Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Trump desafía advertencias de la comunidad judía y va a Pittsburgh

Políticos se niegan a acompañarlo
Amaga con anular el derecho a la nacionalidad a hijos de inmigrantes


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▲ Unas 4 mil personas repudiaron ayer la presencia de Donald Trump en el vecindario Squirrel Hill, en Pittsburgh, donde el sábado se perpetró una matanza en la sinagoga Árbol de la Vida.

Nueva York. El presidente Donald Trump viajó a Pittsburgh para consolar a los familiares de las víctimas de la violencia antisemita y antimigrante que él mismo ha nutrido, desafiando mensajes de líderes judíos contra su visita y denuncias de una amplia gama de organizaciones sociales de defensa de derechos civiles y de los migrantes.
Antes de partir, Trump continuó su ofensiva antimigrante –después de ordenar el envío de más de 5 mil soldados a la frontera– y anunció su intención de emitir una orden ejecutiva para anular el derecho constitucional a la nacionalidad de hijos de inmigrantes indocumentados que nacen en este país, lo que fue interpretado como otra maniobra con más fines políticos que legales, justo a una semana de las elecciones intermedias que determinarán el control del Congreso.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) emitó un comunicado en el cual afirmó: esto es un intento abiertamente inconstitucional para abanicar las almas de odio antimigrante en los días previos a la elección.
En Pittsburgh, líderes judíos habían enviado una carta firmada por más de 70 mil personas declarando que Trump no era bienvenido en esa ciudad hasta que condenara la supremacía blanca y cesara sus ataques antimigrantes.
El alcalde de la ciudad, Bill Peduto, había solicitado que la Casa Blanca escuchara a las familias y postergara la visita hasta después de los funerales, para no desviar la atención sobre las víctimas, y este martes rehusó aparecer junto a Trump. La familia de uno de los fallecidos se negó al ofrecimiento de un encuentro con el presidente, como resultado de los comentarios inapropiados del mandatario.
Por cierto, líderes políticos de ambos partidos decidieron no acompañar a Trump en su visita, entre ellos los dirigentes republicanos de ambas cámaras (el senador Mitch McConnell y el representante Paul Ryan) y los dirigentes de la minoría demócrata.
El peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos ocurrido luego de una semana en la que se perpetró el peor atentado de asesinato político en la historia del país, con el envío de por lo menos 14 artefactos explosivos a figuras de la política nacional, incluyendo ex presidentes, vicepresidentes, legisladores y jefes de inteligencia, ha descarrilado la estrategia electoral del presidente y sus aliados.
Trump ha empleado la amenaza de la inmigración indocumentada como eje de esta elección, junto a sus advertencias contra socialistas y los medios enemigos del pueblo, pero esto fue interrumpido por los ataques reales de terroristas estadunidenses ultraderechistas motivados por la retórica del presidente contra otros estadunidenses.
Ante ello, se intensificó el debate sobre la relación entre la retórica del presidente y los actos de violencia, Trump ha buscado culpar a los medios por el odio y la hostilidad y ha insistido en continuar con su estrategia electoral antimigrante, a pesar de que el sábado Robert Bowers ingresó a una sinagoga y mató a 11 feligreses motivado justo por la retórica incendiaria del presidente y sus aliados sobre la invasión de una caravana de inmigrantes centroamericanos supuestamente apoyada y financiada por judíos.
En tanto, el presidente y su esposa, Melania, llegaron a Pittsburgh esta tarde y acudieron a la sinagoga Árbol de la Vida, donde ocurrió la matanza del sábado, acompañados de Ivanka y su esposo, Jared Kushner, que aparentemente sirvieron de escudos judíos para un mandatario apoyado, en parte, por una base abiertamente antisemita.
Cientos de manifestantes se sentaron en medio de una calle cerca de la sinagoga y se voltearon para darle la espalda mientras estaba ahí, reportó el Washington Post.
Mientras se realizaban los primeros funerales de las 11 víctimas, el presidente visitó un hospital donde están internados algunos de los heridos.
Pero al mismo tiempo surgió otra controversia sobre el antisemitismo del régimen, cuando se difundieron un video y varios reportajes de un mitin electoral en Michigan, donde el vicepresidente Mike Pence oraba por las víctimas del pasado sábado junto al líder de algo llamado Sinagoga Mesiánica, una secta cristiana evangélica que busca que los judíos acepten a Jesús como el mesías.
Guerra antimigrante
Al insistir en que el tema migratorio es clave para preservar el control republicano del Congreso en las elecciones del 6 de noviembre, Trump afirmó que está considerando emitir una orden ejecutiva para revocar una cláusula de la 14 Enmienda de la Constitución –aprobada hace unos 150 años como triunfo del movimiento abolicionista poco después de la Guerra Civil– que establece que los nacidos aquí automáticamente tienen la ciudadanía estadunidense.
Sectores ultraconservadores que acusan que los inmigrantes llegan a este país con el objetivo de que sus hijos nazcan aquí para ser ciudadanos –algo que llaman bebés ancla– han insistido durante décadas en que esta cláusula está mal interpretada y que este derecho es sólo para hijos de ciudadanos.
En una entrevista exclusiva con el sitio de noticias Axios, en la cual sorprendió con su posible propuesta, Trump afirmó –falsamente–: “somos el único país en el mundo en el que una persona ingresa y da a luz a un bebé, y éste es esencialmente ciudadano de Estados Unidos (…) Es ridículo y tiene que acabarse”. Más de 30 países, la mayoría de América, incluidos México y Canadá, ofrecen el mismo derecho a la nacionalidad y/o ciudadanía para los que nacen en sus territorios.
Expertos legales, incluso un juez nombrado por Trump, indicaron que tal iniciativa sería confrontada de inmediato en tribunales, ya que un amplio consenso es que el presidente no puede modificar una cláusula de la Constitución con una orden ejecutiva.
Incluso, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, en una actitud inusual, se apartó del presidente en torno a este tema al afirmar que no se puede acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento mediante una orden ejecutiva.
Por ello, casi todos entendieron que esto fue una declaración hecha con fines políticos como parte de la estrategia para animar a las bases trumpianas, a unos días de las elecciones intermedias en medio de una ofensiva antimigrante.
Trump también anunció de manera sorpresiva en entrevista con Fox News que todo solicitante de asilo que ingrese de manera ilegal a Estados Unidos desde México será enviado a lo que llamó nuevas ciudades carpas, donde serán encarcelados hasta que sus casos sean resueltos por tribunales. Advirtió: cuando los capturemos no los soltaremos. Mientras afirmaba esto, se contradijo al asegurar: no les vamos a permitir entrar al país, ya que para eso ha enviado a otros 5 mil militares.
Mientras tanto, un líder religioso comentó a La Jornada que los inmigrantes de su comunidad ahora no sólo temen que llegue la migra a sus hogares, escuelas y/o trabajos, sino que ahora están asustados hasta de ir a sus iglesias por si llega un ultraderechista armado inspirado por Trump.
Este miércoles es Halloween y la portada del New Yorker resume el momento: una caricatura de un Trump sonriente caminando por una calle mientras personas disfrazadas para asustar corren huyendo de él. El cartón se titula Boo.

