Estrategias narrativas del fraude informativo sobre hechos clave de la historia
“Este
terrorismo que ustedes están viviendo es un crimen mundial en una
escala nunca antes vista”. George Duff, veterano de guerra, Conferencia
Internacional sobre la lucha contra el terrorismo y el extremismo
religioso celebrado en Damasco, Siria, 1 de diciembre de 2014.
La
colusión del sistema de medios con el crimen organizado a escala
planetaria es un dato de primer orden para analizar el actual pasaje de
la humanidad. El periodismo ha dejado de ser el cuarto poder, o un
contrapoder, para unirse con los poderes tradicionales al efecto de
oprimir a los ciudadanos (1).
El debate en torno a las fake news
rehúye el verdadero debate. No existe un sistema de comunicación
pública veraz, al servicio de la humanidad, que proteja a las sociedades
del retorcimiento sistemático de la realidad que ejecuta la prensa
coordinada con sicarios políticos, económicos y judiciales.
Esta
tendencia avanza, sobre todo en países débiles institucionalmente. En
Argentina y Brasil se consolida un comando unificado, una simbiosis
gobierno-justicia-medios que concentra poderes de creación de realidad
virtual nunca antes acumulados. En este Totalitarismo 2.0 las noticias
están caracterizadas por un gran contenido tóxico y cultivan un fraude
informativo a gran escala sobre hechos claves de la historia. Se
formatea así la mente del ciudadano colonizado que justifica y defiende
la dominación colonial.
Mientras los Parlamentos debaten cómo
reglamentar medios y redes para combatir las noticias falsas, vivimos en
la era del fraude informativo. Y por supuesto: no nos enteramos.
Concepto de fraude informativo
Un
fraude es una acción contraria a la verdad y a la rectitud. Supone una
planificación deliberada para presentar hechos o documentos falsos como
reales, con fines de engaño.
Hay diferencias entre las noticias falsas y el fraude informativo organizado.
En las fake news , la falta de veracidad puede ser deducida por contexto.
En
el fraude informativo, la adulteración de la verdad tiene un mayor
espesor, alcanzando al contexto y el trasfondo histórico. Se trata de la
manipulación coherente y planificada de un conjunto interrelacionado de
discursos. Son prácticas desinformativas realizadas en forma
sistemática y repetitiva dentro de un ecosistema de medios hegemónicos.
Ciertas verdades hipnóticas, repetidas incesantemente, se validan entre
sí. La veracidad de este extendido sistema de mensajes
autorreferenciales nunca es discutida dentro del ecosistema. Peor aún:
toda expresión que no respeta el carácter sagrado de ciertos dogmas
noticiosos es arrojada a la periferia de los negacionistas,
conspiracionistas y marginales.
El fraude informativo naturaliza
una visión del mundo patas para arriba, provoca un “corrimiento del
sentido común” como dice Michael Collon, una deformación de los valores
que deberían inspirar la agenda pública. Instala un sistema de noticias
robotizado, paralizado en la repetición hipnótica de eslóganes y sound
bites.
Es un modelo de comunicación envenenada, diseñado para
inocular emociones tóxicas en las audiencias. Difunde una visión
maniquea del mundo, que estigmatiza ciertos sectores, al mismo tiempo
que glorifica la guerra, el Estado policial y la militarización de
crecientes áreas de la vida social.
No son diferencias de opinión
o de ideologías. No es error, casualidad o negligencia. Hay reglas del
periodismo que no se cumplen, y otras que se cumplen al revés.
Las noticias patas para arriba
A
lo largo del Siglo XX la comunidad periodística profesional consensuó
criterios de noticiabilidad que guiaron a las redacciones a la hora de
jerarquizar las distintas unidades informativas. En pocas palabras, para
definir la “importancia” de un evento noticiable, se evalúa la cantidad
de personas afectadas, su cercanía geográfica, el impacto que puede
tener en futuros acontecimiento y otros criterios. También hay chequeo
de fuentes, consultas cruzadas, fuentes alternativas y un conjunto de
recursos que suman multiperspectividad a la mirada de los periodistas.
Estos
métodos profesionales de trabajo se asemejan al protocolo requerido por
un oficial de justicia para determinar los pasos a seguir ante un
evento judiciable. Sin embargo, estas prácticas que alejan la
arbitrariedad y el capricho a la hora de seleccionar y presentar eventos
noticiables, han sido sustituidas por un desequilibrio que va más allá
de discrepancias ideológicas.
En algunos casos, una amplificación
exagerada de los problemas; en otros un filtro de censura feroz, un
cerco mediático que tiende un velo sobre lo que realmente ocurre; y
últimamente, la conjunción de maniobras judiciales con linchamientos
mediáticos que potencian la creación virtual de realidad por parte de
una pequeña elite de programadores globales.
