Miles de heridos en las protestas
Torturas, exceso de fuerza y asesinatos
▲ Cañones de agua son utilizados por la policía contra manifestantes en
las protestas sociales que se realizan en Santiago de Chile.
Santiago. Un demoledor, crudo y contundente informe
emitió la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
Derechos Humanos (Acnudh), acerca de las actuaciones policiales y
militares en la represión de las movilizaciones sociales que comenzaron
en Chile el 18 de octubre pasado y que hoy cumplen ocho semanas
ininterrumpidas.
Hay razones fundadas para sostener que a partir del 18 de octubre, se ha producido un elevado número de violaciones graves a los derechos humanos. Estas violaciones incluyen el uso excesivo o innecesario de la fuerza que resultaron en la privación arbitraria de la vida y en lesiones, la tortura y malos tratos, la violencia sexual y las detenciones arbitrarias, concluye el informe.
En materia de recomendaciones, sin duda la más sorprendente –tanto
como que fue rechazada de inmediato por el gobierno diciendo que no le
correspondía opinar al respecto– fue que el proceso de elaboración de
una nueva constitución
sea inclusivo, participativo y transparente, incluso garantizando la paridad de género (50 por ciento mujeres, 50 por ciento hombres) durante el proceso, así como la participación de los pueblos indígenas y todos los demás sectores de la sociedad. Los derechos humanos deben estar en el centro de este debate nacional.
Las cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) indican
que hasta el jueves 12 hubo 3 mil 461 personas heridas (mil 986 por
disparos) de las cuales 375 sufrieron lesiones oculares (21 con pérdida
parcial y dos total de la visión); más de 9 mil 300 personas detenidas y
más de mil 400 denuncias judiciales por torturas, abusos sexuales y uso
excesivo de la fuerza, entre otros. Veintiseis personas murieron en
actos violentos durante las protestas, cuatro de ellas a manos de
militares y/o policías.
Desde hace 65 días millones de chilenos comenzaron una protesta
social para exigir el término de los abusos y las precariedades
derivadas del modelo económico neoliberal vigente en el país y cuya
máxima expresión es una frívola desigualdad donde 50 por ciento de los
hogares más pobres accede apenas a 2.1 por ciento de la riqueza neta del
país, mientras que el 10 por ciento más rico se queda con 66 por
ciento. En lo inmediato, la movilización social exige pensiones mínimas
dignas (actualmente en torno a 140 dólares), salario mínimo decente
(acaba de reajustarse a 380 dólares), abaratamiento de los medicamentos,
acceso oportuno a la salud pública y condonación de las deudas de los
universitarios, entre otras demandas. La sociedad reclama la redacción
de una Carta Magna nacida de un proceso constituyente con amplia
participación ciudadana, expresión de la diversidad social del país.
Descripción de las violaciones
La Acnudh, a cuyo frente está la ex presidenta chilena
Michelle Bachelet, dijo que algunas de esas violaciones a los derechos
humanos,
en particular el uso indebido de armas menos letales y los malos tratos, son reiteradas en el tiempo, en el espacio y con respecto a quienes son los supuestos perpetradores y las víctimas.
Al referirse al desempeño de la policía (Carabineros), señala que
se ha llevado a cabo de manera fundamentalmente represivay que
ha incumplido, de forma reiterada, con el deber de distinguir entre manifestantes violentos y personas que se manifestaban pacíficamente. Carabineros utilizó fuerza no letal cuando la manifestación fue pacífica, con el objetivo aparente de dispersar la manifestación o evitar que los participantes llegaran al punto de reunión.
También se acusó
un uso desproporcionado y a veces innecesario de armas menos letales, en particular escopetas antidisturbios, pero también gases lacrimógenos, utilizados a corta distancia, recalcando su preocupación respecto del
número alarmantemente alto de personas con lesiones en los ojos o la carapor impacto de perdigones que contienen plomo.
La Acnudh considera que en su actuación los Carabineros y el Ejército no se han adherido a las normas y estándares internacionales de derechos humanos relacionados con la gestión de las asambleas y el uso de la fuerza, acusa.
Testimonios de horror
Entre algunos espeluznantes testimonios recogidos, se
incluyen relatos de tortura sicológica, amenazas de muerte o de ser
desaparecidos, así como de ejecuciones simuladas
“El Ejército me tiró al suelo, sentí golpes con la culata de un arma
en mi cabeza y columna vertebral. Cuando nos subimos al vehículo
militar, nos seguían golpeando y dijeron: ‘llevémoslos al cuartel y
veamos cuánto duran con la electricidad’. Les suplicamos que nos dejaran
ir. Nos sacaron en la oscuridad y pude reconocer que estábamos en la
parte de atrás del cementerio. Nos ordenaron poner nuestras caras contra
la pared. Había unos 12 soldados detrás de nosotros, que cargaron sus
armas. Nos hicieron gritar ‘perdóname, Chile’. En ese momento, pensé que
nos iban a disparar. Lloramos, nos tomamos de las manos y nos
despedimos.”
El informe del Alto Comisionado se suma a otros emitidos por Amnistía
Internacional, HRW y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), redactados todos con coincidencias amplias que colocaron al
gobierno de Sebastián Piñera con un pésimo historial en la materia.
Foto Ap
Aldo Anfossi
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
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