Acto por la paz en museo de la memoria
▲ Actividades artísticas por la paz se celebraron ayer en el Museo de la
Memoria y los Derechos Humanos, en Santiago. Una participante dijo que
espera que de las movilizaciones emerja una nueva Constitución.
Santiago. Las movilizaciones sociales entran en su
tercera semana en Chile sin esbozo de que vayan a decantarse y, por el
contrario, diversos sectores anuncian que incrementarán su presión al
gobierno, en tanto que el respaldo al presidente Sebastián Piñera cayó a
apenas 13 por ciento, según una encuesta divulgada ayer. El nivel de
desaprobación es de 79 por ciento.
Este domingo, centenares concurrieron al Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos a escuchar en un solemne, y a ratos sobrecogedor
silencio, la Misa de Réquiem, de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretada
por un centenar de músicos y artistas de canto, en un acto por la paz.
Se pudo ver a personas abrazando a sus parejas emocionadas y a otras en
estado de profundo recogimiento espiritual, bajo el fuerte sol
primaveral de la ciudad.
El momento sublime llegó cuando, finalizado el réquiem, se cantó El derecho a vivir en paz,
escrita en 1969 por Víctor Jara, el autor e intérprete chileno
asesinado por militares el 16 de septiembre de 1973, cinco días después
de ocurrido el golpe de Estado. El tema, dedicado al pueblo vietnamita
por entonces en plena guerra contra la ocupación estadunidense, se ha
convertido en el himno de las protestas que sacuden a Chile.
Estoy devolviéndole el poder a los muertos, soy artista visual, explicó brevemente una joven que con el torso desnudo y maquillado como si fuera sangrando y ondeando una bandera, caminaba por la explanada del museo. Ella dijo que su aspiración es que de las protestas emerja una nueva Constitución.
Jacobo Baeza, joven sicólogo, asistió al acto con su esposa y sus dos
hijas menores. Mientras ella, soprano, era parte del coro que cantaba,
él explicó a La Jornada que en la contingencia que se vive los niños están asustados, no entienden qué ocurre y es necesario explicarles.
–¿Cómo te sientes?
–Más que nervioso estoy incierto, no sé cómo va a terminar esto. Mi
esperanza es un cambio profundo, estructural. Pero tengo temores de que
no dé el giro hacia ese lado y que se pierda, que se diluya, que sigan
los mismos políticos, que se pierda este movimiento.
Respecto de la salud mental de las personas, el sicólogo estimó que
sin lugar a dudas hay situaciones de estrés postraumático que son esperables. También una segunda victimización de quienes sufrieron la dictadura. Los niños están aprendiendo y se les derrumba el mundo, hay mucho que reconstruir en materia de salud mental, además de los problemas que ya arrastra este sistema y donde la salud mental no es de fácil acceso.
Gobierno en el suelo
Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca,
estima que la oposición tiene arrinconado al gobierno. A sabiendas de
que la nueva Constitución avanza como importante preferencia ciudadana
–más de 80 por ciento cree que es necesaria–, la oposición se ha subido
al carro de las demandas, y ahora exige al gobierno un plebiscito
constitucional.
El asunto es que el gobierno no está dando su brazo a torcer, confiando en dos factores. Primero, el ciclo de la protesta y la movilización social. Segundo, el paquete de reformas al ingreso mínimo y a las pensiones, junto con abrirse a no avanzar en la reintegración tributaria. El gobierno, entonces, está apostando todo a un equilibrio frágil, explica.
–Predice que la protesta no va a decaer y que la presión irá en
aumento. ¿Puede resistir el gobierno sin allanar el camino a un
plebiscito constitucional?
–El gobierno no tiene muchas alternativas. Ante la baja aprobación
presidencial y el ordenamiento de la oposición en torno al cambio
constitucional, cada vez el margen de acción para Piñera se hace más
estrecho. Incluso, dentro de RN –partido que forma parte de la coalición
de gobierno– hay voces que comienzan a comulgar con la idea de un
plebiscito constitucional. Si Piñera insiste en mantenerse en el statu quo,
puede iniciarse un proceso de acusación constitucional que
paulatinamente vaya ganando apoyos en los legisladores de oposición. El
otro resultado posible es que sea abandonado por legisladores de su
coalición que se descuelguen del gobierno y se unan a la demanda de un
plebiscito. Por tanto, a Piñera se le están agotando los caminos y más
temprano que tarde, terminará abriéndose a la posibilidad de un
plebiscito constitucional.
–Si el presidente acepta el camino constitucional ¿puede haber
sectores de la propia derecha y del empresariado que se descuelguen y
busquen una salida autoritaria?
–Ese camino ya no existe para Chile. No hay espacio para un golpe
militar. Lo que sí podría ocurrir es que tome fuerza electoral una
candidatura de extrema derecha cuyo discurso sea la restauración
institucional de Pinochet. Pero eso lo decidirán los chilenos en la
urnas. El dilema de Piñera es que sea cual sea su decisión, cada vez
estará más solo en el gobierno. Si no da el paso al plebiscito
constitucional, habrá migración de legisladores de RN que no querrán
pagar el costo de mantenerse en el statu quo. Si llama a
plebiscito, los votantes de extrema derecha se sentirán traicionados y
buscarán una alternativa más polarizada: un populista de derecha.
Foto Afp
Aldo Anfossi
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
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