Me hacen esta pregunta todo el
tiempo. La respuesta es: por supuesto. Ha corrido asustado toda su
vida. Comenzó con la sensación de que era decepcionante para su padre y
continúa hasta el momento presente. Esta sensación de miedo por su
futuro es el elemento fundamental en la sique de Trump. Explica casi
todo lo que hace: la mezquindad y crueldad; su intimidación continua
hacia otros; su obsesión con tuitear ahí donde no comparte con nadie la
plataforma, por así decirlo.
Estar asustado es el por qué insiste en ser la más grandiosa persona
del mundo. Busca la interminable aprobación y la interminable
adquisición de dinero que no se ha ganado. Quiere garantizarle los
mismos beneficios financieros a sus hijos.
Por eso insiste en que todo mundo le rinda una total lealtad –su
familia, sus amigos, sus empleados–, sin brindar a cambio la más mínima
lealtad de su parte.
Logra muchas cosas de este modo. Recientemente logró que el
presidente electo de México cumpliera lo que Trump propuso. Hizo que
López Obrador alojara en México a los migrantes que buscaban entrar en
Estados Unidos.
¿Puede seguir así para siempre? Casi seguro que no. En algún punto el
nivel de su respaldo se inclinará hacia abajo abruptamente. La pregunta
es ¿cuándo? Nadie sabe la respuesta a esta pregunta.
Es esta inclinación futura que Trump hace bien en temer. Él piensa
que su única defensa es presionar en su estrategia actual. Y confía en
un milagro. Pero no hay milagros.
Por otra parte, sus oponentes se sienten muy frustrados. Tienen razón
en estar impacientes esperando la caída en el respaldo a Trump en fecha
desconocida, porque sigue causando grandes daños entretanto.
Traducción: Ramón Vera-Herrera
© Immanuel Wallerstein
No hay comentarios:
Publicar un comentario