Un poco de historia
En 1978, en plena segunda fase del Gobierno Revolucionario de las
Fuerzas Armadas, se llevó a cabo elecciones para elegir una Asamblea
Constituyente. Participaron diversas fuerzas políticas tanto de
izquierda como derecha, resultó ganador el Partido Aprista presidido por
Víctor Raúl Haya e la Torre, su líder histórico. Dicha Asamblea redactó
la Constitución que normaría nuestro país hasta 1992.
Pero
también en este proceso electoral asomó con fuerza una izquierda
electoral que se proyectó a cerca del 30 % de los votos. Con liderazgos
carismáticos como Hugo Blanco o Javier Diez Canseco, la izquierda
irrumpió en el escenario político peruano, con radicalidad y, sobre
todo, fragmentación, ya que fue dividida en varios partidos “zurdos”,
cada cual con su propia estrategia y asumiéndose –cada uno- “poseedores
de la verdad”.
Posteriormente, en 1980, una vez que se vuelve a
la democracia liberal, la izquierda peruana asumió que la división no
les permitiría alcanzar espacios de poder en los municipios, parlamento y
menos soñar con conquistar la presidencia del país. Es así que después
de varias reuniones y esfuerzos unitarios se logra concretar la alianza
Izquierda Unida (IU), donde todos los distintos partidos de izquierda
convergieron con programa de transición al socialismo por medios
democráticos o revolucionarios (“todas las formas de lucha”).
Izquierda Unida logro ganar importantes municipios en el país. Quizá el
triunfo más sonado fue el de Alfonso Barrantes el año 1983, cuando
resulto elegido alcalde de Lima. La fuerza de IU se sintió en todo el
Perú, especialmente en el sur, y su influencia electoral era
significativa, tanto así, que llego a convertirse en la segunda fuerza
electoral nacional y el año 1985 logró pasar a una segunda vuelta
electoral con el candidato aprista Alan García; pero fue el propio
Alfonso Barrantes quien decidió no confrontarlo, pues consideraba que
era una elección perdida.
Posterior a la derrota electoral se
comenzó a cuestionar el liderazgo de Barrantes, se hicieron más
evidentes los conflictos dentro de IU, se acordó hacer un congreso
unitario a fin de saldar las rencillas internas y definir una estrategia
común entre los partidos de la alianza electoral; sin embargo, el
congreso -lejos de concretar la unidad- consumó la división; IU explotó y
en las elecciones de 1990 la izquierda fue derrotada política y
electoralmente en los dos frentes electorales que se presentó: IU con
los sectores más revolucionarios e Izquierda Socialista, con Barrantes a
la cabeza, con los partidos y personalidades menos radicales y
reformistas.
La derrota electoral, la crisis del socialismo en
el mundo; que se inició con la caída del muro de Berlín, la violencia
terrorista de Sendero Luminoso y la implementación del neoliberalismo
-que trajo la desarticulación del tejido social y político- terminaron
“arrinconando” a la izquierda, cada vez más dividida y atomizada,
incapaz de enfrentar al Fujimorismo que se llevó a su redil a los
sectores populares con políticas asistenciales. La izquierda parecía
estar condenada por un largo tiempo a la marginalidad política.
Conforme se debilitaba el régimen de Alberto Fujimori, las izquierdas
asumieron diferentes lecturas de la realidad; en base a la cual definían
su estrategia política, para una parte; que se podría decir era la más
moderada o reformista, se debería conformar un frente antidictatorial
que tuviera como objetivo la derrota del régimen, la salida de Fujimori y
conducir una transición hacia un modelo de democracia representativa;
similar al que se tenía hasta el año 1992, esta propuesta incluía sumar a
la derecha liberal aislando a los extremos tanto de izquierda como de
la derecha.
Pero también existía otra estrategia, impulsada por
la izquierda más revolucionaria y vinculada a la protesta social, esta
consistía en no solo luchar contra la dictadura de Fujimori, también
incluía traerse abajo y cuestionar el modelo económico neoliberal que se
implementaba salvajemente en el Perú. Esta estrategia consistía en
sumar a todas las fuerzas del campo popular excluyendo a los
neoliberales que se podrían encontrar en el derecha “democrática”; que
era crítica de las formas políticas del fujimorismo pero que suscribía
–en esencia- su propuesta económica.
Una vez caído el
fujimorismo y hecha la “transición” la mayoría de las izquierdas
convergieron tras de la candidatura de Ollanta Humala; no precisamente
de forma conjunta, cada una “negocio” su apoyo al candidato nacionalista
y posteriormente fueron traicionados por el ex militar. Finalmente la
izquierda desplazada por Humala y algunas otras fuerzas de izquierda
ecologistas que no participaron del proyecto nacionalista como (Tierra y
Libertad) convergieron en el Frente Amplio como el último esfuerzo
unitario de la izquierda que finalmente hizo implosión en menos de un
año.
