Inteligencia Artificial y el proceso de enajenación
Vivimos
en el siglo XXI un clima de creciente inseguridad, en el que el
desarrollo e introducción de las nuevas tecnologías de la información y
la comunicación –Tic- van cada día a mayor velocidad. La Inteligencia
Artificial está trayendo consigo cambios que producen mucha angustia
entre la población trabajadora, que se encuentra en una situación social
parecida a la clase trabajadora en Inglaterra en el siglo XIX.
Un
estudio sobre la percepción de la Inteligencia Artificial (IA) en
Europa revela que hay un creciente y justificado miedo a que los dueños
del capital impongan los robots y éstos los desplacen del trabajo que
desarrollan, que es su vida misma; pese a que los capitalistas, y
algunos políticos, prometen que los robots crearán nuevos trabajos, nada
dicen que destruirán un número desproporcionalmente mayor y, además, el
trabajo será cada vez de menor calificación, mayor informalidad y, por
lo tanto, menor remuneración y estabilidad. Para lo cual necesitan la
destrucción de todas las organizaciones gremiales, sociales y políticas
que los trabajadores construyeron desde 1830.
Llama la
atención que el estudio revela que el 70% de los encuestados en Europa
cree que los gobiernos deberían implementar serias limitaciones legales a
la automatización en las empresas. Dos de cada tres encuestados, el
66%, perciben que estas innovaciones no serán usadas para el bien de la
sociedad y consideran que es necesario aplicar un mayor control sobre el
sector tecnológico, ya sea en forma de leyes, impuestos adicionales u
otras medidas. En este aspecto observamos entonces que la crisis que
provocó la batalla entre capitales financieros por introducir las nuevas
tecnologías de la comunicación e información generó el terreno para un
desarrollo creciente de una conciencia no alienada acerca del tema no
solo teórico sino practico de la IA.
Una voz alienada en
torno a la Inteligencia Artificial (IA) podría exclamar: “¡Robots de
todos los países uníos!” asignándole con ello el lugar y valor que la
humanidad tiene en la historia, a los robots. Humanizando a los Robots y
deshumanizando a la población trabajadora misma que los fabrica.
Pareciera que, afortunadamente, la conciencia social a nivel de los
trabajadores no ha llegado a alienarse ni extrañarse anteponiendo el
enfrentamiento con los otros trabajadores por sobre el enfrentamiento
con la oligarquía financiera. Esto que observamos en la órbita de las
luchas gremiales no se observa aun a nivel de las luchas políticas, lo
que es un aspecto al menos alentador.
En el ámbito de la
política, sin embargo, la encuesta revela que los ciudadanos europeos
afirman que la confianza de los votantes en los políticos sigue cayendo
en picada. Pues, proyectan la responsabilidad del malestar a los
políticos. Sin embargo, muchos prefieren depositar más su confianza en
la Inteligencia Artificial para tomar decisiones que en los dirigentes
políticos. En concreto, el 25 % de los europeos encuestados cree que
sería mejor que una Inteligencia Artificial tomase decisiones
importantes sobre cómo llevar su país adelante. Este porcentaje es aún
mayor en países como el Reino Unido, Países Bajos o Alemania, donde uno
de cada tres ciudadanos (el 33%) preferiría darle dicho poder a una IA.
En Portugal, un país donde esa nueva tecnología ha sido implementada en
menor grado, ese porcentaje no alcanza el 20% y España representa la
media europea con un 26% de la población que preferiría que un sistema
robotizado e informatizado dirigiese el país antes que Sánchez, Rivera,
Casado y compañía.
En otras palabras, se puede observar
que la manipulación y ‘producción’ de la conciencia política por la
Inteligencia Artificial (IA) ha tenido un resultado mayor en los países
más ‘desarrollados’ en la implementación de Robots e IA en general, que
se manifiestan con comportamientos más afines a apoyar el crecimiento de
la IA, algo que luego lo empobrecerá más en lo económico, en lo social,
en lo político y en lo cultural. En segundo lugar, el desarrollo de
esta conciencia extrañada y alienada es menor en el lugar de trabajo y
sus luchas gremiales, que en el ámbito político y político-electoral.
