Fuentes: Rebelión
Con enorme premura el presidente brasileño Jair Bolsonaro
esta impulsando las privatizaciones en todos los sectores de la nación y
trata de desmontar todos los beneficios económicos y sociales que los
anteriores gobiernos del Partido de los Trabajadores llevaron a la
mayoría del pueblo. Durante los gobiernos del PT (2003-2015) encabezados
por Luiz Inacio Lula […]
Con enorme premura el presidente brasileño Jair Bolsonaro esta
impulsando las privatizaciones en todos los sectores de la nación y
trata de desmontar todos los beneficios económicos y sociales que los
anteriores gobiernos del Partido de los Trabajadores llevaron a la
mayoría del pueblo.
Durante los gobiernos del PT (2003-2015) encabezados por Luiz Inacio
Lula da Silva y Dilma Roussef, respectivamente, proliferaron los
programas sociales que sacaron de la pobreza a más de 28 000 000 de
habitantes. Lula logró estabilizar la economía y que creciera el
Producto Interno Bruto (PIB) a un promedio de 4,1 % anual. Canceló toda
la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), redujo el desempleo
a 5,7 % y consolidó al país como uno de los más grandes exportadores de
crudo del mundo.
Desde el golpe parlamentario contra Dilma Roussef en 2015, el
presidente interino Michel Temer, aplicó extremas medidas neoliberales
que profundizaron las privatizaciones en las ramas de la energía, los
hidrocarburos, el transporte, los aeropuertos, la minería y la banca,
entre otros.
Bolsonaro, seguidor en supremacía de esa tendencia de capitalismo
salvaje, eleva las propuestas de privatizaciones que ahora afectará casi
por completo a la empresa Electrobras, la mayor generadora de energía
del país y de Latinoamérica, por cuya transacción el gobierno espera
recaudar unos 4 050 millones de dólares y de esa forma reducir aun más
la participación del Estado.
También empleados públicos de Petrobrás, protestan contra la mayor
subasta de petróleo de la historia, donde 14 inversores pujan por
controlar la explotación de varios pozos y de esa forma el gobierno
prevé recaudar 26 500 millones de dólares.
El anuncio sobre la subasta de acciones se realizó cuando Brasil
afrontaba un derrame de combustible en la región del noreste que ha
ennegrecido las playas, pero se ha detenido porque los pobladores se
manifestaron contra la licitación debido al daño que causaría al medio
ambiente en una región donde habitan primordialmente etnias nacionales.
Asimismo, durante semanas se han realizado en casi 50
establecimientos de 12 Estados, huelgas de petroleros pese a las
amenazas del Tribunal Superior del Trabajo. Las mayores protestas han
tenido lugar en la sede de Petrobrás en Río de Janeiro en la que además
exigen la reintegración a sus puestos de un millar de empleados.
En la ola de privatizaciones, el Banco de Nacional de Desarrollo
Económico y Social puso recientemente en venta sus acciones en
hidrocarburos y espera recibir 5 600 millones de dólares por la venta
del 9,6 % de su participación en Petrobrás. La medida fue anunciada por
el presidente del Banco Público, Gustavo Montesano durante el Foro de
Davos.
Esa operación se inició desde finales de enero cuando bancos
contratados para intermediar en la venta comunicaron a los inversores la
decisión del Banco de Fomento de lanzar una venta pública secundaria de
acciones ordinarias. Los recursos ingresarán directamente en la
tesorería de la entidad y mejorará supuestamente el desempeño financiero
antes de ser transferidos al Gobierno en forma de dividendo.
La estrategia que el Banco de Fomento puso en marcha desde 2019
incluye empresas como la exportadora y distribuidora de carne Mapric, la
papelera Fibria y la distribuidora eléctrica Light. Asimismo, a
principios de febrero Petrobrás anunció que cedería toda su producción
en las costas de Río de Janeiro a la estadounidense Chevron. El campo
tuvo una producción diaria de 17 300 barriles de petróleo y gas
acompañante y las reservas se estiman en 1 900 millones de barriles.
El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) informó
que la agenda privatizadora de Bolsonaro para 2020 buscará recaudar 36
600 millones de dólares con la venta de otros activos públicos. Además
de filiales de Electrobras, aparece la de correos para finales de año.
También busca conceder al capital privado, las atracciones turísticas
del país como los parques nacionales de Iguazú y de Lencois Maranhenses.
En cuanto a infraestructura aparecen 44 proyectos por unos 22 500
millones de euros.
Sus políticas también se encaminan a reducir la plantilla laboral
del Estado. El ministro de Economía, Pablo Guedes impulsa una agenda de
Constitución de Emergencia que de ser aprobada prohibirá la promoción y
contratación de nuevos funcionarios públicos y bajará el sueldo de los
actuales.
El Instituto de Geografía y Estadísticas reportó que en 2019 hubo un
desempleo del 11,9 % y afectó a 12,6 millones de personas, mientras en
2014 solo era de 6,8 millones. Los brasileños que ejercen actividades en
la rama informal es de 41,1 %, o sea, 38,4 millones.
La Amazonía, uno de los pulmones de la humanidad, se verá dentro de
poco en un gravísimo peligro pues el gobierno quiere abrir las reservas
indígenas a la explotación minera y agrícola.
En resumen, Bolsonaro apuesta por un modelo de privatización
neoliberal y cuando se acaben esos recursos, a los brasileños les
quedará muy poco para negociar.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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