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viernes, 23 de septiembre de 2011

Un presidente patético que habla sólo de los problemas de los israelíes

La cuestión Palestina
Robert Fisk
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Manifestación en la ciudad cisjordana de Ramalá en repudio al presidente estadunidense Barack ObamaFoto Reuters

Este jueves debió ser el mejor momento de Mahmoud Abbas. Hasta el diario The New York Times descubrió que el hombre canoso que usa trajes grises y zapatos cómodos ya sale lentamente de su propia sombra. El monocromático líder de la Autoridad Nacional Palestina, quien escribió un libro de 600 páginas sobre el conflicto de su pueblo con Israel sin mencionar nunca la palabra ocupación, no debe tener problema alguno esta noche en superar el patético y vergonzoso discurso que pronunció el miércoles Barack Hussein Obama ante la ONU, en el cual puso la política estadunidense para Medio Oriente en manos del gobierno israelí, siempre tan lleno de trucos.

Resulta que el presidente estadunidense, quien durante su campaña clamó por el fin de la ocupación israelí en tierras árabes, el fin del robo del territorio de Cisjordania por medio de lo que entonces llamaba los asentamientos, y llamó a la formación de un Estado palestino para 2011, tuvo una actuación patética.

Como siempre, la legisladora Hanan Ashrawi, la única voz elocuente de Palestina en Nueva York, acertó en su opinión. No puedo creer lo que escuché, declaró a Haaretz, uno de los mejores diarios israelíes. (Obama) parecía creer que los palestinos son quienes ocupan Israel. No tuvo una palabra de empatía para los palestinos. Habló sólo de los problemas de los israelíes....

Muy cierto, y como siempre, los más cuerdos periodistas israelíes condenaron abiertamente a Obama y se constató una vez más que esos príncipes que son perioidistas estadunidenses, se caracterizan por su cobardía.

El blandengue discurso sin imaginación que el presidente estadunidense Barack Obama pronunció ante Naciones Unidas refleja lo indefenso que está el mandatario estadunidense ante las realidades de Medio Oriente, escribió Yael Sternhell.

A medida que avanzan los días descubriremos si los palestinos responderán a la humillante actuación de Obama con una tercera intifada o encogerán los hombros con indiferencia, convencidos de que así serán siempre las cosas. Los hechos, sin embargo, prueban que la administración estadunidense sigue siendo un instrumento de Israel cuando se trata de concederle su Estado a los palestinos.

Preguntémonos por qué el embajador estadunidense en Israel, Dan Shapiro, voló de Tel Aviv a Nueva York para el debate sobre el Estado palestino en el avión privado del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. ¿Por qué Netanyahu estaba tan ocupado charlando con el presidente de Colombia, que prácticamente no escuchó el discurso de Obama? Sólo echó una ojeada al texto del discurso cuando se mencionó a Palestina durante su reunión con el presidente estadunidense. Esto no es insolencia, sino un insulto, puro y simple.

Y Obama se lo merecía. Después de elogiar la primavera/verano/otoño árabe, o lo que sea, y recordar nuevamente los actos individuales de valor de árabes, tunecinos y egipcios, como si él hubiera sido quien inspiró el despertar árabe, el hombre se atrevió a darle a los palestinos sólo diez minutos de su tiempo, y fue sólo para abofetearlos por exigir adherirse a la ONU como Estado. Obama incluso, y ésta fue la parte más chistosa de su ridícula alocución ante Naciones Unidas, sugirió que palestinos e israelíes son partes iguales en el conflicto.

Si un marciano hubiese escuchado el discurso habría pensado, como señaló Ashrawi, que los palestinos están ocupando Israel y no que es al revés. No hizo mención de la ocupación israelí, ni del derecho al retorno de los refugiados ni al robo de la tierra árabe palestina por parte del gobierno israelí que está violando el derecho internacional.

Sin embargo, hubo abundantes lamentos por el sitiado pueblo de Israel, por los cohetes que caen en sus hogares, los atacantes suicidas. Todos estos son pecados de los palestinos, por supuesto, pero no hizo referencia a la carnicería en Gaza, ni al masivo saldo mortal palestino, y en cambio sí recordó la persecución histórica del pueblo judío y el Holocausto.

Esa persecución, ciertamente es histórica al igual que la crueldad del Holocausto. Pero los palestinos no cometieron estos actos. Los europeos fueron los autores de éstos crímenes, y son a quienes ahora Obama pide ayuda para negar a los palestinos el derecho a tener su Estado.

Bueno, estábamos en que israelíes y palestinos son partes iguales del conflicto, como si los ocupadores israelíes y los palestinos ocupados estuvieran en el mismo nivel de juego.

La ex secretaria estadunidense de Estado, Madeleine Albright, repetía con frecuencia esa asquerosa mentira: Las partes en conflicto deben buscar la solución, dijo una vez para lavarse las manos de todo el asunto, al estilo Pilatos, cuando Israel amenazó con recurrir a sus simpatizantes en Estados Unidos. No sabemos si Mahmoud Abbas sea capaz de dar un discurso como el de 1940 ante la ONU este jueves. Pero al menos sabemos quién va a adoptar el papel de pacificador.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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