El
fundador de WikiLeaks, Julian Assange, advirtió de los inmensos
peligros para la humanidad en el uso de la Inteligencia Artificial (IA).
El afirmaba que “el futuro de la humanidad es la lucha entre humanos
que controlan a las máquinas enfrentadas a las máquinas que controlan a
los humanos y, entre la democratización de la comunicación y la
usurpación de la comunicación por parte de la inteligencia artificial”.
En
manos de las élites oligárquicas globales que controlan a la sociedad
bajo el capitalismo globalizado, toda innovación tecnológica se
transforma en un arma dirigida contra la clase trabajadora, los pueblos y
las naciones. La indetectable influencia social en las masas y pueblos
potenciada por la IA en manos del capitalismo globalista es una amenaza
existencial para la humanidad toda, y se expresa particularmente a nivel
político y tiende a expresarse como un autoritarismo sin igual, sin
sujeto autoritario, sin oligarquía global autocrática. Apareciendo como
una confrontación de los Pueblos y Trabajadores contra las nuevas
tecnologías, contra el progreso. Cuando los pueblos y trabajadores no
luchan contra las tecnologías nuevas sino contra la exclusión económica
social, cultural y política que las nuevas tecnologías de robots y de la
IA producen ‘en manos’ de la oligarquía financiera global.
Los límites de la Inteligencia Artificial bajo el capital financiero globalizado
Veamos
ahora como el desarrollo de la IA, bajo lógica del capitalismo manejado
por las fuerzas financieras globalizadas, crea también sus propios
límites en el mercado. La automatización plena del proceso de producción
(con la robotización) es una situación bajo la cual al dejar de existir
la creación de valor, también deja de existir el plusvalor, ésta es la
condición por la cual agota el capitalismo sus capacidades de inclusión
social y humana como sistema, porque bloquea la reproducción del sistema
capitalista, como ya dimos cuenta en nuestro libro ‘El Capitalismo en
su Declive’ (2018).
La robotización genera un desempleo
masivo sin que genere más plusvalor, riqueza social. La única forma de
acumular es profundizar aún más la lucha por re-apropiación del
plusvalor-riqueza social ya creada. Lo cual lleva a un camino hacia una
economía que legítima toda forma de ‘apropiación de riqueza’ o plusvalor
ficticio, hacia una economía especulativa que está por colapsarse. Con
ello, no sólo se crea una crisis sistémica para el capital, que hoy se
hace cada vez más profunda, sino que al mismo tiempo se puede prever la
reacción popular ante el desempleo masivo que genera (la lucha de los
trabajadores calificados como chalecos amarillos son el preludio). Así
que el lema pronto será: Trabajadores de todas las naciones y pueblos
uníos para poder desplegar todas sus potencialidades emancipatorias en
lo económico, político y cultural.
Es un hecho que toda actividad tiende a ser monetizada[1],
además de mercantilizada, en el capitalismo globalista actual y muy en
particular nuestro tiempo libre. Es más, la monetización de la
Inteligencia Artificial (IA) ha invadido cada vez más nuestro tiempo
libre. Google ha monetizado la búsqueda de información por páginas web;
Facebook, Twitter e Instagram han monetizado los medios sociales; Uber y
Lyft han monetizado el uso de vehículos privados; Airb&b ha
monetizado el uso de casas y apartamentos privados; Amazón, Grubhub,
Door Dash y Uber Eats han monetizado servicios hasta con bicicletas y
motocicletas de entregas a domicilio. Hulu, Apple Music, Spotify
compiten ya con nuestro sueño. El tiempo de los subocupados y
desempleados ha sido monetizado por Task Rabbit, Fiveer, etc. ¿Qué les
queda a las empresas de Inteligencia Artificial por monetizar en
términos de tiempos que aún quedarían libres de ser monetizados, cuando
hasta el tiempo de mayor intimidad han invadido-monetizado?
Pareciera
que queda muy poco de la vida cotidiana ya por monetizar para la IA.
Esto se evidencia en las tasas de retorno que van en picada en este
sector de IA. Cuando la tasa de ganancia tiende a la baja en las
empresas que utilizan Inteligencia Artificial suelen profundizar, como
toda empresa capitalista solía hacer, aún más en la tecnificación y en
la IA, en particular en la robotización. En este contexto hemos de
comprender que Amazon anunció en julio de 2019 que la compañía
introducirá más robots y sistemas automatizados para seleccionar bienes y
llenar pedidos en sus almacenes con la consecuencia de hacer
innecesaria una parte importante de su fuerza laboral.
En
concreto la compañía anunció el 11 de julio que ‘recapacitará’ unos 100
mil trabajadores para que unos entren en los nuevos empleos y los demás
‘puedan’ buscar otro trabajo con la nueva capacitación. Amazon encubre
el desempleo masivo ante la prensa y la comunicación en general bajo el
rótulo de haberles capacitado mejor para poder mantenerse en el mercado
de trabajo. El hecho es que muchos perderán su trabajo y pocos
encontrarán otro empleo, y lo que sucede hoy en Amazon podemos esperar
que suceda mañana en cualquiera de todas estas corporaciones basadas en
Inteligencia Artificial. Es decir, podemos esperar pronto un
“Apocalipsis Laboral” no solo de trabajadores independientes sin trabajo
registrado sino también de masas de ex–asalariados desempleados que, en
medio de una gran crisis bursátil, podrían explotar movilizándose políticamente y en muchos países a la vez.
¿Cuán cerca está la culminación en una Gran Crisis (bursátil)?
Estamos
ante una situación económica muy particular, la bolsa de valores de
Nueva York sigue en alza aunque hay ya crecimiento negativo en la
economía real de EEUU. El Producto Industrial para Chicago, por ejemplo,
alcanzó una tasa negativa anual del 22% desde junio de 2018.
Los
resultados en la reunión del G-20 pueden ofrecer un breve respiro a los
mercados financieros (Bolsa de Valores en alza), pero no frenará la
desaceleración general que la economía mundial está experimentando, con
la probable y cada vez más cercana nueva recesión en la producción, el
comercio y la inversión. Los índices de actividad a nivel mundial en los
sectores de fabricación, y los llamados servicios, ya han disminuido a
niveles no vistos desde el final de la Gran Recesión en 2009.
Pareciera
que la bolsa de valores tuviese una vida independiente de la economía
real. Veámoslo más de cerca. El retraso en el estallido de la crisis se
explica a partir de la ampliación de la emisión sin respaldo de la
liquidez monetaria. La Reserva federal, al igual que el Banco Central
Europeo como el de Japón, han inyectado dinero ‘emitiendolo sin
respaldo’ en el mercado a través de los grandes bancos. Este dinero no
termina en manos de los consumidores sino que lo reciben los grandes
consorcios a tasas de interés cada vez más bajas. A mayor acceso al
crédito, más liquidez monetaria, más crece la recompra por las grandes
corporaciones de sus propias acciones, que suben con ello su precio de
modo ‘artificial’.
De esta forma parece que hay
prosperidad pero es solo para las grandes corporaciones, porque la
economía real se encoge con las consecuentes alzas en el desempleo y
bajas en los ingresos de los ciudadanos comunes. La Reserva Federal de
EEUU puso un freno a la baja de las tasas de interés hacia finales de
2016 e inició una política de contracción monetaria retirando liquidez
(dinero) del mercado y subiendo las tasas de interés. Tasas de interés
en alza implican mayores dificultades de pago de las deudas entabladas
por gobiernos, empresas y ciudadanos. Si el alza de tasas de interés
continúa un tiempo largo, la incapacidad de pago aumenta y con ello las
bancarrotas estallan.
