Entre las tradiciones que Naciones Unidas mantiene, está la de que a Brasil le corresponde el discurso inaugural en la Asamblea General (AG) de la ONU. Este ano, por primera vez, la AG se hace de forma virtual.
Bolsonaro hizo su segundo discurso, valiéndose esta vez de dos situaciones especiales. Una, al ser virtual, no tuvo las reacciones negativas de los representantes de los países, que el año pasado manifestaron su rechazo al discurso del presidente brasileño, dándole las espaldas o incluso retirándose del recinto.
La otra es que, a lo mejor si retorna el año próximo Bolsonaro, pueda que no cuente con su gran aliado e inspirador, Donald Trump, representando a los EEUU, en caso de que sea derrotado en las elecciones de noviembre.
El Secretario General de la ONU abrió la Asamblea conmemorando los 75 años de las Naciones Unidas, con un discurso de elogio al multilateralismo, antes del discurso del presidente de esta AG, el representante de Turquía. Guterres puso énfasis en la necesidad de seguir lo que la ciencia dice – un recado expreso para Trump y Bolsonaro.
Bolsonaro tenía la posibilidad de hacer un discurso que disminuyera los roces con la comunidad internacional, pero ha optado por el camino opuesto. Siguió rigorosamente los planteamientos de su canciller, Ernesto Araujo, adepto fervoroso de la guerra contra el marxismo cultural, que supuestamente controlaría el mundo, a través del multilateralismo.
El presidente brasileño sabía que los temas de la pandemia y del medio ambiente serian inevitables y optó por reiterar lo que ya había manifestado los últimos días: que Brasil sería un ejemplo de cuidados con el medio ambiente, al igual que en el combate a la pandemia. Todo lo contrario del consenso internacional sobre el gobierno brasileño.
Respecto al medio ambiente, el escenario de fondo del discurso de Bolsonaro son los incendios en la Amazonia y en el Pantanal, que ya han destruido, de forma irreversible, una parte considerable de esos territorios. Respecto a la pandemia, Brasil se mantiene como uno de los países con mayor cantidad de víctimas en el mundo.
Bolsonaro ha escogido la vía de reafirmar su negacionismo, tanto del calentamiento global, cuanto de la gravedad de la pandemia. Fue un discurso más para su público interno, sus fanáticos adeptos de esas posiciones, dado que, para la comunidad internacional, sus palabras solo confirman la imagen negativa del presidente brasileño.
- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
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