Alberto Fernández
Con
el presidente electo Alberto Fernández como anfitrión, el segundo
encuentro del Grupo de Puebla, ideado como “un grupo de reflexión,
acción y articulación política transparente”, se realizará desde este
viernes hasta el domingo en Buenos Aires bajo el lema de "El cambio es
el progresismo".
Una nueva instancia multilateral comienza
a cobrar fuerza con su segunda reunión, de la mano de líderes
progresistas latinoamericanos. “Este encuentro es una invitación a
reflexionar actuando, porque juntos ya estamos dando un paso fundamental
hacia la integración y la unidad, porque no hay tiempo que perder es
que nos reunimos hoy, el progresismo latinoamericano”, señala la
convocatoria.
Entre el 12 y el 14 de julio, una treintena
de dirigentes progresistas de la región se reunieron por primera vez en
la ciudad de Puebla en México, constituyendo el Grupo Progresista
Latinoamericano, "un espacio de reflexión y de intercambio político en
América Latina", como una necesidad de contener el "avance de la derecha
conservadora".
“Adueñarse del mañana, pero empezando hoy.
El cambio no puede ser postergado, porque la paciencia se convierte en
desprecio sentada frente a la injusticia. El Grupo de Puebla quiere
integrar los sueños de los progresistas de Latinoamérica en uno grande.
Hacer del continente un mejor lugar para todos y todas. Y quiere hacerlo
ahora”, señala la convocatoria.
La misma resalta que “No
es precipitación, es el ritmo de la urgencia que imprimen a nuestra
causa las decisiones de los gobiernos neoliberales, que destruyen, al
mismo tiempo que nuestros Estados, nuestra convivencia y nuestro buen
vivir, persiguiendo a nuestros líderes y endeudando a nuestros pueblos.
Por eso nos reunimos en este foro. Para buscar en nuestras diferencias
aquello que nos une”.
Lo que une a los dirigentes
progresistas “es la convicción que frente a este modelo que deviene en
crisis permanentes -que ellos llaman ciclos- existe uno distinto, uno
que sabe que es inherente a la política la reducción de la pobreza, la
consolidación de las clases medias, el control de las reglas del juego
de la economía, el fortalecimiento de la democracia, y, sobre todo, de
eso que hace que nos hace confluir en un nosotros. Convivir”.
Alberto
Fernández no asistió al primer encuentro, pero fueron Jorge Taiana,
Felipe Solá, Carlos Tomada y Julián Domínguez en representación de la
Argentina. Al primer encuentro también asistieron el candidato
presidencial uruguayo Daniel Martínez (Frente Amplio); el expresidente
colombiano Ernesto Samper, y el senador chileno y exsecretario general
de la OEA, José Miguel Insulza.
En un momento de tensión e
incertidumbre, luego de una repentina oleada de protestas
multitudinarias y la celebración de elecciones generales en algunos
países, el Grupo de Puebla, ya cuenta con la presencia de líderes de 12
países.
En una declaración de fines de octubre indicaba
que los gobiernos neoliberales en Latinoamérica han demostrado que
tienen una capacidad en común: transformar a sus países en naciones de
enemigos y gobernar poniendo sus democracias entre paréntesis. En países
como Argentina, Chile, Colombia y Ecuador, encontramos un común
denominador: protestas sociales contra medidas de ajuste fiscal y su
criminalización por parte de las autoridades.
Incluso
antes de ganar las elecciones, Alberto Fernández ya había definido su
prioridad en su política internacional: reforzar la integración regional
al recrear un polo progresista en América Latina.
"Nuestra
mayor obsesión es reconstruir la integración regional en América
Latina, con México incluido, porque, desde la llegada de López Obrador,
México ha vuelto a mirar a América del Sur", expresó Fernández antes de
viajar a México, la semana pasada, en su primera visita antes de asumir
la presidencia el 10 de diciembre
"Existe en muchos de los
gobiernos de América del Sur, el gobierno uruguayo, el mexicano, el de
Bolivia, eventualmente el argentino, la idea de reconstruir la
integración que alguna vez fue", agregó. "La idea es empezar a hablar
entre todos y recuperar la integración que se ha quebrado", dijo
Fernández, quien destacó que el planteo no apunta a confrontar con
Estados Unidos, sino a ampliar el marco de alianzas.