Foto Afp
David Brooks Corresponsal
Periódico La Jornada

Brasil: neoliberalismo y fascismo periférico


Alejandro Nadal
Durante la recta final de la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos, la señora Clinton preguntaba insistentemente al público que acudía a escucharla: ¿A poco no están mejor ahora que hace ocho años cuando Barack Obama acababa de ser elegido? Hillary quería hacer pensar a la gente que gracias a las políticas de Obama la economía se había recuperado de la crisis.
Pero para muchos de los asistentes a los rally de campaña de la candidata demócrata la respuesta era claramente negativa: el desempleo seguía siendo considerable, muchos habían perdido sus casas, las deudas con los bancos seguían asfixiándolos, los salarios se mantenían bajos y hasta su pensión mensual se contraía. La forma de contestar en una manifestación, ya sea a mano alzada o con griterío, nunca es una buena opción, así que el público optó por llevar la respuesta al día de las elecciones. Muchos prefirieron no votar, otros de plano favorecieron a Trump. Gracias al Partido Demócrata y su complicidad con el neoliberalismo, triunfó quien con gran instinto oportunista había entendido el resentimiento de la gente.
El domingo pasado triunfó en Brasil el candidato del protofascismo Jair Bolsonaro. La prensa internacional se ha apresurado a llamarle el Trump tropical porque esa victoria electoral tiene varios paralelismos importantes con el ascenso del Donald a la Casa Blanca. En ambos políticos se anida un instinto perverso y sádico frente a minorías, mujeres, extranjeros y migrantes, así como un claro desprecio por el medio ambiente y la negación del cambio climático (al igual que Trump, Bolsonaro ya ha anunciado que abandonará el Acuerdo de París). Sus inclinaciones estuvieron escondidas durante los 27 años que estuvo en el Congreso, pero en la campaña se desplegaron sin frenos. Mucho se ha escrito sobre estas características de personalidad en ambos personajes, pero más allá de esto hay otro rasgo en común que tiene que ver con la evolución de la vida política en Estados Unidos y en Brasil.
Es un hecho que el éxito de Trump fue resultado del fracaso del Partido Demócrata para ofrecer alternativas al neoliberalismo. De hecho, los Clinton consolidaron el viraje del partido demócrata hacia el neoliberalismo y de esa forma le dieron la espalda a la base política de dicho instituto político. Obama fielmente siguió la misma trayectoria y frente a la crisis nombró a Timothy Geithner como secretario del Tesoro. Este personaje había sido funcionario en el Tesoro bajo la dirección de Rubin (que a su vez venía de Goldman Sachs) y también había sido presidente del banco de la Reserva Federal de Nueva York. A la hora de escoger, Obama siguió los consejos de Geithner y se inclinó por rescatar a los bancos en lugar de pensar en la gente. Así, en lo más álgido de la crisis, el Partido Demócrata optó por salvar al mundo financiero y abrirle las puertas a Trump.
Quizás a muchos les parezca una exageración decir que el triunfo de Bolsonaro en Brasil es la consecuencia de los errores estratégicos que cometió el Partido de los Trabajadores (PT). Después de todo, los golpes en contra de Dilma y Lula fueron descaradas maniobras de manipulación que carecieron de bases legales para fundamentar la destitución de la primera y el encarcelamiento del segundo. Pero si bien se cometieron varios errores serios, lo más importante es que mientras el PT estuvo en el poder nunca se planteó buscar opciones estratégicas alternas al neoliberalismo. Su programa puede describirse como un intento por administrar el neoliberalismo y darle rostro humano a las fuerzas del capitalismo salvaje. Eso lo hizo por medio de invertir en varios programas sociales que sacaron a varios millones de la pobreza. Y durante un tiempo parecía que la misión de ponerle cara humana al neoliberalismo podría cumplirse. No era necesario tocar ninguno de los pilares del modelo económico neoliberal, ni en materia de política fiscal o monetaria, ni en el renglón de la regulación para el sector financiero.
Mientras la economía brasileña pudo apoyarse en los altos precios de los productos básicos, la restricción fiscal del aumento en el gasto social pudo manejarse. Pero con los efectos de la crisis financiera global y la terminación del súper ciclo de los precios de commodities, la economía brasileña entró en recesión, los ingresos fiscales cayeron y ya no fue posible continuar con el maquillaje del modelo económico. Las fuerzas del neoliberalismo actuaron muy rápido para consolidarse: desde 2016, cuatro meses después del golpe que destituyó a Dilma, se aprobó una reforma constitucional que pasará a ser recordada como una de las más grandes locuras económicas de la historia: se impuso una reducción en el gasto primario equivalente a 5 por ciento del PIB cada año durante los siguientes 10. ¡Adiós al gasto social!
Las lecciones son claras. El neoliberalismo no perdona a quien quiera maquillar sus contradicciones, aunque se comprometa a no tocar las piezas clave del modelo económico. El odio ideológico va de la mano con la intolerancia económica.
Twitter: @anadaloficial

Urnas brasileñas parieron a un Pinochet

Brasil: ganó el neofascismo
Eric Nepomuceno

El país se pregunta qué podrá esperar del gobierno de Jair Bolsonaro, electo presidente la noche del domingo. Sólo una cosa es cierta: nada bueno puede salir de las manos de ese esperpento.
En todo caso, hay que reconocer que a lo largo de la campaña que lo llevó a la victoria, así como de toda su carrera de político profesional, Bolsonaro ha sido de una coherencia loable, algo raro entre los de su calaña.
En ningún momento dejó de exhibir su profundo e irremediable desprecio por la democracia, su racismo, su misoginia, su línea de pensamiento (si cabe la palabra) absolutamente raso y plagado de cualquier tipo de prejuicios.
Un troglodita radical, incapaz de comprender la vida más allá de su defensa inquebrantable de la violencia. Un ser totalmente desequilibrado que requiere ayuda sicológica urgentísima.
En la campaña defendió la implantación de un programa económico fundamentalista, neoliberal a ultranza, contrariando su defensa anterior –primaria, es verdad, como todo que emana de él– de un estatismo burdo y sin lógica alguna. Luego dio vuelta atrás. De la misma y serena manera con que dio vuelta atrás en anuncios extravagantes, como lo de unir Agricultura y Medio Ambiente en un mismo ministerio, juntando a depredadores de la naturaleza con defensores de lo que todavía existe.
Dijo que abandonaría el compromiso ambiental y climático del Acuerdo de París, luego dijo que no sería así. Aseguró que abandonaría, si se diera el caso, a ese antro de comunistas más conocido como Organización de las Naciones Unidas, la misma ONU de la cual Brasil es uno de los fundadores. Luego no volvió a mencionar el tema.
Esa entidad diáfana e invisible llamada mercado lo recibió con euforia. Ahora espera, ansiosa, por el programa económico anunciado, de un fundamentalismo neoliberal que haría sonrojar a los más eufóricos defensores de la libertad absoluta del dinero. Frases de Bolsonaro como “¿qué interesa más a los trabajadores, menos derechos y más trabajo, o más derechos y desempleo?’ suenan, a los oídos de esa entidad, como Brahms o Mozart.
Nada de eso, sin embargo, tiene real importancia. Los que votaron por él sabían que elegirían una aberración, pues jamás administró siquiera un carrito de paletas hechas con agua contaminada.
Lo que realmente importa es lo que vendrá, principalmente del círculo que lo rodea, muy especialmente el quinteto de generales retirados que conformarán el verdadero núcleo de poder en Brasil.
La distribución de cargos y puestos tiene, frente a ese escenario, una importancia relativa. Vital será el programa de gobierno elaborado por los generales Augusto Heleno, responsable de la Defensa; Oswaldo Ferreira, de Infraestructura; Alessio Souto, de Educación, Ciencia y Tecnología, y Ricardo Machado, de Aeronáutica.
El quinto general se llama Hamilton Mourao, vicepresidente electo, y en las veces que abrió la boca durante la campaña dio sobradas muestras de dos aspectos, ambos preocupantes. Primero: es un troglodita ilustrado. Segundo: es mil veces más articulado y preparado que Bolsonaro, que en el fondo no es más que un bufón histeriquito.
En ese quinteto reside la verdadera amenaza que será encabezada por un capitán retirado que ha sido un militar mediocre, que se alejó del ejército luego de planear una serie de atentados (en la ocasión, Bolsonaro declaró que todo fue meticulosamente previsto para no causar víctimas humanas) para exigir aumento de sueldo.
Parte del quinteto estaba, hasta hace menos de un año, en activo, lo que abre espacio para calcular la influencia que siguen teniendo sobre sus colegas.
El general Souto, por ejemplo, ya anunció que pretende incluir en el sistema educativo el creacionismo, dejando a Darwin en segundo plano. Y que los libros que hablen de la dictadura (implantada entre 1964 y 1981) serán prohibidos en las escuelas. Dijo también, entre otras perlas, que no ve mucha razón para que se concedan tantos recursos a la investigación en el área de las ciencias humanas.
Todo lo que sea más retrógrado, más bizarro, más absurdo, está alrededor de Bolsonaro. Su vicepresidente ya defendió que, si se da el caso, un presidente aplique, con respaldo de las fuerzas armadas, un autogolpe con tal de retomar la normalidad.
El domingo, 39 por ciento del total de brasileños con derecho a votar eligieron a Jair Bolsonaro. Otro 31 por ciento optó por Fernando Haddad. Hubo 28.5 por ciento del electorado –42 millones cien mil brasileños– que optaron por anular su voto, abstenerse o dejar la boleta en blanco. Con eso, Bolsonaro obtuvo 39 por ciento de respaldo. Otro 61 por ciento prefirió rechazarlo.
De todas formas, ganó. Jugando sucio, jugando inmundo, pero ganó.
Las urnas de mi país han parido a un Augusto Pinochet. A ver qué pasa; a ver cuál será la dimensión del desastre, cuál la duración del derrumbe, y principalmente, cuál será el precio que las futuras generaciones pagarán por semejante catástrofe.

El imperialismo es acusado, no querellante



Cuando el gobierno de Honduras señala al periodista y exdiputado Bartolo Fuentes como promotor y organizador de las marchas de migrantes, aporta un elemento para sustentar las afirmaciones del secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, y las proclamas del vicepresidente Mike Pence y del propio presidente Donald Trump, quienes dicen que la izquierda latinoamericana patrocina las caravanas (para usar el plural, razones hay) y sus rivales dentro de Estados Unidos las apoyan.
Hablando de la caravana (los medios usan el término en singular), Mike Pence expresó en una rueda de prensa: “El presidente de Honduras me dijo que fue organizada por grupos de izquierda hondureños, financiada por Venezuela y enviada al norte para desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera”.
¡Infeliz papel el de Juan Orlando Hernández! Ahora es “soplón” de los funcionarios yanquis, en tributo al apoyo que le dieron para imponerse en unas elecciones fraudulentas.
A Jimmy Morales, el presidente de Guatemala, le ha quedado tratar de negociar que no sea interrumpida la “ayuda” económica a su país y hacer pronunciamientos sobre legalidad y otras zarandajas, mientras los funcionarios del gobierno que encabeza intentan desarticular las caravanas mediante sucias maniobras.
Enrique Peña Nieto, en México, realiza el mismo papel que Jimmy Morales.
A los pronunciamientos de Morales y de Peña Nieto, poco caso hay que hacerles. Hablan de seguridad nacional, de seguridad de fronteras, de legalidad y de otros temas, y ensayan medios represivos de una u otra naturaleza.
Difícil les resulta ahora el oficio de guardafronteras al servicio de Estados Unidos.
La cosecha de quien siembra inseguridad y miseria
¿De dónde proceden los integrantes de las caravanas de migrantes?
De la Guatemala victimizada con el golpe auspiciado por Estados Unidos contra el presidente Jacobo Arbenz en 1954 y la siembra imperialista de dictaduras militares que tuvieron a la cabeza a sanguinarias figuras como Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt. Este último fue vestido luego de legislador y apadrinó la instalación de gobiernos corruptos y represivos como el encabezado por el reconocido delincuente Alfonso Portillo en el período 2000-2004. De los más recientes regímenes, poco hay que decir.
De la Honduras que durante décadas ha sido asiento de bases militares yanquis declaradas y encubiertas, desde donde se han articulado golpes de Estado, intervenciones y otras tropelías imperialistas.
Si Juan Orlando Hernández menciona a la izquierda hondureña, es porque se trata del sector que se opuso al golpe ejecutado con el apoyo de Estados Unidos en junio del año 2009 contra el presidente Manuel Zelaya y se ha opuesto a los gobiernos impuestos tras esa imperdonable ofensa.
En resumen, los migrantes proceden de la Centroamérica saqueada y pisoteada, de la zona donde siniestros personajes como John Negroponte y Otto Reich financiaron, organizaron y dieron apoyo logístico a bandas ultraderechistas para impedir el avance político y la defensa de la soberanía, y Obama, Hillary Clinton, los Bush y hoy el equipo de Trump, patrocinan el atraso en todos los órdenes.
La mal llamada crisis migratoria les tumba el velo
No se trata una crisis migratoria, es la cosecha del hambre, la inseguridad y el desamparo. La migración, como tal, es un fenómeno que hace inocultable el impacto de la desigualdad y la exclusión.
Otras caravanas han sido organizadas en momentos anteriores, pero por el número y la conjunción de nacionalidades, la existencia de las que hoy están en marcha no puede ocultarse haciendo uso del poder mediático de la derecha y la ultraderecha.
La confesa xenofobia de Donald Trump y su equipo, ha motivado a miles de personas a integrarse. Es una derivada inmediata, aunque con antecedentes.
El antecedente inmediato es la medida tomada contra los indocumentados que intentan llegar a Estados Unidos junto a sus hijos menores y son víctimas del mayor despojo que se puede hacer a un ser humano, que es arrebatarle a uno o a varios hijos.
Hay que citar también las repatriaciones en masa durante el gobierno encabezado por Barack Obama.
En lo inmediato, a funcionarios y estrategas imperialistas se les hace imposible ocultar la crisis humanitaria en una zona donde poder estadounidense ha sembrado atraso político y delincuencia de todo tipo.
Por eso, Salvador Sánchez Cerén, presidente de El Salvador (país que vivió durante décadas una situación de guerra civil y entre cuyos nacionales hay un número apreciable de componentes en las caravanas), aunque pertenezca a un ala muy moderada de la izquierda latinoamericana, alega que la migración es un derecho humano. Hay que apoyar esa posición.
¿Fueron, acaso, Celaya, el Frente Sandinista, el Frente Farabundo Martí o el gobierno de Nicolás Maduro quienes fomentaron los factores de expulsión que hoy existen en Centroamérica? ¿No fueron los sucesivos gobiernos yanquis y sus estrategas quienes apadrinaron a los generales sanguinarios y a sus escuadrones de la muerte? La violencia también tiene antecedentes, y eso se hace evidente en un momento en que grandes grupos de personas se movilizan.
Esa movilización, los estrategas imperialistas y la ultraderecha a nivel global pretenden criminalizarla, pero los argumentos que utilizan se derrumban ante el más elemental nivel de análisis. ¿Llamaremos violentos a quienes rompen vallas o andan por el mundo sin documentos y no a quienes durante décadas han ejercido contra los pueblos las más viles formas de saqueo y despojo?
El difícil oficio de guardafronteras
Durante muchos años, Estados Unidos ha utilizado a los gobiernos latinoamericanos como guardafronteras. Los gobiernos centroamericanos han reprimido a los migrantes convirtiendo en delito la intención de emigrar de sus nacionales.
Ha ocurrido en México, en Centroamérica continental y también en Las Antillas.
No puede verse de otro modo la inversión yanqui (canalizada a través del Comando Sur) en equipos para la persecución de migrantes indocumentados.
Para solo citar un caso, una nota de la Embajada de Estados Unidos del año 2016 da cuenta de una donación de equipos a la Armada Dominicana (antes Marina de Guerra) con el simpático pretexto de perseguir el narcotráfico, pero sin ocultar que se busca perseguir a los indocumentados. “La lancha interceptora denominada “SHAULA” LI-158, tipo Boston Whaler, fue donada por el Comando Sur de los Estados Unidos, a través Oficina de Cooperación para la Seguridad de su embajada. La misma se incorporará a la Flotilla de Lanchas Interceptoras de la institución y será usada en labores de patrullaje marítimo, apoyando los esfuerzos que hace el país en la lucha contra el crimen organizado internacional, especialmente en el combate contra del narcotráfico y los viajes ilegales”, dice la nota.
Otras lanchas similares tienen la misma procedencia. Obviamente, se trata de dotar a los servidores del “traspatio”, de lo necesario para realizar los encargos.
Es una práctica de décadas, y todavía quienes protagonizan el sometimiento tienen el descaro de presentarse ante el mundo como acusadores.
El uso político al tema de la migración, es vieja práctica de la derecha.
En ello han fundamentado gran parte de su política contra Cuba, desde 1959 hasta la fecha. Lo están utilizando también como arma política contra Venezuela. ¿Qué alegan ahora, cuando la cadena de migrantes se presenta a sus puertas y los obliga a tocar diferencias internas (Donald Trump acusa a los demócratas de aplicar políticas que impiden proteger la frontera) y a evidenciarse como represores?
Más que el financiamiento a las caravanas y el apoyo que han recibido las mismas de los políticos progresistas, a los estrategas yanquis les preocupa el nivel la organización de la gente a nivel regional. Tienen miedo de que la ola siga creciendo, porque saben que la efectividad de la represión es limitada y que la toma de conciencia por parte de los pueblos es real amenaza contra sus verdugos.

