David Brooks
▲ Niñas de ocho años en la movilización del viernes pasado en Edmonton,
Canadá, para exigir al gobierno acciones contra el calentamiento global.Foto Ap
La feroz urgencia de ahora, frase famosa de un par de discursos del reverendo Martin Luther King Jr, resume la demanda por acción inmediata de los jóvenes que encabezan una rebelión para salvar al planeta de los sistemas y políticas que están poniendo en jaque el futuro de todos. Greta Thunberg y sus colegas han insistido una y otra vez ante los poderosos:
por favor, ahórrense sus elogios, no los queremos. Queremos acción.
Más de 7 millones de personas –convocadas en su mayoría por jóvenes–
marcharon en más de 185 países entre el viernes pasado y el antepasado
(algunos reportaron incorrectamente que se movilizó ese numero sólo el
viernes pasado) en la llamada
Huelga global por el cambio climático, sin duda una de las más grandes movilizaciones de este tipo en la historia moderna. (https://350.org/7-million -people-demand-action-after-week-of-climate-strikes/).
Esa fue la noticia que dejó en segundo plano al elenco mundial de mandatarios –
excelenciasles dicen al tomar el podio– que se reunieron en la Asamblea General de la ONU la semana pasada, no pocos de ellos elogiando a los jóvenes, buscando reunirse o por lo menos tomarse la foto con ellos. Algunos rehusaron reconocerlos (tanto miedo por gente tan poderosa frente a unos adolescentes), mientras otros, como el hombre más poderoso del planeta, atacó a una niña de 16 años.
La semana pasada, la mandataria alemana, Angela Merkel, se sentó con
esa niña, Greta Thunberg –la voz y cara más prominente del este
movimiento global–, para platicar y tomarse la foto. Pero si pensaba que
había conseguido una nueva amiga unas horas después se enteró de que
Thunberg y otros 15 jóvenes presentaron una demanda formal ante la ONU
contra Alemania y otros países acusándolos de violar la Carta de
Derechos de los Niños al no haber hecho lo suficiente para enfrentar la
crisis climática y sus consecuencias para los menores.
A finales de la semana pasada Thunberg fue a Canadá –donde encabezó
la marcha masiva de cientos miles en Montreal el viernes– y se reunió
con el primer ministro Justin Trudeau, quien elogia a estos jóvenes.
Poco despues, ella sostuvo que
claro que él no está haciendo lo suficiente, al igual que todos los otros mandatarios que se reunieron la semana pasada en la ONU, quienes
no escucharon a la cienciay sólo repitieron sus
palabras huecas.
Thunberg y sus colegas han insistido una y otra vez ante los poderosos:
por favor, ahórrense sus elogios, no los queremos. Queremos acción.
Diagnosticando a los adultos de
disonancia cognitiva, Thunberg señala que no entiende cómo ellos están viendo la misma información científica que ella, están de acuerdo que es un asunto gravísimo y urgente pero
despues se regresan a hacer lo que estaban haciendo antes, sin cambiar nada.
Por eso, acusa, se han tenido que movilizar los jóvenes.
Somos el cambio, el cambio que viene, les guste o no. (https://www.youtube.com/ watch?v=n0bqG1GzlHU).
Y tiene derecho a decirlo. Circulan por las redes sociales dos
imágenes, una de hace poco más de un año, donde Thunberg está sola al
inicio de su huelga escolar de cada viernes con su pancarta frente al
Parlamento acusando a los adultos de que se ve obligada hacer esto
porque ustedes
se están cagando sobre nuestro futuro, y otra donde ella ahora está acompañada de millones de personas que salieron a las calles el pasado 20 de septiembre.
Ante todo esto, los progresistas en México y otros países que
dependen de alguna manera de los hidrocarburos aún no han respondido a
la demanda de los jóvenes, basada en el consenso de la comunidad
científica internacional, de que se tienen que abandonar los
hidrocarburos lo antes posible para evitar las consecuencias
irreversibles que llevarán en las próximas décadas a la anulación del
futuro de todos.
Hay todo tipo de argumentos, incluso que es injusto que el mundo
industralizado responsable en gran medida de la crisis actual, ahora se
atreva a decirle a los demás que no pueden hacer lo mismo; o que la
óptica de este movimientos es primermundista. Pero eso, a fin de
cuentas, según los pronósticos científicos, será irrelevante si no hay
futuro.
La respuesta no puede postergarse mucho, ya que, como dijo King,
estamos enfrentando el hecho de que mañana es hoy. Estamos confrontados con la feroz urgencia de ahora.
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