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domingo, 4 de septiembre de 2011

Terremoto estratégico en Medio Oriente: Turquía expulsa al embajador de Israel

Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
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Turcos se manifestaron en la ciudad de Estambul en apoyo a la expulsión del embajador israelíFoto Reuters

Quien siembra vientos cosecha tempestades, como el gobierno fundamentalista sionista de la dupla Netanyahu-Lieberman.

Sebnem Arsu y Alan Cowell, de The New York Times (2/9/11), reportan que Turquía, único país islámico miembro de la OTAN, degradó sus lazos diplomáticos y militares (sic) con Israel al expulsar a su embajador, debido al arrogante rechazo de la entidad sionista en pedir disculpas públicas y pagar indemnizaciones por la muerte de nueve turcos activistas (uno ellos con la doble nacionalidad estadunidense, que hasta ahora le ha importado un comino a Obama), quienes llevaban ayuda humanitaria a los palestinos sitiados de Gaza –la mayor cárcel viviente del planeta (papa Benedicto 16 dixit)– en el barco Mavi Marmara de bandera otomana y quienes fueron asesinados en aguas internacionales por los piratas israelíes armados hasta los dientes.

Sebnem Arsu y Alan Cowell aducen que la reacción del gobierno turco, muy presionado por su indignada opinión pública ante la piratería israelí, aísla todavía más a Israel en la región.

Hace seis siglos los reyes católicos de España expulsaron a los judíos sefarditas, quienes recibieron asilo humanitario de los musulmanes otomanos. Este acto se le olvidó ingratamente a la dupla Netanyahu-Lieberman, quintaesencia del fundamentalismo sionista jázaro.

El año pasado, en Estambul, me llamó la atención el poderoso vínculo de su muy respetable y próspera comunidad sefardita (alrededor de 20 mil feligreses, curiosamente el equivalente de sus similares que encontré en Teherán). Lo traigo a colación para recalcar la aberración histórica de la dupla Netanyahu-Lieberman, que se está querellando por doquier con los amigos tradicionales de los sefarditas, más cercanos a los usos y costumbres de los pueblos de Medio Oriente, a diferencia de los sionistas jázaros, quienes no son semitas y se convirtieron a la religión judía en el siglo VIII (El invento del pueblo judío, del historiador hebreo Shlomo Sand, editorial Resling 2008).

Sebnem Arsu y Alan Cowell rememoran que Israel había sido el más íntimo aliado estratégico (sic) de Turquía en el mundo musulmán y cuyos lazos se deterioraron con la operación (sic) militar israelí en Gaza a finales de 2008. ¿Deseaban que les agradecieran el infanticidio de palestinos?

Señalan una frase luminosa del canciller turco Ahmet Davutoglu: Israel ha fracasado en entender las consecuencias de los cambios gigantescos (sic) en el Medio Oriente.

Aportan el punto de vista en privado (sic) de funcionarios israelíes, quienes racionalizan muy a la defensiva que se trata de una continua reorientación (sic) en la política exterior turca, alejada de Israel y en dirección del mundo árabe e Irán (¡súper sic!).

Al menos que se crean invencibles, debido tanto a su dotación clandestina de un máximo de 400 bombas nucleares (datos de la Federación de Científicos Estadunidenses), como al apoyo del pusilánime y cada vez más decadente Congreso de Estados Unidos, Israel practica una política de suicidio geopolítico (el síndrome Massada paleobíblico) al querellarse simultáneamente con los tres máximas potencias estratégicas islámicas de la región: Irán, Egipto (al perder a su aliado Hosni Mubarak) y ahora Turquía.

