Perú entre la cuestión de confianza, la vacancia presidencial y la irrupción de las masas
La Abeja
“… Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe…”
José Carlos Mariátegui (El 1° de Mayo y el Frente Único, el Amauta, 1924).
El desarrollo de los acontecimientos en la tierra del poeta universal y
marxista César Vallejo, producto de la crisis del establishment
político, se caracteriza por la volatilidad, la polarización, el
desconcierto y las tendencias a la reacción antidemocrática y a la
rebelión popular, respectivamente.
Y no es para menos. El
archivo del PL 4637 de Adelanto de elecciones, por parte de la Comisión
de Constitución del Congreso de la República, implica un “portazo en la
cara” del mandatario populista y liberal Martín Vizcarra y a la vez una
nueva ofensiva del recompuesto y ultraconservador aprofujimorismo, que
viene articulando una nueva correlación de fuerzas internacionales
(Comisión de Venecia) y nacionales como Alianza Para el Progreso (APP),
que integra el ex premier e involucrado en el affaire Lavajato, César
Villanueva, así como una parte de su disgregada bancada ppkausista,
entre otras.
A esta cuestión hay que agregar que el reciente
fallo de la Corte Suprema de Inglaterra (madre de la democracia moderna y
mayor inversionista minero en Perú), rechazando la disolución del
Parlamento inglés (planteado como una estrategia para salir de la crisis
del Brexit), por parte del premier conservador Boris Jhonson, le “quita
piso” al gobierno semibonapartista de Vizcarra.
Y talvez este
factor internacional podría explicar porque en la “Conferencia de
prensa” del premier Salvador Del Solar, el día de hoy, hubo “mucho ruido
y pocas nueces”, en el sentido de que solo atinó a declarar que, “no se
quedaran con los brazos cruzados”, y que convocan a la ciudadanía a
movilizarse. Lo que también puede ser comprendido como parte de una
estrategia para “ganar tiempo” (no se imaginaban talvez el plan de
acelerar los tiempos de la oposición política), y replantear su
correlación de fuerzas. Es un secreto a voces que el oficialismo está
convocando a una movilización social con la participación de sus
prefectos en todo el país y que cuenta con el apoyo de la
centroizquierda, oenegés y la Coordinadora por la Reforma Política
(CRP).
El desarrollo de la crisis, que se origina en el sistema
de dominación legal, hace una relativa metástasis involucrando al
régimen político en su conjunto, pero que tiene al Ejecutivo, al “Poder
Judicial”, las FF.AA. y algunos poderes fácticos del capital financiero,
la construcción/inmobiliaria y la gran “prensa concentrada”, como un
bloque liberal que se beneficia popularmente de la “lucha contra la
corrupción” (prisiones preventivas, reformas), y que plantea “una salida
inteligente” a la convulsión social que tiene su epicentro en “Tía
María” y la crisis del sistema (caída de la demanda de materia prima y
del crecimiento del PBI, migración venezolana, paquetazos DS 345/237), a
través del adelanto de elecciones; mientras que el lumpen
aprofujimorismo, pugna porque no haya ninguna reforma política, el
control de la “lucha contra la corrupción” y por la mano dura y el
garrote para derrotar la “rebelión” de la “nación clandestina” de
trabajadorxs.
Es así como hemos llegado al impasse actual, donde
las tendencias son relativamente claras. La renuncia de Vizcarra es
poco probable ya que podría acabar preso por el caso CONIRSA, entre
otros. El Cierre del Congreso con los “tanques” en las calles es
inviable porque lo desprestigiaría más. Entonces, lo que aparece como
una perspectiva más probable es, por un lado, la convocatoria a un
referéndum con la “participación ciudadana” como actor protagónico (en
ese sentido apunta la pulseada del premier Del Solar) o hacia una nueva
negociación política (bicameralidad), lo que implicaría un desgaste
político del populismo liberal.
En esta dinámica de la lucha de
clases, y con una directiva como el de la CGTP, que convoca a marchas,
pero sin un Plan de Lucha Unitario (PLU), que articule el malestar, un
tercer actor, “irrumpió” en la escena política poniendo su sello en la
historia. Nos referimos no solo a la lucha contra Tía María sino al
proletariado minero. El primero obtuvo una victoria parcial con la
suspensión de la licencia social a la transnacional. El segundo,
“conquistó” el corazón de miles de trabajadorxs y jóvenes plebeyos al
encarar a los otorongos congresistas en el propio hemiciclo y al
gobierno en el MINTRA, siendo luego reprimido salvajemente como si fuera
“delincuente”.
El Perú se caracteriza actualmente no solo por
la crisis en las alturas sino por una convulsión social (huelgas obreras
en Ica, comuneras en el Corredor Minero del Sur, etc.) y una lenta
recomposición obrera. La marcha contra la privatización del agua fue
importante bordeando los 10 000 pobladores. Un PLU de todos los sectores
en conflicto a través del método de la movilización y la huelga, con su
propia plataforma programática, derrotaría al régimen imponiendo la
consigna “que se vayan todos”, y generando una nueva correlación de
fuerzas y “rompiendo” con los esquemas de pensamiento conservador de la
población. “Las masas quieren la unidad, las masas quieren fe”, decía
Mariátegui, pues, llegó la hora de dárselas. De lo contrario, la derecha
seguirá con la iniciativa y sus planes de ajustes a los más
vulnerables.
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