El hecho, el 16 de julio de 2019,
donde los inversores retiraron mil millones de dólares al día del
Deutsche Bank (el banco de inversiones más grande de Europa) es señal de
alarma de posibles y cercanas quiebras de bancos. No importa si el
proceso comienza en Europa, Japón o EEUU, al quebrar un megabanco suelen
empezar a quebrar otros en cadena, produciendo por efecto dómino una
gran ola de quiebras en la era de la globalización. La Bolsa de Valores
en el mundo entero colapsaría y con ello la recesión sería inevitable.
Nos
preguntamos ¿cuán lejos está el inicio y cuán seguros de que suceda
estamos? Ahora bien, hay un espacio de tiempo entre el momento de la
expansión monetaria y su impacto en los precios de las acciones en la
Bolsa de Valores. El pico en la expansión monetaria es anterior al pico
observado en la Bolsa de Valores y ese tiempo varía a lo largo de la
historia reciente. En 1987 ese tiempo fue mucho más corto que el
observado en 1927, por ejemplo. El pico en Standard&Poor (329.9 en
setiembre de 1987) lo alcanzó 7 meses después del pico en la expansión
monetaria de enero de 1987.
En junio de 2003, observamos
otra vez un pico en la expansión monetaria y el pico en S&P de 1.549
se observa apenas cuatro años más tarde en octubre de 2007, antes de
caer contundentemente a 735 en febrero de 2009, un retroceso impactante
del 52%. El tiempo recorrido entre el máximo alcanzado en la expansión
monetaria y el máximo en la Bolsa antes de la crisis bursátil de octubre
de 2007 fue de 52 meses.
En la actualidad la expansión
monetaria alcanzó su máximo nivel (16%) en Octubre de 2016, es decir,
(en julio de 2019) hace 32 meses. La presión del Banco Central General Globalista de
Basilea sobre la Reserva Federal –Fed- (globalista por trayectoria) es
posponer hasta donde sea posible la introducción de una baja en la tasa
de interés y seguir retirando liquidez (dinero) del mercado. Además, la
Fed tiene un escaso margen de 2% (nominal) para bajar las tasas de
interés ya que están con tasas reales (tomando en cuenta la inflación)
cercanas a cero.
Un margen de rebaja de la tasa de interés
de 2% máximo resulta muy poco frente al 5% requerido durante las
recesiones anteriores.
La Reserva Federal está “inclinada”
a bajar la tasa de interés, debido a una muy fuerte presión de Trump,
pero queda aún por ver si la bajará con cambios mínimos de 0.25% por vez
(Trump presiona por el doble, al menos de un 0.50% por vez), con qué
periodicidad y si la política de retirar liquidez (dinero) del mercado
continuará o no. El tiempo comienza a estar en contra de Trump, quien
piensa en: sustituir al Presidente de la Fed y/o dejar en manos de la
Secretaria del Tesoro la política de ‘parar la expansión/contracción
monetaria’. Trump sabe que la crisis bursátil es inevitable pero busca
posponerla hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre
de 2020.
La magnitud de la crisis podría llegar a
imaginarse si tomamos en cuenta que la bolsa de valores (S&P) se
encuentra varios cientos-por-ciento por encima del ‘valor’ que las
acciones hubieran tenido sin la política de expansión monetaria
(Burbuja) de la Fed. La liquidez global (el dinero disponible) se
expandió en 15 billones (millones de millones) de dólares, incomparable
con cualquier otro momento en la historia del capitalismo y el estallido
de la crisis que se avecina tendrá la magnitud correspondiente. Esta
expansión monetaria se dio a partir de la Crisis Financiera Global de
2007/08, comenzó en enero de 2009 cuando asume Obama y siguió hasta 2016
(cuando la Fed volvió a subir las tasas de interés bajo presión de las
fuerzas globalistas representadas por el Banco de Basilea).
En
noviembre 2016, cuando Trump es electo presidente, las fuerzas
globalistas empujaron la Fed a elevar las tasas de interés a sabiendas
que esto provocaría una crisis internacional. Su objetivo era “salvar”,
luego de la crisis, al mundo del caos económico introduciendo una
cripto-moneda global en reemplazo de un dólar deslegitimado totalmente.