El derecho a migrar


Desde hace 15 días, la región centroamericana ha vuelto a ser noticia mundial. El inicio de una gran caravana humana de hondureños. Hombres, mujeres, niños y niñas, de todas las edades, se unen e intentan abandonar su país, aventurándose para encontrar condiciones económicas que mejoren su nivel de vida. Lo interesante es que esto se da unos días después, que los presidentes del llamado “Triángulo Norte”, participaron en una reunión, convocado por el gobierno de los Estados Unidos y de México, para discutir los temas: “Prosperidad y Seguridad en la Región”, en el marco del “Plan Alianza para la Prosperidad”. 

Los dos presidentes (Honduras y Guatemala) y un vicepresidente (El Salvador) que participaron en la reunión, sus discursos fueron como de agradecimiento a Estados Unidos, por la “supuesta” ayuda que le da a la región y porque lo consideran como el único más leal y cercano. De las tres participaciones, quien fue más servil, fue el de Jimmy Morales, que casi con actitud de “yo no fui”, y como cualquier mendigo, clamaba para que Estados Unidos no deje de ser amigo de Guatemala y que además, le pidió que abogara por el país, para que el FMI, el Banco Mundial, otorgue un millonario préstamo, para invertirlo en infraestructura.

El sistema capitalista en la región, se fue construyendo sobre la base de las desigualdades sociales, políticas y económicas. Una gran mayoría sin derechos elementales básicos y una minoría con el control de todos los medios de producción y la explotación de las grandes mayorías como fuerza trabajo. Además de la corrupción y la impunidad, que ha descapitalizado a casi todos los Estados de la región, también hay una gran población en niveles de pobreza y pobreza extrema, desempleo, bajo presupuesto en seguridad social (educación, salud, vivienda).

Las diferentes propuestas de integración de la región, para construir un modelo regional, siempre han sido un fracaso, por varias razones; entre ellas la existencia de una oligarquía y burguesía parasitaria y con un pensamiento feudal, pero por el otro, esta oligarquía, siempre ha actuado bajo el respaldo de los Estados Unidos y este ha constituido a la región centroamericana, no solo como la región bananera como siempre se le reconoció a en todo el mundo, sino como su patio trasero, que implica que toda la región, “seamos una colonia norteamericana”.

Gregorio Selser, citando a Braden, afirma que: 1) Estados Unidos practica en los hechos la política de injerencia en los asuntos de los otros Estados, aunque invoca el principio teórico de la no intervención; 2) Se reserva el derecho de protector sobre todos los pueblos de la tierra a efectos de determinar cuáles gobiernos son convenientes y cuáles perjudiciales; 3) Para que se instalen los gobiernos convenientes, los Estados Unidos influyen en las elecciones; 4) Cuando todo esto no baste, la intervención, incluso la militar, es una exigencia “tanto práctico como moral”; 5) La calificación de la circunstancia que hace necesaria esa intervención, queda por supuesto librado, en última instancia, a la absoluta e imperial voluntad de Estados Unidos” [1].

Los diferentes planes de inversión económica y política de los Estados Unidos en la región, siempre han tenido un gran porcentaje para el tema de la seguridad nacional y regional de la potencia imperial norteamericana. Desde 1954, fue con la excusa de no permitir que la región fuera un territorio “comunista”. En los últimos años y desde la Alianza para el Progreso hasta el actual Plan Alianza para la Prosperidad, no tiene ningún objetivo humano y social y por lo consiguiente no conlleva resolver los problemas sociales que aquejan a las poblaciones empobrecidas de nuestra región, sino competir con Rusia y China por el control de los recursos naturales, sin importar en lo más mínimo que la gente se esté muriendo de hambre o por la violencia.

El año 2009 fue clave para la región. Golpe de Estado en Honduras en contra de Manuel Zelaya y el apoyo al fraude electoral a favor del actual presidente Juan Orlando Hernández, además de la lucha contra la corrupción en la región, sobre todo en Guatemala en el año 2015, constituyen elementos claves para entender el interés que tiene Estados Unidos de seguir controlando la región. Estos no hay que verlos como actos de caridad y de auxilio a las condiciones paupérrimas en el que viven la mayoría de la población centroamericana, sino como una forma de controlar no solo para evitar la migración hacia los Estados Unidos, sino para controlar la mano de obra barata que servirá para la explotación minera y la construcción de hidroeléctricas en la región y desarrollar su modelo de seguridad nacional.

