Políticos se niegan a acompañarlo
Amaga con anular el derecho a la nacionalidad a hijos de inmigrantes

▲ Unas 4 mil personas repudiaron ayer la presencia de Donald Trump en el
 vecindario Squirrel Hill, en Pittsburgh, donde el sábado se perpetró 
una matanza en la sinagoga Árbol de la Vida.
Nueva York. El presidente Donald Trump viajó a Pittsburgh
 para consolar a los familiares de las víctimas de la violencia 
antisemita y antimigrante que él mismo ha nutrido, desafiando mensajes 
de líderes judíos contra su visita y denuncias de una amplia gama de 
organizaciones sociales de defensa de derechos civiles y de los 
migrantes.
Antes de partir, Trump continuó su ofensiva antimigrante –después de 
ordenar el envío de más de 5 mil soldados a la frontera– y anunció su 
intención de emitir una orden ejecutiva para anular el derecho 
constitucional a la nacionalidad de hijos de inmigrantes indocumentados 
que nacen en este país, lo que fue interpretado como otra maniobra con 
más fines políticos que legales, justo a una semana de las elecciones 
intermedias que determinarán el control del Congreso.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) emitó un comunicado en el cual afirmó: 
esto es un intento abiertamente inconstitucional para abanicar las almas de odio antimigrante en los días previos a la elección.
En Pittsburgh, líderes judíos habían enviado una carta firmada por 
más de 70 mil personas declarando que Trump no era bienvenido en esa 
ciudad hasta que condenara la supremacía blanca y cesara sus ataques 
antimigrantes.
El alcalde de la ciudad, Bill Peduto, había solicitado que la Casa 
Blanca escuchara a las familias y postergara la visita hasta después de 
los funerales, para no desviar la atención sobre las víctimas, y este 
martes rehusó aparecer junto a Trump. La familia de uno de los 
fallecidos se negó al ofrecimiento de un encuentro con el presidente, 
como resultado de los comentarios 
inapropiadosdel mandatario.
Por cierto, líderes políticos de ambos partidos decidieron no 
acompañar a Trump en su visita, entre ellos los dirigentes republicanos 
de ambas cámaras (el senador Mitch McConnell y el representante Paul 
Ryan) y los dirigentes de la minoría demócrata.
El peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos ocurrido 
luego de una semana en la que se perpetró el peor atentado de asesinato 
político en la historia del país, con el envío de por lo menos 14 
artefactos explosivos a figuras de la política nacional, incluyendo ex 
presidentes, vicepresidentes, legisladores y jefes de inteligencia, ha 
descarrilado la estrategia electoral del presidente y sus aliados.
Trump ha empleado la 
amenazade la inmigración indocumentada como eje de esta elección, junto a sus advertencias contra
socialistasy los medios
enemigos del pueblo, pero esto fue interrumpido por los ataques reales de terroristas estadunidenses ultraderechistas motivados por la retórica del presidente contra otros estadunidenses.
Ante ello, se intensificó el debate sobre la relación entre la 
retórica del presidente y los actos de violencia, Trump ha buscado 
culpar a los medios por el 
odioy la
hostilidady ha insistido en continuar con su estrategia electoral antimigrante, a pesar de que el sábado Robert Bowers ingresó a una sinagoga y mató a 11 feligreses motivado justo por la retórica incendiaria del presidente y sus aliados sobre la
invasiónde una caravana de inmigrantes centroamericanos supuestamente apoyada y financiada por judíos.
En tanto, el presidente y su esposa, Melania, llegaron a Pittsburgh 
esta tarde y acudieron a la sinagoga Árbol de la Vida, donde ocurrió la 
matanza del sábado, acompañados de Ivanka y su esposo, Jared Kushner, 
que aparentemente sirvieron de escudos judíos para un mandatario apoyado, en parte, por una base abiertamente antisemita.
Cientos de manifestantes se sentaron en medio de una calle cerca de 
la sinagoga y se voltearon para darle la espalda mientras estaba ahí, 
reportó el Washington Post.
Mientras se realizaban los primeros funerales de las 11 víctimas, el 
presidente visitó un hospital donde están internados algunos de los 
heridos.
Pero al mismo tiempo surgió otra controversia sobre el antisemitismo 
del régimen, cuando se difundieron un video y varios reportajes de un 
mitin electoral en Michigan, donde el vicepresidente Mike Pence oraba 
por las víctimas del pasado sábado junto al líder de algo llamado 
Sinagoga Mesiánica, una secta cristiana evangélica que busca que los 
judíos acepten a Jesús como el mesías.
Guerra antimigrante
Al insistir en que el tema migratorio es clave para 
preservar el control republicano del Congreso en las elecciones del 6 de
 noviembre, Trump afirmó que está considerando emitir una orden 
ejecutiva para revocar una cláusula de la 14 Enmienda de la Constitución
 –aprobada hace unos 150 años como triunfo del movimiento abolicionista 
poco después de la Guerra Civil– que establece que los nacidos aquí 
automáticamente tienen la ciudadanía estadunidense.
Sectores ultraconservadores que acusan que los inmigrantes llegan a 
este país con el objetivo de que sus hijos nazcan aquí para ser 
ciudadanos –algo que llaman 
bebés ancla– han insistido durante décadas en que esta cláusula está mal interpretada y que este derecho es sólo para hijos de ciudadanos.
En una entrevista exclusiva con el sitio de noticias Axios, en la 
cual sorprendió con su posible propuesta, Trump afirmó –falsamente–: 
“somos el único país en el mundo en el que una persona ingresa y da a 
luz a un bebé, y éste es esencialmente ciudadano de Estados Unidos (…) 
Es ridículo y tiene que acabarse”. Más de 30 países, la mayoría de 
América, incluidos México y Canadá, ofrecen el mismo derecho a la 
nacionalidad y/o ciudadanía para los que nacen en sus territorios.
Expertos legales, incluso un juez nombrado por Trump, indicaron que 
tal iniciativa sería confrontada de inmediato en tribunales, ya que un 
amplio consenso es que el presidente no puede modificar una cláusula de 
la Constitución con una orden ejecutiva.
Incluso, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano
 Paul Ryan, en una actitud inusual, se apartó del presidente en torno a 
este tema al afirmar que 
no se puede acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento mediante una orden ejecutiva.
Por ello, casi todos entendieron que esto fue una declaración hecha 
con fines políticos como parte de la estrategia para animar a las bases 
trumpianas, a unos días de las elecciones intermedias en medio de una 
ofensiva antimigrante.
Trump también anunció de manera sorpresiva en entrevista con Fox News que todo solicitante de asilo que ingrese de manera ilegal a Estados Unidos desde México será enviado a lo que llamó nuevas ciudades carpas, donde serán encarcelados hasta que sus casos sean resueltos por tribunales. Advirtió: 
cuando los capturemos no los soltaremos. Mientras afirmaba esto, se contradijo al asegurar:
no les vamos a permitir entrar al país, ya que para eso ha enviado a otros 5 mil militares.
Mientras tanto, un líder religioso comentó a La Jornada que 
los inmigrantes de su comunidad ahora no sólo temen que llegue la migra a
 sus hogares, escuelas y/o trabajos, sino que ahora están asustados 
hasta de ir a sus iglesias por si llega un ultraderechista armado 
inspirado por Trump.
Este miércoles es Halloween y la portada del New Yorker resume
 el momento: una caricatura de un Trump sonriente caminando por una 
calle mientras personas disfrazadas para asustar corren huyendo de él. 
El cartón se titula Boo.
Foto Afp
David Brooks Corresponsal
Periódico La Jornada
 
 
 
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