La cripto-moneda permitiría hacer transacciones más allá del sistema
bancario (sistema con los políticos considerados responsables de la
crisis por la población), pero serán las mismas corporaciones y los
mismos banqueros los que lanzarán la cripto-moneda y la IA, como la
solución para salir de la crisis y la propagarían a través de las
grandes plataformas globalistas de telecomunicación. Irónicamente, los
salvadores de la crisis serían los mismos que la generaron.
Los
globalistas explotarían el hecho que la población, al menos en
Occidente, tiende a confiar más en la comunicación que fluye a partir de
la Inteligencia Artificial que en las decisiones de los políticos e
igualmente más en una cripto-moneda que en los banqueros. Pero aun así,
todavía necesitarán que la crisis internacional estalle durante el
gobierno de Trump y sea él a quién todos los norteamericanos, y luego el
mundo, responsabilicen por lo que las grandes corporaciones financieras
produjeron.
La Nueva Formación Social ante la crisis a nivel mundial
En
la era de la globalización, una crisis bursátil en un país como EEUU
impactará en el mundo entero. Igualmente la crisis, incluso la caída de
un megabanco como el Deutsche Bank (donde ya decidieron en julio de 2019
despedir 18 mil empleados de un total de unos 95 mil, es decir, casi
20%) es señal que al sistema financiero mundial le aguardan unas muy
profundas sacudidas. Estamos frente al momento de una gran crisis, de la
cual ni la Nueva Formación Social Emergente, en torno a la Nueva Ruta
de la Seda y bajo iniciativa de Pekín, saldrá ilesa. Sin embargo, estará
en una posición mucho mejor para poder salir adelante que el Occidente
anglosajón[2].
China,
también Rusia y la India, tienen el oro suficiente para respaldar su
moneda en un momento de colapso bursátil, que no es el caso de EEUU en
particular y de ninguna moneda fiduciaria de Occidente. El mercado de
bonos y acciones chinos es el segundo mercado más grande del mundo y su
economía real crece con buen ritmo, aunque descendiente y a partir de
una deuda creciente. La expansión monetaria en China es fuerte y se
dirige particularmente a inversiones en la economía real de la Nueva
Ruta de Seda. El Occidente anglosajón, en cambio suele invertir esos
dineros emitidos sin respaldo para que grandes consorcios logren
adquirir acciones propias en la bolsa de valores, creando solo riqueza
ficticia. Al ser las tasas de interés en Europa y Japón aún más bajas
que en EEUU, hubo un flujo de capital hacia EEUU, con el resultado de un
alza en el precio del dólar. Trump en julio de 2019 ha declarado la
guerra de monedas y pretende bajar las tasas de interés por debajo de
las tasas en Europa y Japón. Será una tarea dura de realizar sin la
“cooperación” clara de la Reserva Federal, de trayectoria globalista e
incluso enfrentada a su política.
Ante la amenaza de una
guerra de monedas y el cuadro oscuro de una crisis bursátil mundial,
comienzan a percibirse en Europa mejores oportunidades para invertir en
China. Recientemente se observa una tendencia a cambiar de ‘portafolio’
hacia adquisiciones en la bolsa de valores de China. Los inversores
obtienen los mismos retornos que hoy les ofrece EEUU pero corren menos
riesgos al diversificar su portafolio de inversiones. Es de esperar
además, que los precios en el mercado de las acciones y bonos de China
reciban un impulso, cuando estas inversiones se hagan una práctica
común.
En este sentido, Europa ya está mirando más hacia
el Este. Portugal se ha convertido en el primer país de la zona euro en
vender deuda pública denominada en yuanes, también conocida como ‘bonos
panda’. El país logró colocar con éxito bonos con vencimiento a tres
años por importe de 2.000 millones de yuanes (260 millones de euros) y
un cupón del 4,09%. El Bank of China y HSBC actuaron como suscriptores
conjuntos de la operación, mientras que CaixaBI actuó como asesor
financiero. Esto supone la primera emisión de ‘bonos panda’ por un país
de la zona euro y la tercera vez que un emisor soberano europeo accede
al mercado ‘onshore’ de China. Polonia, en agosto de 2016, se convirtió
en el primer país europeo en emitir deuda en yuanes, seguido de Hungría
en julio de 2017. Además de Portugal, Italia y Austria están llevando a
cabo emisiones de ‘bonos panda’.
