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lunes, 21 de septiembre de 2020

Los 15 años de una solidaria brigada médica

 Editorial La Jornada 

Ayer, 19 de septiembre, en coincidencia con la conmemoración de los devastadores sismos de 1985 y 2017 en México, se celebró un aniversario mucho menos aciago y dotado, por el contrario, de un contenido francamente estimulante y esperanzador: los 15 años de la fundación en Cuba de la Brigada Médica Internacional Henry Reeve, cuya misión es proporcionar ayuda médico-sanitaria y humanitaria a poblaciones castigadas por catástrofes naturales o brotes epidémicos, sin importar el lugar del mundo en que se encuentren.

Originalmente integrado por unos mil 500 profesionales de la salud, especializados en medicina de desastres y control de enfermedades infecciosas, el contingente forma parte del Ministerio de Salud Pública de Cuba y se caracteriza por su rápida capacidad de respuesta y movilización: sus experiencias han probado que basta un término de 24 a 48 horas (dependiendo de la magnitud del acto sanitario que se disponga a afrontar) para que esté en condiciones de desplegar, sobre el terreno, toda su capacidad operativa.

La creación de la brigada –a instancias y por disposición del propio Fidel Castro, líder de la revolución cubana– obedeció en parte a los estragos que el huracán de categoría cinco Katrina ocasionó en territorio estadunidense, desde la Florida hasta Texas y particularmente en Nueva Orleans, principal ciudad de Luisiana.

El gobierno de Washington no respondió al ofrecimiento cubano de asistencia a través del contingente médico, pero éste no tardó en hallar zonas donde distintas catástrofes naturales provocaron un ingente número de víctimas que recibieron la atención de buen grado. Así, sucesivamente, brindó su auxilio a damnificados por las inundaciones que en octubre de 2005 se extendieron por gran parte de Guatemala; a la población pakistaní que por esa misma época sufrió los efectos de un terremoto de 7.6 grados; a afectados por destructores sismos en Indonesia y Chile, así como por un brote de cólera en Haití, y en fechas posteriores a residentes de varias naciones africanas azotadas por el virus del ébola (Guinea Conakry, Liberia, Sierra Leona).

Recientemente y aún hoy, con la pandemia de Covid-19 que se esparció prácticamente por todo el planeta, los integrantes de la brigada Henry Reeve (quien fue, por cierto, un joven estadunidense que se incorporó al Ejército Libertador de Cuba durante la guerra de independencia de ese país) se han hecho presentes de nueva cuenta en casi 40 naciones de diferentes latitudes, México incluido. En nuestro país el contingente de médicos y enfermeros cubanos colaboró en nueve hospitales en los que recibieron atención poco más de 43 mil afectados de coronavirus, según comentó el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, al reconocer la labor de la brigada.

Entre tanta noticia poco alentadora y en medio de la incertidumbre generada por el Covid-19 y sus secuelas, no está de más recordar y encomiar el trabajo de organizaciones que mantienen vigente la noción de la cooperación y la solidaridad internacionales.

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