Mayor temor, que el movimiento pierda fuerza
La oposición advierte a Piñera que no se trata de reformar, sino de construir una nueva Constitución

▲ Asistentes a un cabildo ciudadano convocado por la agrupación Mesa de
Unidad Social en la Casa Michoacán de Los Guindos, comuna de La Reina.
Santiago. Son las siete de la tarde en Santiago y a la
Casa Michoacán de Los Guindos, en la comuna de La Reina, comienzan a
llegar paulatinamente varias decenas de personas, todas animadas por un
mismo propósito: participar de un cabildo ciudadano del que han tenido
noticias, por las redes sociales, que va a realizarse aquí y al cual
convoca algo que se denomina Mesa de Unidad Social.
Michoacán de Los Guindos fue el nombre que en 1942 escogieron para
esta propiedad el vate Pablo Neruda y su entonces esposa, la argentina
Delia del Carril, quienes llegaban a Chile después de residir en ese
estado mexicano. Del Carril, conocida como La Hormiguita, vivió en esa
casa hasta su muerte, en julio de 1989.
Lamentablemente está en mal estado y semiabandonada, pero hoy revive
para recibir en su anfiteatro García Lorca –construido por Neruda al
fondo del gran patio en homenaje a su asesinado amigo Federico– a los
cerca de 100 vecinos que finalmente llegan, buscando continuar como
protagonistas de la revuelta social que ha estremecido a este país desde
hace ya 19 días y que no cesa. El propósito de la reunión es responder a
algunas preguntas: ¿Cuál es el origen del conflicto actual; qué ha
generado el malestar ciudadano; qué oportunidades ofrece esta
movilización; cómo es posible avanzar en mayor justicia social a partir
de esta coyuntura; existen demandas prioritarias para la ciudadanía; se
necesita una asamblea constituyente para transformar Chile; qué tipo de
acciones puede realizar la ciudadanía y las organizaciones sociales para
conseguir sus objetivos? Dos horas es el tiempo que los organizadores
programan para responder a ellas, menuda tarea.
La reunión parte con la presentación
muy brevede cada uno de los asistentes: nombre, ocupación y qué los motiva. Hay ingenieros, amas de casa, artistas visuales, una enfermera, periodistas, un agrónomo, sociólogos, una terapeuta física, muchos jóvenes, también adultos mayores, amplia diversidad. Queda en evidencia que grandes esperanzas los animan, se escuchan cosas como: “este proceso (la movilización) tiene tanta relevancia que no se nos puede ir de las manos; desde los tiempos de Allende siento que es la primera vez que se abre una oportunidad de construir un futuro; hace 40 años venimos escuchando Venceremos, después La alegría ya viene y también Tiempos mejores; es un momento vivencial”.
Después de la introducción, los asistentes se dividen en cuatro
grupos a contestar las preguntas. Es entonces cuando una catarata de
sentimientos, fantasías, sensaciones y deseos se expresan. Parece que lo
que más agobia es la posibilidad de que la masiva protesta ciudadana
vaya perdiendo fuerza y diluyéndose, el temor de que el gobierno esté
jugando al cansancio de la gente, entonces fluyen ideas de cómo
mantenerla vigente, de cómo dosificar energías.
Se reclama que se apliquen medidas urgentes para aliviar de inmediato
la situación de la población agobiada por las carencias: ancianos que
perciben pensiones miserables, enfermos crónicos que no son atendidos en
los hospitales y que mueren en la espera, fijación de precios para
medicamentos que es imposible costear para una inmensa mayoría,
incremento del salario mínimo de 430 a 630 dólares, condonación de las
deudas de estudiantes por el acceso a créditos con la banca comercial.
El petitorio es colosal y muy caro de financiar, el fisco va a crujir,
se necesita mucho dinero para todo ello y no es claro que todo sea
alcanzable, habrá que priorizar.
Ya ha caído la noche cuando los grupos presentan sus conclusiones bajo la luz de unas ampolletas. Es necesario, dicen,
caminar y mascar chiclesimultáneamente, esa es la expresión que se usa en el cabildo. ¿Qué quiere decir? Las medidas humanitarias inmediatas son imprescindibles, pero no pueden hacer perder de vista la necesidad e importancia del cambio estructural: un proceso constitucional para alterar radicalmente el modelo neoliberal en extremo mercantilista que rige la vida de los chilenos y del cual emanan los abusos. Hay que hacer ambas tareas.
Las ideas que emanan de los cabildos se supone que van a alimentar el
proceso constituyente, van acumulándose para ese fin. Se han realizado
centenares a lo largo del país, participan miles y seguirán
sucediéndose.
El presidente Sebastián Piñera, apremiado por un rechazo de 80 por
ciento y con apenas 13 de aprobación, ha dicho que no se cierra a
cambios constitucionales y sitúa la discusión en el Poder Legislativo
actual. Desde la oposición le responden que no ha entendido nada, que
eso no es un proceso constituyente, que se trata no de reformar sino de
construir una nueva Carta Magna.
La violencia continúa. La policía disparó ayer cartuchos con perdigones (
al parecer en forma indebida, dijo el general director de Carabineros, Mario Rozas) al interior de un liceo de niñas de Santiago y al menos una joven resultó herida. Dos carabineras sufrieron quemaduras por el impacto de una bomba incendiaria. En Viña del Mar y Concepción hubo saqueos, atropellos y destrucción de locales comerciales.
En materia fiscal, está totalmente claro que se viene una subida de
impuestos para el sector de superricos del país. El ministro de
Hacienda, Ignacio Briones, anunció un
principio de acuerdocon senadores opositores que incluye la creación de un impuesto al patrimonio que recaudaría alrededor de mil 200 millones de dólares, se dijo. También se anuncian medidas para las pequeñas y medianas empresas, cuyas ventas y operación han sido afectadas por la crisis.
En tanto, la Confederación Sudamericana de Futbol anunció que que la
final de la Copa Libertadores de América no se realizará en Santiago el
23 de noviembre, sino en Lima.
Foto Aldo Anfossi
Aldo Anfossi
Especial para la jornada
Periódico La Jornada
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