Realizar inversiones en
China resulta controversial en un momento de tensiones geopolíticas
entre EEUU y China. En este punto los globalistas coinciden con Trump.
Sin embargo, al anunciar el Banco Central Europeo que bajará aún más las
tasas de interés real (tomando en cuenta la inflación) a niveles
negativos, los fondos de pensiones europeos pronto seguirán el ejemplo
de Portugal, Austria e Italia, invirtiendo en bonos del gobierno chino
por ejemplo. La opción correrá el riesgo de buscar un beneficio en un
mercado (chino) desconocido pero probablemente más estable, en vez de
asumir pérdidas seguras en su propia casa en momentos de una crisis
bursátil en camino. Invertir en bonos (panda) e incluso en acciones
chinas significaría optar por un riesgo menor durante la crisis bursátil
que se avecina.
Para China, haber adoptado el yuan basado en el ´patrón de cambio oro´
ha sido y será la forma de poder enfrentar la crisis bursátil mundial.
La adquisición de oro por el gobierno chino, desde hace ya muchos años,
va de la mano con una desdolarización progresiva, es decir China vende
bonos en dólares del Tesoro norteamericano para comprar oro. Se estima
que China habrá adquirido 150 toneladas de oro tan solo en el año 2019.
En medio de la guerra comercial con EEUU, China ‘permitió’ (aunque no
lo necesitaba) que el Yuan se devaluara frente al dólar, contrarrestando
(al abaratar todos sus productos) el impacto de los aranceles impuestos
por EEUU. Si, a partir de la gran crisis bursátil, el Yuan avanzara en
tomar un lugar principal como moneda de reserva internacional, las
monedas fiduciarias como el dólar, Euro o Yen, tendrían que ser
respaldadas por oro si no quisieran hundirse más. En el caso
estadounidense, muchos autores consideran muy difícil que el país haya
guardado una cantidad significativa de oro. De ser así, el dólar ya no
podría sostener su papel de moneda internacional de reserva estratégica.
La Guerra Económica de EEUU o el hundimiento de un Imperio
El
gobierno de Trump, y no en menor medida las fuerzas continentalistas
estadounidenses que lo acompañan desde la vicepresidencia, son cada vez
más conscientes de la pérdida de “capacidad” del dólar como moneda
internacional de cambio y de reserva. Las fuerzas globalistas, desde la
cámara de representantes como desde las Cities de Wall Street y Londres,
en cambio celebrarían dicho suceso, como hemos señalado en trabajos
anteriores. Es sabido que el grueso de las transferencias
internacionales pasa aun por el sistema bancario estadounidense. El
Tesoro de EEUU utiliza el sistema SWIFT con fines geopolíticos. Bloquea
transferencias de personas, empresas, bancos y hasta de países enteros
(Irán, Venezuela, Rusia) como nuevo instrumento de guerra real para conservar
la posición dominante del dólar como moneda de reserva internacional,
que ya no es hegemónica porque cada vez es más cuestionada.
En
concreto, los países europeos reciben amenazas de ser sancionados con
eventuales bloqueos, al comerciar petróleo con Irán por fuera del dólar,
país justamente bloqueado para hacer transferencias bancarias vía el
sistema dolarizado. En el G20, ahora son Alemania, Francia y Gran
Bretaña los que anunciaron un mecanismo especial para negociar por fuera
del Sistema SWIFT del Dólar. Se llama Instrumento de Soporte de
Intercambio Comercial (INSTEX por sus siglas en inglés), sistema que
impide que la Secretaria del Tesoro de EEUU bloquee las transferencias,
ya que evitan pasar por ahí. No debemos subestimar la medida europea, ya
que constituye el primer paso en grande en su desdolarización (salirse
de la jaula del área dólar), que a su vez significaría el golpe de
gracia para el sistema SWIFT, y con ello del dólar mismo como moneda
internacional estratégica de cambio y de reserva.