Si Turquía –que los mendaces multimedia oligopólicos de Occidente consideran el modelo a seguir en el Medio Oriente, debido a su moderación islámica– ha degradado dramáticamente su relación con Israel –su anterior aliado históricamente estratégico bajo el paraguas nuclear bimodal de Estados Unidos y la OTAN–, ergo, ello significa que la entidad sionista, además de estado paria (ex canciller israelí Tzipi Livni dixit), ni ha entendido las revueltas árabes ni la nueva correlación geopolítica de fuerzas que le es desfavorable ni siquiera, peor aún, las legítimas protestas de sus domésticos indignados hambrientos, desempleados y sin vivienda quienes son víctimas por efecto bumerang del financierismo monetarista que han impuesto cruelmente sus banqueros centralbanquistas, la crema y nata del sionismo jázaro, a escala global (Alan Greenspan, Ben Shalom Bernanke, Dominique Strauss-Kahn, Jacob Aharon Frenkel, Stanley Fischer, etcétera).

Un día después a su degradación militar con la entidad sionista, Turquía –fresca de su triunfo en Libia posicionándose como la máxima potencia islámica sunnita del mar Mediterráneo– decidió instalar un radar misilístico de alerta temprana de Estados Unidos, como parte del sistema de defensa de la OTAN para la protección europea (Xinhua, 3/9/11). ¿Contra quién? ¿Contra Rusia y/o Irán, con quienes hasta donde nos quedamos mantienen excelentes relaciones tanto geoenergéticas como mercantiles?

El rotativo turco Today’s Zaman (2/9/11) pone en relieve el carácter defensivo del radar misilístico que carece de capacidad ofensiva contra sus vecinos, como Irán, con quien ha construido lazos económicos estrechos, a grado tal de haber discrepado con Estados Unidos en su postura sobre el programa nuclear pacífico de la teocracia chiíta y al manifestarse juiciosamente por una solución diplomática en lugar de las sanciones.

Ya que hablamos de esa geografía marítima, pues al canciller Davutoglu no se le pasó por alto que su país, estratégicamente situado como puente entre Europa y Asia, posee la mayor línea costera en el mar Mediterráneo, donde adoptará cada medida necesaria para mantener la libertad de navegación (Xinhua, 2/9/11), en alusión a la descarada piratería israelí en las aguas marítimas de Gaza, Chipre y Líbano (donde desea saquear su gas).

Davutoglu enfatizó que Turquía no reconoce el bloqueo de Israel a Gaza –un tanto cuanto en la misma línea de pensamiento de la junta militar egipcia en el poder.

El presidente turco Abdula Gul fustigó al gobierno israelí, el cual, a su juicio, debe analizar mejor lo que sucede en el Medio Oriente al carecer completamente (sic) de estrategia.

Absolutamente desbrujulado, el diputado israelí Danny Danon, aliado de Netanyahu, exigió a la secretaria de Estado Hillary Clinton imponer sanciones a Turquía y colocarlo en la lista como estado patrocinador del terrorismo (Today’s Zaman (2/9/11) ¡La demencia total! ¿Quiere insensatamente el Likud que Turquía prohíba la instalación del estratégico radar de Estados Unidos?

Serkan Demirtas, analista del rotativo turco Hurriyat (2/9/11), devela una muy fuerte declaración de un funcionario turco en el sentido de que la parte oriental del mar Mediterráneo no será más un lugar donde las fuerzas navales de Israel puedan ejercer libremente sus prácticas de intimidación (sic) en contra de los navíos civiles.

La cadena de errores estratégicos de Israel es pasmosa: el infanticidio militar de Gaza y su inhumano bloqueo posterior orillaron a la expedición libertaria del Mavi Marmara, que destapó la codicia de la entidad sionista para adueñarse unilateralmente de los yacimientos comunes del gas limítrofe de Gaza, Chipre, Líbano y Siria.

Turquía irrumpe espectacularmente en la costa oriental del mar Mediterráneo y se posiciona como protector de sus inmensas reservas gaseras, que desea enajenar Israel en forma unilateral. Tal es la dimensión del terremoto estratégico de la casi ruptura entre Turquía e Israel.

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