En ese sentido, entonces, la causa del gran éxodo hondureño y la posibilidad de que se les unan salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos, es el modelo neoliberal y el modelo extractivista, el mismo que es impulsado desde los grupos de poder económico de los Estados Unidos. Este modelo no solo ha acrecentado las condiciones de pobreza, extrema pobreza, desempleo, subempleo, falta de tierra, despojo, represión y opresión en nuestros países, sino que ha permitido el desarrollo de la violencia en todo sentido, desde lo que promueven los Estados desde sus aparatos de seguridad, como también los desarrollados por el crimen organizado, en particular el narcotráfico y las pandillas.

De tal forma, que el “éxodo hondureño”, no hay que verlo con una actitud xenofóbica o neofascista, que seremos invadidos por “hondureños”, sino desde la urgente necesidad de tomar conciencia que la causa está dentro del mismo sistema capitalista, que es el sistema de la acumulación y la explotación del hombre por el hombre. El llamado de Estados Unidos y reproducido por los medios de comunicación, tanto internacionales como nacionales a no migrar o ver la migración como un problema y no como un derecho, debe de salir de nuestros pensamientos y corazones, sobre todo cuando vemos en medio de las gran multitud de hermanos caminando y atravesando la región, llorando, con pies sangrados, mujeres embarazadas con dolores, ancianos pidiendo agua y no debe generar en nosotros sentimiento de miedo o preocupación, de los que migran son “delincuentes” y hay que tenerle miedo.

La migración es un derecho humano y además está reconocido por la doctrina de los derechos humanos. Lo que no es un derecho, es que un Estado que nos ha hecho tanto daño, amenace y que no se tentará el alma en ordenar que los cuerpos de seguridad, dispare en contra de un pueblo indefenso, que solo sale de su país, para mejorar sus condiciones de vida y porque los gobiernos que se tienen en la región, apadrinados por el gobierno del norte, en vez de dedicarse a invertir en programas sociales para la gente, se dedican a amenazar, reprimir, oprimir y a robar los recursos del Estados.

Nota:

[1] Selser, Gregorio, El Guatemalazo, La Primera Guerra Sucia, Ediciones Iguazu, Buenos Aires Argentina (fotocopias).  

La indispensable necesidad de la resistencia


La suerte está echada. Ya no hay encuestas que sirvan para dibujar resultados incomprobables. Lo cierto es que un fascista ha llegado a la Presidencia de Brasil por el voto de millones. El hecho es grave por donde se lo mire y no solo para los locales sino que indudablemente esta votación repercutirá de manera aún impredecible en el resto del continente.
Bolsonaro ha ganado con cerca de diez puntos de ventaja gracias a muchos factores que habrá que analizar a partir de este mismo momento. Uno de ellos, el fundamental, es esta insistencia que abarca a muchos sectores populares de no tener en cuenta que en el marco de estas democracias burguesas y absolutamente controladas por los enemigos de los pueblos, seguir insistiendo en ir voluntariamente a competir en ese tinglado es como poner el brazo en la boca de un león hambriento. A ver si nos convencemos de que cuando ellos dicen “democracia” nos están preanunciando precisamente todo lo contrario de lo que nos imaginamos.

A esta altura de las circunstancias, luego de una nueva prueba de jugar el partido en el campo del enemigo, con el líder popular maniatado y censurado, hubiera sido mejor retirarse de la competencia denunciando que en esas condiciones el fraude estaba consumado. Bolsonaro hubiera ganado igual pero por lo menos el hecho político logrado hubiera sido mostrar que esas instituciones que se dicen “soberanas” no lo son, y se han ido convirtiendo en la gran trampa de la auténtica democracia: la popular, participativa, surgida desde las bases y no desde las campañas de intoxicación masiva.

Para engordar este camino fallido han servido como siempre, varios elementos: por un un lado las repetidas artimañas de los medios de comunicación hegemónicos, mentirosos, cloroformadores, hacedores de escenarios tan ficticios como efectivos a la hora de taladrar el cerebro de muchísima gente con conciencia política cero.
A esto hay que sumarle el efecto “Lula encarcelado”: vaya que sirvió quitarlo del tablero con la violencia que significan ese cúmulo de datos sobre corrupción jamás comprobados. No solo eso, sino tratar de humillarlo hasta la saciedad para que su carisma no influya como venía ocurriendo hasta que fue encerrado en Curitiba.

Luego habrá que computar otros elementos ineludibles que han arropado la victoria de quien ha realizado una campaña electoral cargada de amenazas a los sectores populares y que ha abierto la puerta a la violencia sectaria, muy parecida a la que vivió Alemania en los días brutales de Adolf Hitler. En ese aspecto, no hay que olvidar cuánto y cómo han jugado las reaccionarias iglesias evangélicas pentecostales, quienes convirtieron en sus sermones a Bolsonaro en el “ángel de la salvación” y a Lula y sus seguidores en los “demonios” a destruir. Otro tema a tener en cuenta es cómo ha jugado el voto anti-PT, como resultado de muchas mentiras pero también de inocultables hechos de corrupción en el que indudablemente cayeron varios de sus dirigentes. De esta forma se alimentó desde esos flancos débiles las embestidas de la derecha. Seguir negando esto, a esta altura, no sirve de nada. Y de ninguna manera significa que se ignoren los múltiples aspectos positivos que tuvo su gestión, sobre todo en tiempos de Lula.

No es casualidad que fueron precisamente los movimientos sociales que apoyaron por izquierda electoralmente al PT los primeros que advirtieron en varias ocasiones que se estaba errando el camino por la vía del neodesarrollismo, pero muchos prefirieron mirar para un costado.

Ahora, como dijo Joao Pedro Stedile, del MST y repitió en la noche post electoral el propio Fernando Haddad: el único gran camino que le queda al pueblo brasileño es el de la resistencia. Para ello, no sirve desanimarse ni caer en pozos depresivos por más fuerte que sea golpe recibido. Hay muchos y muchas en Brasil, y es necesario enfatizar en el rol jugado todos estos años por los Sin Tierra y los Sin Techo, pero también la fuerza que le imprimieron a la lucha las mujeres y disidencias sexuales, que no han dejado de pelear ni un solo día, Muchas veces sumidos y sumidas en la impotencia de no ser escuchadas por quienes tenían la obligación de hacerlo y otras, enfrentando a sicarios, terratenientes millonarios en hectáreas y reales, a depredadores de la Madre Tierra, a xenófobos, a racistas o a distintos tipos de policías. Para ellos y ellas, hablar de resistencia es moneda corriente y seguramente, por ser parte de quienes ha amenazado Bolsonario en la campaña electoral, tendrán que seguir en primera línea de la batalla contra la burguesía saqueadora y opresiva. El tema es no dejarlos solos y solas, como ocurrió en parte durante varios períodos del gobierno Temer. Ellos y ellas son parte de una vanguardia de unidad popular que habrá que ir construyendo paso a paso a partir de ahora, incorporando como sea al movimiento sindical brasileño. Es imprescindible allí y en otros países que sufren tiranías de derecha, que sus respectivos fuhrers (con Bolsonaro a la cabeza) no les resulte fácil la gobernabilidad, desgastando sus mandato autoritarios, rechazando sus bravatas y denunciando local e internacionalmente sus brutalidades. Al fascismo “made in Brazil” no se le puede conceder ni la más mínima ventaja en estos cuatro años de mandato. Por Marielle Franco, por Moa y por todos los jóvenes que han caído en manos de la barbarie de los “camisas negras” de Bolsonaro.