Las izquierdas en la actualidad
Después de
las elecciones del 2016 la izquierda parecía girar en torno al Frente
Amplio (FA), que logro un sorprendente tercer puesto en la primera
vuelta, y estuvo menos de dos puntos de disputar la presidencia con
Keiko Fujimori en la segunda vuelta; también es necesario mencionar el
caso “Democracia Directa” que llevó de candidato a Gregorio Santos,
quien estando en la cárcel logro hacer una campaña que le permitió
atraer parte del voto rural y conquistar a cerca del 4% del electorado
nacional.
Pero al parecer la idea inicial de que el FA sería
finalmente el espacio donde convergería la izquierda peruana en toda su
variedad, terminó siendo un fracaso; a los pocos meses “Tierra y
Libertad”, agrupación que tiene la inscripción electoral, decidió hacer a
un lado a los sectores que eran más proclives a su ex candidata
presidencial, Veronika Mendoza, que venía organizando la creación de un
nuevo movimiento político al interior del FA denominado “Nuevos Perú”;
el desarrollo de la crisis es conocido a través de los medios y tiene
como su máxima expresión la división de la bancada congresal.
Pero más allá de las pugnas por espacios de poder en el congreso, o
discusiones sobre quien es el líder del FA, se puede apreciar diferentes
estrategias en la actualidad por parte de las izquierdas, con una
lectura de la realidad y objetivos distintos en lo inmediato, en el que
no hay necesariamente algunos puntos de convergencia, por ello es
necesario clarificar cuales son las izquierdas en la actualidad. Podemos
mencionar esencialmente cuatro espacios “zurdos” medianamente
definidos:
- La Izquierda “Verde”, se le puede catalogar como
el espacio ecologista, critico de las políticas “extractivistas” de los
últimos años, tiene base en las luchas contra los proyectos mineros que
se han emprendido en nuestro país, la agrupación política que representa
dicha posición es “Tierra y Libertad” que en la actualidad hegemoniza
lo que queda del FA, su líder es el congresista Marco Arana. Su
propuesta se puede entender como antineoliberal pero no necesariamente
anticapitalista y menos socialista, tienen distancias con la lectura
marxista de la realidad y con los proyectos de izquierda que
predominaron en la región (Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador,
Morales Bolivia). En la actualidad vienen trabajando de forma aislada
sus candidaturas para las elecciones regionales y municipales, sin los
demás grupos de izquierda, además de lanzar –prematuramente- la
candidatura de Arana a la presidencia.
- La Izquierda “Rosa”,
aquí podemos encontrar a agrupaciones como “Nuevo Perú” y al minúsculo
Partido Socialista, parten de una visión más socialdemócrata, de
humanizar o regular el capitalismo, críticos con el modelo neoliberal,
pero no tanto así con el sistema capitalista; también tienen una
expresión de carácter “social-liberal”, más preocupada por los derechos
individuales y “posmateriales” de sectores de la población (derechos
LGTB, derecho al aborto, entre otros). Su ventaja está en la visibilidad
mediática que tienen algunos de sus liderazgos como la congresista
Marisa Glave o Veronika Mendoza. Su debilidad está en que -para los
efectos prácticos de las elecciones- no cuentan con inscripción
electoral, por lo que no podrían participar en los próximos comicios,
también otro limitante importante es que no logran conectar con los
sectores populares ya que su propuesta es más receptiva en sectores de
la clase media progresista que resulta siendo minoritaria en nuestro
país. En la actualidad tienen un debate interno acerca de si tienen que
mantener su perfil propio apuntalándose como la “centroizquierda”
moderada que puede ser tolerada por la derecha peruana y sus medios de
comunicación o si apuestan por una agenda más radical con los sectores
rupturistas de la izquierda, privilegiando la lucha política y social
por encima de la agenda liberal de derechos individuales.
- La
Izquierda “Roja”, aquí podríamos encontrar a los sectores más
“antisistema”, que no solo cuestionan el neoliberalismo, sino también al
propio sistema capitalista, además de simpatizar con los procesos
constituyentes y socialistas de América Latina (Bolivia y Venezuela). Su
figura visible resulta siendo Gregorio Santos, aunque no podemos negar a
otros liderazgos como Vladimir Cerrón en Huancayo o Walter Aduviri en
Puno. Su real influencia está por verse, tienen inscripción electoral,
bases en las regiones, y un potencial movilizador del que carecen el
resto de las izquierdas. Sus principales limitaciones están relacionadas
a su poca capacidad de visibilidad mediática, además de carecer de
profesionales o técnicos para elaborar una propuesta medianamente seria
de gobierno, a ello hay que agregar que si bien tiene influencia en los
sectores populares, carecen de inserción en la clase media progresista
que mira a la izquierda “antisistema” con desconfianza e incluso temor.
