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jueves, 19 de diciembre de 2019

En abril, plebiscito en Chile para una nueva Constitución; la derecha acota la participación de mujeres, indígenas y actores independientes



Santiago. La derecha gubernamental chilena hizo fracasar ayer en la Cámara de Diputados la posibilidad de que en la hipotética asamblea constituyente que comenzaría a sesionar el próximo año, se garanticen cupos a los pueblos indígenas originarios (Chile tiene nueve), la presencia de actores sociales independientes y que exista total paridad de género.
El portazo derechista, justo cuando se cumplen dos meses del estallido social en Chile, ocurrió a la par que los diputados aprobaron un proyecto de reforma constitucional que viabiliza el proceso constituyente pactado el 15 de noviembre por nueve partidos políticos oficialistas y opositores.
La jornada legislativa fue rocambolesca; por una parte, las fuerzas políticas que se comprometieron a viabilizar el debate acerca de una nueva Constitución cumplieron su palabra y crearon el marco legal para ello: el 26 de abril de 2020 los chilenos irán a un plebiscito para decidir si quieren o no una nueva Carta Magna y cómo elaborarla, algo que hace dos meses era absurdo plantear y fuera de toda agenda. Pero por otra, Renovación Nacional (RN), el principal partido oficialista, cedió a las presiones de la ultraderechista Unión Demócrata Independiente y votó en contra de tres artículos claves vinculados a la composición de la probable asamblea constituyente: los que garantizan paridad de género, escaños a pueblos indígenas y competitividad a independientes.
Ello pese a que un día antes, parlamentarias de RN se comprometieron a aprobar dichas materias. Ellas, según reconocieron, fueron forzadas por su partido a claudicar de ese compromiso.
Fue así como, con 150 diputados en la sala (de un total de 155), la reforma para avanzar a una consulta constitucional fue aprobada por 127 votos a favor, 18 en contra y cinco abstenciones, superando el quórum de dos tercios que requería. Pero cuando se votaron las normas relacionadas con equidad, la votación a favor fue inferior a los 93 votos (tres quintas partes) necesarios: sólo hubo 80 votos frente a 62 en contra y siete abstenciones. Rechazado.
La historia rocambolesca no termina aquí: el presidente de RN, diputado Mario Desbordes, anunció la presentación inmediata de tres proyectos de ley para reponer las tres cuestiones que su sector político votó en contra. Una muestra rotunda de las tensiones y disputas internas que hay en el oficialismo, sector rotundamente pinochetista, otro casado con el neoliberalismo economicista y otro que juega a que la sociedad no lo aplaste por el vértigo de los cambios.
El análisis
Chile está frente a un saqueo de la política, la clase política en general ha dado un triste espectáculo, señala el politólogo Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.
Explica lo anterior señalando que hubo intentos de desconocer el acuerdo, a la vez que asignarle disposiciones que nunca estuvieron en la versión original y que se perdió el respeto por las instituciones, si por ello entendemos un conjunto de reglas que prometemos respetar.
El saqueo se produce porque no hay grandes liderazgos que conduzcan la discusión. El proceso se entorpece y se torna gris a ratos. El Congreso parece un campo de batalla y no un espacio de discusión. Hay partidos que no apoyaron el acuerdo, de hecho lo rechazaron, pero que ahora quieren incidir en las indicaciones legislativas. Y el gobierno está ausente, no ordena ni dirige, critica.
Pese a esa negativa opinión, Morales estima que de no existir una gran sorpresa, Chile tendrá nueva Constitución. Lo que digo es que el resto del proceso ha sido conducido con desprolijidad. No se aprobaron los escaños reservados, pero en unos minutos ya estaba repuesto el proyecto. Entonces, las iniciativas bajan y suben de manera muy desordenada. Todo parece de muy improvisado, pero lo positivo es que el acuerdo general se respetó.
Axel Callís, sociólogo e investigador de la Fundación Chile 21, valora que lo aprobado ayer en el Parlamento “ratifica legislativamente que habrá plebiscito y eso es lo importante. Lo que sí puede estar puesto en cuestión es la legitimidad de los delegados, pero aún hay tiempo –todo enero– para legislar respecto de ello y tengo mucha esperanza en que habrá entendimiento con los pueblos originarios y los independientes”.
Según Callís, el oficialismo hizo una demostración de fuerza respecto de respetar el acuerdo (del 15 de noviembre) tal cual salió, pero de forma paralela presentó indicaciones para que se legislen las mismas cosas que antes rechazó.
Y, efectivamente, la noche del miércoles en la Cámara de Diputados la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia aprobó de manera unánime las iniciativas que RN presentó acerca de inclusión y representatividad que pocas horas antes habían rechazado. Todo, por cierto, muy rocambolesco.
El debate deberá seguir en los próximos días en el Senado. Historia en desarrollo.

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada

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