¿Por qué Brasil votó así?

Rebelión / CELAG


¿Por qué ganó Jair Bolsonaro con más de 57 millones de votos y 11 puntos de diferencia con respecto al candidato del PT, Fernando Haddad? Esta es la pregunta que medio mundo se está haciendo luego del resultado electoral en Brasil. No hay respuesta sencilla ni basada en un único argumento. Son múltiples los factores, algunos propios de un clima global y otros más ajustados al contexto nacional. Aquí se esbozan algunas ideas para comprender este fenómeno.
 
1. La volatilidad de las preferencias electorales. Cada día la realidad es más efímera. Todo cambia a una velocidad incomprensible. En la actualidad, con un simple clic somos capaces de cambiar de país, de conversación, de relaciones personales... Las nuevas tecnologías y las redes sociales permiten creer que todo se puede modificar en un segundo. Esto se va instalando como marco lógico hasta el punto de tener un poder de influencia mayor de lo previsto a la hora de tomar decisiones en otros asuntos. En lo electoral, en un marco de crisis de representatividad de los partidos tradicionales, también está presente esta nueva manera de actuar, que se percibe en un patrón electoral volátil, en el que el voto se mueve de lado a lado sin tiempo real para que se produzcan grandes cambios estructurales en el medio. Un dato lo ejemplifica: Dilma Rousseff obtuvo casi 55 millones de votos hace cuatro años; ahora Bolsonaro, la antítesis, 57 millones.

2. Cuando la democracia ya es cualquier cosa. Decía Gilbert Rist que “el desarrollo ya puede ser concebido como cualquier cosa” porque “el desarrollo es la construcción de una letrina allá donde se necesita, pero también es un rascacielos en una gran ciudad”. Lo mismo puede suceder con el término democracia, cuando ésta se basa en un mínimo excesivamente mínimo. Así, tan vaciada de contenido, limitada a un voto cada cuatro años, sin importar nada más que eso, entonces, la ciudadanía puede llegar a frivolizarla tanto como cualquier votación que se produce para elegir al ganador de un reality show. Esta democracia tan banalizada, en forma light, es un terreno demasiado fértil para que los candidatos poco demócratas sea elegidos.

3. Una nueva cancha embarrada de juego. Vale todo. En el caso de Brasil, la elección se dio luego de un golpe parlamentario que arrebató a Dilma su condición de presidenta electa y con Lula, el candidato mejor valorado, en la cárcel. Además, como así también pasó en la campaña del 2014 con la muerte de Ocampo, esta vez, también apareció un hecho sospechoso: la puñalada que sufrió Bolsonaro, que tuvo un tratamiento mediático de telenovela con final feliz. Y tampoco hay que olvidar las fake news que se fueron propagando gracias a un control del uso de datos privados, de teléfonos, con el envío masivo de mensajes de WhatsApp. Se mire por donde se mire, en estos tiempos que corren, ya no hay elecciones en condiciones limpias.

4. Cuando gana lo auténtico y no lo políticamente correcto. Viendo a Bolsonaro, a uno se le caen todos los mitos del marketing electoral de los últimos años. Pareciera que nace un contramanual de Durán Barba. Ni globos de colores ni mensaje de felicidad eterna; ni ambientalismo ni animalismos. En el caso de Bolsonaro, así como ocurrió con Trump, venció lo genuino, el “no disimular casi nada”. Decirle al pan, pan, y al vino, vino. Un lenguaje más directo, sin rodeos, sin diplomacia, en el que la mayoría de la ciudadanía se siente reflejada.

5. El odio y el “que se vayan todos”. El hartazgo se impone. Se creó un clima de opinión, en gran medida provocado por los medios de comunicación, marcado por la animadversión y hostilidad. La corrupción fue una de las principales variables elegida para crear un ambiente antipetista. Pero también se utilizó la elevada inseguridad, para construir ese sentimiento de repulsión contra el estatus quo. En el caso brasileño, como así ocurrió también con Trump, se impone cada vez más una propuesta del anti, del rechazo, del encono, buscando una mayor sintonía con aquella sensación de infelicidad que tiene una buena parte de la ciudadanía que vive en condiciones económicas y materiales muy negativas.

6. La mentira que nos contaron: era mejor no confrontar. Fue absolutamente desacertado creer que había un exceso de confrontación por parte de muchos líderes-presidentes representantes del progresismo latinoamericano. ¿Cómo encaja Bolsonaro en este paradigma? ¿Y Trump? Por lo visto electoralmente, a la ciudadanía le agrada mucho más aquel político que interpela de frente en vez de ser una suerte de “chicha ni limoná”. Debemos distinguir mejor entre el porcentaje de imagen favorable y la verdadera intención de voto; e incluso puede ocurrir que se puede ganar elecciones a pesar de tener un alto porcentaje de rechazo en las encuestas.

7. El repliegue sobre el individuo. El Balón de Oro en fútbol es casi tan importante como un campeonato; Messi es tan poderoso o más que un club de fútbol. El personalismo en la política pisa fuerte. Es por ello que Bolsonaro no necesitó ni de partidos ni de ningún gran movimiento colectivo que lo arropara. Una suerte de superhéroe que muchos aspiran a ser.

8. Regresa el nacionalismo en la época global. Nunca dejó de ser un valor, pero ahora el nacionalismo retoma un papel más protagónico en una era donde todo es global. La gente busca mucho más aferrarse a algo cercano, a un referente más nacional. Bolsonaro lo logró mostrándose como militar, con un lenguaje de repulsión a todo lo que tuviera que ver con lo extranjero.

9. El laberinto de nuestras burbujas. Un mal endémico es querer hacer análisis en función de nuestro particular focus group entre la gente más cercana que nos rodea. O mucho peor aún es preguntarnos lo siguiente: ¿por qué la gente vota a un fascista, homofóbico y que defiende a la dictadura? Esto es tener mal el foco de mira. ¿Por qué? Pues seguramente porque no hay 57 millones de brasileños y brasileñas que tienen esos mismos valores. Lo cierto es que cada quién tiene la información que tiene, que le llega por muchas vías diferentes, y no siempre es la misma que tenemos en ciertos círculos endogámicos en los que el deber ser, en lo ético y en lo político, prevalece por encima de cualquier mirada de lo que está ocurriendo en cada esquina.

Entre tantas otras, las razones aquí expuestas en su conjunto hacen que hoy estemos ante un país, Brasil, que ha elegido mayoritariamente a Bolsonaro, con el 55% de los votos. Sin embargo, lo difícil está en otro punto: a partir de ahora saber cómo hacer para que no lleguen más Bolsonaros a ser elegidos presidentes de cualquier país.

Alfredo Serrano Mancilla, Director CELAG.
 

¿Qué se puede esperar de Bolsonaro?

El Diario (España)


La pregunta, en realidad, debería ser más amplia: ¿hacia dónde irá Brasil en los próximos años? Si nos atenemos a los trapos sucios de Jair Bolsonaro, divulgados por la prensa internacional durante las últimas semanas, fascismo puro y duro. Si se consideran algunos elementos, menos centrados en el personaje, la explicación puede ser más rica en matices. En realidad no se trata de blanquear al próximo presidente, un outsider, sino de saber qué puede pasar en la octava economía del mundo: un país habitado por 208 millones de personas, que dobla en extensión a la Unión Europea y que suele ser frecuentemente asociado -desde que el intelectual vienés Stefan Zweig publicó un libro al respecto, en 1941- a la idea de futuro.
Pese a ello en Brasil, ahora mismo, no se respira mucho optimismo. Como decía el humorista Millôr Fernándes en tiempos de crisis, aquél es un país con "un enorme pasado por delante". Un pasado que da pistas. La primera: Bolsonaro será presidente pero, al igual que Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016), no tendrá un poder absoluto. Eso siempre y cuando, claro, no rompa las reglas del juego. En caso de que respete la Constitución, lo previsible es que el parlamento de Brasilia siga siendo el gran escenario de negociación. Es algo a lo que un país que tiene más de treinta partidos representados en el parlamento está muy acostumbrado. En ese marco, Bolsonaro y su Partido Social Liberal (PSL) no lo tendrán fácil: contarán con un porcentaje de escaños similar al de Ciudadanos en España (10%).
Su poder territorial, de hecho, sigue siendo inmenso. Un fenómeno interesante en estas elecciones ha sido, en efecto, la bifurcación del voto: en bastantes estados, Bolsonaro ha ganado la elección presidencial mientras que en la local, para Gobernador, se ha impuesto un centrista. Es el caso del sureño estado de Paraná: Bolsonaro ganó allí con un 56% y el candidato a Gobernador, centrista, con un 59%. Esto a lo que en realidad remite es a la naturaleza del Centrão: se trata, más que de un conjunto de partidos ideológicamente afines, de familias político/empresariales que parasitan y al mismo tiempo garantizan la reproducción del sistema. Estamos, pues, ante el auténtico catalizador y contrapeso de la política brasileña.
Con Bolsonaro, los fieles de la balanza no parece que vayan a cambiar mucho. Pero lo que se pesa, sí: no solo la colaboración entre este centro y esta derecha, si se concreta, será inédita sino que proyectará a algo más que a dos grandes conjuntos de familias políticas. De hecho, la nueva derecha brasileña se ha erigido en estas elecciones en representante de una oligarquía periférica emergente, ligada al agronegocio y sostenida por los 44 millones de evangélicos y su Teología de la Prosperidad (que contraponen a la Teología de la Liberación). El Centrão, por el contrario, representa una vieja lógica de poder (con capacidad informal de veto) que tiene su matriz en el estado de São Paulo, el más rico y desarrollado.
El quid de la cuestión radica, en realidad, en que ambos polos se necesitan: en 2016, el centro necesitó a la derecha para desalojar del Gobierno, vía impeachment, a Dilma Rousseff. Tenía muchas ambiciones pero sobre todo temía dos cosas, que los Juegos Olímpicos de Río consolidaran el liderazgo político de la expresidenta y que la explotación del petróleo, inédita en Brasil, proporcionara una base material sólida a la izquierda. Era, pues, el momento y la derecha apoyó. Ahora, sin embargo, esa misma derecha es la que reclama empatía: el agronegocio, que ya genera uno de cada tres empleos en Brasil y supone el 44% de las exportaciones, necesita inversiones, no solo traducidas en dinero, sino en decisiones políticas.
Y 'decisiones políticas' quiere decir iniciativas capaces de alterar dinámicas tradicionales. En concreto: la patronal del agronegocio pide desde sus bases en estados periféricos (como Mato Grosso do Sul, Rio Grande do Sul o el ya citado Paraná) una fuerte inversión en infraestructuras que permita colocar sus cosechas en los mercados internacionales sin depender tanto de puertos ya insuficientes, como el de Santos, que está en el estado de São Paulo. También reclama carreteras e incluso hidrovías que permitan sacar sus zafras por el Amazonas. Si Bolsonaro impone un programa así estará afectando a los intereses de la centralizadora y especuladora oligarquía paulista. Aquí hay, pues, un escollo potencial.
De todos modos hay otro terreno donde el entendimiento, incluso inmediato, parece más plausible: el gasto público, que desde 1995 ha crecido un 58% y actualmente carcome las finanzas e hipoteca el futuro, se ha convertido en una obsesión política compartida por centro y derecha. Ahí, un severo plan de ajuste, como en la Argentina de Mauricio Macri, parece avecinarse. Y ello hasta el punto de que este último debiera constituir el motor del próximo Gobierno: útil tanto para descoser los avances sociales tejidos por la izquierda (sobre todo en el empobrecido Nordeste) como para obtener (privatizaciones mediante) los apoyos políticos que Bolsonaro necesitará en el parlamento y, por qué no, en el ávido capital exterior.
En cuanto al resto de asuntos candentes, desde la política presupuestaria hasta las libertades públicas pasando por las políticas de seguridad, sociales y medioambientales, la actuación de Bolsonaro es probable que tienda a subsumirse al modelo de crecimiento adoptado, a la evolución de las relaciones de fuerza y por supuesto, a la coyuntura. En la práctica, el nuevo presidente hará lo que más le convenga en cada momento: de hecho, no debieran descartarse manipulaciones, golpes de efecto e incluso algunas desagradables sorpresas. La izquierda, mientras tanto, zozobra: está políticamente descabezada; orgánicamente fragmentada; institucionalmente limitada y con su capacidad de movilización lastrada. Y ojo porque el poder desgasta pero -como decía Giulio Andreotti- la oposición desgasta aún más.

martes, 30 de octubre de 2018

Programa Alternativa Latinoamericana y Tiempo de Mujeres en CFRU la radio comunitaria de Guelph sab 27 oct 2018

Desde los estudios Frank Ryan de CFRU 
en la Universidad de Guelph en Ontario Ca.
Madeleine Speed, Hilda Venegas y Sergio Pochón
presentan
Alternativa Latinoamericana
Bienvenida al Programa
con Sergio Pochón
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Nuestro resumen semanal de noticias con el acontecer latinoamericano
de las noticias más destacadas en los últimos días
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Reporte Colombia  


Luis Alberto Castaño con su Colectivo Radicales Libres
Silvia Oviedo, Martha Botero, Karina Cordero, Leandro Murillo y Andrés Barbosa
entrevistas y reportajes de la situación social y política en Colombia

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QUINTO PATIO

Las reacciones lo dicen todo frente a la ola migratoria latinoamericana
Los fenómenos migratorios forman parte ineludible de la historia de la Humanidad. Múltiples motivos han generado desplazamientos de grandes conglomerados humanos desde que aparecieron sobre la faz de la Tierra: sequías, inundaciones, invasiones, pestes y hambrunas han obligado a comunidades enteras a buscar refugio en otras latitudes. Por lo tanto, es preciso observar el fenómeno desde una perspectiva más amplia y no como un problema puntual de un país o una región determinados.
Las recientes oleadas de migrantes procedentes de países en crisis han impactado a quienes, con una mezcla de solidaridad y repudio, ven a las familias en tránsito o en proceso de convertirse en residentes permanentes como una amenaza latente, sobre todo cuando esos movimientos migratorios son masivos y objeto de gran atención mediática. Pero también existen migraciones lentas y sostenidas, como las procedentes de los países más afectados por la miseria y la violencia, cuyos habitantes van escapando en un goteo constante hacia tierras más prósperas buscando aquello que su patria no les brinda.

