La derecha
latinoamericana falta siempre de imaginario, repite y repite una y otra
vez el mismo guion, indudablemente, en ocasiones con éxito, sobre todo,
cuando para sus actos cuenta con el apoyo abierto y directo del
imperialismo estadounidense, mírese la historia nuestra para dar prueba
de ello, los golpes de estado efectuados por los conservadores, las
dictaduras establecidas durante décadas, la propaganda manipuladora y
mentirosa que en ocasiones logra su cometido y seduce a las masas sin
preparación política, pero también y, esto es algo que no suele verse en
toda su dimensión incluso en la propia izquierda, cuando las acciones
de la derecha se enfrentan a pueblos organizados, concientizados y
fortalecidos por asumir como suyo el proyecto social que lo preside, a
la larga resulta ser para la derecha un fracaso insalvable, de lo
anterior baste hablar de la gesta heroica del pueblo cubano, que con
todo y la agresión imperialista de primera orden, ha logrado
dignificarse y construir las bases para el socialismo en plena frontera
con el país capitalista por antonomasia.
La derrota que se consuma
en Venezuela para la derecha neofascista de las últimas décadas en
Latinoamérica, responde a lo anterior, la República Bolivariana de
Venezuela y su gobierno social que evoca al socialismo como ideal-meta y
que para ello ha reformulado preceptos, ideas, formas organizativas de
base y de masa, estructuras económicas y subsanado en gran medida el
rezago histórico del pueblo, a podido frenar cada una de las agresiones
imperialistas por la fuerza que significa para el pueblo su unidad,
conciencia y adhesión al ideal bolivariano. La unidad fortalecida por la
defensa de la soberanía y de los avances revolucionarios, han
cohesionado con mayor tesón, a los partidarios del chavismo y sus
actuales dirigentes. La heroica defensa de su patria es para el resto de
Latinoamérica una muestra fidedigna de la posibilidad de frenar las
agresiones sin razón de la avaricia y soberbia, y una proyección futura
de la emancipación clamada para una liberación definitiva. Venezuela
junto a Cuba son el talón de Aquiles de los neofascistas de
latinoamericanos.
La descomposición del proyecto de usurpación
neofascista, o mejor dicho, la falta de un verdadero proyecto para
gobernar, muestra en la actualidad a la derecha venezolana desgastada y
dividida, obligada a sentarse en la mesa de negociaciones y comenzando a
desconocer a sectores extremistas como el dirigido por Juan Guaidó.
Pero, por el otro lado, la derecha tendiente al fascismo, se muestra más
beligerante, amenazadora y urgida de consumar sus intereses. Eso la
convierte en una derecha tres veces más peligrosa, cuando las propias
formas se pierden y se cae en la desesperación, las medidas asumidas son
mucho más dañinas para los sectores populares, como ejemplo podemos
citar la propia solicitud de activación del TIAR, un tratado que pudiera
conducir a la invasión militar en Venezuela, solicitado por los
golpistas en la asamblea de OEA, solicitud que también es muestra de
ilegalidad, pues los golpistas como Guaidó, no son representantes
oficiales de Venezuela ni siquiera en su propia casa.
Las
imágenes difundidas de Guaidó junto a paramilitares colombianos
confirman la norma habitual, los golpistas bajo el apoyo y descaro de
los Estados Unidos, buscan siempre aglutinar a los sectores más oscuros y
conservadores de las naciones para generar desestabilización, el apoyo
de gobiernos como el colombiano, el brasileño y el chileno, son eso, la
unión de los sectores más oscuros de Latinoamérica y su puesta en
confabulación para provocar daños irreparables a la región, la
insistencia en poner piedras a las buenas relaciones entre gobiernos,
las acusaciones a la República Bolivariana de Venezuela por parte de
Colombia y Chile, quieren simplemente abrir camino a la guerra, las
invasión y la muerte. A esto hay que sumarle la pérdida de popularidad
de los gobernantes neofascistas, sus pueblos van poco a poco despertando
y reclamando un re-direccionamiento político y la salida ya de esos
gobiernos anti-populares, muy al contrario, las fuerzas progresistas de
la región comienzan un lento reacomodo para volver a la luz pública con
mayor fortaleza, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, goza mayor
popularidad en la patria de Bolívar justamente por sus actos a favor de
su pueblo.
El neofascismo es real, las exclamaciones de
nostalgia sanguinaria a favor de las dictaduras de Jair Bolsonaro, no
son para nada juegos o suspiros de un descabellado, son el verdadero y
profundo pensamiento que aún existe entre los explotadores, las clases
oligarcas y los políticos conservadores, las actitudes de la
ultra-derecha mexicana que pide incluso magnicidios y muchos otros
ejemplos cotidianos, deben servir como catapulta para la profundización
de la organización de las masas trabajadoras y de los sectores populares
para defender la patria, la dignidad y los proyectos políticos
progresistas. La lección histórica es clara, sin conciencia de clase los
trabajadores y las trabajadoras, junto a las grandes masas de nuestras
sociedades, podrían quedar condenadas nuevamente a largas noches de
penumbra social. La unidad, la integración, la conciencia y el
socialismo deben reforzarse y profundizarse para hacer frente a las
expresiones neofascistas latinoamericanas.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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