Comparece por más de 6 horas; no revela nada nuevo
Asegura el ex fiscal especial que el mandatario puede ser juzgado cuando termine su administración
▲ Robert Mueller, ex fiscal especial que investigó la trama rusa, ayer
al presentarse a declarar ante el Comité Judicial de la Cámara de
Representantes.
Nueva York. El ex fiscal especial Robert Mueller declaró
ayer ante el Congreso que aunque no se formularon cargos al concluir la
investigación que encabezó, el presidente Donald Trump
no fue exculpadodel delito de obstrucción de la justicia y alertó que persiste la interferencia de Rusia –que ayudó a llevar al magnate a la Casa Blanca–, en los procesos electorales estadunidenses.
Sin embargo, después de más de seis horas de audiencias ante dos
comités de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos
enfocadas en el informe final de 448 páginas con que culminó la
investigación que encabezó Mueller sobre posibles actos de conspiración
entre la campaña de Trump y los rusos e intentos tanto para encubrir
como para obstaculizar las investigaciones, no se reveló nada nuevo.
Ante los intentos de Trump y sus aliados por descalificar la investigación como
una farsay una
cacería de brujasy declarar falsamente que el informe concluyó que no hubo ninguna colusión con los rusos y que Trump quedó
exonerado, Mueller tuvo la oportunidad este miércoles de reiterar lo que había dicho desde un inicio: hubo y sigue habiendo interferencia rusa en las elecciones estadunidenses, y que
el presidente no fue exculpado por los actos que se alega que cometióen torno a por lo menos 10 instancias de obstrucción de la justicia documentados en el informe.
De hecho, en respuesta a preguntas sobre si las afirmaciones de Trump de que el reporte no lo culpó de
obstruccióny que el presidente había sido
exonerado, Mueller afirmó:
eso no es lo que indica el informe.
Más adelante, Mueller comentó que el presidente no respondió con la
verdad a preguntas bajo juramento durante esta investigación, y expresó
que es
más que problemáticoque Trump pareció apoyar y aplaudir el hecho de que Wikileaks difundiera correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata supuestamente hackeados por los rusos durante la elección.
Mueller recordó que su equipo decidió no considerar la formulación de
cargos criminales por obstrucción de la justicia, ya que según reglas
establecidas dentro del Departamento de Justicia no se pueden presentar
cargos contra un presidente activo. Pero sí señaló que Trump puede ser
sujeto a estos cargos en el momento en que deje de ser gobernante.
Por otro lado, Mueller también reafirmó las conclusiones de su
investigación de que, aunque no había suficiente evidencia para
comprobar algún tipo de conspiración entre la campaña de Trump y el
Kremlin, no había duda de que los rusos interfirieron en las elecciones
presidenciales de 2016 y que el magnate y su campaña dieron la
bienvenida a esa interferencia.
Más aún, advirtió que eso continúa.
Lo están haciendo mientras estamos sentados aquí. En respuesta a legisladores, expresó su alarma de que este tipo de interferencia extranjera se convierta en algo que podría ser aceptable de aquí en adelante:
espero que esto no sea ahora lo normal, pero temo que lo es.
Los demócratas, quienes controlan la cámara baja y convocaron a estas
audiencias, no lograron su objetivo de que Mueller revelara algo
explosivo. A la vez, los republicanos tampoco lograron anular las
conclusiones de la investigación, aunque intentaron a lo largo del día
cuestionar la integridad e imparcialidad de la pesquisa para restarle
credibilidad.
Con ello, el drama primero ante el Comité Judicial y más tarde frente
al Comité de Inteligencia fue más bien un espectáculo político que
seguramente aburrió, si no es que hartó, al público que podía verlo en
vivo por las cadenas nacionales de televisión y otros medios. Mientras
los legisladores de ambas bancadas se turnaban para interrogar al
testigo, la estrella respondió lentamente, a veces sólo con monosílabos,
rehusando salirse del guión escueto, y evadiendo declaraciones
dramáticas y menos novedosas. Sin una bomba informativa, los analistas y
comentaristas se esforzaron por crear la sensación de que lo que
ocurría era importante usando palabras como
históricoy
sin precedente.
Así, mientras las bancadas de ambos partidos interrogaban a la estrella del show, quien se comportó como lo que es, un hombre sumamente institucional con una carrera distinguida de servicio público –un marine
veterano de guerra, fiscal, director de la FBI durante 12 años–, desde
temprano quedó claro que esto no cambiaría el partido de ajedrez
político en Washington, y al final ambos lados declararon victoria
aunque nadie anotó un gol.
Trump proclamó que las audiencias fueron
toda una tontería, calificó la presentación de Mueller de
obviamente no muy buenay aseguró que fue
una día devastadorpara los demócratas. Otra vez consideró la investigación
una farsa ridícula, y por enésima ocasión,
una cacería de brujas.
Los demócratas insistieron en que
nadie está por arriba de la ley, ni el presidentey que le corresponde al Congreso asegurar que se rindan cuentas. Prometieron continuar con sus investigaciones, ya que Mueller dejó más que claro que Trump no está exonerado. Y lograron establecer lo básico para ellos: que según Mueller, el presidente no es inocente.
El día sin fuegos artificiales ni grandes revelaciones, sí fue
extraordinario en los hechos: se reiteró que el ocupante de la Casa
Blanca fue electo con la ayuda de intereses extranjeros (Rusia), que él y
sus familiares, asistentes, abogados y asesores mintieron repetidamente
para encubrir una serie de contactos con esos intereses extranjeros
para beneficiar sus negocios y su campaña electoral, y que el propio
presidente buscó frenar y obstaculizar la investigación sobre todo eso.
Por ahora, los demócratas tienen dos opciones: proceder hacia un proceso de impeachment o
continuar usando las investigaciones para enfrentar a este régimen. El
liderazgo demócrata aún se opone al juicio político, por ahora (a pesar
de que un creciente número de legisladores –por lo menos 90– entre sus
filas lo favorece; se necesitan 218 votos para proceder), al argumentar
que las consecuencias políticas y electorales serían negativas, y por lo
tanto la mejor estrategia debería de ser continuar investigando al
régimen actual y derrotarlo en las elecciones de 2020.
Esta segunda estrategia es la que prevaleció al final del día:
líderes demócratas declararon que continuarán con más investigaciones
(hay unas 29 pesquisas federales, estatales y locales en curso sobre
algún aspecto del comportamiento de Trump, su familia y su círculo).
Foto Xinhua, David Brooks
Corresponsal, Periódico La Jornada
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