I
“Nosotros, los sobrevivientes, ¿A quiénes debemos la sobrevida?”, así
evocan las primeras líneas del poema “El otro” escrito por Roberto
Fernández Retamar y, firmado el primero de enero de 1959, día en que se
declaró triunfante la Revolución Cubana. El verso expresa el duelo por
quienes en sacrificio a la patria no podrán a partir de entonces conocer
y disfrutar las profundas transformaciones sociales que tendrán lugar
en la isla caribeña, es un reconocimiento a un pueblo que soñó con un
mejor presente y entregó todo para consumarlo. Ese mismo poema, escrito
tras un instante súbito como afirmara el autor, significó también, la
apertura de toda una nueva tradición literaria y cultural que se sumaría
en compromiso y vocación a la conciencia y el sentimiento de nuestros
pueblos latinoamericanos. La poesía abrió una ventana a lo humano, a lo
cotidiano y profano, pero de igual forma y justamente como parte de ese
componente humano; la poesía alzó la voz para nombrar aquello que se
callaba y tanto urgía. La poesía comenzó a entrelazar temas como
revolución, amor y utopía.
II
El
malecón de la ciudad de La Habana ha atestiguado desde hace sesenta
años la invaluable labor desempeñada por la Casa de las Américas a favor
de la cultura de Nuestra América, en la historia de esta fundamental
institución, destacan entre otros nombres, el de Roberto Fernández
Retamar junto a Haydee Santamaría quien fuera la fundadora y primera
directora de la institución en 1959. Desde 1965 Retamar dirigió la Revista Casa de las América
, una de las publicaciones más significativas para la difusión, el
análisis y la discusión social y literaria de Latinoamérica, las plumas
más reconocidas han encontrado eco a sus ideas en sus páginas,
provocando un movimiento cultural que ha venido acompañando a las
transformaciones sociales que desde el triunfo revolucionario se
suscitan. En 1986, Retamar comenzó a encabezar los trabajos realizados
en la Casa de las Américas, contribuyendo a su impulso y su
consolidación como la institución más importante para el pensamiento
latinoamericano.
III
El
sentimiento anticolonial y antiimperialista suscrito en sus ensayos, es
el reflejo del compromiso con los pueblos de Nuestra América que asumió
Retamar desde épocas tempranas, su obra más conocida en este ámbito es Caliban publicado en 1971 .
Un ensayo ejemplar que trastoca los fundamentos interpretativos usados
hasta entonces para dar lectura a la realidad social de los países
colonizados. Caliban es un llamado a una nueva mirada poniendo
los puntos de partida en la realidad concreta de Latinoamérica,
cuestionando el colonialismo cultural imperante y llamando a la
definición de los intelectuales, la hora de Nuestra América había
llegado, la esencia de la Revolución Cubana infundía la necesidad de
tomar partido, era el tiempo del compromiso con los desposeídos. ¿Seguir
pensando como oprimidos o romper las cadenas y liberarse de la
esclavitud de ideas? ese es el cuestionamiento que da sentido al ensayo y
que urge a la conciencia colectiva para su despertar. La obra
ensayística de Retamar es eso, un llamado continuo a la superación de
las sombras arrastradas como lozas y por la generación de
interpretaciones radicales que sirvan a la emancipación. Otros textos
suyos como: “Martí en su (tercer) mundo” (1965); “Nuestra América y
occidente” (1976); Algunos usos de civilización y barbarie” (1977); “Del
anticolonialismo al antiimperialismo” (1992); “Pensamiento de nuestra
América. autoreflexiones y propuestas” (1996) y “Cuba defendida. Contra
la Leyenda Negra (1997), dan muestra puntual de las profundas
reflexiones que Retamar legó a nuestras naciones, superando las
estructuras del pensamiento occidental para sumarse a la tradición
emancipadora del pensamiento latinoamericano.
IV
Retamar le cantó a la vida con sus versos, puso a la esperanza en la
ruta de la poesía reconociendo a quienes dan sentido al mundo, a
aquellos seres que partiendo los esquemas sistémicos, dan paso a otros
mundos con sus actos, así lo plasmó en uno de sus poemas más conocidos
como es “Felices los normales”, en el que puede leerse: “pero que den
paso a los que hacen los mundos y los sueños, las ilusiones, las
sinfonías, las palabras que nos desbaratan y nos construyen”. En él la
ruptura con el sistema parte como rayo la idea del ser y su condición,
tal y como lo hiciera Ernesto “Che” Guevara, a quien Retamar conoció y
con quien dialogó en varias ocasiones sobre la cultura y el papel del
intelectual ante las necesidades sociales. Al Che dedicó varios textos
en los que resalta no únicamente su valor histórico y político, sino que
encontró en sus letras, una agudeza metafórica propia de la literatura,
propuesta de análisis que hasta hoy es vigente y requiere de nuevos
acercamientos por las generaciones presentes que en su búsqueda de
respuestas han de encontrarse con Retamar y su trascendental obra.
V
José Martí es presencia ineludible en la obra de Roberto Fernández
Retamar, a él dedicó una serie de ensayos que con el tiempo serían
compilados bajo el título de Introducción a Martí . Los textos
analizan las aportaciones universales que Martí realizara, enfatizando
su actuación literaria y política, en la que se revelan las huellas
profundas del sentimiento latinoamericano por la independencia, la
herencia revolucionaria que forjara el carácter futuro que dio plena
libertad a Cuba de la mano de Fidel Castro, a quien sin dudarlo, se
había sumado Retamar con sus versos, reflexiones y actos a favor de la
cultura de Nuestra América, sin perder nunca, el rumbo autóctono del
deseo constructivo de lo propio, contrapuesto a las tradiciones serviles
del colonialismo y el imperialismo. Retamar impulsó la fundación del
Centro de Estudios Martianos en 1977 y lo tuteló hasta 1986, institución
que hoy reúne a muchos de los más destacados estudiosos en el mundo de
la obra del prócer cubano.
El pensamiento martiano de Retamar
es fruto de la estirpe revolucionaria de Cuba que se mezcla con el
marxismo y demás pensadores libertarios como Simón Bolívar y Francisco
Bilbao. Al respeto escribió Retamar en el último párrafo de su ensayo
“Martí en su (tercer) mundo” que: “Martí ha sido incorporado, asimilado a
la nueva conciencia. No poco de lo que dijo en el orden político, en el
educacional, en el artístico (en el terreno cultural en general), sigue
teniendo impresionante Vigencia. Su preocupación política mayor, que lo
llevaba de Cuba a nuestra América y los Estados Unidos, sigue siendo en
esencia nuestra. Su obra se sitúa en los albores de la articulación de
Cuba con el mundo. Esa articulación, hoy manifiesta, es la que permite
ver en su soberana grandeza a José Martí”.
Ahora Roberto
Fernández Retamar ha entrado en la historia, deja para las posteridad
una obra marcada por la identidad latinoamericana, construida como
hibridez histórica, heredera de los pueblos originarios, el mundo
occidental y representada en la actualidad por la diversidad que tanto
enriquece a los pueblos de Nuestra América, fue justamente para ellos,
para los pueblos y culturas, que Retamar hizo con las palabras el poema
más hermoso en los profundos ideales de la revolución en el pensamiento
latinoamericano.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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