El fraude
informativo se intensificó a partir del atentado contra las Torres
Gemelas y el lanzamiento de la Guerra contra el Terrorismo. La propia
versión oficial de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 es un
gigantesco “montaje narrativo” sobre el que se multiplican los libros de
denuncia y las pruebas que refutan la versión oficial (2). La saga
continuó con la destrucción de Irak, Libia, Siria, y una cadena de
noticias repleta de eventos catastróficos y espectaculares. El relato en
su conjunto tiende a crear miedos y enemigos, para justificar guerras y
sabotajes contra gobiernos y pueblos enteros.
Cinco ingredientes del fraude informativo
Las
usinas de propaganda noticiosa contienen estrategias ocultas de alto
poder persuasivo que en muchos casos no llegamos aún a comprender. Pero
hay elementos visibles que se pueden identificar para avanzar hacia una
ecología de la información.
A continuación, cinco estrategias
narrativas del fraude informativo. Son simplificaciones manipuladas del
mundo, y como tales, de alto impacto. Son ingredientes básicos de la
comunicación envenenada que aturde a amplias audiencias del mundo:
1. Verosímiles
La
construcción de verosímiles encaja perfectamente con la noción de
“posverdad”, entendida como “la cualidad de ser percibida como
verdadera, sin ser necesariamente verdadera”. La diferencia entre una
noticia “verosímil” y una verdadera es que la verosímil solo “aparenta”
ser verdadera. Un verosímil encierra elementos reales combinados con
otros falsos de una manera que logren concitar credibilidad. Dibujan un
“mundo posible”, o “virtual” dentro de ciertos supuestos compartidos y
opiniones generalizadas. Son cócteles noticiosos que combinan de
elementos reales con medias verdades y mentiras, documentos falseados,
fotos y filmaciones trucadas (3).
La producción televisiva de
falsos rescates, manifestaciones de protesta o víctimas de ataques
gubernamentales ha sido ampliamente documentada por organizaciones como
Red Voltaire o Veterans Today. En la última década los verosímiles
abundan (4).
Dentro de esta categoría, las mentiras especulativas
se refieren a probables eventos futuros (“La violencia del narco
mexicano podría derramarse sobre la frontera con EE.UU”) o a
consecuencias futuras de las acciones de gobierno (“No atacar Irak sería
suicida para los EE.UU”). Suele ser información originada en
especulaciones de los máximos dirigentes, imposible de contrastar en
otras fuentes, y por lo tanto, imposibles de refutar.
Los
verosímiles solo son posibles mediante un recorte del contexto histórico
y la complejidad de la realidad. Para esto, se ocultan deliberadamente
los datos más relevantes para comprender cada evento (5). Un ejemplo es
el proceso de guerras e invasiones en Medio Oriente. El guión noticioso
propalado por los medios hegemónicos disfraza este “continuum” militar
bajo la forma de conflictos locales, aparentemente desconectados entre
sí, ocultando la presencia de ingeniería extranjera en los
acontecimientos.
2. Estereotipos infantiles
Son relatos
repetitivos en su estructura, diseñados para un público no maduro.
Construyen la oposición entre villanos y héroes, y la escenificación de
un “ultraje” o un “peligro” que requiere reparación.
Las noticias
se nutren de temibles terroristas, armas de destrucción masiva,
personas gaseadas, ataques nucleares en 45 minutos, manifestaciones
bombardeadas por su propio gobierno y dictadores “linchados por su
propio pueblo”. Cada capítulo da lugar a la aparición del “ejército
liberador”, o en los últimos años, a la novedad narrativa de la
“rebelión espontánea del pueblo”, capaz de organizarse para tomar
ciudades enteras, derrotar al aparato policíaco y militar en cuestión de
días, o incluso, volar por los aires ministerios estratégicos
aniquilando a altos mandos militares (6).
Los estereotipos
repiten estructuras y personajes en diversos formatos. Los contenidos
noticiosos se refuerzan mutuamente con el cine y la web. Muchas noticias
aparecen diseñadas como “mini-filmes”, que permiten marcar el campo del
bien y del mal, y apelar a emociones íntimas en pocos segundos. Vemos
muchas veces a los mismos personajes y situaciones estereotipadas tanto
en las noticias como en las películas. Todos estos grandes canales,
validándose unos a otros, generan “efectos de realidad” más potentes.
3. Predicación analítica
Herbert
Marcuse definió este concepto como “la identificación autoritaria entre
persona y función”, o en otras palabras, la asociación de ciertos
individuos o grupos a patrones fijos. Un sustantivo específico, unido
casi siempre con los mismos adjetivos y atributos, convierte a la frase
en una fórmula hipnótica que infinitamente repetida, y fija el
significado en la mente del receptor.
