Brasil de Fato
El
presidente de Bolivia Evo Morales fue derrocado por un golpe militar el
10 de noviembre. Ahora está en México. Antes de ser obligado a dejar la
presidencia estuvo dedicado a un amplio proyecto de llevar democracia
económica y social a su largamente explotado país. Es importante
recordar que Bolivia ha sufrido una serie de golpes de Estado, a menudo
encabezados por los militares y la oligarquía en nombre de las empresas
mineras transnacionales. Inicialmente, eran empresas de estaño, pero el
estaño ya no es el objetivo principal en Bolivia. El objetivo principal
son sus enormes depósitos de litio, cruciales para los automóviles
eléctricos.
Durante los últimos 13 años, Morales ha tratado de
construir una relación diferente entre el país y sus recursos naturales.
No quería que esos recursos beneficien a las transnacionales mineras,
sino a su propia población. Parte de esa promesa se cumplió ya que ha
disminuido el porcentaje de pobreza y la población boliviana ha mejorado
sus indicadores sociales. La nacionalización los recursos combinada con
el uso de sus ingresos para financiar el desarrollo social ha
desempeñado un papel importante. La actitud del gobierno de Morales
hacia las empresas transnacionales produjo una áspera respuesta por
parte de ellas, muchas de las cuales llevaron a Bolivia ante los
tribunales.
En el transcurso de los últimos años, Bolivia ha
luchado por aumentar las inversiones para desarrollar sus reservas de
litio de forma que devuelvan la riqueza del país a su gente. El
vicepresidente de Morales, Álvaro García Linera, dijo que el litio será
«el combustible que alimente al mundo». Bolivia no pudo llegar a
acuerdos con empresas transnacionales occidentales; entonces decidió
asociarse con empresas chinas. Esto hizo vulnerable al gobierno de
Morales. Había entrado en la nueva Guerra Fría entre Occidente y China.
El golpe contra Morales no se puede entender sin una mirada a este
enfrentamiento.
Choque con las empresas transnacionales
Cuando
Evo Morales y el Movimiento al Socialismo asumieron el poder en 2006,
el gobierno inmediatamente intentó deshacer décadas de robo por parte de
las empresas mineras transnacionales. El gobierno de Morales se apoderó
de varias de las operaciones mineras de las empresas más poderosas,
como Glencore, Jindal Steel, Anglo-Argentinian Pan American Energy y
South American Silver (ahora TriMetals Mining). Envió el mensaje de que
las cosas no iban a continuar como antes.
Sin embargo, estas
grandes empresas continuaron con sus operaciones –basadas en contratos
antiguos– en algunas zonas del país. Por ejemplo, la transnacional
canadiense South American Silver había creado una compañía en 2003
–antes de que Morales llegara al poder– para explotar en Malku Khota, en
busca de plata e indio (un metal de tierras raras utilizado en
televisores de pantalla plana). South American Silver comenzó entonces a
extender el alcance de sus concesiones. La tierra que reclamaba está
habitada por indígenas bolivianos, que argumentaban que la compañía
estaba destruyendo sus espacios sagrados, así como promoviendo una
atmósfera de violencia.
El 1 de agosto de 2012, el gobierno de
Morales, mediante el Decreto Supremo No. 1308 anuló el contrato con la
South American Silver (TriMetals Mining), que entonces buscó arbitraje
internacional y compensaciones. El gobierno canadiense de Justin Trudeau
–como parte de un movimiento más amplio a favor de las compañías
mineras canadienses en Sudamérica– ejerció una presión inmensa sobre
Bolivia. En agosto de 2019, TriMetals alcanzó un acuerdo con el gobierno
boliviano por 25,8 millones de dólares, aproximadamente una décima
parte de lo que había exigido anteriormente como compensación.
Jindal
Steel, una corporación transnacional india tenía un viejo contrato para
extraer mineral de hierro en Bolivia, en El Mutún, un contrato que el
gobierno de Morales suspendió en 2007. En junio de 2012, Jindal Steel
rescindió el contrato, buscó arbitraje internacional y una compensación
por su inversión. En 2014 ganó 22,5 millones de dólares de la Cámara de
Comercio Internacional con sede en Paris. En otro caso, Jindal Steel
exigió una compensación de 100 millones de dólares.
