Entrevista a Micaela Antonio González, del Movimiento Sociedad Civil de Santa Cruz de Barillas (Guatemala)
La
transnacional española Hidralia (con sede en Galicia y administrada por
la familia Castro Valdivia) entró en 2008 en Santa Cruz de Barillas
(municipio ubicado en el noreste del departamento de Huehuetenango).
Allí trata de implantar a la fuerza un proyecto hidroeléctrico en el
cauce del río Q’Amb’Alam, lugar que suma a sus valores ambientales la
condición de sagrado para los indígenas mayas Q’anjob’al.
Del
conflicto ha dado cuenta, en un acto organizado en Valencia por CEDSALA
y Perifèries, Micaela Antonio González, campesina del pueblo maya
Q’anjob’al y residente en la Comunidad de El Recreo, en el municipio de
Santa Cruz de Barillas. Miembro del Movimiento Sociedad Civil Barillas,
considera que aunque no se hayan materializado los proyectos de
Hidralia, “hoy tenemos a causa del miedo que nos provocan muchos más
problemas para salir a trabajar”. Además, las comunidades del entorno,
que cultivan maíz, frijol o café “van a hundirse si se construyen las
hidroeléctricas y se extraen los recursos mineros de la zona”.
P- ¿De qué modo actúa la multinacional de origen español Hidralia en el municipio de Santa Cruz de Barillas?
Hidralia ha entrado en el municipio a través de su filial Hidro Santa
Cruz. Llegó directamente con violencia en 2008, con un proyecto de
construcción hidroeléctrica en el río Q’Amb’Alam, que ni siquiera se
consultó al municipio y que pretende implantarse en el entorno de las
comunidades. Instalaron primero la oficina y las casas de los
trabajadores de la empresa; más tarde llegaron la seguridad privada, el
ejército y la policía. En el acceso al área del proyecto hay además
caminos comunales, de los que la empresa se aprovecha.
P- ¿Cuál fue la reacción de la población afectada? ¿Y cómo respondieron las autoridades?
Empezamos a manifestarnos de manera pacífica. En mayo de 2012 hubo un
líder asesinado, Andrés Francisco Miguel, y otros dos compañeros
baleados. Siguieron las órdenes de captura y el encarcelamiento injusto
de líderes comunitarios. Llegó a declararse el estado de sitio. Las
comunidades afectadas fueron entonces rodeadas por la policía, el
ejército y personal de la empresa. Al final, durante ocho meses hubo
ocho personas en la cárcel, que actualmente están en libertad. Pero en
prisión permanecen tres personas, dos de ellas detenidas cuando iban a
testificar en el juicio por el asesinato de Andrés Francisco Miguel.
Pero no fue el único que resultó muerto. Daniel Pedro Mateo fue también
detenido, torturado y asesinado.
P- ¿Fuiste víctima de la represión?
Intimidaron a mujeres, niñas, niños y ancianos. En mi caso, tuve que
huir de mi casa y dormir dos días en la montaña para que no me metieran
en la cárcel. Y sólo por defender el territorio de Barillas. No
entraron en mi casa, pero la de mis suegros fue rodeada por la policía.
Ellos conocen dónde vivimos.
P- ¿En qué fase se encuentra el proyecto de la empresa?
De momento no ha empezado la construcción. Únicamente han instalado la
oficina y las pequeñas casas donde duermen los trabajadores. Además,
talaron los árboles que hay en las cataratas y midieron las brechas por
donde van a entrar las máquinas. ¿Cuál es su objetivo? Construir tres
hidroeléctricas en el mismo río Q’Amb’Alam. Gracias al levantamiento
popular, por el momento hemos logrado que no se construyan las
hidroeléctricas. Lo cierto es que la empresa entró con mucha violencia,
pero no nos asustan.
P-¿Cuáles son los impactos más significativos?
En la zona donde pretenden construir la hidroeléctrica hay metales y
recursos mineros. También petróleo, y otros recursos en las cataratas.
La idea, por eso, es defender nuestros recursos, ríos y bosques. Se
trata, además, de un lugar donde los maestros de la escuela van de
recreo con los niños. Hidralia compró a los vecinos las tierras para
impulsar su proyecto, pero con el engaño de que pretendía sembrar café
y cardamomo. Preguntaban por los dueños de las tierras, y hay
campesinos decidieron vender a causa de la intimidación. Si no lo
hacían, recibían amenazas.
P- ¿En qué se han basado las principales acciones de protesta?
Por ejemplo, construimos dos muros para que la empresa no entrara con
las máquinas. En el entorno de la zona del proyecto, organizamos
resistencias de 24 horas. Además, hemos reunido actas firmadas por
miles de personas, y entregado papeles con nuestras reivindicaciones en
el Congreso de Guatemala. Pero no nos hacen caso. En las acciones de
resistencia, destacan las manifestaciones enfrente de las oficinas de
la empresa. Miles de personas han salido a protestar a la calle y al
parque central de la municipalidad. Por otra parte, en junio de 2007 se
celebró en Santa Cruz de Barillas una consulta comunitaria, en la que
más de 46.000 personas dijeron “no” a la explotación de los recursos
naturales y mineros del territorio (sólo hubo 9 votos favorables).
P- ¿Se han utilizado las estrategias de división de los campesinos que habitualmente emplean las transnacionales?
Lo cierto es que la empresa empezó a comprar líderes desde el momento
en que emprendió la compra de tierras. Eso produjo divisiones muy
claras en las comunidades. Incluso se ha dado el caso de líderes que
han empezado a trabajar para la empresa.
P- Por último, ¿están presentes de manera permanente la policía y el ejército en Barillas?
El ejército y la policía están en la calle. Y no nos dejan en paz.
Además, el gobierno de Guatemala nos llama “terroristas” y
“narcotraficantes”, sólo porque defendemos nuestro territorio. Se
inventan todo tipo de cosas. En mi caso, ando con miedo. Salimos a las
manifestaciones, y la policía nos toma fotos y vídeos, no sé si para
capturarnos. Su objetivo está claro. Intentan sacar a los líderes que
luchan y se manifiestan de las comunidades.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario