Fuentes: Rebelión
Nuestro continente es una realidad de esperanzas y desesperanzas. Por
un lado movimientos sociales en casi todos los países, salen a las
calles a demandar que los Estados y los gobiernos, protejan y cumplas
con los derechos fundamentales de los ciudadanos, posibilidades de
restablecimientos de gobiernos progresistas como en Argentina y en
México, pero también retrocesos de los principios básicos de la
democracia y el fortalecimiento de modelos de autoritarismos y de
neofascismo como el Brasil, Bolivia, Uruguay, El Salvador y la
consolidación de una extrema derecha, corrupta y criminal como en
Guatemala, Honduras.
El desarrollo de un modelo de democracia policial, como lo que está
pasando en en un mes de nuevo gobierno en Guatemala. Los Estados de
Prevención, que no son más que una forma de “darle atol con el dedo” al
ciudadano, no van a resolver el problema de la violencia. El anuncio de
nuevos programas sociales como; la Cruzada Nacional contra la
desnutrición, que igual que la consolidación del modelo extractivista y
áreas militarizadas como en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, el
fortalecimiento de los desalojos en contra de comunidades como parte del
modelo pactado con la Cámara del Agro, como lo que está sucediendo con
cinco comunidades en la Sierra de Las Minas de Purulhá, Baja Verapaz,
son el resultado de un modelo de gobierno al servicio de las elites
burguesas del país.
La consolidación de un modelo político corrupto y la aprobación de
leyes como las de ONG y otras que tienen como objetivo desarrollar un
modelo neo- contrainsurgente, como la idea de que las ONG informen sobre
sus proyectos, cantidades y a comunidad y personas beneficiarias, esto
solo tiene un parecido con los mecanismos de control de la recién guerra
en el país, y así como ésta ley, podría en su momento llegar a ser la
ley sobre consultas a los pueblos indígenas y otras que en su momento
pondrán a discusión en el Legislativo, un sistema de justicia que brilla
por su ausencia cuando los pueblos indígenas reclaman derechos
históricos, sobre su tierra y su territorio, solo nos demuestran que el
Estado corrupto y criminal sigue intacto.
Un gobierno que tiene como objetivo educar la ciudadanía a respetar
la institucionalidad del Estado, al hacernos creer que el principal
espacio de participación ciudadana es el mecanismo de Consejo de
Desarrollo, olvidando que los pueblos indígenas tiene su propia forma de
participación, como es la comunidad, la aldea y el pueblo. Esto quiere
decir, que no tiene la mínima intencionalidad de respetar las formas
históricas de los pueblos para resolver sus problemas.
Este nuevo gobierno en poco tiempo nos ha demostrado, que estamos
ante la construcción de un modelo propio de los Estados policiales o
gendarme, que lo que le interesa es palear con policías y militares las
regiones, pero sin tocar de fondo los problemas que desde hace años
agobian a los ciudadanos.
No le interesa tocar el problema de la tierra y del territorio,
siendo una de las causas estructurales de la desigualdad social,
política y económica de la gran mayoría. Su objetivo es crear programas
sociales, para aliviar el efecto pero no la causa, porque no depende de
él la conducción política del país, porque esta lo deciden la clase
económica y política, y los viejos o nuevas estructuras del crimen que
siguen operando con total impunidad dentro de la institucionalidad del
Estado.
La famosa comisión contra la corrupción poco o nada puede hacer, toda
vez que las estructuras criminales que se han adueñado del Estado y del
país, siguen controlando el gobierno, siendo la forma más fácil de
seguir enriqueciéndose, en contra de una mayoría pobre.
Ante esto y donde nos esperan tiempos más difíciles a todos, el
camino es la articulación en un frente común con los pueblos que se
resisten a morir y por lo tanto están generando nuevas formas de lucha
para defender sus territorios con sus tierras y otros recursos.
Ante la desesperanza que nace de las políticas torpes de este
gobierno, el camino es la resistencia para la libertad. Una resistencia
que implica una rebeldía total, para construir un movimiento fuerte,
porque lo que viene será mucho más difícil y si sin articulación seremos
consumidos y destruidos en su totalidad.
Nuestra solidaridad con las comunidades que luchan por instaurar un modelo diferente al neoliberalismo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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