El gobierno de
Morales confiscó tres instalaciones de la empresa minera transnacional
con sede en Suiza, Glencore, estas incluyen una mina de estaño y zinc,
así como dos fundiciones. La expropiación de la mina tuvo lugar luego de
que la subsidiaria de Glencore se enfrentara violentamente con los
mineros.
De manera más agresiva, Pan American demandó al gobierno
boliviano por 1.500 millones de dólares por la expropiación de su
participación en la Petrolera Chaco hecha por la compañía estatal de
energía. Bolivia llegó a un acuerdo por 357 millones de dólares en 2014.
La
escala de estos pagos es enorme. En 2014 se estimó que los pagos
privados y públicos hechos para la nacionalización de estos sectores
clave ascendían por lo menos a 1.900 millones de dólares (El PIB de
Bolivia era de 28.000 millones de dólares en ese momento).
En 2014, hasta el Financial Times, estuvo de acuerdo
en que la estrategia de Morales no era del todo inadecuada. «La prueba
del éxito del modelo económico de Morales es que desde que llegó al
poder, ha triplicado el tamaño de la economía al tiempo que ha logrado
un récord en reservas de divisas».
Litio
Las reservas
clave de Bolivia son de litio, que es esencial para los automóviles
eléctricos. Bolivia afirma tener el 70% de las reservas mundiales de
litio, sobre todo en el Salar de Uyuni. La complejidad de esta minería y
su procesamiento ha significado que Bolivia no haya sido capaz de
desarrollar la industria del litio por sí misma. Se requiere de capital y
experticia.
El Salar está a 3.600 metros sobre el nivel del mar y
recibe altas precipitaciones. Esto dificulta utilizar evaporación
solar. Soluciones más simples ya están disponibles para el desierto de
Atacama en Chile y para Hombre Muerto en Argentina. En Bolivia se
necesitan soluciones técnicamente más complejas, lo que significa que se
requiere más inversión.
La política de nacionalización del
gobierno de Morales y la complejidad geográfica del Salar de Uyuni
ahuyentaron a varias empresas mineras transnacionales. Eramet (Francia),
FMC (Estados Unidos) y Posco (Corea del Sur) no pudieron hacer negocios
con Bolivia y ahora operan en Argentina.
Morales dejó claro que
cualquier desarrollo del litio tenía que hacerse con su compañía minera
nacional, la COMIBOL y con Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), su
compañía nacional de litio como socias paritarias.
El año pasado
la empresa alemana ACI Systems llegó a un acuerdo con Bolivia. Después
de protestas de los residentes en la región del Salar de Uyuni, Morales
canceló el acuerdo el 4 de noviembre de 2019.
Empresas chinas
–como TBEA Group y China Machinery Engineering– llegaron a un acuerdo
con YLB. Se dijo que Tianqui Lithium Group de China, que opera en
Argentina, iba a llegar a un acuerdo con YLB. Tanto las inversiones
chinas como la Compañía Boliviana de Litio estaban experimentando con
nuevas formas de extraer el litio y de compartir las ganancias del
litio. La idea de que hubiera un nuevo pacto social para el litio era
inaceptable para las principales compañías mineras transnacionales.
Tesla
y Pure Energy Minerals (Canadá) mostraron ambas gran interés en tener
una participación directa en el litio boliviano. Pero no pudieron llegar
a un acuerdo que tuviera en cuenta los parámetros establecidos por el
gobierno de Morales. El propio Evo fue un impedimento directo para que
las empresas transnacionales no chinas se hicieran cargo de los campos
de litio. Tuvo que irse.
Después del golpe, las acciones de Tesla aumentaron astronómicamente.
Fuente: https://www.brasildefato.com.br/2019/11/12/articulo-or-el-litio-boliviano-y-la-urgencia-de-un-golpe/
Edición: y traducción: Pilar Troya
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