¿El principio del fin de un oscuro personaje?
El plenario del Frente
Amplio (FA), la coalición de izquierda que gobierna Uruguay, decretó la
expulsión de sus filas del secretario general de la Organización de
Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, que avergonzó a los uruguayos
por su permanente agresión al gobierno venezolano y su respaldo una
intervención militar en ese país.
La expulsión fue reclamada por
varios grupos del Frete, avergonzados por la actuación del excanciller.
Almagro había declarado que "no debemos descartar ninguna opción” en
relación a una intervención militar para derrocar al gobierno del
presidente Nicolás Maduro, lo que le valió un año atrás una sanción por
parte del Tribunal de Conducta Política del Frente. El plenario aprobó
por unanimidad su expulsión.
El vicepresidente del FA, José Carlos
Mahía, sostuvo que "Almagro se expulsó sólo del Frente Amplio porque
accedió a tener el apoyo del FA y del Gobierno con un perfil de gestión
diametralmente opuesto al que desempeña hoy en la OEA" y añadió que el
ex canciller "fue un lobo en piel de cordero".
"Una cosa es tener
una posición política sobre la situación de Venezuela u otros países de
América Latina, y una bien distinta es, desde un cargo que debe generar
consensos en las Américas, militar activamente en contra de uno de los
países y, además, con visiones absolutamente funcionales a las del
propio Estados Unidos y en las que se tuvo hasta simpatía por una
eventual invasión", remarcó el diputado.
Los dichos de Luis
Almagro acerca de "no se puede excluir ninguna opción" para derrocar el
gobierno venezolano, no son "excesos" aislados de su manera de actuar.
Son la lógica consecuencia de su patrón de conducta anterior y de un
libreto del que, a lo sumo, es coautor.
El apoyo de una posible
intervención militar en Venezuela por Almagro es el lógico paso luego de
la visita del exsecretario de estado estadounidense Rex Tillerson a
varios gobiernos de Latinoamérica en enero, consultando si estarían
dispuestos a participar en una avanzada bélica contra Venezuela. Ésa era
la línea de Washington y el mismo presidente Donald Trump planteó tal
opción repetidamente.
La pieza clave en ese momento era promover
el fracaso electoral del candidato opositor Henri Falcón en las últimas
elecciones presidenciales del 20 de mayo. Respaldado entonces por una
oposición unificada (y por EEUU, la UE y varios países de la OEA), las
encuestas le daban a Falcón la oportunidad de ganar y con él sería
posible la tan publicitada "salida dialogada" que se imponía desde la
cartelizada prensa hegemónica.
Pero la realidad es que Washington
no quería siquiera la salida institucional. En ese momento, Luis Almagro
actuó como vocero del plan de guerra, como actor intermediario entre
las EEUU y la oposición venezolana, subordinada a sus órdenes. Ordenó a
la oposición a abandonar el dialogo con el gobierno de Nicolás Maduro en
República Dominicana. "Los tiempos del dialogo terminaron", dijo
entonces.
Y descalificó a Falcón: lo llamó "traidor", cuestionó su
identidad opositora y señaló que "la candidatura dei Falcón beneficia
al chavismo. Le habíamos pedido a la oposición venezolana que separara
la paja del trigo y Falcón es la paja que se ha separado sola, lo cual
es algo fantástico”, dijo a la agencia Reuters.
Los argumento de
Almagro fueron que las elecciones no serían justas, no serían
confiables, no serían democráticas, mientras EEUU y la UE rechazaron
enviar observadores internacionales para verificar tales “certezas” del
secretario general de la OEA. Cabe recordar que los fraudes electorales
generalmente se dan cuando hay diferencias mínimas entre los principales
candidatos.
Falcón respondió que "resulta inaceptable que se
extralimite y decida tomar partido en el debate electoral", tras acusar
al secretario de la OEA como promotor de la abstención, dando ínfulas a
quienes optaron por boicotear las elecciones presidenciales en las que
se impuso Maduro. “Aquellos que promueven la abstención, como el
Secretario General de la OEA, se convierten en los mejores aliados de
Maduro”, dijo Falcón
Y no le bastó con eso, sino que Almagro
comenzó la campaña de desprestigio contra el expresidente del gobierno
español José Luis Rodríguez Zapatero, mediador en el diálogo, campaña
que continúa hasta hoy,replicada por las nuevas expresiones de
ultraderecha tanto en Europa como en Latinoamérica.
La lógica
indica que un proceso pacífico de transformación no amerita ninguna
intervención militar, por el que el Pentágono hubiera perdido su
caballito de batalla para lograr una intervención. Y queda en el aire la
pregunta de por qué EEUU no confió en su tan difundido y propio
argumento, que la mayoría del pueblo venezolano estaría en contra de
Maduro. La realidad desvirtuó esa verdad-virtual..
En este
contexto hay que valorar las actitudes de Almagro, quien trabajó
sistemáticamente para impedir que una oposición unidad participara en
los comicios, preparando paso por paso el terreno de una intervención
armada, de una guerra, donde el nuevo gobierno colombiano del
ultraderechista Iván Duque se esfuerza por estimular.
Parece
contradictorio, pero una victoria electoral no concuerda con los planes
estratégicos de Washington, y Falcón representaba un obstáculo, sobre
todo tras declarar que si bien estaba dispuesto a implementar un
programa neoliberal y de colaboración con el FMI, iba a mantener a la
petrolera PDVSA ("hay que rescatar PDVSA",) y a las principales riquezas
mineras bajo control estatal, aunque abriéndolos a la inversión
privada.