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Como costales de basura, como bultos, como despojos son lanzados hacia la nada, los parias; a quienes les arrebataron todo desde el momento de su nacimiento y en esa nada: moribundos, sin anhelo alguno y sin piel dónde detener los huesos deambulan en las migraciones forzadas. Esos otros exilios invisibilizados y estigmatizados por todo aquel que es incapaz de sentir en nervio propio el dolor del otro.

En otros tiempos a las migraciones forzadas se les conocían como exilios políticos, esos exilios políticos siguen existiendo y siguen siendo migraciones forzadas. Es muy fácil señalar, enjuiciar y degradar cuando no somos nosotros los que estamos en circunstancias extremas que pongan en tela de juicio nuestra integridad, nuestra salud mental, nuestras necesidades básicas y nuestros sueños.

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los testimonios de mujeres que integran la Caravana de Migrantes de Honduras hacia Estados Unidos material de Radio Mundo Real RMR
El 12 de octubre la Caravana Migrante partió de San Pedro Sula (Honduras) con el objetivo de llegar a Estados Unidos.
Unas 7 mil personas de Honduras, El Salvador y Guatemala se han sumado a este éxodo que escapa de la violencia, la pobreza, el despojo que sufren en Centroamérica. “El origen de la Caravana responde a un contexto de violencia y pobreza generalizada, las condiciones mínimas de vida digna y respeto a los ddhh no han sido garantizadas, lo que obliga a miles de personas a desplazamientos forzados”, denunció Otros Mundos Chiapas-Amigos de la Tierra México este 22 de octubre.

Al llegar a la frontera con México el pasado fin de semana, las personas migrantes fueron reprimidas con gases lacrimógenos y golpes de las fuerzas policiales.
Para llegar a la frontera con Estados Unidos más cercana, las migrantes tendrán que caminar más de 2 mil kilómetros, o 4500 kilómetros si pretenden llegar a a frontera de Tijuana. Se estima que mujeres, varones, niños/as, adolescentes y mayores pueden demorar unos 40 días de caminata, con breves descansos, de manera insegura e insalubre. Ya se han registrado varios casos de violencia sexual contra mujeres y niñas. Mientras tanto, el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con enviar tropas a la frontera para controlar a los miles que intentan pedir refugio.

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Este domingo se celebra la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, y en caso de triunfar el ganador en la primera vuelta, Jair Messias Bolsonaro, podría completarse un círculo que comenzó con el impeachment contra Dilma Rousseff y continuó con el encarcelamiento, sin pruebas, de Luiz Inácio Lula da Silva.
En caso de cerrarse este círculo se clausuraría también el equilibrio, aparente al menos, entre capitalismo y democracia, porque más allá de quien gane la elección presidencial, el ascenso de Bolsonaro representa el fracaso de la democracia neoliberal. Las élites se cansaron del juego liberal democrático y optaron por un neoliberalismo autoritario con rasgos de fascismo social.
Pero llamar fascista a Bolsonaro no ayuda a entender la complejidad del fenómeno que se está produciendo en Brasil. Pasemos a examinar las claves del ascenso de este ex militar, diputado de un pequeño partido, el Social Liberal (PSL), que en julio tenía 17 por ciento de intención de voto, comenzó septiembre con 24 por ciento y ganó la primera vuelta el 7 de octubre con 46 por ciento de los votos, rozando la mayoría absoluta.
1. Voto de clase. Bolsonaro ha arrasado en el Brasil rico y blanco. Es significativo que haya ganado en los 10 municipios más ricos del país, mientras Haddad lo hizo en nueve de los 10 más pobres.
2. Voto antisistema. El triunfo del candidato de ultraderecha se sustenta además en un rechazo al sistema de partidos políticos, a la corrupción de los partidos que simboliza el caso Lava Jato y que encarna sobre todo (en el imaginario de la gente) el Partido de los Trabajadores (PT).


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TIEMPO DE MUJERES
Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph

en Ontario, Canadá
escúchalo cada sábado en www.cfru.ca

MUJERES POR LA DEMOCRACIA
Bienvenida al programa de hoy

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Noticias de Género en la Red

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La población mundial crecerá en 2200 millones de personas de aquí a 2050, de los que 1300 millones nacerán en el África subsahariana, donde las mujeres tienen un el limitado acceso a la atención de la salud y la educación, según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, que señala que las parejas han de poder decidir cuántos hijos desean y cuándo tenerlos.
La tendencia mundial hacia la creación de familias más pequeñas refleja que las personas toman decisiones sobre su vida reproductiva y eligen el número de hijos que desean tener y en qué momento. La falta de opciones en este sentido repercute a largo plazo en las tasas de fecundidad, que tienen a ser más altas o más bajas de lo que la mayoría de población realmente quisiera, según muestra el Estado de la Población Mundial 2018, publicado por el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva.
El tamaño de los hogares está estrechamente relacionado con los derechos reproductivos, lo que a su vez se relaciona con muchos otros derechos, como el derecho a la salud, a la educación y al empleo. Cuando las personas pueden ejercer sus derechos, tienden a prosperar. Cuando estos se vulneran, las personas no logran alcanzar su pleno desarrollo y, en consecuencia, el desarrollo socioeconómico se ve amenazado, según señala el nuevo informe El poder de decidir. Los derechos reproductivos y la transición demográfica.

Y que necesitamos para evitar la sobrepoblacion? un sistema de anticoncepcion, que conlleva el derecho de reproduccion de las mujeres, derecho que en muy pocos paises es respetado, ya sea por cultura o religion, el uso de anticonceptivos es muy limitado, recientemente se llevo a cabo en Ottawa la Séptima Conferencia Internacional de Parlamentarios sobre la Implementación del Programa de Acción de la CIPD, 150 parlamentarios de más de 50 países en la capital canadiense donde los legisladores se reunieron para revisar los avances logrados en varios de los indicadores socioeconómicos de la Agenda de la Organización de las Naciones Unidas en materia de salud reproductiva, mortalidad materna e infantil, planificación familiar, mutilación genital femenina, matrimonio precoz, empoderamiento de mujeres y equidad de género.

Y es nota de esta semana la presencia de Angela Davis en Espana, la feminista y activista antirracista dio la conferencia ‘El feminismo será antirracista o no será’, ella participo en en el ciclo ’Mujeres contra la impunidad’ organizado por La Casa Encendida y la Asociación de Mujeres de Guatemala, Angela ofrecio una rueda de prensa en la que advierte  que la demagogia y el racismo pueden conducir al fascismo, cuestion muy ad hoc en los momentos que estamos viviendo, y tambien ha dicho que el feminismo  es una estrategia no solo para superar la opresión de género, sino ademas contra todos los tipos de explotación, incluyendo la económica


Identificar a las personas en apariencia es muy facil, por como hablan, se visten o se desenvuelven, pero cuando todo eso es simplemente una caparazon, cuando las personas no muestran lo que son o lo que sientes como puedes definirlas, con un estudio profundo para saber quienes son y que piensan o creen,  tenemos un articulo de nuestro feminista consentido el Dr. Miguel Lorente, quien hace un analisis del documental de Isabel de Ocampo, “Serás hombre”, quien nos muestra parte de ese esqueleto de la identidad social de los hombres, el Dr Lorente nos dice que " la identidad no sólo es el soporte biológico que individualiza a la persona del resto del grupo, la vida en sociedad también aporta un componente cultural y relacional a la identidad que permite conocer su vinculación a las referencias que esa sociedad ha establecido para las personas que la forman." 


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