Federica Mogherini, alta
representante para Asuntos Exteriores y de Política de Seguridad de la
Unión Europea (UE), realizó una gira en el mes de septiembre por Cuba,
México y Colombia para tratar varios temas: comercio, inversiones,
cooperación y la situación venezolana. La visita se da en un contexto
internacional en el que los temores por una recesión económica están a
la vuelta de la esquina y con una guerra comercial entre las dos grandes
potencias económicas: China y Estados Unidos (EE. UU.). Ambas se
disputan, junto a la UE, los mercados de América Latina y el Caribe
(ALC). La UE es el tercer socio comercial de la región, con 225.400
millones de euros de intercambio en 2018 y el primer inversor en ALC,
con una Inversión Extranjera Directa (IED) que alcanzó los 784.600
millones de euros en 2017[1].
La creciente presencia china en ALC, que rivaliza con la UE por el
segundo puesto como socio comercial, está desplazando la preeminencia
que EE. UU. ha solido tener en esta región. ALC ha sido, históricamente,
el lugar de influencia de EE. UU. y de la UE, en ocasiones operando en
conjunto en la construcción de hegemonía (u ocupación imperial) y, en
otros momentos, buscando marcar cada una su propio rumbo.
El panorama actual parece mostrar una UE
que busca distanciarse de Donald Trump, a veces tímidamente, como puede
notarse en el caso de Venezuela -en general alineada al mandato
estadounidense- y, por momentos, buscando generar otras alternativas.
Este intento de marcar distancias respecto a EE. UU., al menos en lo
enunciativo, ha sido una constante en la política exterior europea. No
obstante, no siempre lo ha logrado. De hecho, las directrices de la
política de la Unión Europea para posicionarse en la región repiten
parte del libreto estadounidense: la cooperación para la prosperidad, la
democracia, la resiliencia y la gobernanza eficaz. Si bien estos
pilares han sido los que EE. UU. ha propuesto históricamente para la
ALC, el Gobierno de Trump parece haber abandonado, en parte, el discurso
y algunas estrategias de soft power (poder blando)
sintetizadas en las estrategias de cooperación apostando, en cambio, al
poder duro y la confrontación, como lo muestra el caso de Venezuela. La
UE, de hecho, ha logrado desplazar a EE. UU. como primer proveedor de
cooperación al desarrollo de ALC[2].
Así, a través de estrategias de poder
blando, posicionándose como exportadora de democracia y Derechos
Humanos, la UE busca posicionarse en la geopolítica regional por la vía
bilateral y manteniendo, también, los lazos multilaterales: mediante la
red de Acuerdos de Asociación y Comercio, en particular con Chile,
México, Colombia, Ecuador y Perú; trabaja de cerca con organismos
multilaterales como el MERCOSUR, el Acuerdo de Asociación UE-América
Central, o las cumbres periódicas interregionales, primero a través de
la Asociación Estratégica Bilateral y, posteriormente, bajo los acuerdos
entre la CELAC y la UE. El avance de la UE es claro sobre los países
que integran la Alianza del Pacífico.[3]
Cuba, entrada al continente
El Caribe ha sido históricamente
concebido por las potencias europeas y EE. UU. como la llave de entrada a
América Latina, y sigue siendo así. Mogherini expresó que Cuba es un
socio clave porque “puede servir como puente entre América Latina y los
países del Caribe”.[4]
La UE es uno de los principales socios comerciales e inversor en la
isla. En 2016 firmaron el Acuerdo de Diálogo y Cooperación en el que la
UE ha destinado más de 200 millones de euros hacia Cuba[5],
y que pretenden actualizar en cuatro ámbitos clave: la lucha contra la
proliferación de armas de destrucción masiva, el control sobre armas
convencionales, la superación de las medidas coercitivas unilaterales, y
la realización de las tareas del siglo XXI.[6]
En relación con el señalado
distanciamiento con respecto a EE. UU., el secretario de Estado de
Cooperación y para América Latina y el Caribe del Gobierno de España,
Juan Pablo de Laiglesia, expresó que para la Unión Europea es necesario
mantener y defender un enfoque propio en su diálogo con Cuba y alertó
sobre los peligros que representa la aplicación de la Ley Helms-Burton
para el capital español y el europeo.[7]La
relación con Cuba es uno de los principales temas en los que la UE ha
tratado de desmarcarse, en los últimos años, de la línea de aislamiento y
acoso propuesta por EE. UU. hacia la isla (después de las dos décadas
en que estuvo vigente la hostil “Política Común” de la UE hacia Cuba
propuesta en 1996 por el expresidente español José María Aznar).
