Maciek Wisniewski
Si la enorme diversidad en la obra de Michael Löwy (1938) –sociólogo y filósofo brasileño afincado desde hace años en Francia− se explica por sus
heterodoxosorígenes y trayectoria, su enfoque marxista y
contenido militantese debe a sus propios compromisos políticos. Löwy que estudió con Lucies Goldmann y Nicos Poulantzas y quedó influenciado por E. Mandel, otro gran marxista de la época y escribía sobre temas tan diferentes como epistemología ( ¿Qué es la sociología del conocimiento?, 1991), teología de la liberación ( Guerra de Dioses. Religión y política en América Latina, 1996) o arte ( La estrella de la mañana: surrealismo y marxismo, 2000), descubrió al socialismo a los 16 años leyendo a Rosa Luxemburgo haciendo suya –y retrabajando y recontextualizando− su clásica disyuntiva
socialismo o barbariedel Folleto Junius (1915), donde esta rechazaba la fe en historia lineal −algo que encontraría más tarde su
madurezcon Benjamin ( Aviso de incendio, 2005)−, un
planteamiento profético, que después, con el nazismo,
llegó a niveles inimaginables para ellay que hoy resalta frente al espectacular auge de la
barbarie moderna: la extrema derecha (bit.ly/33uNBZv).
2. Tras criticar y distanciarse tanto del
socialismo realmente existentey su burocracia, como del
optimismo socialdemócratacon su creencia en el progreso inevitable y abrazando al marxismo
herejede Benjamin y Lukács –demostrando también que incluso para Lenin, Trotsky y Luxemburgo lo único
inevitableen ausencia del socialismo era el barbarismo ( On changing the world, 1993)−, Löwy se volvió un proponente del
Socialismo del siglo XXI, revolucionario y libertario que
está en una relación de continuidad y ruptura con el pasado(bit.ly/2rlRG54). Apuntando al capitalismo y su insaciable crecimiento como responsables por la devastación actual y aún mayores desastres por venir y urgiendo a
reorganizar producción y consumo con criterios exteriores a éste(bit.ly/2OmcTET), subraya que la consigna de Luxemburgo sigue actual, pero que igual −como remarcaba Mandel− “la disyuntiva para la humanidad en el siglo XXI ya no sería, como en 1915, ‘socialismo o barbarie’, sino ‘socialismo o muerte’” (bit.ly/2DlZB57), e incluso frente a la dramática crisis ecológica
ecosocialismo o destrucción de vida en el planeta.
3.
Dado que la civilización se encuentra en una encrucijada: o es capaz de terminar con la destructiva lógica capitalista reinventando el socialismo o corre el riesgo de sufrir catástrofes que la lleven a la barbarie(bit.ly/2qX4X4f), Löwy aboga por un
ecosocialismo, distanciado tanto de la ecología conformista que impulsa el
capitalismo verde, como del anti-ecologismo del
socialismo real(bit.ly/2shzH09), una alternativa radical y una lógica
sustitucionariaa la civilización capitalista (bit.ly/2OHtYbq) basada en otros valores, necesidades verdaderas y otra relación con la naturaleza (bit.ly/2Dej47B). Más que una utopía ( Ecosocialismo. La alternativa radical a la catástrofe ecológica capitalista, 2011), es un proyecto político de organización y lucha ahora (Manifiesto Ecosocialista, bit.ly/2rwZSzs ), una perspectiva
roji-verdeapoyada también en Marx que no era tan
productivistani tan partidario de
dominar a la naturalezacomo se suele pensar (bit.ly/2rq6v6t).
4. Trazando sus propias raíces −nació en el seno de una familia de judíos alemanes que huyeron de Viena en 1934− con ayuda de
afinidad electiva(Max Weber), Löwy de manera novedosa exploró lazos entre política utópica y revolucionaria y formas
herejesde la religión en los pensadores de la Mitteleuropa alemana –Buber, Rosenzweig, Scholem, Lukács, Loewenthal, Benjamin, Kafka, Fromm, Lazare− donde la crítica romántica del capitalismo se mezclaba con el mesianismo judío – Redención y utopía. El judaísmo libertario en Europa Central (1988) y Judíos heterodoxos. Romanticismo, mesianismo, utopía (2015)−, develando también, entre otros, desconocidas facetas socialistas y libertarias de Kafka ( Franz Kafka, un pensador insumiso, 2004) o apuntando a inesperados links con teología de la liberación, un movimiento que −tal como Benjamin en su radical crítica al progreso−, concilió idealismo y materialismo, religión y marxismo.
5. Respecto al ascenso global de la extrema derecha −
un fenómeno sin precedente desde la década de los 30–, según Löwy es un error pensar
que el fascismo y antifascismo son cosas del pasado. Rechazando al economicismo que lo tiende a explicar sólo con la crisis (bit.ly/35sKmmV), para él en el auge de Trump, Modi, Orbán, Erdoğan, Salvini, Duterte −y en menor medida de Putin, Netanyahu, Abe, Kurz o Kaczyński−, se trata de
posfascismo(E. Traverso), no de
populismo,
un seudoconcepto nacido para confundir(bit.ly/35vUifn). Pero la figura que más en sus ojos lo encarna es Bolsonaro, no sólo con su
cruzada antisocialista(bit.ly/37lBscG), sino
negacionismo climáticoy la destrucción de la Amazonia, por lo que es aún más urgente
que nos apropiemos de la cuestión ecológicapara luchar en contra del capitalismo y fascismo (bit.ly/35m3oey), también dado que este último ya abrazó −supuestamente−
valores verdes(sic) alegando, por ejemplo, que “la invasión de refugiados a los países blancos (‘ the great replacement’) pone en peligro el balance ecológico” (bit.ly/33pIgmj). ¿Será que la disyuntiva de hoy es al final
socialismo verde o ecofascismo?
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