Piñera promueve su
insuficienteagenda social
Santiago. La movilización social se recrudeció ayer en
buena parte de las ciudades de Chile, con los estudiantes
(universitarios y de secundaria) manifestándose por miles a lo largo del
país, a la vez que los transportistas bloquearon las carreteras urbanas
de la capital exigiendo la derogación de los peajes diferenciados por
tramos y horarios que cobran las concesionarias privadas.
La jornada de protesta, la número 20, puso de manifiesto una vez más
la incapacidad del gobierno para recuperar la iniciativa política y
restablecer la normalidad y el orden, pese a que el presidente Sebastián
Piñera ha intentado ganar protagonismo, luego de días de ausencia
pública, mediante la promoción de su denominada agenda social, un
conjunto de medidas paliativas que unánimemente la oposición, y también
algunas voces desde el oficialismo, se reconoce como del todo
insuficiente para contener las protestas.
La expresión del fracaso del gobierno fue el ingreso anteayer de la
policía a un liceo de niñas, en cuyo interior efectuó disparos de
escopeta que dejaron a dos menores con impactos de perdigones en las
piernas, escenas de violencia que fueron grabadas. La fiscalía ordenó
ayer la detención del mayor a cargo del pelotón y también se informó que
14 carabineros serán formalizados por delitos de tortura y abusos
sexuales durante las protestas.
El presidente concretó ayer el envío al Parlamento de un proyecto de
ley para incrementar en 16 por ciento el salario mínimo, que pasaría de
301 mil pesos (420 dólares) a 350 mil (490). Descontadas las
cotizaciones previsionales y de salud, el sueldo mínimo quedaría en 290
mil pesos (400 dólares, aproximadamente).
Insuficiente, dijeron de inmediato desde el mundo sindical y la oposición, que exigen fijarlo en torno a 500 mil pesos (700 dólares).
En ciudades como Iquique, Antofagasta, Chillán, Curicó, Viña del Mar,
Quilpué, Temuco, Punta Arenas y, evidentemente, Santiago; los
estudiantes salieron a las calles a manifestarse, bloqueando calles,
levantando barricadas y enfrentándose incesantemente con los carabineros
(policía).
En la capital, en los dos días previos, la policía había estado
impidiendo que el sector de las plazas Italia y Baquedano –donde
confluyen las avenidas Alameda, Providencia y Vicuña Mackenna–, punto
neurálgico de la protesta social, fuera ocupado por los manifestantes,
como ocurrió en las últimas dos semanas, y apenas observaba que
comenzaban a reunirse, actuaba para espantarlos. Pues bien, en
respuesta, ayer los estudiantes cambiaron el escenario y se trasladaron a
las aledañas comunas de Providencia y Las Condes, de las más pudientes
del país, y en sus calles escenificaron el descontento: decenas de
comercios fueron vandalizados y saqueados, el mobiliario de los
establecimientos y los señalamientos de la vía pública fueron arrancados
y utilizados para formar barricadas y como combustible para encender
hogueras. La intensidad de los enfrentamientos y el aire enrarecido por
el lanzamiento continuo de bombas lacrimógenas, forzó al cierre de
importantes estaciones del Metro, causando el enojo y el caos entre
quienes intentaban movilizarse. La sede de la ultraderechista Unión
Demócrata Independiente (UDI), localizada en la calle Suecia, fue
atacada y sufrió múltiples destrozos en sus vidrieras y mobiliario.

▲ Un manifestante con el disfraz del Chapulín Colorado se aleja de los
enfrentamientos con carabineros en un barrio de Santiago. Las protestas
se intensificaron ayer en el país sudamericano. Transportistas
bloquearon calles en rechazo al cobro de peaje en tramos de la capital
del país y estudiantes levantaron barricadas. Se ordenó el cierre de
varias estaciones del Metro y muchos comercios fueron vandalizados.Foto Afp
Mientras todo esto ocurría en la zona oriente de la capital –el llamado
barrio alto, en referencia a su poderío económico– y forzada la policía a desplazarse hasta allá, otros manifestantes se reagruparon en Plaza Italia y la recuperaron para su causa.
A las ocho de la noche (hora local) el Metro de Santiago cerró sus
operaciones y de manera paulatina desapareció todo el transporte
público.
Mientras todo esto sucedía desde el mediodía y hasta caer la noche,
un caos automovilístico se produjo en las autopistas urbanas y de acceso
a Santiago, con centenares de camioneros circulando a
paso de tortuga. También en esas carreteras hubo bloqueos.
Las concesionarias privadas de autopistas, que en 20 años de
operación aumentaron en términos reales en más de 40 por ciento las
tarifas por transitar, se han vuelto un blanco predilecto de las
movilizaciones –junto con las administradoras de fondos de pensiones, el
símbolo de la apropiación del ahorro previsional de los chilenos para
ponerlo al servicio de los grandes grupos económicos, y también del
fracaso del sistema de ahorro individual–, pues en buena medida encarnan
a los ojos de los chilenos movilizados la expresión del abuso y del
mercantilismo del modelo económico.
Aldo Anfossi
Especial para la jornada
Periódico La Jornada
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