Dentro del esquema de la
predicación analítica, los mandatarios de las naciones occidentales
siempre son presentados como civilizados, bien pensantes y sonrientes, y
asociados con términos como “democracia” , “reconstrucción” o
“intervención humanitaria”. En cambio, sus oponentes políticos, o los
movimientos sociales antagónicos, son presentados como locos, malvados o
irracionales, asociados con términos como “dictadura”, “violencia” o
“violación de derechos humanos”.
La predicación analítica es un
fraude informativo porque escamotea el carácter multidimensional y
paradójico de la naturaleza humana, y alimenta una concepción maniquea
del mundo, que divide entre ángeles y demonios, santos y pecadores.
Invita a la purificación del mundo mediante el exterminio del “eje del
mal”. El resultado de este bombardeo es la programación mental del
ciudadano, que percibirá de forma negativa, aún sin recordar los
motivos, a ciertos países, personajes y movimientos sociales
estigmatizados en las noticias.
4. Falsas simetrías
Una “falsa
simetría” es una narración periodística que, aparentando neutralidad y/o
equilibrio ante un conflicto, describe a los contendientes como partes
con responsabilidad similar en la disputa. Un ejemplo es el caso de
Palestina. La falsa simetría informativa iguala a ocupantes y ocupados,
opresores y víctimas. Es frecuente que la prensa narre los
acontecimientos violentos en términos de “provocación” palestina y
“represalia” israelí. Este lenguaje “imputa discretamente la
responsabilidad inicial a uno de los beligerantes”, en este caso los
palestinos, por la aparición y prolongación del conflicto (7).
Los
efectos políticos de la instalación de una falsa simetría en la opinión
pública no son nada desdeñables. Se produce un “corrimiento del sentido
común”, es decir, ante la desmesura del discurso mentiroso del poder,
muchos sectores políticos y diplomáticos, intelecturales y periodistas,
ensayan una postura que intenta “quedarse en el medio”. Así, apoyan
soluciones “sensatas”, que “con el consenso en la comunidad
internacional”, siguen siendo de todos modos intrínsecamente injustas y
arbitrarias.
5. Falsas asimetrías
Una “falsa asimetría” es una
construcción que exagera hasta el paroxismo la importancia de hechos
nimios, o las culpas atribuidas a ciertos actores. Por ejemplo, endilga a
un país una responsabilidad desproporcionada en problemas de índole
universal: corrupción, violaciones a los derechos humanos o uso excesivo
de la fuerza por parte del gobierno. Otro ejemplo: atribuir a un
partido político o un movimiento social un carácter delictivo o
amenazante en base a simples hechos episódicos, o a una saga de
informaciones falsas.
Una “falsa asimetría” recurre a
verosímiles, estereotipos infantiles y predicación analítica para crear
una percepción infundada de que ciertas personas o colectivos sociales
son especialmente problemáticos, peligrosos o moralmente condenables.
Así, sobre la base de hechos falsos o medias verdades, estadísticas
sesgadas y ejercicios de doble rasero, se estigmatiza a líderes, grupos y
países “target”. El bombardeo de noticias construye una percepción
colectiva de ciertos actores como “los más ladrones”, “los más
represores” o “los más peligrosos”.
Una “falsa asimetría” viola
principios básicos de presunción de inocencia e invierte la carga de la
prueba. El sistema de noticias funciona como un tribunal sumario que
procede al linchamiento instantáneo de los acusados, a los que
habitualmente se les niega el derecho a defenderse.
Una “falsa
asimetría” también viola principios básicos de noticiabilidad
periodística. Puede atribuirle mayor importancia a una infidelidad
conyugal del presidente, que a su decisión de bombardear un país y
desatar una guerra.
La democracia secuestrada
Un país no
se puede considerar una democracia si una gran mayoría de su población
está sometida a una comunicación manipulada y a una información
fundamentalmente falsa (8). La atmósfera comunicacional de un país no
sólo afecta al sistema político: es también un problema de salud
pública. La comunicación envenenada enferma a las audiencias, genera
todo tipo de neurosis y enfrenta a los ciudadanos entre sí. Además,
converge con otros fenómenos en el embrutecimiento general de la
población.
La aparición de Internet y el desarrollo de las redes
sociales permitió a muchos creer en una herramienta para balancear
parcialmente esta situación, con la proliferación de canales de
información alternativa, o con la posibilidad de que cada ciudadano se
convierta en un emisor de noticias. Sin embargo, en los hechos, el
filtrado de los buscadores y los algoritmos de las redes permiten
visibilizar o invisibilizar ciertos contenidos desde el escritorio de
los programadores planetarios, o incluso personalizar los resultados de
las búsquedas con contenidos prediseñados para el usuario. Esto facilita
la construcción de una “burbuja perceptual”, y en definitiva, un
control social más efectivo.
