Buenos Aires. ¡Jelou! ¿Donald?
¡Soy yo, Mauricio! ¿Estás ahí? Jelou. ¿Donald? Jelou. Populism is
coming back! Please. Donald? Jelou! I beg you, dear friend! Just give me
a call! Jelou, jelou. Help!
Nada. Macri arrojó el teléfono por una ventana de la Casa Rosada,
pegó una puteada que hizo cimbrar la histórica Plaza de Mayo, y le dijo a
Sri Sri Ravi Shankar, su gurú personal:
¡Pensá en algo, boludo!
Mientras, en las calles, desfilaban jóvenes en solidaridad con los
pueblos de Chile y Ecuador. Miguel Ángel Pichetto (candidato a vice de
Macri) y Patricia Bullrich (ministra de Seguridad) declararon que en las
manifestaciones hubo
venezolanos y cubanos infiltrados(sic). Y que si el domingo entrante el peronismo ganaba las elecciones, Argentina caería en el caos.
La desesperación del presidente era comprensible. Porque después de
que en las primarias de agosto el binomio Alberto Fernández/Cristina
Fernández de Kirchner (Frente de Todos) barrió al de Macri-Pichetto
cosechando 16 puntos de diferencia (48.25/32.49 por ciento), el balotaje
se tornaba en una meta imposible de alcanzar.
El voto peronista se impuso en las 23 provincias del país. Santiago
del Estero (75.66 por ciento) y Formosa (69.90) registraron el caudal
más abultado. Santa Fe (43.66 por ciento) y Mendoza (40.48), el menos
caudaloso. El promedio nacional de sufragios peronistas fue de 59.42 por
ciento.
Entonces, Macri tomó un calmante, y recibió a un equipo de expertos en
justicia electoral, que aguardaba en la antesala de su despacho.
Mejor que me traigan algo novedoso, les advirtió. Temblando, los
expertosexplicaron: “Mire, señor presidente… Si usted nos autoriza a desdoblar los certificados del escrutinio –de manera que haya dos hojas en lugar de una, como hasta ahora, y una de ellas sea exclusiva para la elección presidencial– podemos instalar la confusión en los medios, y luego presionar para exigir el balotaje”.
Con más de 100 causas penales que lo esperan en la justicia, Macri respondió:
¿Y si sale mal? Las encuestas señalan que Alberto y Cristina nos sepultarán con 15 puntos de diferencia. Y concluyó:
¡Ni siquiera Smartmatic puede salvarnos de la humillación!
En efecto, la firma Smartmatic, promotora del
voto electrónico(que no prosperó, aunque fue contratada por el macrismo para procesar los resultados), puede cometer fraude si la diferencia es mínima. Pero con 3 millones 800 mil votos en contra, la cosa está difícil.
Sin embargo, el ingeniero en telecomunicaciones Ariel Garbarz
advirtió que el macrismo “está preparando todo para que haya fraude, y
que este fraude no deje huellas. Pareciera que el gobierno se ha puesto
de acuerdo con la Cámara Nacional Electoral. El fraude –alertó– ya está
organizado: controlan el software (al que no tuvo acceso la oposición),
lo que indica que van a manipular la transmisión electrónica”.
Conclusión similar a la del politólogo Rubén Armendáriz, asociado al
Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico de Uruguay: “El macrismo
–aseguró– optó por la comunión entre servicios de inteligencia, Poder
Judicial y medios de comunicación: extorsiones, coacciones, carpetazos,
causas y abogados falsos para exigir dinero a ciudadanos para armar y
dirigir causas judiciales, con el apoyo de organismos estatales
estadunidenses y quizá también israelíes”.
Este es un recurso que ofrece el software contratado a la
trasnacional Smartmatic, y que pretendía suspender el telegrama
electoral, que es la única garantía de transparencia en la transmisión
electrónica de los datos, desde las escuelas y establecimientos donde se
emiten los votos al Centro de Cómputo.
Smartmatic tiene el software Election-360, desarrollado por la
empresa, que se usa para registrar, controlar y contar los votos en las
propias elecciones. Cuando se escanea el acta de cierre de la votación, y
antes de llegar al Centro de Cómputo, la información pasa por un punto
intermedio que está a disposición del contratante. O sea, el gobierno
que lo compró.
Los medios hegemónicos insisten en que Smartmatic es una empresa
venezolana, y que gracias a ella los gobiernos chavistas lograron sumar
sucesivas victorias desde 1999. Pero la realidad, aclara Armendáriz, es
que Smartmatic no opera en Venezuela, ya que el dueño de la empresa es
un lord inglés llamado Mark Malloch-Brown, asesor de las
campañas presidenciales del prófugo de la justicia boliviana Gonzalo
Sánchez de Losada (1989), de Mario Vargas Llosa (1990) y contratado en
Chile y Colombia.
Para las elecciones legislativas de 2017, el gobierno argentino
decidió adjudicar el operativo electoral provisorio al Correo Argentino,
dirigido por un ex gerente de Socma, empresa de la familia Macri.
Desolado, Macri sacudió al gurú.
¿Ya pensaste en algo?Pero el maestro, experto en optimismo y alegría, viró los ojos en blanco y guardó un silencio sabio, desconcertante y profundo.
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