El día martes 03 de junio el tiempo había cambiado. En vez del diluvio del día anterior, haces de sol entraban a borbotones por entre las verdes ramas del árbol de hormigo que imponente se alza en el patio del S-1 de la Ciudad Universitaria donde se alojan, pequeñas pero dignas, las Escuelas de Historia y Trabajo Social. Acompañándolas en un esfuerzo de unidad intelectual para, en principio, dar a conocer la estafa y la extorsión que significan los megaproyectos, la Escuela de Ciencia Política se hizo presente también para, entre las tres, en una segunda instancia, hacer reflexionar acerca de cómo construir la esperanzadora estrategia decompromiso y oposición a esos proyectos de muerte que el Estado paria de Guatemala en total genuflexión a las transnacionales están llevando a cabo en nuestra patria y la región, obligándose ante ello, como primer iniciativa,apoyar la 2ª. Jornada de Reflexión acerca de dicha avanzada expoliadorade la oligarquía criolla y el capital foráneo.
La 2ª. Jornada de Reflexión inició con la participación de Carlos Figueroa Ibarra, impulsor y coordinar de esta tarea titánica, el economista Fernando Solís de la Revista “El Observador”, el sociólogo Rodrigo Véliz y la licenciada Luz Méndez quienes con datos precisos, dieron a conocer la estrategia de ese Estado oligárquico que junto a las transnacionales hanplanificado y llevado a cabo un acomodo de la jurisprudencia nacional a los intereses de las transnacionales y sus testaferros criollos con el objetivo de criminalizar y desbaratar con ello, a la resistencia obvia quetenían previsto, habría hacia ellos. Preparar el marco jurídico para que con “legalidad” reprimir el movimiento de rebeldía de las comunidades donde se ubicaran estos megaproyectos.
Se mostraron las estrategias y tácticas que ha utilizado y está utilizando el Gobierno entreguista de Otto Pérez que con auxilio una vez más, igual que durante la guerra interna, de la tropa militar y civil, tampoco ha escatimado esfuerzos también en reactivar cuerpos paramilitares como maras y gente armada para intimidar, amenazar, golpear, secuestrar, incluso, asesinar a quienes se resisten a estos megaproyectos y al despojo de sus tierras.
También se estableció que dichos delitos, abusos y arbitrariedades se pueden calificar como terrorismo de Estado, lo cual ha retrocedido al paísa tiempos que se creían rebasados. Nuevamente se dan asesinatos de líderes comunitarios, secuestros, ejecuciones extrajudiciales, desalojos masivos, masacres, descuartizamientos. Horrores que sufren especialmente comunidades rurales y en esencia las indígenas, sin escapar a ellas, las mestizas pero en menor grado.
La violación tumultuaria de mujeres ha sido de nuevo reactivada como una modalidad de la guerra de terror hacia dichas comunidades, repitiéndose el patrón de una etapa que muchos pensábamos del pasado. Sin embargo, ese crimen de guerra que las fuerzas del Estado y los paramilitares han cometido con saña y desprecio por la vida está siendo utilizado para quebrar el tejido social y la fortaleza de las mujeres como lideresas. Así que es necesario, en principio, denunciar públicamente dichas aberraciones y delitos de lesa humanidad para, en segunda instancia, comunicarlas, informarlas para lograr así, con la vindicta pública, frenar estas formas violentas de actuar que nuevamente están pintando de genocidio el proceder de este gobierno.
Dichas acciones se han y se están llevando a cabo en zonas donde se ubican o se tiene pensado ubicar los proyectos extractivos. Narraciones de dichas violaciones a los derechos humanos son parte de la historia dantesca más reciente de nuestro país.
La jornada culminó con la pregunta obligada en el ambiente de ¿Qué hacer? Ante lo cual el público llegó al sobrentendido de que laintelectualidad guatemalteca debe elevar su voz de protesta, tal y como lo están haciendo las tres Escuelas en mención. La Universidad de San Carlos como tal tiene la obligación histórica de hacerlo por ser la máxima casa de estudios de carácter estatal desde donde debe irradiar conocimiento y humanismo. No se puede ser indiferente para nada ante la afrenta terrorista del Estado oligárquico que en su afán mercantilista de amasar sus miembros una fastuosa e improductiva fortuna, articula sus huestes fascistas con el objetivo de dislocar la resistencia de las comunidades ante el despojo y el saqueo de que son objeto en sus propiedades.
No se puede ser indiferente ante la ola de crímenes políticos que se tratan de esconder tras la pantalla del asesinato común, la disputa de territorios por las maras, pelea entre narcotraficantes, disputa de tierras entre comunidades y otras patrañas que hasta el momento las fiscalías no han dilucidado imponiendo con ello un clima extremo de impunidad.
Por otro lado, vemos con preocupación que en foros de tal envergadura, se diga públicamente que se es pesimista ante las acciones comunitarias frente al avance de los megaproyectos pues se está dando un falso mensaje de derrota, de mejor cruzarse de brazos, de resignación. Eso no puede ser el lenguaje de un intelectual que se supone está del lado del futuro, de la revolución, ya que desde su posición de intelectual que denuncia dichos abusos está comprometido con el cambio, con el establecimiento de una sociedad justa y equitativa.
La revolución está cimentada en una fuerte base de amor al prójimo pero también de esperanza. Esperanza nacida de la confianza en el pueblo, en su fortaleza fraguada en la lucha por su sobrevivencia, en un mundo mejor donde aunque la idea del socialismo no se exprese explícitamente, la gente lo que quiere es vivir en paz y armonía con sus semejantes y con su entorno. En armonía con la Pacha-mama. Y esa convivencia solo se puede lograr dentro del socialismo. Sentimiento que se revela en las palabras del comandante Timoleón Jiménez, de las FARC-EP, cuando en entrevistareciente que se llevó a cabo en las selvas de Colombia dijo asertivamente:
“Para el revolucionario nunca hay derrotas, por más dura y difícil que sea la situación, para un revolucionario nunca hay derrotas… Hay aplazamiento en la búsqueda del objetivo, eso es otra cosa (…)Nosotros no llegamos aquí rendidos ni derrotados, ni amilanados”.
Tomando como referente esas sabias palabras brotadas de la experiencia en la lucha, es necesaria, como atinadamente lo expresó la compañera Luz Méndez, una gran política de alianzas. Alianzas con gente que quiera una sociedad basada en la paz y la solidaridad. Una alianza con el vecino, con los cristianos y otras expresiones de fe que vivan, o el evangelio de Jesús oel de sus propias creencias, pero basadas en hermandad practicada en la cotidianidad; con los revolucionarios que deseen la patria latinoamericana liberada de la relación mortífera del capital. En fin, con mujeres y hombres de buen corazón que sientan en carne propia el sufrimiento del otro y enseñen a sus hijos que esa es la verdadera vocación del ser humano: dar hasta que duela como enseñaba la Madre Teresa de Calcuta. Esa es la verdadera estrategia que nos llevará al triunfo incuestionable de lacamaradería sobre el odio. De la fraternidad y el bien común sobre el egoísmo, la egolatría y el interés privado. Del socialismo sobre el capitalismo.
No podemos concebir a un revolucionario, a un cristiano, a un creyente en una vida justa y ecuánime que albergue pensamientos de amargura, de negligencia, desesperanza, desaliento y apatía, máxime si éste es un intelectual que tiene que acompañar activamente a su pueblo en su proceso de liberación. Mucho menos, de desprecio y desamor a ese pueblo humilde que lo necesita. Especialmente cuando, a partir de la estructuración por parte de Carlos Marx de la teoría científica del proletariado, la cual fue llevada a la práctica por Lenin, el mundo tiene mayores prerrogativas de triunfo para construir una sociedad más íntegra, decente y equitativa.
Si la historia nos ha mostrado que aún sin la teoría marxiana, los puebloshan luchado y luchan (pues es poca la difusión de ella entre las masas),por su independencia, su soberanía, por el buen vivir, qué podemosargumentar ahora que nos acompañan las tesis científicas, probada sueficacia, en la práctica revolucionaria.
Un llamado pues a la resistencia, a la alegría, a la fe y a la esperanza en que otro mundo es posible pero con la conciencia plena de que éste no se formará solo. Que no veremos ver pasar frente a nuestra casa el cortejo fúnebre que llevará el cadáver del capitalismo. ¡A éste hay que derrocarlo! Y solo se derrocará con la unidad de la lucha de los pueblos, de los cristianos, los comunistas, los mestizos, los indígenas, los negros, las mujeres, los hombres, los diversos sexualmente, los ancianos y los niños. Porque es la guerra de todo el pueblo contra una minoría que nos apresa y nos enajena en la relación del capital.
En esa urgencia, es fundamental construir partido que no es más que construir organización popular en donde se esté. Porque donde estés allí es tu trinchera de lucha. En ese entendido:
¡La Puya y las comunidades que se oponen a los megaproyectos de muerte son nuestra bandera de lucha!
Colectivo La Gotera
Guatemala, junio 2014
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