La medida, ante descrédito global del clero
Nueva norma prohíbe la imposición de silencio a las víctimas de abusos
▲ En imagen del 21 de noviembre, el papa Francisco dirige la santa misa en el Estadio Nacional de Bangkok.
Ciudad del Vaticano. En una decisión considerada
histórica, el papa Francisco eliminó ayer el secreto pontificio para las
denuncias de abusos sexuales, petición de las víctimas que garantizará
más transparencia ante una realidad que ha desacreditado de manera grave
a la Iglesia católica. Enfrentado a una serie de escándalos de
agresiones sexuales en todo el mundo, que mancharon la imagen de la
milenaria institución, Jorge Mario Bergoglio da así un importante paso
adelante en la lucha contra la pederastia cometida por curas.
Los líderes eclesiásticos deben proteger la información sobre abusos para garantizar su
seguridad, integridad y confidencialidad, señaló el pontífice en un nuevo documento. Sin embargo, el
secreto pontificioya no se aplica a las acusaciones, juicios y decisiones tomadas dentro del derecho canónico de la Iglesia católica en casos de abusos.
Además, Francisco amplió de 14 a 18 años el límite de edad en el que
el Vaticano considera que las imágenes pornográficas constituyen
pornografía infantil.
Las nuevas normas se aprobaron ayer, en el cumpleaños 83 del
representante de Roma, quien intenta responder a la explosión global de
los escándalos de abusos, a sus propios errores en la gestión del tema y
a reclamos de víctimas, instituciones de justicia y católicos de a pie,
que piden más transparencia y que se exijan responsabilidades a los
agresores.
Las nuevas normas son una nueva enmienda al derecho canónico, código
legal que detalla la justicia eclesiástica para delitos contra la fe. En
este caso, los cambios afectan a los abusos sexuales a menores o
personas vulnerables cometidos por sacerdotes, obispos o cardenales. El
peor castigo que puede recibir un sacerdote dentro de este sistema es
ser expulsado del clero.
Se trata de una norma histórica que elimina obstáculos e impedimentos, dijo monseñor Charles Scicluna, secretario general adjunto para la Congregación de la Fe y considerado el mayor experto de pederastia en el Vaticano.
El Papa argentino entierra el secreto pontificio para estos casos con una norma de cinco artículos, titulada Instrucción sobre la reserva de las causas. Advierte:
no puede imponerse obligación de silencio sobre los hechos encausados al denunciante, a la persona que afirma haber sido perjudicada y a los testigos.
Al terminar con la ley del silencio que reinó por décadas frente a la
pederastia de los curas, Bergoglio se compromete también a dar la
debida información a la víctima y a las comunidades afectadas, explicó por su parte Andrea Tornielli, director editorial del Vaticano.
Secreto de confesión, vigente
El
secreto pontificiose refiere a la confidencialidad en el manejo judicial de los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y otros delitos graves de este tipo. La ley no afecta al
secreto de confesión, que sigue vigente, explicó Tornielli.
Por ejemplo, por los impedimentos que existían hasta este momento la víctima no tenía la oportunidad de conocer la sentencia que siguió a su denuncia, porque existía el secreto pontificio, añadió.
En un comunicado, el obispo español Juan Ignacio Arrieta, secretario
del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, explicó que la
abolición del secreto pontificio ante abusos sexuales no supone un
menoscabo al secreto de confesión.
La norma, que entra en vigor de inmediato, facilita la colaboración
concreta con los estados donde hay mandatos judiciales, precisó.
Con la nueva disposición, Francisco responde a los pedidos hechos
durante la inédita cumbre dedicada a los abusos sexuales y la pederastia
celebrada en febrero en el Vaticano.
Tras la cumbre, el Papa divulgó en mayo un motu proprio, una
ley que por primera vez imponía a sacerdotes, religiosos y religiosas
la obligación de denunciar no sólo los casos de abuso sexual, sino
también el acoso y el encubrimiento. Para la irlandesa Marie Collins,
víctima y símbolo de la lucha contra abusos de los curas, quien renunció
a un comité del Vaticano indignada por su pasividad frente a la
pedofilia, se trata de una medida positiva.
Con las nuevas normas el Papa establece también como delitos graves
la adquisición, posesión o divulgación, con fines libidinosos, de imágenes pornográficas de menores de 18 años por parte de un clérigo, de cualquier forma y por cualquier medio.
El Papa eliminó también la obligatoriedad de que el abogado y el
fiscal de los delitos más graves contra la moral tengan que ser curas.
El papa Benedicto XVI decretó en 2001 que estos casos debían gestionarse bajo
secreto pontificio, el grado más alto de confidencialidad en la Iglesia. El Vaticano llevaba tiempo insistiendo en que era necesario para proteger la privacidad de la víctima, la reputación del acusado y la integridad del proceso canónico.
Sin embargo, ese secretismo también sirvió para mantener el escándalo
oculto, impedir que las fuerzas de seguridad accedieran a documentos y
silenciar a las víctimas. Con frecuencia, muchas sintieron que el
secreto pontificio les impedía acudir a la policía para reportar a sus
agresores.
Foto Afp
Afp y Ap
Periódico La Jornada
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