Tenemos
en claro que las sanciones norteamericanas podrán hasta bloquear el
acceso de bancos, o hasta países europeos, al Sistema Financiero
norteamericano. La Casa Blanca, al entrar en una Guerra Económica con
Europa (con el fin de castigar a Irán), podría incluso dispararse en su
propio pie y allanar el camino a los globalistas en su objetivo de
hundir al dólar como moneda. Es baja la probabilidad que los dejen
llegar tan lejos. Lo anterior no quita que se está fortaleciendo y
alentando la mirada de Europa hacia el Este y hacia la Nueva Ruta de
Seda.
Así como Macrón anunció con bombos y platillos en el
14 de julio (la fiesta nacional en Francia) la necesidad de una Defensa
Europea propia e implícitamente el adiós a la OTAN, así también podrán
proponer (y de seguro junto con China y los países de la Nueva Ruta de
la Seda) el adiós al Sistema Monetario basado en el dólar. La gran
ganadora será la Nueva Formación Social Emergente, aunque
contradictoriamente, también EEUU podría volver a ser un país ‘normal’,
ya sin rasgos imperiales como sugieren cada vez más sectores de EEUU.
En este sentido Europa ocupa cada vez un lugar estratégico mayor en el
panorama geopolítico de este tiempo.
En medio de toda esta
guerra económica, tarde o temprano la Formación Social Emergente en
torno a la Nueva Ruta de Seda, logrará que el Yuan pueda manifestarse
como moneda internacional de cambio estratégica y pronto de reserva
también, al ser respaldado por el oro. La Nueva Formación Social
Emergente no posee las vulnerabilidades ante una gran crisis, que si
tiene una sociedad capitalista dominada por el capital financiero
globalista. Ante una gran crisis internacional, la Nueva Formación
Social Emergente recibirá los fuertes golpes y también sentirá los
límites de la acumulación por la acumulación misma, racionalidad que se
agota en Occidente, y mientras el “tercer mundo” emergente del sur
multipolar, como ya hemos señalado en nuestro libro ‘El Capitalismo en
Declive’, podrá desplegar otra mirada que se respalde en la economía
real de bienes y servicios atendiendo a la necesidad concreta de
preservar el trabajo y la producción real por sobre la rentabilidad y
las tasas de ganancia del capital.
¿La Inteligencia Artificial puede ser un camino hacia el socialismo?
Ya
desde los años noventa, académicos e investigadores como Paul Cockshott
y Allin Cottrell han contestado solventemente a todas las críticas
procedentes de la economía ‘burguesa’, particularmente de la
marginalista y la escuela austriaca[3],
asegurando y demostrando que el nivel tecnológico que existe
actualmente con la Inteligencia Artificial elimina cualquier tipo de
impedimento técnico -naturalmente la cuestión política es la clave- para planificar una economía de modo comunitario poscapitalista y eficaz.
En
esta línea sendos autores en base a sus análisis aportan dos razones
fundamentales para sostener sus postulados. En primer lugar, porque con
el nivel tecnológico de hoy en día a partir de la Inteligencia
Artificial y la robotización existe la capacidad de solucionar los más
complejos sistemas de ecuaciones simultáneas.
Segundo, porque la información significativa[4]
para organizar una economía no es tácita ni tampoco subjetiva como la
economía vulgar afirma. Es decir, si en el sistema capitalista los
precios de mercado gravitan en torno a magnitudes objetivas -tiempo de
trabajo socialmente necesario-, en una economía comunitaria
poscapitalista se pueden calcular de forma directa los costes laborales
de los distintos bienes sin necesidad de incorporar el dinero como una
variable imprescindible. Incluso el componente “subjetivo” de la demanda
podría ser incorporado a la planificación mediante información no
enajenada obtenida en torno a necesidades y preferencias a través de la
Inteligencia Artificial. Los desequilibrios se podrán solucionar con una
retroalimentación (‘feed back’) informativa hacia las unidades de
producción. En otras palabras el poscapitalismo podrá ser más eficaz que
el capitalismo.
