La Jornada
La salvación para los y las dreamers es un respiro, es un sueño temporal, pues lo que cuestiona el supremo tribunal no es que no se devuelva a su patria a cientos de jóvenes, sino que, Trump actuó arbitrariamente y por capricho.
Home is here es el lema que enarbolan los inmigrantes que llegaron desde su niñez. La suspensión del DACA viola el derecho de vivir en el país de asentamiento, donde crecieron y han estudiado, donde sus padres y madres contribuyen a la economía.
El supremo tribunal pone fin, por un tiempo, a la amenaza oficial de deportación masiva de inmigrantes. Amenaza que serviría para fortalecer la campaña presidencial republicana. De todas formas, el DACA se perfilaría como un botín polí-tico tanto para los republicanos como para los demócratas.
En este caso, lo que se cancela es la promesa de campaña y bandera supremacista de la política republicana. Trump se asombra y califica dehorrible y con sesgo político
la decisión de la Suprema Corte. Sin embargo, el presidente olvida que el DACA se diseñó con toda la intención política de congraciarse con sus seguidores. El objetivo fue recabar la mayor cantidad de votos. Pero, tal vez, el presidente no va a cumplir su promesa. El tiempo se le viene encima, así como los conflictos raciales de su gobierno.
En abril de 2019, Estados Unidos sufre otro revés en el área energética. Sus clientes de Europa van ganando independencia al comprar gas a otros países, especialmente a Rusia. En este caso, por la cercanía y el abasto más seguro, disminuye el precio del combustible para los europeos. Lo anterior es un descalabro económico para Washington; cercanía, abasto constante y precio más bajo son condiciones con las que Estados Unidos no puede competir del todo.
Los integrantes del sector energético del gobierno estadunidense ven alejarse la posibilidad de conservar el mercado europeo. Quieren mantener los precios altos, a pesar de no cubrir todas las expectativas de suministro para Europa. Dichas expectativas, de cumplirse, tampoco están siendo rentables para el gobierno de Trump.
Además, el Stream 2 es un proyecto conjunto de Rusia, Alemania y otros países del Continente. Algunos le llamanel proyecto de la desunión europea
, ya que Polonia se opone a los gasoductos, entre otras cosas, porque los ductos no pasan por su territorio. Y, por otro lado, Bélgica prefiere comerciar directamente con Rusia, saliendo del acuerdo europeo comandado por Alemania.
En Estados Unidos, por lo tanto, prefieren sancionar, bloquear, pero no hablan denegociar
e intentan ignorar las necesidades y los intereses de sus clientes, se olvidan de que el capitalismo es competencia. La política energética de este país siempre ha sido de dominio y no de competencias leales. Una de esas tácticas represora es, por ejemplo, la que el gobierno estadunidense ejerce sobre la compañía constructora Det Norske Veritas de Noruega. Los portavoces de esta medida coercitiva son los senadores Ted Cruz y Jeanne Shaheen, quienes han advertido a Noruega que recibirá sanciones económicas si avala la construcción de los ductos del Stream 2.
Serguéi Pravosúdov, experto del Instituto Nacional de Energía, en una entrevista para Sputnik, dijo que Estados Unidos ha pretendido en otras ocasiones que Rusia deje de abastecer gas natural licuado a Europa. Fue en los años 80 cuando el gobierno de George Bush pretendió bloquear la venta de tubería, equipo y otros accesorios para la construcción de los gasoductos iniciales Nord Stream. Pero, tanto alemanes, británicos e italianos hicieron caso omiso a las presiones y apoyaron a la construcción del gasoducto ruso.
En la actualidad continúa el suministro de gas proveniente de Rusia. Hasta 2018 habían rebasado 200 mil millones de metros cúbicos. El gasoducto TurkStream, inaugurado por Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdoğan, presidentes de Rusia y Turquía, respectivamente, trasladó a través de territorio turco la cantidad de 506.3 millones de metros cúbicos de gas natural hacia Europa sólo en enero del presente año.
Recordemos que Turquía ya no es aliado de Estados Unidos. El gobierno de Tayyip Erdoğan firmó un acuerdo internacional que garantiza el pago a ese país de una comisión por cada unidad de gas natural que es trasladado por su territorio. El trayecto del TurkStream, es de 930 kilómetros por debajo del Mar Negro y, por tierra, uno de los ductos recorre 142 y el segundo 70 kilómetros. Hasta el momento, no se ve la posibilidad de que Estados Unidos evite la conclusión del Proyecto Stream 2.
En cuanto a energía nuclear, Washington podría fracasar también. Al abandonar el acuerdo nuclear con Irán parecería más una acción por debilidad que la decisión de continuar con su carrera nuclear. Si esto es así, el mundo estaría en su contra.
También hemos dicho en este espacio que México puede generar uranio natural para aprovecharlo.
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