Fania Rodrigues*
Son muchos los caminos que
llevan a la familia Bolsonaro al crimen organizado. Desde que llegó a la
presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro ha tenido que lidiar con diversos
escándalos y acusaciones que apuntan sobre todo en sus tres hijos que
están en la política: Flávio Bolsonaro (senador), Carlos Bolsonaro
(concejal en Río de Janeiro) y Eduardo Bolsonaro (diputado federal).
Las denuncias más contundentes son contra Flávio. Electo senador en
2018, el primogénito de los hermanos Bolsonaro fue diputado estadual de
Río de Janeiro, donde fue acusado de acaparar sueldos de
funcionarios fantasmasy usar estos recursos públicos en beneficio propio. En las últimas semanas el Ministerio Público presentó nuevas demandas y los fiscales afirmaron que Flávio Bolsonaro
era jefe de una organización criminal.
La denuncia señala diversas ilegalidades, entre ellas un fraude en
una tienda de chocolate, donde Flávio es socio propietario, que ha
obtenido un lucro superior a lo que ha facturado en todo el año. La
sospecha es de lavado de dinero.
Flávio también compró dos apartamentos y el antiguo dueño terminó
confesando que hubo pago de valores no declarados en el contrato, que le
fueron entregados en efectivo, lo que corresponde a fraude fiscal.
Igual caso que el contrato, pagado con recursos no declarados a la
Hacienda, lo que figura también como posible lavado de dinero.
En la misma denuncia el Ministerio Público aclaró que por lo menos 13
asesores de Flávio Bolsonaro están involucrados en el esquema de los
funcionarios fantasmas. Entre estos empleados de su oficina parlamentaria está el ex asesor Fabricio Queiroz, señalado como el operador del negocio ilegal.
Queiroz, ex policía militar, es investigado por su supuesta relación
con grupos paramilitares y vínculos con el ex policía militar del cuerpo
de elite, Adriano da Nóbrega, expulsado de la policía militar por ser
parte de un grupo de exterminio (de sicarios), conformado por
paramilitares, llamado Escritório do crime (Oficina del crimen).
Lo que asusta es que el hijo del presidente, cuando era diputado
estatal, ofreció un homenaje a Adriano da Nóbrega, en el cual le fue
entregada una medalla de honor por
servicios prestados a la población. Aparte de esto, la esposa del paramilitar era funcionaria de la oficina parlamentaria de Flávio Bolsonaro.
En el largo currículo criminal de Da Nóbrega figura que es uno de los
sospechosos de la policía de Río de Janeiro como posible asesino de la
concejal de dicho estado, Marielle Franco, muerta en marzo de 2018.
En dicho asesinato por lo menos dos de los tres sospechosos tenían
vínculos con la familia Bolsonaro. El otro es el ex policía Ronnie
Lessa, igualmente acusado de ser parte de un grupo paramilitar, y además
era vecino de Jair Bolsonaro y Carlos Bolsonaro en el condominio de
lujo Vivendas da Barra, en el región noble de Río de Janeiro de la Barra
da Tijuca. Detalle: el hijo menor del clan Bolsonaro, Renan, era novio
de la hija del paramilitar Ronnie Lessa.
Otra evidencia apuntada por la policía es que la tercera persona
acusada de participar directamente del asesinato del Marielle, el ex
policía militar Élcio Queiroz, visitó el condominio Vivendas da Barra,
horas antes del asesinato. Uno de los porteros dijo que llamó a la 58,
de los Bolsonaros, para obtener el permiso de entrada. El sospechoso,
entre tanto, se dirigió hacia la casa de Ronnie Lessa.
Jair Bolsonaro estaba en Brasilia, pero su hijo Carlos podría haber
mentido sobre dónde estaba este día. Primero dijo en las redes sociales
que a las 16:45 de ese día estaba en Asamblea Municipal de Río de
Janeiro, donde es concejal. Pero una llamada interna del condominio
prueba que Carlos autorizó la entrada de un carro de la empresa Uber, a
las 17:58. Tomando en cuenta que Barra da Tijuca está en zona oeste y la
Asamblea Municipal de Río está en el centro, a una distancia de más de
30 km, y que en este horario se acumula tránsito intenso de vehículo,
sería casi imposible estar en los dos sitios en los horarios
correspondientes. Segundo, según el periodista Kennedy Alencar, de la
radio brasileña CBN, la policía de Río de Janeiro no descarta la
posibilidad de la participación de Carlos Bolsonaro en este crimen.
Por su parte, el diputado Eduardo Bolsonaro es investigado por el
Supremo Tribunal Federal por amenazar a la periodista Patrícia Lélis,
quien era su novia. La periodista acusó de violación al diputado Marco
Feliciano, del antiguo partido de los Bolsonaro, PSC. Eduardo quería que
la ex novia retirara la denuncia de violación.
Cuestionado por periodistas, el presidente de la república niega que
sus hijos hayan realizado tales crímenes. Pero, él mismo Jair Bolsonaro
aparece en fotos con varios paramilitares presos, incluyendo algunos
acusados de participar en el asesinato de Marielle Franco y su chofer
Anderson Santos. Jair Bolsonaro hizo también declaraciones públicas de
que no ve nada de malo en la actuación de los paramilitares
protegen un determinado territorio y cobran en mensualidad a los vecinos de estas zonas. Es la primera vez en la historia de Brasil que el presidente de la república y sus familiares tienen sus nombres involucrados en casos de crímenes comunes y con el crimen organizado. Una película que quizás los mexicanos ya tengan vista y ahora son los brasileños los están asistiendo al crimen en el poder.
* Periodista brasileña
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