Bombardeo de EEUU en Siria
A
casi dos años de la asunción del presidente Donald Trump, sus posturas
respecto a los conflictos militares que protagonizan los Estados Unidos
en el mundo, son cada vez más desconcertantes, y hasta podríamos decir
imprevisibles. El repentino anuncio del retiro total de las tropas que
operan, de manera ilegal, en Siria, y el repliegue parcial de efectivos
norteamericanos, unos 7 mil, de los casi 14 mil que mantiene en
Afganistán, han provocado que uno de sus más importantes colaboradores
el general James Mattis, nada menos que Secretario de Defensa, anuncie
su salida del gobierno para el próximo mes de febrero, sin que se
conozca quien será su reemplazante. (Ver: Afganistán: La vuelta del
Perro Rabioso.), a pesar de las diferencias expresadas en una carta
pública donde crítica tangencialmente al presidente por su
“desconsideración con aliados en el extranjero”, Mattis firmó el lunes
24 la orden del retiro de los primeros 2 mil efectivos norteamericanos
de Siria. Aunque se estima que la totalidad podría ser el doble,
ubicados en noreste del país, con un importante tejido de
infraestructuras entre bases y pistas de aterrizajes. La partida de
Mattis, quien había advertido que un retiro de tropas norteamericanas de
Siria, iba a ser un error estratégico, se produjo solo un día después
de conocerse la decisión de Trump sobre ese país. Provocando además los
reproches de varios e influyentes representantes y senadores del Partido
Republicano, como Lindsey Graham senador por Carolina del Norte o Marco
Rubio senador por Florida que definió a Mattis como "una isla de
estabilidad en medio del caos de la administración Trump”.
Es
por lo menos llamativo que mientras incrementa su presencia militar en
África, (Ver Somalia: Después del síndrome Black Hawk) en el marco de la
guerra comercial con China, usado de excusa la actividad de bandas
integristas, los Estados Unidos, abandonen dos plazas tan estratégicas
como lo son Siria y Afganistán.
En el caso de Siria, los
grupos terroristas, que están reducidos a su mínima expresión, desde que
comenzó el conflicto en 2011, por el accionar de la alianza compuesta
por el Ejercito Árabe Sirio (EAS), tropas y aviación rusa, más comandos
de elite iraníes y batallones del Hezbollah libanes que los han
confinados a pequeños bolsones de resistencia en zonas rurales bien
delimitadas. Se estima que son unos 15 mil, de los casi 330 mil que
operaron en sus momento de mayor actividad, que solo les resta la
rendición, la fuga o resistir hasta ser exterminados. La victoria
alcanzada por los aliados del presidente al-Assad, esta última semana
intento adjudicársela Trump, de manera tan grosera como estúpida, para
justificar frente a sus votantes la retirada.
Por otra
parte y con el impulso de Rusia, en lo que se conoce como la “Mesa de
Astaná”, por la capital de Kazajistán, por primera vez desde el comienzo
del conflicto, se ha logrado conformar una cumbre para discutir
seriamente, con todas las partes involucradas y con objetivos claros,
como la conformación de una comisión constituyente que tendrían que
terminar en un proceso electoral con la participación del presidente
Bashar al-Assad.
La retirada de Washington de Siria,
obligará a las fuerzas del Reino Unido y Francia que también operan de
manera ilegal en territorio sirio a un pronto retiro, mientras Turquía
ya anunció el repliegue de sus tropas, dejando como únicas fuerzas
beligerantes a Israel que junto a los muyahidines del Daesh,
conforman una alianza, que por extraña que parezca, viene de lejos, y
se constituyen como el último escollo para alcanzar la paz.
Por
otra parte y mucho más confuso es la retirada de los 7 mil efectivos
norteamericanos de Afganistán, en un momento altamente crítico para el
gobierno pro norteamericano de Kabul, ya que más allá de las
negociaciones de paz que se realizan en Moscú, con la presencia de
representantes del Talibán, los integristas afganos no dejan de realizar operaciones cada vez más osadas en casi todas las provincia del país.
