Créditos: Guilherme Gandolfi (página del MST)
En
diciembre de 2017, en la Escuela Nacional Florestan Fernandes, del MST,
en el municipio de Guararema, cerca de la ciudad de Sao Paulo, fue
inaugurado un campo de fútbol, al que se le dio el nombre de Doctor
Sócrates.
Jugaron
el partido inicial el equipo de amigos de Lula contra el equipo de
amigos del MST. Fue un duro partido; a pesar de que el equipo de Lula
contaba con Chico Buarque, entre otros cracks, el juego termino
empatado. Lula hizo un gol, de penalti.
El
año pasado no hubo partido porque el capitán de uno de los equipos
estaba arbitrariamente detenido en Curitiba. Además, aunque hubiese
pedido licencia para poder liderar su equipo, seguramente no se la
habrían dado porque desconocían la importancia del evento. No hubo
partido, una razón más para terminar el año tristes.
Este
año, con Lula libre, pudimos recomponer nuestro equipo y el partido se
realizó finalmente el domingo 22, en vez del sábado, para no robar
audiencia de la final de la Champions, en la que jugaba el Flamengo.
Hubo transmisión directa para la redes.
Jugamos,
al igual que hace dos anos, bajo un sol inclemente, con un gran
contingente de combatientes en la militancia política desde hace
décadas. No hubo control antidoping.
Lula
pudo demostrar que el encierro no le mermó las condiciones ni físicas
ni técnicas. Jugó como si no hubiera estado sin jugar, por persecución
jurídica, durante 20 meses. Nosotros hemos tratado de acompañarlo, cada
uno con su ritmo, sus condiciones y sus técnicas.
Como estaba previsto, el partido se inició a las 13 horas, bajo el sol del verano. Comenzó con ritmo relativamente lento, para que administráramos nuestras energías. Cada equipo, felizmente, ha contado con un elenco numeroso, dada la fuerza de la izquierda, lo que hizo posible variaciones tácticas y ahorro de energía física. Una novedad importante fue la participación de mujeres, entre ellas Mônica Benício, viuda de Marielle Franco.
Como estaba previsto, el partido se inició a las 13 horas, bajo el sol del verano. Comenzó con ritmo relativamente lento, para que administráramos nuestras energías. Cada equipo, felizmente, ha contado con un elenco numeroso, dada la fuerza de la izquierda, lo que hizo posible variaciones tácticas y ahorro de energía física. Una novedad importante fue la participación de mujeres, entre ellas Mônica Benício, viuda de Marielle Franco.
El
estadio, que reúne a 4 mil personas, estaba repleto. Un público
entusiasta, que cantaba todo el tiempo, animaba a los jugadores. Antes
del inicio, unas breves palabras de Joao Pedro Stedile, el dirigente
histórico del MST, de Lula y de Chico Buarque. Chico hizo una petición
muy especial: dirigiéndose a los defensas del equipo del MST, les pidió
que dejasen a Lula libre.
Se
podían leer comentarios semejantes en los carteles que exhibía la
hinchada: “Pase la pelota a Lula, porque Lula está libre!”. “Yo no he
visto jugar a Pele, pero he visto jugar a Lula!”.
A
parte de los ya mencionados, también jugaron Fernando Haddad, Afonsinho
–el primer jugador de fútbol brasileño político-, músicos como Chico
Cesar, gente como yo y mi hijo Miguel y tantos más. El partido duró el
tiempo suficiente para que todos pudiesen jugar.
Lula
sufrió un penalti, lo cobró y abrió así el marcador. El equipo del MST
empató y, al final, Chico Buarque hizo el gol que dio la victoria a
nuestro equipo. Fue un juego muy disputado, que contó con un gran
cronista deportivo como arbitro.
Al
finalizar el partido, se sirvió un arroz para las cuatro mil personas
presentes en el comedor que la Escuela del MST usa para las personas que
hacen cursos de formación. Fue un domingo lindo, alegre, inolvidable
para quienes lo vivimos, más aún para quienes hemos demostrado que
mantenemos nuestra combatividad y nuestra técnica dentro de los límites
de las cuatro líneas del excelente césped del estadio Doctor Sócrates.
Con
el encuentro con intelectuales y artistas del día 18 en Río de Janeiro y
con este partido y esta fiesta del día 22 en la Escuela Florestan
Fernandes del MST, Lula cerró con un golazo este duro año de 2019, con
perspectivas bastante mejores para el 2020.
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