"El
propósito de la reunión en Buenos Aires es el de seguir construyendo,
entre todos, una agenda progresista que nos identifique y reúna",
explicó Samper, ex presidente de Colombia y ex secretario de la Unión de
Naciones Suramericanas (Unasur).
"No estamos hablando de
generar una referencia ideológica que se enfrente a nadie, simplemente
es un conjunto de dirigentes de toda América Latina, respetuosos de las
institucionalidades y de la democracia", aclaró el mandatario electo,
quien remarcó que lo que se busca "son alternativas a lo que ha imperado
en los últimos años, por ejemplo, en Argentina, y es la búsqueda de
reencontrar un sistema político que devuelva la equidad perdida, el
equilibrio y la igualdad social en América Latina, de eso hablamos".
"El
foro busca integrar canales de comunicación y de trabajo entre
dirigentes de toda Latinoamérica con una mirada progresista y en respeto
a la institucionalidad y a la democracia", resumió.
Qué es el Grupo de Puebla
"Nuestra
región experimenta una nueva ola de gobiernos neoliberales, que
insisten en promover los intereses y privilegios de una élite
socioeconómica, a costillas del desarrollo de nuestros pueblos,
frustrando sus posibilidades de desarrollo y bienestar social, a la vez
que debilita nuestra soberanía, nuestras instituciones democráticas, el
Estado de Derecho, la vigencia de los derechos humanos y el ambiente",
señalaron en un comunicado.
En el mismo, resaltaron “la
inclusión y respeto de las diversidades, una mayor transparencia y la
participación de la ciudadanía en la toma de decisiones".
La
propuesta del GP es la de "diseñar una nueva mirada, que se ajuste a
los nuevos tiempos y convoque a todos los sectores de la sociedad a
cuestionar el orden imperante, denunciando los intereses de la derecha,
laboralizando la política a través de nuevos vínculos entre el mundo del
trabajo y nuestros debates, y promoviendo las nuevas expresiones de
organización social y ciudadana, que buscan la igualdad de los derechos
entre hombres y mujeres, la protección del medio ambiente”.
El
grupo integra a líderes políticos en forma personal y no a sus partidos
o instituciones. Lo que los une, resaltó el excandidato a la
presidencia chilena en 2009 y 2013, Marco Enríquez-Ominami, es la
convicción de que "tanto el mercado como el capital son ineludibles en
el debate".
El primer encuentro culminó con varias
declaraciones en las que se exaltaba la necesidad de que las fuerzas
progresistas construyeran "un nuevo proyecto común" y defendía la
necesidad de un diálogo en Venezuela, apareciendo en la práctica como
contracara del Grupo de Lima, formado en 2017 a instancias de Estados
Unidos, para forzar la salida de Nicolás Maduro, ante la crisis
institucional y humanitaria en Venezuela.
El GP emitió el
pasado 11 de septiembre una declaración para rechazar "cualquier intento
de uso de la fuerza que quebrante el principio de solución pacífica de
las controversias y que posibilite una intervención militar en Venezuela
por parte de fuerzas extranjeras, incluida la invocación del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), instrumento arcaico para
intervenciones militares en países de América Latina durante la Guerra
Fría".
El 20 de octubre, el GP dio a conocer una
declaración solicitando el fin de la violencia en Chile y la no
criminalización de las protestas por parte del gobierno de Sebastián
Piñera. Apoyó la manifestación pacífica del pueblo de Chile, que hace
frente a las desigualdades y las injusticias que tienen en su raíz la
profundización del modelo neoliberal del actual gobierno.
Indicó
que en Chile, el llamado milagro económico latinoamericano, consiste en
una sociedad que hizo de la deuda su contrato social del malestar,
beneficiando en millones de dólares con reformas tributarias a los más
ricos, fortaleciendo el negocio privado de las pensiones, desarmando los
derechos conquistados en gratuidad en educación superior, entre varias
otras medidas. Individuos que quieren vivir juntos, pero que viven en un
modelo que los deja solos y que convierte en delincuente al que se
atreve a reclamar.
Asimismo repudió el llamado a la
represión militar en contra de las manifestaciones y la declaración del
Estado de Excepción como mecanismo de resguardo del orden público por un
mal diseño e implementación de políticas del gobierno y urgió a Piñera
el fin de la represión y de la barbarización de la ciudadanía movilizada
y organizada.
Rubén Armendáriz
Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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