José Steinsleger
Buenos Aires. En la apretujada multitud que el día de la transmisión del mando intentaba llegar a la Plaza de Mayo, alguien exclamó:
¡Hay futuro, pero no hay cómo llegar!Pero otra voz replicó:
¡El futuro llegó y estamos acá!Y un dato no menor tuvo lugar cuando entre forcejeos, la marea humana estuvo a punto de arrojar al articulista sobre una parrilla en la que ardían sabrosos
choripanes.
A los que arribaron con horas de anticipación les fue imposible
entrar a la histórica plaza, que, ya sin las rejas erigidas por Mauricio
Macri, desbordaba de pueblo humilde, acampando desde la noche anterior.
En las 15 cuadras que distan entre el Congreso y la Casa Rosada,
millares de grupos coreaban: “¡Pre-si-denteee...! ¡Alberto
presiden-teee…!”
Difícil… muy difícil de transcribir aquel clima de fervor y cívica
esperanza. Porque la democracia real volvía tras cuatro años sostenidos
de hambre y desnutrición en el país de los alimentos, la deliberada
marginación de viejos, enfermos y discapacitados, la persecución
judicial a empresarios y dirigentes políticos de la oposición, el cierre
masivo de pequeños y medianas industrias (pymes), los indiscriminados y
arbitrarios despidos, y el burdo desdén de los símbolos patrios
ejecutado por una mafia de capitalistas salvajes y delincuentes del
fuero común.
Por ende, nada de receso navideño o distracciones decembrinas. En tan
sólo cinco días, el presidente Alberto Fernández (AF) congeló las
tarifas de los servicios públicos; relanzó el programa de
precios cuidados; aumentó las jubilaciones y la asignación por hijo; rebajó el precio de los medicamentos; restringió las artimañas en los balances de las empresas para eludir el pago de ganancias; duplicó la indemnización por despido durante los próximos seis meses; restructuró los servicios de cobertura médica y social, y aumentó el impuesto al sector agroexportador, a los bienes personales de los ricos, el consumo con tarjetas en el exterior, y el largo etcétera que se dispone a desmontar el modelo económico neoliberal.
Desafíos que para el gobierno de AF, cercado por regímenes hostiles y
funcionales a Washington y Tel Aviv, dibujan densos nubarrones: el
Brasil del desquiciado (Jair) Bolsonaro, el Chile del genocida
(Sebastián) Piñera, el Paraguay neocolonial de Mario Abdo Benítez, la
OEA de Luis Almagro y, por sobre todo, el agresivo grupo golpista de
fascistas que en noviembre pasado dieron un golpe de Estado en Bolivia,
derrocando al presidente Evo Morales.
Con excepción de Paraguay y Uruguay, pocos presidentes asistieron a
la transmisión del mando. Chile, Perú, Ecuador y Colombia enviaron
funcionarios de segunda línea, mientras la presencia de Jorge Rodríguez
(ministro de Comunicación de la República Bolivariana de Venezuela), y
del ex presidente de Ecuador Rafael Correa, fue causa suficiente para
que el yankicubano Mauricio Claver-Carone (enviado de Donald Trump y
asesor para del Consejo de Seguridad Nacional) se retirara del acto
protocolar, poniendo en cuestión el perfil democrático de Alberto
Fernández.
El periodista Horacio Verbitsky apuntó que Elliot Abrams
(representante especial del Departamento de Estado para Venezuela) le
habría transmitido a Fernández el desacuerdo de su jefe, Mike Pompeo,
con el gesto de Claver. No obstante, el enviado de Pompeo, Michael
Kozac, permaneció en el país y asistió al almuerzo previsto por el nuevo
gobernante argentino. “Y en el tête à tête con Kozac –dice
Verbitski– cada parte se atuvo a su propia visión. Para los
estadunidenses, no le hace bien a la democracia la radicación aquí del
ex presidente del Estado Plurinacional de Bolivia… Para el argentino, lo
que no le hace bien a la democracia es el elogio de Trump al Ejército
que forzó la renuncia del presidente” ( El cohete a la luna, 15/12/19).
En cambio, el caso del presidente de Paraguay, Mario Abdo, luce más
preocupante. Habiendo sido el primero en saludar a Fernández en la Casa
Rosada, Abdo se reunió tres días después con Trump. Y luego, lo hizo en
una reunión ampliada con Pompeo; el jefe de gabinete, Mick Mulvaney; el
asesor presidencial del Consejo Nacional de Seguridad, Robert O’Brien;
el presidente de la Corporación Internacional de Finanzas para el
Desarrollo Adam Boehler, y el citado Claver Carone. Según el periodista
paraguayo Celso Guanipa Castro, de la declaración conjunta Trump-Abdo se
desprende que Estados Unidos proveerá a Paraguay financiamiento para
entrenamiento militar y educativoen 2020 y 2021, y que “el Comando Sur ejecutará un ejercicio de respuesta conjunta a crisis regionales en el 2021…” (sic, Nodal, 16/12/19).
Por ahora, la nueva generación de argentinos, que promete. Así, cuando en la noche del 10 de diciembre
la jefaapareció en el templete levantado para la ocasión, 300 mil jóvenes la saludaron haciendo cimbrar la Plaza con la V de la victoria:
¡Cristina! ¡Cristina corazón! ¡Acá tenés los pibes para la liberación!
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