Educación que canalizaba a su favor un ciclo de protestas iniciado en
2006.
[1]
Las elecciones de 2017 en que saldría
victorioso Sebastián Piñera por el frente Chile Vamos (heredero de
Coalición por el Cambio), evidenciaron un cambio en la derecha chilena:
Acción Republicana -hoy Partido Republicano- creado por José Antonio
Kast -bajo las consignas de “Dios, patria, familia, libertad y propiedad
privada” y un logo que replicaba casi con exactitud al de “Front
Nacional”, el partido de ultra-derecha de Marie Le Pen-, obtuvo un 7,9%
en la primera vuelta. Kast se apartaba de la coalición conformada por la
Unión Demócrata Independiente (UDI), Restauración Nacional (RN),
Evopoli y el Partido Regionalista Independiente (PRI), así como de la
Democracia Cristiana (DC) -todos partidos del statu quo- para
radicalizarse y reivindicar al sector más pinochetista. De cara a la
segunda vuelta, Acción Republicana daría su apoyo a Piñera y la
coalición Chile Vamos.
A poco más de un año de gobierno Piñera
registra una popularidad en caída. La consultora Criteria Research, en
su estudio realizado en el mes de junio, evidencia que Piñera registra
un nuevo mínimo de aprobación del 23% y una desaprobación en ascenso de
un 65% a un 69%. En cuanto a las causas de dicha caída, es posible
distinguir una mala gestión en cuanto a los reclamos educativos y la
falta de inclusión del resto de las demandas sociales, pero también un
estancamiento económico y una baja percepción de mejoras en torno a la
seguridad -dos cualidades esperadas en un Gobierno de derecha-. También
lo empuja hacia abajo el freno por parte de la oposición a su agenda
legislativa, que incluye la reforma previsional y tributaria. En medio
de la crisis de popularidad Piñera realizó cambios en su Cartera
ministerial, concretamente en Cancillería (Exteriores), Economía,
Energía, Salud, Obras Públicas y Desarrollo Social. Sin embargo, estos
cambios no hicieron más que agudizar las molestias hacia el interior de
la coalición de gobierno, ya que favorecieron a RN (partido de Piñera)
por sobre otros partidos de la coalición.
[2]
Uno, dos, ultraderecha
La victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, en octubre de 2018, repercutiría en el reposicionamiento de la derecha chilena[3].
El presidente Sebastián Piñera fue uno de los primeros mandatarios de
la región en felicitarlo y Chile fue uno de los primeros destinos de su
homólogo brasileño. Los máximos líderes de Chile Vamos se posicionaron
de manera distinta: desde el apoyo incondicional de José Antonio Kast,
pasando por el apoyo parcial del presidente de RN, Mario Desbordes y la
senadora Jacqueline Van Risselbergue (UDI), celebración de las
diferencias de Hugo Ortiz de Filippi (PRI) e, incluso, el rechazo de
Hernán Larraín Matte (Evópoli), que continuó insistiendo en un espíritu
“republicano” y más moderado, al igual que Joaquín Lavin (UDI)[4].
Simultáneamente, Kast, conformó un nuevo
espacio integrado por varios cuentapropistas políticos de RN y la UDI,
entre ellos el polémico diputado Ignacio Urrutia, conocido por sus
constantes ofensas hacia las víctimas de la dictadura. Vamos Chile
continuó intentando contener a Kast y sumarlo como potencial candidato
de su espacio. Tanto la irrupción de Kast como el rol protagónico de la
UDI en las decisiones de gobierno, daban cuenta de un giro conservador y
fuertemente liberal en lo económico.
Si bien desde la coalición oficialista
han remarcado sus diferencias con Kast, lo cierto es que la victoria de
Bolsonaro expresó un espaldarazo para exhibir su postura contraria a la
migración -plasmada en la reforma migratoria-, intentar rebajar el
impuesto a las empresas, propiciar el control preventivo de identidad a
menores de 18 años o el proyecto Aula Segura, que busca habilitar a los
directores de las universidades a expulsar inmediatamente a alumnos que
se vean involucrados en disturbios. Asimismo, en el ámbito internacional
ha endurecido su posicionamiento con respecto a la situación política
de Venezuela, se ha retirado del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la
Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en
Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe (más conocido como
Acuerdo de Escazú) y el pacto migratorio de la ONU. La situación amerita
preguntarse ¿la ultraderecha es un fenómeno ajeno a la coalición de
Gobierno?
Salvando las distancias entre Brasil y
Chile, es posible encontrar elementos comunes o que, potencialmente,
podrían alentar el surgimiento de liderazgos similares al de Bolsonaro.
En primer lugar, se encuentran la crisis del sistema de representación
política y un intento de disociación del ethos democrático que
se expresa en la reivindicación de las dictaduras o, al menos, su
tolerancia con su apología. Las posiciones son disimiles. Para el
académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de
Chile, Ernesto Águila, aunque aun incipientes, están dadas las
condiciones para el surgimiento de un “Bolsonaro chileno”. En cambio,
para el académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de
Chile, Jaime Baeza, el rol preponderante de las Fuerzas Armadas en
Brasil no es comparable a otras democracias de la “tercera ola” en las
que han dejado de ser actores relevantes[5].
¿Quién capitaliza la crisis de Chile Vamos?
A los números rojos de la popularidad de
Piñera se le suma además una crisis de representación. De acuerdo al
último informe de CEP, dos tercios de los chilenos (64%) declara no
identificarse con ninguna identidad política. Mientras que el tercio
restante se divide entre un 15% de izquierda, un 14% derecha y un 7% de
centro. Queda un largo camino para las elecciones municipales de 2020 y
las presidenciales y legislativas de 2021, y las distintas expresiones
de la derecha chilena oscilan entre conservar la unidad y distinguirse
con diversos posicionamientos, que a fin de cuentas esconden una
extracción de élite y una herencia pinochetista. Los matices de gris se
debaten en torno al grado de liberalidad o conservadurismo y la adhesión
a los derechos humanos. En paralelo y coqueteando con los límites de la
coalición José Antonio Kast ha iniciado un proceso de recolección de
firmas para pasar del movimiento al partido propio, pasando de
denominarse Acción Republicana a Partido Republicano. En un contexto de
una crisis del Gobierno presidido por Piñera, frente a una desaprobación
histórica y con una gran movilización en las calles, el escenario
permanece abierto.
[1] https://www.cepchile.cl/cep/site/docs/20190612/20190612104953/encuestacep_mayo2019.pdf
[2] https://www.criteria.cl/wp-content/uploads/2019/07/ACC-Junio-2019.pdf
[3] https://www.celag.org/pinera-bolsonarizacion-gobernabilidad/
[4] https://m.elmostrador.cl/noticias/pais/2018/10/09/las-diferencias-que-genera-en-la-derecha-chilena-la-controvertida-figura-de-jair-bolsonaro/
[5] https://radio.uchile.cl/2018/10/29/efecto-bolsonaro-puede-chile-elegir-a-la-ultraderecha/
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