David Brooks
▲ Hoy comienza la carrera por la nominación presidencial en Estados
Unidos. El senador socialista democrático Bernie Sanders encabeza las
encuestas en el lado demócrata, lo que tiene preocupada a la cúpula del
partido. La imagen, ayer en un mitin en Des Moines, Iowa, donde habrá
elecciones internas.Foto Afp
La noticia principal
de la contienda electoral presidencial que arranca este lunes con
elecciones internas en Iowa –y que seguirá durante los próximas meses en
cada estado para culminar con la coronación de los candidatos
presidenciales de ambos partidos nacionales– es que Bernie Sanders, el
senador socialista democrático, va ganando.
Se sabe que va ganando no sólo porque ya alcanzó al precandidato
demócrata de la cúpula, Joe Biden, en las encuestas nacionales y está
adelante en varias encuestas estatales claves, ha acumulado más
donaciones que todos los además y triunfa sobre Trump en cada sondeo,
sino porque las cúpulas se están alarmando, y mucho.
Algunos señalan que la dirección del Partido Demócrata está más
obsesionada ahora en frenar a Sanders que en derrotar a Trump,
elaborando mecanismos para obstaculizar su triunfo en la convención
demócrata mientras Hillary Clinton, Barack Obama y John Kerry, entre
otras figuras del partido, alertan sobre su
amenazay advierten, a pesar de indicaciones contrarias, que el electorado no apoyará sus
ideas radicalesy menos
el socialismo.
Para Sanders y sus seguidores sólo comprueba el potencial real de su movimiento.
Somos su peor pesadilla, señaló el senador esta semana, recordando que su campaña está fomentando
una revolución políticapara un rescate popular de esta democracia de las manos del uno por ciento más rico y sus políticos que la han secuestrado.
Aquí continúa una pugna que se inició en 2016 entre el futuro y el
presente del Partido Demócrata, con candidatos como Joe Biden y el
multimillonario Michael Bloomberg –quien ha indicado que se lanzó en
parte para evitar la candidatura de Sanders (no es un misterio de que
uno de los representantes más reconocidos del uno por ciento esté
preocupado)– ofreciendo un retorno a la era pre-Trump. Pero el
movimiento de Sanders (y parte de las filas en apoyo de Elizabeth
Warren) están invitando a otro futuro, no a un retorno.
Y es que esto es más que sólo una batalla dentro de un partido, es
una rebelión antineoliberal. Tiene sus antecedentes inmediatos en los
movimientos altermundistas que originaron contra el TLCAN y el llamado
consenso de Washingtonen los 90, pasando por expresiones como Ocupa Wall Street, pero también con algunas raíces aún más antiguas con el movimiento socialista de hace un siglo, pasando por los grandes movimientos sindicales y culturales durante la Gran Depresión, como también en las luchas de los años 60, donde Martin Luther King, poco antes de ser asesinado, declaró que la esencia de la lucha social no se limitaba al racismo, sino que se necesitaba una
revolución moralcontra la injusticia económica y el poder imperial de su país.
Desafiando a las cúpulas políticas y económicas de este país, Sanders, con su consigna
no yo, nosotros, resume una campaña electoral basada en las solidaridad social, algo que explica por qué el candidato presidencial más viejo goza del mayor apoyo entre los jóvenes, quienes, si participan en grandes números, podrían determinar la elección. También hay otras señales de que esta campaña es diferente: el candidato judío goza del apoyo de las únicas dos diputadas federales musulmanas, el único que resalta que es hijo de inmigrantes (https://www.youtube.com/watch?v=xuYR1dwPzJE), quien habla abiertamente de la clase trabajadora, y quien ha votado siempre en contra de guerras, acuerdos de libre comercio (incluyendo el T-MEC) y otros asuntos promovidos por las cúpulas. (Para más información sobre sus propuestas específicas: https://berniesanders.com/es/?nosplash).
Los jóvenes con Sanders son sólo parte de una coalición multirracial
que se está rencontrando con luchadores sindicales, granjeros,
ambientalistas, indígenas, veteranos militares antiguerra, y todos los
que enfrentan ahora las consecuencias de un experimento neoliberal que
fue impulsado por ambos partidos, desde Reagan hasta Obama.
Ante ello, esta es la vanguardia de una potencial rebelión electoral
que busca no sólo derrotar a Trump o revertir sus políticas, sino
transformar al país más poderoso del mundo. (https://www.youtube.com/watch?v=Ikgh4JbAWUU).
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