Santiago. La derecha gubernamental chilena hizo fracasar
ayer en la Cámara de Diputados la posibilidad de que en la hipotética
asamblea constituyente que comenzaría a sesionar el próximo año, se
garanticen cupos a los pueblos indígenas originarios (Chile tiene
nueve), la presencia de actores sociales independientes y que exista
total paridad de género.
El portazo derechista, justo cuando se cumplen dos meses del
estallido social en Chile, ocurrió a la par que los diputados aprobaron
un proyecto de reforma constitucional que viabiliza el proceso
constituyente pactado el 15 de noviembre por nueve partidos políticos
oficialistas y opositores.
La jornada legislativa fue rocambolesca; por una parte, las fuerzas
políticas que se comprometieron a viabilizar el debate acerca de una
nueva Constitución cumplieron su palabra y crearon el marco legal para
ello: el 26 de abril de 2020 los chilenos irán a un plebiscito para
decidir si quieren o no una nueva Carta Magna y cómo elaborarla, algo
que hace dos meses era absurdo plantear y fuera de toda agenda. Pero por
otra, Renovación Nacional (RN), el principal partido oficialista, cedió
a las presiones de la ultraderechista Unión Demócrata Independiente y
votó en contra de tres artículos claves vinculados a la composición de
la probable asamblea constituyente: los que garantizan paridad de
género, escaños a pueblos indígenas y competitividad a independientes.
Ello pese a que un día antes, parlamentarias de RN se comprometieron a
aprobar dichas materias. Ellas, según reconocieron, fueron forzadas por
su partido a claudicar de ese compromiso.
Fue así como, con 150 diputados en la sala (de un total de 155), la
reforma para avanzar a una consulta constitucional fue aprobada por 127
votos a favor, 18 en contra y cinco abstenciones, superando el quórum
de dos tercios que requería. Pero cuando se votaron las normas
relacionadas con equidad, la votación a favor fue inferior a los 93
votos (tres quintas partes) necesarios: sólo hubo 80 votos frente a 62
en contra y siete abstenciones. Rechazado.
La historia rocambolesca no termina aquí: el presidente de RN,
diputado Mario Desbordes, anunció la presentación inmediata de tres
proyectos de ley para reponer las tres cuestiones que su sector político
votó en contra. Una muestra rotunda de las tensiones y disputas
internas que hay en el oficialismo, sector rotundamente pinochetista,
otro casado con el neoliberalismo economicista y otro que juega a que la
sociedad no lo aplaste por el vértigo de los cambios.
El análisis
Chile está frente a un saqueo de la política, la clase política en general ha dado un triste espectáculo, señala el politólogo Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.
Explica lo anterior señalando que
hubo intentos de desconocer el acuerdo, a la vez que asignarle
disposiciones que nunca estuvieron en la versión originaly que
se perdió el respeto por las instituciones, si por ello entendemos un conjunto de reglas que prometemos respetar.
El saqueo se produce porque no hay grandes liderazgos que conduzcan la discusión. El proceso se entorpece y se torna gris a ratos. El Congreso parece un campo de batalla y no un espacio de discusión. Hay partidos que no apoyaron el acuerdo, de hecho lo rechazaron, pero que ahora quieren incidir en las indicaciones legislativas. Y el gobierno está ausente, no ordena ni dirige, critica.
Pese a esa negativa opinión, Morales estima que
de no existir una gran sorpresa, Chile tendrá nueva Constitución. Lo que digo es que el resto del proceso ha sido conducido con desprolijidad. No se aprobaron los escaños reservados, pero en unos minutos ya estaba repuesto el proyecto. Entonces, las iniciativas bajan y suben de manera muy desordenada. Todo parece de muy improvisado, pero lo positivo es que el acuerdo general se respetó.
Axel Callís, sociólogo e investigador de la Fundación Chile 21,
valora que lo aprobado ayer en el Parlamento “ratifica legislativamente
que habrá plebiscito y eso es lo importante. Lo que sí puede estar
puesto en cuestión es la legitimidad de los delegados, pero aún hay
tiempo –todo enero– para legislar respecto de ello y tengo mucha
esperanza en que habrá entendimiento con los pueblos originarios y los
independientes”.
Según Callís, el oficialismo hizo
una demostración de fuerza respecto de respetar el acuerdo (del 15 de noviembre) tal cual salió, pero de forma paralela presentó indicaciones para que se legislen las mismas cosas que antes rechazó.
Y, efectivamente, la noche del miércoles en la Cámara de Diputados la
Comisión de Constitución, Legislación y Justicia aprobó de manera
unánime las iniciativas que RN presentó acerca de inclusión y
representatividad que pocas horas antes habían rechazado. Todo, por
cierto, muy rocambolesco.
El debate deberá seguir en los próximos días en el Senado. Historia en desarrollo.
Aldo Anfossi
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
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