México
Al tiempo que Mogherini visitaba México,
el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, se reunía con Kristalina
Georgieva, quien dirigirá el Fondo Monetario Internacional (FMI). El
principal tema de la discusión fue el proyecto de cooperación con
Centroamérica.[8]
La UE aportó 7 millones de euros para el Plan de Desarrollo Integral
para México y Centroamérica como parte de la cooperación para asuntos
multilaterales.[9]
En el rubro comercial, la UE prevé
ratificar el Acuerdo Global con México, que contiene capítulos sobre
reglas de origen, comercio de bienes, medidas sanitarias, derechos de
trabajadores, respeto al medioambiente y propiedad industrial. Queda por
cerrar el capítulo referente a contratación pública. Además, el acuerdo
pretende liberalizar el sector agropecuario y eliminar aranceles. El
comercio entre la UE y México representa una exportación de la UE a
México por 38 mil millones de euros en bienes y 10 mil millones de euros
en servicios para 2017. En el caso de México, las exportaciones a la UE
rondan los 24 mil millones de euros en bienes y 5 mil millones en
servicios, dejando a México con un déficit en su balanza comercial.[10]
Colombia
La llegada de Mogherini, semanas después
de que una fracción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) retomara las armas, pretende ratificar el compromiso de la UE con
los Acuerdos de Paz de La Habana. Dicho compromiso implicó el
financiamiento con 645 millones de euros (713,8 millones de dólares)[11] por parte de la UE.
En cuanto al comercio, la UE es el
segundo socio comercial de Colombia con 14,7% del comercio exterior, por
detrás de EE. UU. (26.8%) y delante de China (12,6%). El TLC con la UE
entró en vigor en 2013 y, desde entonces, ha profundizado el déficit
comercial y la exportación de materias primas y commodities.[12] Para la UE, este TLC implica exportación de mercancías industrializadas y oportunidades para sus principales empresas.
Uno de los temas en la agenda de la
visita de Mogherini fue la migración venezolana. La UE aportará 30
millones de euros para este tema, que se suman a los 130 millones de
euros destinados a la identificación de migrantes y su integración
social y económica. Además, refrendó su “compromiso” por mantener la
presión sobre una solución pacífica para Venezuela.[13]
Desde mayo, la UE designó a Enrique Iglesias como asesor especial para
Venezuela. Iglesias ocupó previamente el cargo de secretario general de
la Secretaria General Iberoamericana (Segib) y fue presidente del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), el cual tiene varios proyectos de
infraestructura para Venezuela.[14]
Su presencia en Colombia incluyó una
reunión con representantes del Sistema Integral de Verdad, Justicia,
Reparación y No Repetición, instancia que forma parte de los Acuerdos de
Paz. Además, se reunió con Francisco de Roux, Presidente de la Comisión
de la Verdad, y Patricia Linares, presidenta de Justicia Especial para
la Paz, así como Luz Marina Monzón, directora general de la Unidad de
Búsqueda.[15]
Esto también parece marcar una importante diferencia con la actual
política exterior estadounidense, centrada en planes antinarcóticos que
insisten en reeditar estrategias que se han revelado como absolutamente
fallidas desde la instauración del Plan Colombia.[16]
Geopolítica de la UE
Ante el cambio en la composición de la
Comisión Europea que entrará en vigor a finales de este año, Ursula
Vonder Meyer, futura presidenta de la Comisión, declaró que pretende que
su comisión sea “más geopolítica” y que actúe como “guardiana del
multilateralismo”, a contramano de un escenario geopolítico
contradictorio que presiona hacia una especie de atomización de las
relaciones internacionales, manteniendo -o sin desplazar, por el
momento- el esquema de relaciones multilaterales. Afirma Vonder Meyer
que procurará centrarse en áreas clave como política exterior, lucha
contra el cambio climático y economía digital.
Estos rubros son, precisamente, los que
dan cuenta de una tensión, o de tiras y aflojes con las decisiones
tomadas en EE. UU. Así, la cercanía entre ambas potencias sigue siendo
la de una “cooperación antagónica”[17]
en la que la UE encarna por excelencia el imperialismo por la vía del
consenso (cooperación, democracia y Derechos Humanos), que es la puerta
de entrada o el acompañamiento para lo que de verdad importa: la
promoción de inversiones y proyectos de infraestructura de las empresas
europeas, que disputan presencia y contratos sobre el terreno con las
empresas estadounidenses y chinas.
[3]https://eeas.europa.eu/delegations/dominican-republic/61111/la-uni%C3%B3n-europea-am%C3%A9rica-latina-y-el-caribe-a%C3%BAnan-fuerzas-para-un-futuro-com%C3%BAn-commonfuture_es
[4]https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2019/09/09/respalda-la-ue-a-cuba-pese-a-presion-de-eu-7229.html
[6]https://mundo.sputniknews.com/politica/201909071088615934-llega-a-cuba-en-visita-oficial-federica-mogherini-alta-representante-de-la-union-europea/
[7]https://www.afp.com/es/noticias/3964/la-ue-confirma-apoyo-cuba-pesar-de-las-presiones-de-eeuu-doc-1k26ye3
[8]https://www.excelsior.com.mx/nacional/arturo-herrera-se-reune-con-proxima-titular-del-fmi/1335546#view-2
[9]https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/Acuerdo-Global-Mexico-Union-Europea-a-paso-lento-Federica-Mogherini-20190911-0083.html
[10]https://www.infobae.com/america/mexico/2019/08/14/la-union-europea-espera-ratificar-este-ano-su-acuerdo-comercial-con-mexico/
[14]https://eeas.europa.eu/headquarters/headquarters-homepage/63645/federica-mogherini-nombra-enrique-iglesias-asesor-especial-para-venezuela_es
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