El
último ataque de proporciones se registró en Kabul, contra el
Ministerio de Obras Públicas, cuando en la tarde del lunes un atacante
suicida se hizo estallar en un automóvil, mientras otros comandos
terroristas ingresaron al edificio de la Autoridad Nacional para
Personas Discapacitadas y Familias de Mártires, tomando una gran
cantidad de rehenes, lo que dio paso a un largo enfrentamiento entre muyahidines
y fuerzas de seguridad afganas que se zanjó con 43 muertos y varias
docenas de heridos, entre los 350 civiles que habían quedado atrapados
en el interior del ministerio.
Aunque ninguno de los grupos wahabitas que operan en Afganistán, se adjudicó el ataque, se cree que hayan sido comandos del Daesh Khorasan, ya que son los únicos que están produciendo atentados en la capital en los últimos meses.
Con
esta nueva incoherencia de Trump respecto a la presencia norteamericana
en Afganistán, vuelve a dar un paso más en el confuso minué que el
presidente parece estar bailando en Asía Central, ya que es importante
recordar que a la llegada de Trump a la presidencia entre sus primeras
acciones en política internacional, fue detener la retirada de tropas de
Afganistán ordenadas por Barack Obama que habían llegado a reducir la
presencia en unos 5500 efectivos y Trump reimpulso la presencia hasta
llegar a los 14 mil actuales.
Para algunos analistas
cercanos al Pentágono las retiradas anunciadas por Trump, son una clara
señal de la debilidad de Estados Unidos, lo que podría desembocar en una
ola de mayor violencia en una vasta región que va desde las costas del
Mediterráneo del Líbano y el enclave sionista, hasta la frontera de
Pakistán con la India.
La piedra en el zapato
La
retirada ordenada por Trump de Siria y Afganistán, sin duda responde a
la imposibilidad, de poder mostrar logros positivos en alguno de los dos
conflictos de mayor envergadura que desarrollan los Estados Unidos,
sabiendo muy bien que respecto a Siria ya sería demasiado costoso que el
Pentágono reavive los frentes contra Bashar al-Asad.
El
mundo ya ha tenido suficientes experiencias trágicas, particularmente
Europa, sobre que significa pactar con el terrorismo, asesorarlo y
después traicionarlos. Con infinidad de recursos en esa guerra, Daesh, y al-Qaeda
que fueron financiados por Arabia Saudita y Qatar, creyeron poder
alcanzar sus aspiraciones políticas, con la ansiada creación de un nuevo
Califato, que a pesar de haberse constituido abarcando un
extenso territorio montado en la frontera siria-iraquí, finalmente
fueron desalojados a finales de 2017, con mucho esfuerzo e importantes
bajas civiles, destrucción de infraestructuras y generado una gran
cantidad de veteranos, que han llevado sus experiencias a países tan
distantes como Filipina de Mali, pasando incluso por Libia, Egipto, el
propio Afganistán, Cachemira y Pakistán.
Hoy sería muy difícil pensar en que las dos monarquías wahabitas, pudieran volver a colaborar, como lo hicieron desde marzo de 2011, con los terroristas, ya que el emir de Qatar, Hamad bin Jalifa al-Thani, debió abdicar a favor de su hijo Tamim en 2013, tras el escándalo de los fondos que el emirato desvió a los terroristas en Siria y la caída en desgracia del príncipe heredero Mohamed bin Salma (MbS) tras el affaire Khashoggi
en octubre pasado (ver: “Caso Khashoggi: Oda a la hipocresía” y “Jamel
Khashoggi, crónica de una muerte anunciada.”) que puso al príncipe en la
mira de las organizaciones de derechos humanos y más de un país
occidental, por el crimen del periodista, lo que lo obligo también a
buscar una salida a la guerra en Yemen, donde ha asesinado a más de
ochenta mil civiles.
Será importante estar atento a las
próximas movidas del presidente norteamericano, ya que el máximo factor
de conflicto en Medio Oriente es Irán, un jugador clave en la
restructuración no solo de Siria, sino de todo el Medio Oriente, que
sigue siendo la piedra en el zapato del presidente Trump, cada vez más
cuestionado por sus torpes políticas de interior y exterior.
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Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional
especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC
https://www.alainet.org/es/articulo/197328
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