En un entorno de gran crisis podrán darse
y desarrollarse las fuerzas políticas para que la nueva formación
social emergente en construcción abandone dicha racionalidad
capitalista, mientras el globalismo en el Occidente Anglosajón podrá
aferrarse con autoritarismo a la racionalidad vigente.
En
una formación social emergente que históricamente ha buscado el camino
hacia el comunitarismo poscapitalista, la revolución de la inteligencia
artificial y la robótica tienen la potencialidad de crear las
circunstancias para dar el salto, buscando como horizonte una elevación
masiva, no solo del bienestar económico de la población, sino también de
su vida cultural y el tiempo libre no enajenado-monetizado. El
reemplazo de las ocupaciones tediosas no debería necesariamente
conllevar al desempleo y la desposesión/destitución de los pueblos y
naciones, sino que estaría en condiciones de abrir también mayores
oportunidades de tiempo libre para con la comunidad y para sí mismo,
claro que desmonetizado.
La cuestión clave trata acerca de ¿quién controla los medios de producción y, por ende, la sociedad?
He aquí un tema y reto de cómo construir una democracia desde abajo a nivel económico, social, político y cultural.
Bibiografía consultada
Tylor Durden, Amazon Is Giving Workers A Chance To Learn To Code Before Robots Take Their Jobs, Zero Hedge, 11 de julio de 2019.
Europa Press, Portugal, primer país de la eurozona en vender ‘bonos panda’, www.elpais.cr , 30 de mayo de 2019.
Jorge Veraza, KARL MARX Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL , UAM Azcapozalco, México Revista Trabajadores 2018
Charles Hugh Smith, What is Left To Monetize?, Zero Hedge, 7 de julio de 2019
Frank Shostak, When Will The Stock Market Respond To 2016’s Liquidity Collapse?, Mises Wire, 12 de julio de 2019
Zero Hedge, China (Officially) Buys Gold For 7th Straight Month As Treasury Holdings Tumble, 11 de julio de 2019
Holland Gold, Oostenrijk wil obligaties uitschrijven in Chinese yuan, www.hollandgold.nl, 30 de abril de 2019
Philip Giraldi, Goodbye Dollar, It Was Nice Knowing You; Zero Hedge, 6 de julio de 2019
Christian Orozco, La planificación socialista de la economía. Entre la utopía y la realidad, www.elsaltodiario.com, 20 de abril de 2018
[1] Formas de hacer dinero poniendo a la venta tal o cual actividad.
[2]
Como ya trabajamos en el último artículo por su posibilidad de
funcionar con ganancias muy reducidas apostando a sostener la estructura
de producción de bienes y servicios en el largo plazo.
Capitalismo de Inteligencia Artificial vs nueva formación social poscapitalista, Wim Dierckxsens, Walter Formento, 10/07/2019. https://www.alainet.org/es/articulo/200904
[3]
La Escuela austríaca, también denominada Escuela de Viena, es una
escuela de pensamiento económico que defiende un enfoque individualista
metodológico para la economía denominado praxeología. La Escuela
Austríaca se originó en Viena en 1871 con la publicación de Principios
de Economía de Carl Menger. Se trata de una posición heterodoxa basada
principalmente en el individualismo metodológico y en el subjetivismo.
Sus recomendaciones de política económica suelen ser
anti-intervencionistas.
[4]
“Una economía socialista, por el contrario, dispone de información
mucho más completa (coeficientes técnicos, existencias totales de cada
recurso, conocimiento de los principales planes de inversión, etc.) que
está inmediatamente disponible y es transparente (no oculta en el
interior de cada empresa, como en el capitalismo).” (Nieto y Catalá,
2016).
https://www.alainet.org/es/articulo/201097
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