Su actual estrategia está en potenciar sus espacios regionales
acumulando para los comicios del 2021 y en atraer o “rescatar” a “Nuevo
Perú” del centro político a la izquierda.
- La Izquierda
tradicional, que viene de lo que fue Izquierda Unida, los Partidos
Comunistas (Patria Roja – Unidad) esencialmente, lo que quedo del
partido de Susana Villaran (Fuerza Social), ex parlamentarios de
izquierda como Yehude Simon y su Partido Humanista, y otras agrupaciones
menores sin mayor trascendencia política. Este sector esta carente de
iniciativa política, estuvieron detrás de la figura de Veronika Mendoza
pero sin poder concretar una alianza formal. No tiene un caudal de votos
significativo, su influencia se reduce al ámbito sindical y
ocasionalmente a cierta presencia en los medios de comunicación de
algunas figuras públicas. Su estrategia está en agruparse en una alianza
política denominada “Juntos por el Perú” aprovechando la inscripción
del Partido Humanista de Simon y participar directa o a través de pactos
en las elecciones regionales y municipales, en perspectiva a acumular y
poder negociar –seguramente cupos parlamentarios- en mejores
condiciones de cara a las elecciones del 2021.
Podríamos
resumir que las izquierdas se debaten entre distintas estrategias, el
posextractivismo ecologista que no tiene mayor consenso tomando en
cuenta lo fundamental de la explotación de los recursos minerales para
la economía nacional; la agenda de los derechos individúales
posmateriales de la izquierda socialdemócrata-liberal que tampoco goza
de mayor aceptación en los sectores populares y que solo tiene una
limitada acogida en la pequeña clase media progresista. También está
presente la lucha de clases de la izquierda más “roja” que puede
sintonizar con las mayorías empobrecidas y marginadas pero que tampoco
crece hacia la clase media por su lenguaje radical y sus liderazgos de
provincias (el Perú sigue siendo centralista), y finalmente tenemos a
una izquierda tradicional que solo busca sobrevivir.
¿Cómo converger?
Podemos
encontrar algunos puntos en común que serán fundamentales al momento de
definir alguna plataforma mínima de unidad programática, quizás lo
primero en lo cual todas las izquierdas tienen coincidencia es en la
crítica al modelo neoliberal, y apuestan a un rol más activo del estado
en la economía; otro aspecto importante de coincidencia es la exigencia
de dejar de criminalizar la protesta social y entablar un diálogo serio
con todos los sectores descontentos con las actuales políticas; en otras
palabras hacer suyas las banderas de los justos reclamos populares
postergados por las actuales clases dominantes de nuestro país; otro
aspecto importante que comparten las izquierdas es el reclamo de una
nueva Constitución, existe en este tema unanimidad respecto a que no se
puede seguir con el marco legal heredado del fujimorismo, que protege el
modelo neoliberal y perjudica a los trabajadores, además de que no
garantiza derechos ni conquistas sociales.
Habrá seguro puntos
en los que no habrá acuerdo, como por ejemplo la posición frente a los
gobiernos de izquierda en Latinoamérica como Venezuela o Cuba, sin
embargo esto puede ser un tema secundario si es que tomamos en cuenta
que los acuerdos políticos son para gobernar el Perú, no la patria de
Bolívar o Martí. También habrá desacuerdos sobre quién liderará en un
futuro frente unitario a las izquierdas, al respecto los ejemplos de
democracia interna como son las elecciones primarias para definir
candidaturas terminan siendo la única forma de resolverán liderazgos y
candidatos, es decir se tendrá que dejar al pueblo izquierdista que
defina quienes serán sus representantes.
A manera de conclusión
Existen diversas izquierdas con diversas estrategias y lecturas acerca
de la prioridad de las luchas, el lograr ponerse de acuerdo resultara
siendo fundamental para poder plantearse ser alternativa de gobierno y
de poder, lograr unificarse en un frente político será el desafío
próximo más importante, pero más importante aún será poder darle una
estrategia conjunta y de largo plazo, que no termine repitiendo la
triste historia de la fragmentación, división y finalmente desaparición
de lo que ha sido gran parte de la izquierda hasta ahora. El camino es
difícil; pero no imposible, es más lo que los une que lo que los puede
dividir, si lo logran –primero- el objetivo unitario y después el de ser
gobierno podrán decir con – absoluta- autoridad la vieja consigna
izquierdista de la década de los ochenta: “La Izquierda Unida jamás será
vencida”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario