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martes, 17 de junio de 2014

Arte urbano como protesta en el Mundial


 Así como Paulo Ito, autor del grafiti que muestra a un niño hambriento con un balón de futbol en el plato, muchos otros artistas callejeros aprovecharon el momento para mostrar su arte y enviar un mensaje a la sociedad: que recuerde qué es lo importante.


Lilian Migliorini Villamar

Brasil. En un momento de tanta visibilidad internacional a causa de la Copa del Mundo, la conmoción nacional se apropia de las calles como el escenario más importante para expresarse. Las voces oprimidas ahora se juntan para alcanzar la mejoría de vida y dignidad que tanto merecen, protestando también a través del arte urbano.
En junio del año 2013, las calles de Brasil fueron tomadas por los clamores de la población, que cansada de lidiar con un gobierno corrupto y servil a los deseos de los organizadores del Mundial, despertó y dijo “Basta”. En mayo de 2014, una calle de Brasil ganó un nuevo clamor a través del arte. Fue en un muro de una escuela en el barrio Pompeia, en Sao Paulo, en el que el artista Paulo Ito expresó su mensaje. El grafiti no tiene nombre, pero lleva en su esencia el nombre de todos los brasileños que viven en la pobreza y no se verán agraciados con el evento futbolístico más grande del mundo.
El autor del grafiti no se imaginó que su mensaje tuviera tan gran repercusión, con más de 5 millones de vistas en la red social y luego estampado en muchas portadas de medios de comunicación -convencionales e independientes.
Paulo Ito revela que tenía otros planes. “Quería hacer algo más grande, cerca del estadio, en Itaquera, pero tenía prisa, no quería que alguien se anticipara a mi idea, entonces lo hice en este muro. Sabía que era el momento oportuno”, relató.
Sin embargo, el artista urbano no cree que su obra pueda transformar la realidad: “Es muy difícil sentir las cosas en el momento, si hubo un cambio; yo creo que mi grafiti tal vez sensibilizó a algunas personas, pero un cambio efectivo, yo creo que no. Lo veo difícil. Hasta por medio del arte es muy difícil que veas un cambio palpable”.
Aunque el autor crea no poder transformar la realidad con su obra, el niño hambriento que llora por comida y sólo recibe a cambio una pelota de fútbol, conmocionó a los medios y tocó a la gente, en vísperas del Mundial y en medio del debate sobre el país anfitrión, lleno de problemas internos.
El pueblo duda
Los movimientos sociales, los trabajadores del transporte público, los movimientos indígenas y los comités anti-Copa anunciaron desde hace tiempo su descontento con la falta de políticas públicas y atención del gobierno a las necesidades reales de la población.
Así como muchos brasileños, Paulo Ito cree que una verdadera transformación sólo puede realizarse cuando se cambien las estructuras del gobierno. “Yo creo que el principal cambio que debe haber es la forma en que funciona el sistema político. Los partidos operan de una manera muy similar, al final. Uno tiene una ideología y termina por ser un poco de fachada, porque cuando tienes un gobierno de coalición, él se queda tieso, y al final trabaja para los grupos, para los poderosos, para el sistema financiero, para las corporaciones, y pierde el enfoque de la población, que es lo que debería ser lo correcto”, describió.
El Mundial resaltó la pérdida de enfoque del gobierno. Mientras los índices inflacionarios siguieron a la alza y el costo de vida se elevó, los salarios de diputados, gobernadores y ministros se reajustaron; mientras las grandes constructoras levantaban los estadios millonarios, la gente se dio cuenta de que sus verdaderas necesidades no era contempladas por el gobierno.
Parafraseando el himno nacional de Brasil, el pueblo despertó de su cuna espléndida para protestar por sus derechos y aprovechó la visibilidad del Mundial para denunciar su inconformidad. Para Paulo Ito, las protestas son legítimas, pero también hay una división en los intereses de la gente que protesta. “Lo que veo que pasa ahora es que hay grupos, no hay una manifestación como la que hubo el año pasado. Al mismo tiempo la manifestación del año pasado también fue de un grupo. Porque si analizas, por lo menos en Sao Paulo, lo que sentí fue un movimiento de la clase media, vi pocas personas de clase más baja. Y en este entonces, la reivindicación no era de los 30 centavos, sino expresar una insatisfacción general. Esto es una dificultad, cuando tienes este sentimiento generalizado contra acciones puntuales”.
El artista consideró que “hay tanta cosa equivocada que las personas están perdidas. Entonces, el movimiento Pase Libre sirvió como cauce para esa insatisfacción. Tal vez el Mundial sirva también para una manifestación más expresiva, como un botón de inicio”.
Grafiti para recordar
El trabajo del artista francés Goin, en Atenas, sirvió de inspiración para Paulo Ito. Pintor de calle desde hace 14 años, siguió su motivación de siempre: ofrecer una visión crítica de lo que no le parece bien en la sociedad. El famoso grafiti, explicó, lo hizo para recordar lo que es importante. “Yo creo que el mensaje es para que las personas se cuestionen lo que es prioridad, sobre lo que es valorado en Brasil. No creo que el gobierno se haya olvidado, pero tenemos que pensar como un todo y no olvidarnos, en realidad. Tal vez (el grafiti) sea más para exponer al mundo que existen problemas en Brasil, no sólo el Mundial”.
Así como Paulo Ito, muchos otros artistas callejeros aprovecharon el momento para mostrar su arte y enviar un mensaje. En la “Favela da Paz”, comunidad que está a 800 metros del estadio en Itaquera, otro artista grafitea el mensaje en nombre de las más 300 familias que viven ahí desde el año 1991 y corren el riesgo de ser desalojadas cuando se termine el Mundial.
Todyone, el artista, trabaja desde hace dos años en una Organización no gubernamental (ONG) en los alrededores de la comunidad y sabe que las personas que ahí viven no han sido beneficiadas en nada con la llegada del megaevento. “Este grafiti, en verdad, es un grito de libertad para el pueblo que vive aquí, esa es mi intención, mostrar que ellos tienen voz y que las paredes pueden hablar”, expuso.

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