"A PDVSA hay que inyectarle recursos, y de alguna manera
esto nos invita a recurrir a organismos internacionales. Esa inversión
viene dada de que se abra Pdvsa a la inversión privada", señaló a la
prensa internacional, donde también dijo que mantendrá las alianzas como
empresas petroleras privadas y estatales de Rusia y China, dos aliados
estratégicos de Venezuela en varios ámbitos de cooperación.
Luis
Almagro se entrometía permanentemente desde su cómodo sillón en
Washington, en la campaña electoral venezolana, despachando directamente
con dirigentes del sector radical de la oposición venezolana y altos
funcionarios estadounidenses. "La candidatura de Henri Falcón beneficia
al chavismo. Le habíamos pedido a la oposición venezolana que separara
la paja del trigo y Falcón es la paja que se ha separado sola”, dijo a
la agencia Reuters.
Aun cuando Nicolás Maduro hubiera perdido las
elecciones –que ahora Almagro y la oposición más radicalizada quieren
desconocer-el sector popular chavista hubiera formado una oposición
demasiado poderosa, limitando los intentos de vender riquezas e
intereses nacionales. Su peso en la relación de fuerzas en Venezuela
hacía posible prever un futuro retorno al gobierno.
A los
halcones de EEUU definitivamente no les sirve una salida electoral.
Saben que solo por medios militares y una represión feroz podrían
controlar varios millones de chavistas. Por eso siguen, a la vista de la
descomposición de una desarticulada oposición, intentando encontrar a
un militar de alto rango que de un golpe de Estado.
La OEA, centro de operaciones
El
13 de octubre de 2017, Almagro cedió las salas de la OEA para que un
Tribunal Supremo de Justicia (venezolano) en exilio se juramentara y el 8
de abril de 2018 aprobara su denuncia de que existen elementos
suficientes para enjuiciar y detener al Presidente Maduro por supuestos
actos de corrupción.
Esa juramentación en la OEA marcaba la
estrategia de Almagro para llevar al espacio de la ONU el tema
venezolano. En una "reunión informal" y bajo las gestiones de la
representante estadounidense Nikki Halley, Luis Almagro dijo ante el
Consejo de Seguridad de la ONU que en Venezuela "hoy se ha instalado una
dictadura tiránica, el país es gobernado por un esquema criminal con
vínculos oficiales con el narcotráfico".
Dentro de las funciones
del Consejo de Seguridad de la ONU destacan las operaciones de
mantenimiento de paz, pero también es uno de los pocos sujetos
internacionales con capacidad de someter un caso a la Corte Penal
Internacional, ante el cual Almagro y sus mandantes estadounidenses
insisten en llevar a los principales miembros del gobierno venezolano.
El
espacio judicial no podía ser el de la OEA, porque Venezuela salió de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sino el de la ONU, que
cuenta con dos grandes tribunales: la Corte Internacional de Justicia y
la Corte Penal Internacional, cuya Procuradora General, Fatou Bensouda,
anunció el 7 de febrero de 2018 el inicio del examen preliminar sobre
Venezuela.
En marzo de 2018 el gobierno de Guyana, alentado por
EEUU y Almagro, sometió ante la Corte Internacional de Justicia un
diferendo territorial con Venezuela por no haber logrado un acuerdo tras
"buenos oficios" de la ONU, iniciados cuando la República Cooperativa
de Guyana retomó la controversia luego de que la petrolera
estadounidense ExxonMobil descubriera un importante yacimiento en la
parte marítima del territorio reclamado en 2015.
En el caso de
Venezuela, el documento –rubricado por Bensouda- - ante la Corte Penal
Internacional señala que "se ha alegado que fuerzas de seguridad del
Estado con frecuencia utilizaron fuerza excesiva para dispersar y
reprimir manifestaciones, y que han detenido y encarcelado a miles de
miembros de la oposición, reales o aparentes, algunos de los cuales
habrían sido presuntamente sometidos a graves abusos y maltrato durante
su detención".
Los uruguayos se sienten avergonzados por lo que un
connacional esté haciendo en la OEA, y la alianza oficialista Frente
Amplio terminó por expulsarlo de sus filas, pese a las presiones de la
embajada de EEUU y de algún miembro prominente del FA. Fue un sábado de
despedida y quizá el comienzo del fin del personaje Almagro, tan duro
con el progresismo latinoamericano, tan dócil de los intereses de
Washington.
Varios dirigentes habían alertado sobre las presiones
de Almagro a la cancillería uruguaya para que se suspendiera la
membresía venezolana en el Mercosur y se acompañara el vaciamiento de
los organismos de integración sudamericanos (Unasur) y
latinoamericano-caribeños (Celac). Ya medios de prensa habían filtrado
la información de que Almagro había sido cooptado por los servicios de
inteligencia estadounidenses cuando revistaba como diplomático en China.
¿Será el principio del fin de la pesadilla Almagro?
Álvaro
Verzi Rangel. Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en
Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).
Con aportes de Gabriele Kuehnle
http://estrategia.la/2018/12/ 16/almagro-expulsado-y- repudiado-por-el-fa-uruguayo- el-principio-del-fin-de-un- oscuro-personaje/
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