Cecilia Vergara Mattei|
Naciones Unidas alertó sobre una crisis alimentaria mundial como
consecuencia de la pandemia de coronavirus que afectaría a centenares de
millones de niños y adultos y, en especial en América Latina, donde se
sumarán 20 millones de personas a la situación de inseguridad
alimentaria.
Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud advirtió que
en las próximas semanas el clima podría empeorar la situación sanitaria.
En el hemisferio sur, la llegada del invierno el próximo 21 de junio
significará un repunte de las enfermedades respiratorias estacionales.
La Comisión Económica para América Latina estima un aumento de
pobreza de 16 millones de personas en 2020 respecto del año pasado, unos
20 millones estarán en situación de inseguridad alimentaria en la
región, lo que implica un retroceso de 15 años en la lucha contra el
hambre.
Nuestros sistemas alimentarios ya no funcionan y la pandemia de
Covid-19 agrava la situación, afirmó el secretario general de la ONU,
António Guterres, en un comunicado donde recuerda que más de 820
millones de personas no comen o pasan hambre.
Unos 144 millones de niños menores de cinco años sufren retraso en su
crecimiento, lo que representa uno de cada cinco niños en el mundo.
Este año, otras 49 millones de personas pueden caer en la extrema
pobreza debido a la crisis causada por la pandemia. Guterres aseveró que
el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave o
que sufren de malnutrición severa va a aumentar rápidamente.
Seis semanas atrás, tres organizaciones multilaterales encargadas de
alimentación, comercio y salud (FAO, OMC y OMS), advirtieron sobre el
riesgo de una crisis alimentaria provocada por la pandemia del nuevo
coronavirus. «Las incertidumbres generadas sobre la disponibilidad de
alimentos pueden desencadenar una oleada de restricciones a la
exportación», que a su vez causarían una «penuria en el mercado
mundial», aseguraron.
Según
estos escenarios, algunos países exportadores de cereales de base
podrían retener sus cosechas por temor a escaseces, mientras que en el
otro extremo de la cadena alimentaria globalizada otros países más
frágiles corren el riesgo de padecer graves penurias. Para estas tres
organizaciones multilaterales es «importante» garantizar los
intercambios comerciales, «en particular para evitar penurias
alimentarias», especialmente en los países más pobres.
La pandemia del coronavirus causó más de 400 mil muertos en el mundo,
desde su aparición en China en diciembre, una cifra que aumentó en
forma acelerada en mes y medio.En primer lugar se encuentra Estados
Unidos, con más de una cuarta parte de las muertes, que ascienden a más
110 mil, seguido de Reino Unido, Brasil, Italia y España.
Foco de la pandemia desde hace un par de semanas, América Latina suma casi 1.3 millones de casos y supera 64 mil muertos.
El secretario general de la ONU convocó a proteger a los trabajadores
alimentarios, preservar la ayuda humanitaria y reforzar el apoyo a la
industria y el comercio del sector con el propósito de evitar una
interrupción de las cadenas de distribución. Instó a los países y
gobiernos a acentuar los programas nutricionales y brindar ayuda a niños
que ya no tienen acceso a comidas escolares.
Mientras, el subdirector general de la Organización de Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué,
explicó que no se trata de un problema de falta de comida en la región
latinoamericana, sino de que no hay dinero para comprarla, lo que
incrementará la inestabilidad social y política.
Mientras varios países levantaban con cautela sus medidas de
cuarentena, expertos temen que un nuevo brote en regiones
subdesarrolladas como Brasil, México en Latinoamérica, Sudáfrica, India y
Pakistán, todos ellos países con endebles sistemas de salud, socave los
esfuerzos por detener la pandemia ante la falta de estrategias más
realistas.
La llegada del invierno al hemisferio sur complica la lucha contra el
coronavirus en al menos tres maneras: al aumentar la presión sobre los
sistemas de salud, al ser padecimientos cuyos síntomas se confunden con
los de que produce el nuevo coronavirus, y al incrementar el riesgo de
que los pacientes de Covid-19 desarrollen infecciones graves.
Mientras, en el hemisferio norte, la temporada de huracanes que
comenzó el 15 de mayo complicará los esfuerzos para frenar la
propagación de la pandemia, sobre todo en el área del Caribe. La
presencia de tormentas tropicales obligará a los estados a destinar
cuantiosos recursos materiales y humanos para la prevención y la
remediación de estragos por los hasta 37 ciclones (18 en el Pacífico y
19 en el Atlántico) previstos.
La recomendación de la OPS a las naciones sudamericanas es la de
realizar una campaña intensiva de vacunación que minimice la incidencia
de enfermedades respiratorias, así como los referidos impactos de las
mismas en el combate contra el coronavirus.
El facto climático debe sumarse a la doble crisis sanitaria y
económica que se vive en México y en otros países del continente, que en
estos momentos es el epicentro de la pandemia, con Estados Unidos y
Brasil concentrando más de un tercio de los contagios a escala mundial,
pero también con situaciones críticas en el litoral andino sudamericano
(Chile, Perú, Ecuador).
* Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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