Pronostican crisis política
El equipo de campaña de Trump analiza culpar a México por nuevos brotes de coronavirus en el suroeste
▲ El presidente estadunidense, Donald Trump, rodeado de funcionarios de
seguridad, firmó una orden ejecutiva de reformas a la policía, ayer en
la Casa Blanca.
Nueva York. Faltan 139 días para la elección presidencial
(3 de noviembre), con el manejo político de la pandemia del Covid-19,
la crisis económica que generó y ahora el gran debate sobre el racismo
sistémico definiendo la coyuntura, algunos pronostican una posible
crisis política.
Aunque el tema de la elección nacional se ha relegado a un plano
secundario en los últimos meses entre las crisis de salud, la económica y
la detonada por violencia oficial, todo de aquí en adelante se mide en
términos electorales por la cúpula política del país. Los dos candidatos
presidenciales están tratando de buscar la manera de abordar una
coyuntura sin precedente, para la cual ninguno de los dos tiene
respuestas.
Para la relección de Trump, cuya consigna fue: “Hacer a America grande
otra vez”, el presidente ha buscado cómo culpar a todos –China, la
Organización Mundial de Salud, los inmigrantes y los medios–, menos a sí
mismo del desastre bajo su mando. Su equipo está considerando incluso
culpar de nuevo a México por nuevos brotes de Covid-19 en el suroeste,
reportó Ap; vale recordar que hace justo cinco años Trump anunció su
campaña de elección en la que acusó a los mexicanos de criminales y
violadores.
Un 80 por ciento de los 115 mil muertos por el Covid-19 no hubiesen
fallecido si el gobierno de Trump hubiera actuado dos semanas antes con
medidas de confinamiento, según investigaciones recientes, y los engaños
y errores de la Casa Blanca desde que comenzó la pandemia explican por
qué Donald Trump busca evitar y hasta fingir que no existe esa crisis;
por eso nunca se ha puesto un cubrebocas en público.
Más aún, ha ordenado llevar a cabo actos públicos masivos para su
campaña; su primer mitin electoral público en meses está programado en
Tulsa para este fin de semana, a pesar de advertencias de funcionarios
de salud pública (y donde, por si las dudas, los participantes tienen
que firmar un documento liberando de responsabilidad a la campaña de
Trump si se contagian de Covid-19). Ha trasladado la culminación de la
Convención Republicana a Jacksonville, después de que autoridades de
Carolina del Norte rehusaron garantizar que el acto se realizaría como
si no existiera la pandemia en Charlotte, donde estaba programado.
Ante las protestas masivas y una abrumadora mayoría de la opinión
pública, el presidente se vio obligado a firmar una orden ejecutiva de
reformas policiacas, pero nunca menciona el tema del racismo en el
comportamiento de los uniformados. El mandatario decidió rodearse de
oficiales de seguridad pública en el acto para firmar su orden, declaró
que
sin policías, hay caos, señaló que sólo un número muy reducido de oficiales han cometido actos de brutalidad policiaca y subrayó que
los estadunidenses quieren ley y orden, lema que será central en su campaña de relección.
Mientras, la violencia de grupos derechistas racistas y antimigrantes
nutrida por la retórica presidencial sigue brotando por el país. La
noche del lunes una milicia armada atacó a activistas que intentaban
tumbar la estatua del conquistador español Juan de Oñate en Albuquerque,
dejando en estado crítico a un manifestante.
Hombres armados e identificados con grupos de derecha extrema se han
presentado en la ola de protestas por el país durante las últimas tres
semanas, incluyendo en Minneapolis, Atlanta, Filadelfia, Dallas y Salt
Lake City, reporta el Washington Post. Este tipo de
agrupaciones nunca han sido denunciadas por Trump, y algunos temen que
podrían volverse aún más activas al acercarse las elecciones.
¿Y Biden?
El virtual candidato presidencial demócrata, Joe Biden,
ha salido poco, guardando una especie de cuarentena parcial, y algunos
sospechan que su invisibilidad es calculada, mientras su contrincante
está en apuros por las crisis que ha creado sin que se requiera la
presencia del demócrata.
Pero eso no tranquiliza a demócratas preocupados por la tibieza de su
candidato. De hecho, más de 50 agrupaciones liberales firmaron una
carta abierta esta semana criticando a Biden por su respuesta contraria
–propuso elevar el gasto para policías– frente a las demandas de
reformas a fondo de los manifestantes, y advirtiendo que podría costarle
apoyo de votantes afroestadunidenses que serán claves para su éxito
electoral.
Por ahora, la apuesta parece ser que el demócrata ganará, pero por el voto anti-Trump.
La aprobación popular del magnate se ha desplomado unos 10 puntos en
sólo un mes, según Gallup, al ubicarse en apenas 39 por ciento. En el
promedio de las principales encuestas calculado por RealClearPoltiics,
Biden hoy goza de una ventaja de más de ocho puntos sobre el
republicano, casi el doble de hace unas cuantas semanas.
Algunos expertos han advertido que Trump podría tratar de descarrilar el proceso democrático declarando una
emergenciao cuestionando su legitimidad. Vale recordar que es, tal vez, el único mandatario en la historia que aún acusa que hubo fraude en una elección que ganó, en 2016.
Por lo tanto, tal vez la única respuesta es que un país que podría ser considerado, dadas sus múltiples crisis actuales, una
democracia fallida, necesita ser rescatado “a la americana”, y por ello los comediantes del Daily Show han emitido un llamado a que
Canadá invada a Estados Unidos y restaure su democracia(https://www.invadeuscanada.com).
Foto Ap
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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