Por
Fuentes: Rebelión
Importantes acontecimientos marcan el
desenvolvimiento de la crisis global actual en el escenario colombo
venezolano: El primero y más importante es el contradictorio anuncio (14 junio
2010) que acaba de hacer el presidente de los EEUU Mr. Trump, quien ante los
hechos tozudos de la realidad de lo que acontece en su propio país, convulsionado
por las protestas antirracistas replicadas por todo el mundo, ha tenido que
reconocer nada menos que ante los graduandos de ese santuario del militarismo
yanki la academia de West Point que:
“…Estamos
restaurando el principio fundamental de que la labor de los soldados
americanos, no es reconstruir naciones extranjeras, sino defender
firmemente nuestra nación de enemigos extranjeros y centrarnos en
defender los intereses vitales de América. Estamos terminado la era de
las guerras sin fin, no es el deber de las tropas estadounidenses
resolver conflictos antiguos en tierras lejanas de las que mucha gente
nunca ha oído hablar. No somos los policías del mundo»…
Mostrando a continuación la otra cara: la del militarismo, la de la
guerra fría contra la convivencia pacífica en el mundo, la del
reforzamiento del complejo militar-industrial-financiero que lo
sostiene, focalizando todo en la defensa de los intereses americanos
especialmente en su inseparable, cercano y estratégico patio trasero
latinoamericano y caribeño, advirtiendo a sus adversarios y enemigos de
que si son atacados no dudarán en actuar con el mejor equipamiento y
tecnología disponibles en la actualidad y combatirán solamente para
ganar. “En la guerra no existe sustituto para la victoria, dijo citando al general MacArthur”,
señalando cómo su administración está embarcada en una reconstrucción
colosal de las Fuerzas Armadas de los EEUU, invirtiendo más de dos
billones de billones (trillones) en la más poderosa fuerza del planeta
tierra. (Ver parte del discurso en inglés en la nota 1)
En segundo lugar, es dentro de esta esfera ideológica y política
descrita arriba, que es la actualmente dominante en los EEUU como
hegemón del imperialismo global, donde hay que colocar la “invasión
oficial”, anunciada el 27 de mayo 2020 por la embajada de los EEUU en
Bogotá, con la brigada especializada de Asistencia de Fuerza de
Seguridad (SFAB por sus siglas en inglés) venida para ayudar a Colombia
en su lucha contra narcóticos. La SFAB es una unidad especializada de
ese ultra poderoso ejército estadounidense del que nos habla
amenazadoramente el presidente Trump, formada para asesorar y ayudar
operaciones en naciones aliadas que incluye la posibilidad de formar
fuerzas para militares y ejércitos privados, siguiendo el ejemplo de los
poderosos y bien armados ejércitos privados que luchan “por la
libertad” en Siria, Irak, Libia, etc., como quedó demostrado en el
importante y decisivo debate adelantado en el Parlamento colombiano y
las valientes y esclarecedoras denuncias de varios senadores colombianos
(11 de junio de 2020), lo que a su vez confirma la perturbadora
noticia de los “5.000 soldados para Colombia” que el entonces asesor de
la seguridad de la Casa Blanca John Bolton, mostró desprevenidamente en
aquel enero del 2019.
Un tercer aspecto a considerar son las denuncias sobre el silencio estratégico (¿omertá?)
guardado por la señora vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, no solo por
el escándalo derivado de la fianza y prisión de su hermano en Miami por
traficar heroína al finalizar los noventa, sino por los escándalos de su
cónyuge Álvaro Rincón Muñoz, reconocido negociante involucrado en
oscuros enjuagues que nunca han sido aclarados completamente, como el
caso de negocio con el narco paramilitar conocido como “Memo Fantasma». O
el lavado de millones de dólares a través de la compañía “Global
Security Advisors y Global Strategic Investments,” propiedad del alemán
Matthias Krull y el colombiano Gustavo Adolfo Hernández Frieri, ambos
procesados por la justicia estadounidense por el delito de lavado de
dinero. O las denuncias que en su momento hizo el senador J Robledo
sobre la extraña y oscura telaraña de negocios raros (en Colombia se
llaman “torcidos”) donde se entrecruzan tres hilos: Luis Carlos
Sarmiento Angulo, jefe de Marta Lucía Ramírez y ésta, a su vez, jefa y
socia de Ángela María Orozco, ministra de transporte del subpresidente
Duque que autorizó los negocios con Odebrecht.
Y en cuarto lugar habría que considerar el genocidio oficial en curso
contra defensores de derechos humanos, lideres sociales y
exguerrilleros de las Farc, que va quedando claro es una estrategia del
terror fascista del Estado, ante el verdadero desastre económico y
social que ya se empieza a ver en Colombia, aún antes de que termine
completamente la pandemia covid-19.
Fuente imagen: la
libretica de Mr. Bolton
Nota
(1) Parte del discurso de Trump en inglés en: https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/remarks-president-trump-2020-united-states-military-academy-west-point-graduation-ceremony/
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