Por eso hoy más que nunca, los
ciudadanos debemos impulsar una reforma profunda del sistema de medios
de información. Sólo la multiplicidad real de voces y de fuentes, y la
aplicación de firmes normas éticas para el ejercicio de la profesión,
puede salvar al periodismo de la bancarrota moral, y a la democracia de
su secuestro definitivo.
Articulos consultados
· «Patria o medios». Ezi Zunino Buenos Aires, Sudamericana, 2009
· Wolf, Mauro. La investigación de la comunicación de masas. Crítica y
perspectivas, 2ª Edición, Barcelona Editorial Paidós, 1991
· Osvaldo León, “Comunicación, democracia y movimientos sociales”, en Alainet.org
· Giulietto Chiesa, «Guerra y Mentira» el control político y militar de nuestras sociedades”. En Voltairenet.org
· Los desafíos de la comunicación contra-hegemónica en red, Dênis de Moraes. ALAI AMLATINA, 05/03/2013
· «Elecciones Ecuador 2013. Ley de Comunicación: Deuda pendiente”. Eduardo Tamayo G. ALAI AMLATINA, 15/02/2013.
· «Los nuevos retos del periodismo y la comunicación. Entrevista a Ignacio Ramonet”. Raúl Zibechi. En Desinformemonos.com
· Ignacio Ramonet: “Las transnacionales de la comunicación están en crisis”. Gustavo J. Fuchs. ALAI AMLATINA, 14/02/2013
· “El hombre unidimensional”. Herbert Marcuse.
· “La sociedad hipnotizada”. Claudio Fabian Guevara. En Rebelión, 2003.
Notas
1
Osvaldo León en “Comunicación, democracia y movimientos sociales”,
sostiene que los medios de difusión masivos, aquellos que configuran
nuestra percepción global del mundo, han multiplicado su incidencia
sobre los entornos sociales y la vida cotidiana. Cada vez sabemos menos
por las experiencias de primera mano, y cada vez más por lo que nos
llega de la realidad construida por los medios. Las pautas de la agenda
pública, la “sensacion térmica informativa” que determinan los temas del
día, la identificación o el rechazo de ciertos líderes, o los valores
predominantes en la sociedad, son una construcción mediática. De ahi la
importancia de “los silencios que guardan», los fenómenos que vuelven
invisibles, o por el contrario, los miedos, alarmas y falsas acusaciones
que son capaces de crear e introyectar.
2 “Nunca conoceremos la
verdad sobre el 11 de septiembre. No la conoceremos a lo largo de los
próximos cien años, como dice Noam Chomsky. Pero de lo que podemos estar
seguros por ahora, sin el menor riesgo de error, es de que la versión
que nos han proporcionado es falsa. Incluso lo podemos demostrar”, dice
Giulietto Chiesa en “Guerra y mentira”. Los libros que recogen evidencia
en este sentido se acumulan, y en EE.UU se extiende un gigantesco
movimiento civil por la verdad ignorado por los medios.
3 En el
caso de Irak, las acusaciones que se blandieron contra el gobierno de
Hussein combinaron simplemente elementos “posibles” o “creíbles”, con
hechos históricos veraces y acusaciones falsas: las armas de destrucción
masiva, el ataque nuclear en 45 minutos, la compra de uranio y varias
más. La preparación del público para esta guerra no sólo incluyó el
plagio del trabajo estudiantil que refiere el Parlamento inglés, sino
también falsas fotografías satelitales (con las cuales Colin Powell
brindó un “show” en la ONU), falsos documentos que “probaban” compras de
uranio enriquecido y otras minucias.
4 Para el Totalitarismo 2.0
es cada vez más fácil la construcción de mundos verosímiles porque sus
fuentes se validan unas a otras.
5 A esto llama Manuel Vazquez Montalban “La desorientación histórica del receptor de noticias”.
6
La prensa en Occidente llama a esto “alzamiento republicano” cuando
sucede en Siria o en Libia. Si sucediera algo parecido en Francia o en
EE.UU. ¿cómo lo llamarían?
7 La tradición de “neutralidad” en la
que intenta situarse la prensa “profesional” es buen campo de cultivo
para las “falsas simetrías”. En Irak, las noticias intentaron equilibrar
su descripción de la criminal invasión angloamericana con la continua
referencia a los crímenes de Saddam Hussein, su hipotético poder de
lanzar un ataque devastador en 45 minutos y el mito de las armas de
destrucción masiva.
8 Dice Giulietto Chiesa: “Una comunicación
indecente (es decir, desprovista de valor intelectual, de decencia, de
cultura) y manipulada (es decir, engañosa, bajo las múltiples formas que
pueden inducir al error a aquellos que la reciben) priva a la población
de medios intelectuales para defenderse”.
Link a la publicación original: https://diariodevallarta.com/fraude-informativo/
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